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    ¿Por qué está de moda la calumnia antichina?

    Gorky
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    ¿Por qué está de moda la calumnia antichina? Empty ¿Por qué está de moda la calumnia antichina?

    Mensaje por Gorky Dom Ene 24, 2010 11:13 pm

    CHINA: ¿Por qué está de moda la calumnia antichina?

    Reflexiones, desde el materialismo histórico y la realidad implacable de los hechos, sobre la estrategia del Partido Comunista Chino.

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    Introducción del PDF:

    En la medida en que la República Popular China (RPCh) se refuerza en los terrenos comercial, económico, militar, científico, diplomático y político se vislumbra una clara estrategia mediática que consiste en comenzar un trabajo de preparación de la opinión pública para aceptar en el futuro cualquier medida de represalia comercial, política o incluso militar en contra del país llamado a convertirse en la primera potencia del Siglo XXI.

    En torno a esta estrategia vemos converger los viejos aliados de "izquierda" e incluso de "extrema izquierda" y de la derecha tradicional que ya han marchado juntos en recientes crisis como el surgimiento de Solidarnosc en Polonia en 1981, la caída del muro de Berlín en 1989 o los conflictos de Bosnia-Herzegovina, Kosovo y Chechenia en los años 90. Mientras los primeros denunciaban el “estalinismo” o la “maldad serbia”, los segundos sacaban partido de la oportunidad y ponían al ex campo socialista bajo su dominio.

    El “antichinismo” rampante lleva a situaciones paradójicas como la de aquel empresario español del calzado que exige el boicot a los productos chinos por que en China no se respetan los “derechos de los trabajadores chinos” mientras hace caso omiso de los derechos de los suyos. O como la de apologistas de la supremacia norteamericana y del capitalismo salvaje que acusan a China de apartarse del “camino socialista”. O como la de los jerarcas católicos que exigen a China que para “proteger a la familia” derogue su política de “hijo único” y haga crecer incontroladamente tanto la población como la miseria. Y vemos a sedicentes izquierdistas aportando al molino de la desinformación todo tipo de calumnias y mentiras de sal gorda que contribuyen a la intoxicación. Cuando un izquierdista elige como método la demagogia y la mentira deshonesta no deja espacio para el debate sino para la confrontación.

    Recomiendo encarecidamente este lectura, echa por tierra muchos mitos capitalistas que ahora algunos Comunistas despistados lo han hecho suyo.

    Saludos Socialistas.


    Última edición por Gorky el Dom Ene 24, 2010 11:42 pm, editado 1 vez
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    ¿Por qué está de moda la calumnia antichina? Empty Re: ¿Por qué está de moda la calumnia antichina?

    Mensaje por Amanecer Rojo Dom Ene 24, 2010 11:22 pm

    Con mucho pesar debo añadir este articulo de la CCI, leedlo detenidamente, y discutiremos lo que contiene.

    La cuestión china y la Internacional (1920-1940)


    La Izquierda comunista contra la traición de la Internacional comunista degenerada

    Del combate de la Oposición de izquierdas al rechazo
    de las luchas de liberación nacional por la Fracción italiana

    Ya hemos publicado une serie de artículos sobre la China pretendidamente «comunista» en la que hemos hecho resaltar el carácter contrarrevolucionario del maoísmo ([1]). Si volvemos aquí a tratar del combate que llevó a cabo el proletariado chino durante los años 20, hasta la terrible derrota que sufrió en particular en Shangai y Cantón, no solo es porque esa lucha fue significativa de la relación de fuerzas entre burguesía y proletariado a nivel internacional, sino también porque tuvo un papel importante en el movimiento revolucionario debido a los combates políticos determinantes que suscitó.

    Como lo escribía Zinoviev en 1927: «Los acontecimientos en China tienen tanta importancia como los de Alemania en octubre del 23. Y si en aquel entonces toda la atención de nuestro Partido se concentró en Alemania, hoy día ha de ser lo mismo con respecto a China, tanto más porque la situación internacional se ha vuelto más compleja e inquietante para nosotros» ([2]). Y es con toda la razón si Zinoviev subraya la gravedad de la situación, preocupación compartida por todos los revolucionarios del mundo. En aquel entonces, efectivamente, los acontecimientos en China eran la señal del fin de la oleada revolucionaria mundial, mientras se estaba imponiendo cada día más el estalinismo en la Internacional comunista (IC).

    Sin embargo, es la situación en China una de las cuestiones que va a permitir tanto la estructuración de la Oposición de izquierdas como la afirmación política de la Izquierda italiana (Bilan) en tanto que corriente de mayor importancia en la oposición internacional, antes de que empiece a desarrollar una actividad y un trabajo de reflexión política de inestimable valor.
    La derrota de la revolución en China

    Los mediados años 20 fueron un período crucial para la clase obrera y sus organizaciones revolucionarias. ¿Podía desarrollarse y triunfar todavía la revolución a nivel mundial? En caso contrario, ¿podría la revolución rusa sobrevivir a su aislamiento?. Estas son las preguntas que se plantea el movimiento comunista, y el conjunto de la Internacional comunista (IC) está pendiente de las posibilidades de revolución en Alemania. Zinoviev, que sigue siendo su presidente, subestima totalmente la amplitud de la derrota en Alemania ([3]). Declara que es un episodio más y que nuevos asaltos revolucionarios están a la orden del día en varios países. Es evidente que la IC ya no dispone de une brújula políticamente fidedigna; y es así como al intentar paliar el reflujo de la oleada revolucionaria, no hace sino desarrollar cada día más una estrategia oportunista. A partir de 1923, Trotsky y la primera Oposición denuncian esos graves errores, con trágicas consecuencias, pero sin llegar a hablar de traición. La IC sigue degenerando y, a finales de 1925, se rompe la troika Zinoviev-Kamenev-Stalin; la IC la dirige entonces el dúo Bujarin-Stalin. A la estrategia «golpista» que predominaba con Zinoviev sucede una política basada en la «estabilización» prolongada del capitalismo. Entonces se abre el «curso derechista» con sus políticas de frente único con los «partidos reformistas» en Europa ([4]). La IC desarrolla en China une política incluso por debajo de la que defendían los mencheviques con respecto a los países económicamente poco desarrollados como Rusia. Sostiene que la política del Kuomintang hacia la revolución burguesa es la que está al orden del día, que la revolución comunista no podrá hacerse sino después. Semejante posición llevará a los obreros chinos a la matanza.

    Fue durante su período golpista, de ultraizquierdismo, cuando la IC acosará al Partido comunista de China (PCC) hasta que entre en el Kuomintang, declarado «partido simpatizante» en el Quinto congreso (Pravda, 25 de junio del 24). Ese «partido simpatizante» ¡será el verdugo del proletariado!.

    La IC estalinizada «consideraba al Kuomintang como órgano de la revolución nacional china. Los comunistas iban hacia las masas bajo la bandera del Kuomintang. En marzo del 27, esta política permite la entrada de comunistas en el gobierno na-cional. Recibieron la cartera de Agricultura (tras haberse pronunciado el Partido contra cualquier revolución agraria, y a favor de “frenar la acción demasiado vigorosa de los campesinos”) y la de Trabajo, para canalizar a las masas obreras hacia una política de compromiso y de traición. El Pleno de Julio del PCC se pronuncia contra la confiscación de las tierras, contra el armamento de los obreros y campesinos, o sea a favor de la liquidación del partido y de los movimientos de clase de los obreros y por la sujeción absoluta al Kuomintang, para evitar a toda costa la ruptura con éste. Todos estaban de acuerdo con esa política criminal, desde las derechas con Pen Chu Chek hasta la presunta izquierda de Tsiu Tsiu-Bo pasando por el centro de Chen Duxiu» ([5]).

    Esa política oportunista, que Bilan analizó perfectamente unos años después, fue la que provocó prácticamente la disolución del PCC en el Kuomintang, con la terrible consecuencia que fue la derrota y el aplastamiento de los obreros chinos. «El 26 de marzo, Chiang Kai-chek intentó una primera prueba de fuerza al detener a muchos comunistas y simpatizantes. (...) Este hecho no se comunicó al Comité ejecutivo de la IC; en cambio, se dio mucha importancia a las declaraciones antiimperialistas de Chiang Kai-chek en el Congreso del trabajo, en 1926. Este mismo año, las tropas del Kuomintang empiezan su avance por el Norte. Esto sirve de pretexto para hacer cesar las huelgas en Cantón, Hong Kong, etc. (...) Al acercarse las tropas de Shanghai estallaron insurrecciones en al ciudad. La primera del 19 al 24 de febrero, y la segunda, que triunfó, el 21 de marzo. Las tropas de Chiang Kai-chek no entraron en la ciudad más que el 26 de marzo. El día 3 de abril, Trotsky escribió una advertencia contra el «Pilsudsky chino» ([6]). El día 5 de abril, Stalin declara que Chiang Kai-chek se ha sometido a la disciplina, que el Kuomintang es un bloque, algo así como un parlamento revolucionario» ([7]).

    El día 12 de abril, Chiang Kai-chek provoca otra prueba de fuerza, reprimiendo una manifestación con ametralladoras, matando a miles de obreros. «Tras este acontecimiento, el 17 de abril, la delegación de la Internacional comunista apoya en Hunan al Kuomintang de izquierdas ([8]) en el que participan los ministros comunistas. Ahí se asiste el 15 de julio a la reedición del golpe de Shanghai. No cabe duda de que triunfa la contrarrevolución. Sigue un período de masacres sistemáticas, se considera que fueron asesinados unos 25 000 comunistas». Y en septiembre del 27, «la nueva dirección del PCC (...) fija la insurrección para el 13 de diciembre. (...) Un Soviet es designado desde arriba. La sublevación se adelanta al 10 de diciembre. El día 13, es totalmente reprimida. La segunda revolución china es definitivamente aplastada» ([9]).

    Obreros y revolucionarios chinos van a sufrir un infierno, este es el precio pagado por la política oportunista de la IC. « A pesar de todas las concesiones, la ruptura con el Kuomintang sucede a finales del 27, cuando el gobierno de Hunan excluye a los comunistas del Kuomintang, ordenando su detención». Después, «... la conferencia del Partido en agosto del 27 desaprobó definitivamente lo que se llamó la línea oportunista de la precedente dirección de Chen Duxiu e hizo tabla rasa de los antiguos dirigentes. (...) Entonces se abrió el período golpista, que se expresó en particular en la Comuna de Cantón en diciembre del 27. Todas las condiciones eran contrarias a una insurrección en Cantón. (...) Claro está que no se trata de disminuir en nada el heroísmo de los comuneros de Cantón, quienes lucharon hasta la muerte. Cantón no fue, sin embargo, un ejemplo aislado. Cinco comités regionales (...) se pronunciaron durante el mismo período a favor de una sublevación inmediata». Y a pesar de la ofensiva victoriosa de la contrarrevolución, «... el VIo Congreso del PCC, de julio del 28, siguió manteniendo la perspectiva de “luchar por la victoria en una o varias provincias”» ([10]).
    La cuestión china y la Oposición rusa

    La derrota de la revolución china fue la condena más grave de la estrategia de la IC tras la muerte de Lenin, y más todavía de la IC estalinizada. Trotsky subraya en su Carta al VIo Congreso de la IC, el 12 de julio de 1928 ([11]), que la política oportunista de la IC debilitó primero al proletariado en Alemania en el 23, para seguir engañándolo y traicionándolo en Inglaterra y por fin en China. «Esas son las causas inmediatas e indiscutibles de la derrota». Y continúa: «Para entender lo que significa el giro actual hacia la izquierda ([12]), hemos de tener una visión global no solo de lo que fue el deslizamiento hacia el centro derecha que apareció a las claras en 1926-27, sino también de lo que había sido el período precedente de ultraizquierdismo en 1923-25, que preparó ese deslizamiento».

    En 1924, la dirección de la IC no para de repetir que la situación revolucionaria sigue desarrollándose y que «batallas decisivas estallarán en un porvenir cercano». «Basándose en esa apreciación fundamentalmente errónea, el Vº Congreso establece toda su orientación, a mediados del 24» ([13]). La Oposición manifiesta su desacuerdo con esa visión y «da la alarma» ([14]). «A pesar del reflujo político, el Vº Congreso se orienta claramente hacia la insurrección (...) 1924 (...) es el año de las aventuras en Bulgaria ([15]) y Estonia» ([16]). Este ultraizquierdismo de 1924-25 «desorientado ante la situación, fue brutalmente sustituido por un desvío derechista» ([17]).

    La nueva Oposición unificada ([18]) nace entonces, por la unión de la antigua Oposición de Trotsky con el grupo Zinoviev-Kamenev, etc. Varios temas animan en aquel entonces (1926) las discusiones en el Partido bolchevique, en particular la política económica de la URSS, la democracia en el Partido... Sin embargo, la cuestión china es la que provoca los principales debates, la mayor división en el Partido.

    A la línea de «bloque con el Kuomintang» mantenida por Stalin y defendida por Bujarin y el ex menchevique Martinov se opone la de la Oposición de izquierdas. Los temas debatidos tratan del papel de la burguesía nacional, del nacionalismo y de la independencia de clase del proletariado.

    Trotsky defiende su posición en un texto, Las relaciones de clase en la revolución china (3 de abril de 1927). En él desarrolla:

    – que la revolución en China depende del curso general de la revolución proletaria mundial. Y en contra de la visión de la IC, que defiende el apoyo al Kuomintang para que cumpla la revolución burguesa, llama a los comunistas chinos a salir del Kuomintang.

    – que para realizar la revolución, los obreros chinos han de organizarse en soviets y armarse ([19]).

    A este texto se añaden, el 14 de abril, las Tesis dirigidas por Zinoviev al Buró político del PCUS ([20]), en las que éste reafirma la posición de Lenin en cuanto a las luchas de liberación nacional, insistiendo en particular en que un PC no ha de subordinarse a ningún otro partido y en que el proletariado no debe meterse en el terreno del interclasismo. También reafirma la idea de que «la historia de la revolución ha demostrado que una revolución democrática burguesa, si no se transforma en revolución socialista, se encamina inevitablemente por la vía de la reacción».

    Sin embargo, en esta situación en que el proletariado es derrotado no solo en China sino internacionalmente, la Oposición rusa ya no tiene la capacidad de invertir el curso degenerativo de la IC. Se puede afirmar que ya es derrotada en el mismo Partido bolchevique. «El proletariado conoce entonces su más terrible derrota» ([21]), en la medida en que los revolucionarios, los que hicieron la Revolución de octubre, poco a poco van a ser detenidos, mandados a presidio o asesinados. Pero hay más grave todavía: «el programa internacional es proscrito, las corrientes de la izquierda internacionalista son excluidas (...), una teoría reciente se afirma triunfalmente en la IC» (ídem): la del «socialismo en un solo país». Ya no tienen otro objetivo, Stalin y la IC, sino el de defender el Estado ruso. Al romper con el internacionalismo, la Internacional comunista desaparece entonces en tanto que órgano del proletariado.La guerra imperialista y los trotskistas chinos

    Trotsky sobre este tema va a renegar las posiciones que había defendido en 1925-27, en La Internacional después de Lenin (así como en su declaración «A los comunistas chinos y del mundo entero» de 1930). Entonces defendía la idea de que para oponerse a la solución guerrera imperialista, el proletariado tenía que desarrollar sus propias luchas por sus intereses revolucionarios, puesto que «la burguesía había pasado definitivamente al campo de la contrarrevolución». Y dirigiéndose a los miembros del Partido comunista chino, añadía: «Vuestra coalición con la burguesía fue justa desde 1924 hasta finales de 1927, ahora ya no vale nada».

    Sin embargo, durante los años 30, llama a los obreros chinos a «cumplir con su deber en la guerra contra Japón» (La Lutte ouvrière, nº 43, 23 de octubre de 1937). Ya afirmaba en el número 37 de esa publicación que «si hay una guerra justa, es la del pueblo chino en contra de sus invasores». Esta no es otra posición sino la de ¡los socialtraidores durante la Primera Guerra mundial!. Y añade: «Todas las organizaciones obreras, todas las fuerzas progresistas de China, sin ceder en nada en su programa e independencia política, cumplirán su deber hasta la muerte en esta guerra de liberación, independientemente de su actitud con respecto al gobierno de Chiang Kai-chek».

    Bilan ataca con violencia la posición de Trotsky en su Resolución sobre el conflicto chino-japonés, en febrero del 32: «Trotsky, al defender en España y en China una posición de Unión sagrada cuando en Francia o Bélgica defiende un programa de oposición al Frente popular, es un eslabón de la dominación capitalista y no se puede llevar a cabo ninguna acción con él. Lo mismo vale para la Liga comunista internacionalista de Bélgica, que adopta una posición de Unión sagrada en España e internacionalista en China» ([27]).

    La Fracción titulará incluso uno de sus artículos publicados en Bilan nº 46, en enero del 38: «Un gran renegado adornado con plumas de pavo real: León Trotsky» ([28]).

    Esa regresión de Trotsky, que lo hubiese conducido (de haber vivido más tiempo y haber tomar posición sobre los conflictos guerreros con esa misma orientación política) al campo de la contrarrevolución, va a llevar a los trotskistas chinos primero y luego a toda la IVª Internacional a caer durante la Segunda Guerra mundial en brazos del patriotismo y del socialimperialismo.

    El grupo que publica La Internacional, en torno a Zheng Chaolin y Weng Fanxi, es el único en mantener la posición de defensa del «derrotismo revolucionario», y por ello, algunos de sus miembros van a ser excluidos, y otros romperán con la Liga comunista de China (trotskista) ([29]).

    Al concluir este artículo, es importante señalar que únicamente la Fracción italiana fue capaz de desarrollar argumentos para demostrar por qué ya no son progresistas las luchas de liberación nacional y que, al contrario, se han vuelto contrarrevolucionarias en al fase actual del desarrollo del capitalismo.

    Le incumbirá luego a la Izquierda comunista de Francia y, tras ella, a la CCI, la tarea de reforzar esta posición dándole una base teórica sólida.


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