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    Naturaleza de la URSS

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    Bagauda
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    Naturaleza de la URSS Empty Naturaleza de la URSS

    Mensaje por Bagauda Dom Mayo 08, 2011 12:59 am

    Pues eso, copy-paste:
    LA EXPERIENCIA RUSA

    Internationalisme nº 10
    Gauche Communiste de France, 1946

    No puede ya quedar ninguna duda: la primera experiencia de revolución proletaria, tanto por sus adquisiciones positivas, pero más todavía por las enseñanzas negativas que comporta, está en la base de todo el movimiento obrero moderno. En tanto no se haga el balance de esta experiencia y sus enseñanzas salgan a la luz y se asimilen, la vanguardia revolucionaria y el proletariado estarán condenados a marcar el paso sin avanzar.

    Incluso suponiendo lo imposible, es decir que el proletariado se haga con el poder, por un juego de circunstancias milagrosamente favorables, no podría mantenerlo en esas condiciones. En un lapso muy corto perdería el control de los acontecimientos y la revolución no tardaría en encarrilarse en las vías de vuelta al capitalismo.

    Los revolucionarios no pueden contentarse simplemente con tomar posición respecto a la Rusia de hoy. El problema de la defensa o la no-defensa de Rusia ya hace tiempo que ha dejado de ser un debate en el campo de la vanguardia.

    La guerra imperialista de 1939-45 en la que Rusia ha demostrado ser, a la vista de todo el mundo, una potencia imperialista, la más rapaz, la más sanguinaria, ha transformado definitivamente a los defensores de Rusia, cualesquiera que sean las formas como se presenten, en agencias y prolongaciones políticas del Estado imperialista ruso entre el proletariado; del mismo modo que la guerra imperialista de 1914-18 reveló la integración definitiva de los partidos socialistas en los Estados capitalistas nacionales.

    No se trata de volver sobre esa cuestión en este estudio. Ni tampoco sobre la naturaleza del Estado ruso, que la tendencia oportunista en el seno de la Izquierda Comunista Internacional aún intenta representar como «una naturaleza proletaria con función contrarrevolucionaria», como un «Estado obrero degenerado». Creemos haber terminado con este sofisma sutil de una pretendida oposición que existiría entre la naturaleza proletaria y la función contrarrevolucionaria del Estado ruso, y que, en lugar de aportar el menor análisis y explicación sobre la evolución de Rusia, lleva directamente al refuerzo del estalinismo, del Estado capitalista ruso y del capitalismo internacional. Podemos constatar además que después de nuestro estudio y polémica contra esa concepción, en el nº 6 del Boletín internacional de la Fracción italiana en junio de 1944, los defensores de esa teoría no han osado volver a la carga abiertamente. La Izquierda Comunista de Bélgica ha hecho saber oficialmente que rechaza esa concepción. El PCI de Italia parece que aún no ha tomado posición. Aunque no encontramos una defensa abierta metódica de esa concepción errónea, tampoco encontramos un rechazo explícito. Lo que explica que en las publicaciones del PCI de Italia encontremos constantemente los términos de «Estado obrero degenerado» cuando se trata del Estado capitalista ruso.

    Es evidente que no se trata de una simple cuestión de termínología, sino de la subsistencia de un falso análisis de la sociedad rusa, de una falta de precisión teórica que encontramos igualmente en otras cuestiones políticas y programáticas.

    El objeto de nuestro estudio se dirige exclusivamente a sacar lo que nos parece que son las enseñanzas fundamentales de la experiencia rusa. No es una historia de los acontecimientos que se desarrollaron en Rusia lo que nos proponemos hacer, cualquiera que sea su importancia. Un trabajo semejante exige un esfuerzo que está más allá de nuestra capacidad. Lo que queremos es intentar un ensayo sobre esa parte de la experiencia rusa que, más allá del marco de una situación histórica contingente, muestra una enseñanza válida para todos los países y el conjunto de la revolución social por venir. Con ello queremos participar y aportar nuestra contribución al estudio de cuestiones fundamentales cuya solución no puede venir sino del esfuerzo de todos los grupos revolucionarios a través de una discusión internacional.

    Propiedad privada y propiedad colectiva

    El concepto marxista según el cual la propiedad privada de los medios de producción es el fundamento de la producción capitalista, y por tanto, de la sociedad capitalista, parecía contener la otra fórmula: la desaparición de la propiedad privada de los medios de producción equivaldría a la desaparición de la sociedad capitalista. También encontramos en toda la literatura marxista la fórmula de la desaparición de la propiedad privada de los medios de producción como sinónimo de socialismo. Ahora bien, el desarrollo del capitalismo, o más exactamente el capitalismo en su fase decadente, nos presenta una tendencia más o menos acentuada, pero igualmente generalizada en todos los sectores, hacia la limitación de la propiedad privada de los medios de producción, hacia su nacionalización.

    Pero las nacionalizaciones no son el socialismo, y no nos detendremos aquí para demostrarlo. Lo que nos interesa es la tendencia misma y su significado desde el punto de vista de clase.

    Si concebimos que la propiedad privada de los medios de producción es la base fundamental de la sociedad capitalista, toda constatación de una tendencia hacia la limitación de esa propiedad nos conduce a una contradicción insuperable, a saber: el capitalismo atenta contra su propia condición, se dedica él mismo a sabotear su propia base.

    Sería vano jugar con las palabras y especular sobre las contradicciones inherentes al régimen capitalista. Cuando hablamos por ejemplo de la contradicción mortal del capitalismo, a saber: que éste, para desarrollar su producción, necesita conquistar nuevos mercados, pero que a medida que adquiere esos nuevos mercados y los incorpora a su sistema de producción, está destruyendo el mercado sin el cual no puede vivir, señalamos una contradicción real, que surge del desarrollo objetivo de la producción capitalista, independiente de su voluntad e insoluble para el capitalismo. Es lo mismo cuando citamos la guerra imperialista y la economía de guerra, en la que el capitalismo, por sus contradicciones internas, produce su autodestrucción.

    Y así para todas las contradicciones objetivas en las que evoluciona el régimen capitalista.

    Pero es diferente respecto a la propiedad privada de los medios de producción, pues en ello no vemos qué fuerzas obligarían al capitalismo a implicarse, deliberada y conscientemente, en la formación de una estructura que representaría un atentado contra su naturaleza, contra su esencia misma.

    En otros términos, al declarar la propiedad privada de los medios de producción como naturaleza del capitalismo, se está proclamando al mismo tiempo que fuera de esa propiedad privada el capitalismo no puede subsistir, y de este modo lo que se está afirmando es que toda modificación para limitar esa propiedad privada, significaría limitar el capitalismo, modificándolo en un sentido no capitalista; opuesto al capitalismo, anticapitalista. Una vez más, no se trata del tamaño de esta limitación; no se trata de refugiarse en cálculos cuantitativos o que quieran demostrar que de lo que se trata es únicamente de una pequeña limitación sin importancia; eso sería esquivar la cuestión. Y encima sería falso, puesto que bastaría citar la amplitud de la tendencia a la limitación en los países totalitarios y en Rusia, en donde afecta a todos los medios de producción, para convencerse. De lo que se trata, no es del tamaño, sino de la naturaleza misma de la tendencia.

    Si la tendencia a la liquidación de la propiedad privada significase realmente una tendencia anticapitalista, llegaríamos a la sorprendente conclusión de que, ya que tal tendencia se opera bajo la dirección del Estado, el propio Estado capitalista acabaría siendo agente de su propia destrucción.

    A esta teoría del Estado capitalista-anticapitalista se apuntan todos los protagonistas «socialistas» de las nacionalizaciones, del dirigismo económico, y todos los hacedores de «planes», que sin ser agentes conscientes del reforzamiento del capitalismo, sí son, sin embargo, reformadores al servicio del capital.

    Los trotskistas, cuyas seseras también carecen de raciocinio, están evidentemente a favor de esta limitación de la propiedad privada, pues todo aquello que se opone a la naturaleza capitalista, debe ser forzosamente de carácter proletario. Son quizás un poco escépticos, pero consideran criminal descartar cualquier posibilidad. Las nacionalizaciones son, para ellos, en todo caso, un debilitamiento de la propiedad privada capitalista. Aunque no las califiquen -como hacen estalinistas y socialistas-de «islotes de socialismo» en régimen capitalista, están sin embargo convencidos de que son «progresistas». Tan astutos como ellos son, cuentan con que sea el Estado capitalista quien se encargue de lo que le correspondería hacer al proletariado tras la revolución. «Mira, algo ya hecho y que nos evitamos hacer», se dicen, frotándose las manos, satisfechos de haber timado al Estado capitalista.

    Pero «¡eso es reformismo!» clama el comunista de izquierda, tipo Vercesi. Y en plan «marxista», el comunista de izquierda estilo Vercesi, se pone no a explicar el fenómeno, sino a negarlo simple y llanamente, demostrando, por ejemplo, que las nacionalizaciones ni existen, ni pueden existir, y que no son más que una invención, una mentira demagógica de los reformistas.

    Pero, ¿a qué viene esta indignación, a primera vista, sorprendente? ¿Por qué esa obstinación en la negación? Pues porque su punto de partida es común con los reformistas, dado que en el reside toda su teoría del carácter proletario de la sociedad rusa. Y puesto que comparten el mismo criterio para apreciar la naturaleza de clase de la economía, el reconocimiento de tal tendencia en los países capitalistas les lleva al reconocimiento de una transformación evolutiva del capitalismo al socialismo.

    No por que se atengan a la fórmula «marxista» sobre la propiedad privada, sino por que, precisamente, se encuentran aprisionados por esa fórmula, o más exactamente, por su caricatura extrema. Es decir, que la idea de que la ausencia de propiedad privada de los medios de producción es el criterio que determina la naturaleza proletaria del Estado ruso, no les deja más salida que negar la tendencia y la posibilidad de la limitación de la propiedad privada de los medios de producción en el régimen capitalista. En vez de observar el desarrollo objetivo y real del capitalismo y su tendencia hacia el capitalismo de Estado, y rectificar su posición sobre la naturaleza del Estado ruso, prefieren aferrarse a la fórmula y salvar su teoría de la naturaleza proletaria de Rusia, desdeñando la realidad. Y dado que la contradicción entre la fórmula y la realidad es insuperable, se niega llanamente ésta, y la jugada está hecha.

    Una tercera tendencia intentará encontrar la solución, negando el marxismo. Esta doctrina -dicen- era justa cuando se aplicaba a la sociedad capitalista, pero lo que Marx no había previsto, y por lo que el marxismo está ya «superado», es que ha surgido una nueva clase que se apodera gradual y, en parte, pacíficamente (!) del poder político y económico de la sociedad, a expensas del capitalismo y del proletariado. Esta nueva (?) clase sería, para unos la burocracia, para otros la tecnocracia, incluso para otros la «sinarquía».

    Abandonemos todas estas elucubraciones y volvamos a lo que nos interesa. Resulta innegable que existe una tendencia a la limitación de la propiedad privada de los medios de producción, y que esta tendencia se acentúa día tras día, y en todos los países. Tal tendencia se concreta en la formación general de un capitalismo estatal, gerente de las principales ramas de la producción y de la vida económica del país. El capitalismo de Estado, no es patrimonio de una fracción de la burguesía, ni de una escuela ideológica en particular. Lo vemos instaurarse tanto en la América democrática como en la Alemania hitleriana; en la Inglaterra «laborista», como en la Rusia «soviética».

    No nos podemos permitir, en el marco de este estudio, el exponer a fondo el análisis del capitalismo de Estado, de las condiciones y causas históricas que determinan esta forma. Señalaremos, simplemente, que el capitalismo de Estado es la forma que corresponde a la fase decadente del capitalismo, al igual que el capitalismo monopolista corresponde a su fase de desarrollo pleno. Otro rasgo que nos parece característico del capitalismo de Estado, es su desarrollo más acentuado, en relación directa con los efectos de la crisis económica permanente, en los diferentes países capitalistas desarrollados. Pero el capitalismo de Estado no implica, en absoluto, la negación del capitalismo, y aún menos la transformación gradual de éste en el socialismo, como pretenden los reformistas de las distintas escuelas.

    El miedo a caer en el reformismo, por reconocer la tendencia al capitalismo de Estado, se fundamenta en una incomprensión sobre la naturaleza del capitalismo. Este no está determinado por la posesión privada de los medios de producción -lo que en realidad no es más que una forma, propia de un período dado del capitalismo, el del capitalismo liberal- sino por la separación existente entre los medios de producción y el productor.

    El capitalismo representa la separación entre el trabajo ya realizado, acumulado en manos de una clase, y el trabajo vivo de otra clase explotada y dominada por la primera. En realidad, poco importa cómo reparte la clase poseedora la porción que corresponde a cada uno de sus miembros. En el régimen capitalista, ese reparto se modifica continuamente por medio de la lucha económica o la violencia militar. Por importante que sea el estudio de dicho reparto, desde el punto de vista de la economía política, no es eso lo que ahora nos interesa aquí.

    Cualesquiera que sean las modificaciones que se operan en la clase capitalista en las relaciones entre las distintas capas de la burguesía, desde el punto de vista del sistema social, de las relaciones entre las clases, la relación de la clase poseedora con la clase productora sigue siendo capitalista.

    Que la plusvalía extraída a los obreros durante el proceso de producción se reparta de un modo u otro, que sea más o menos grande la parte correspondiente al capital financiero, comercial, industrial..., no influye ni modifica la naturaleza misma de la plusvalía. Para que exista producción capitalista, es completamente indiferente que haya propiedad privada o colectiva de los medios de producción. Lo que determina el carácter capitalista de la producción es la existencia de capital, es decir, de trabajo acumulado en manos de unos, que impone el traspaso del trabajo vivo de otros para la producción de plusvalía. La transferencia de capital de manos privadas individuales a manos del Estado no es una modificación, no es un cambio del capitalismo al no-capitalismo, sino estrictamente una concentración de capital para asegurar más racionalmente, con mayor perfección, la explotación de la fuerza de trabajo.

    Lo que está en juego, no es pues el concepto marxista, sino, exclusivamente, su comprensión obtusa, su interpretación estrecha y formal. Lo que otorga carácter capitalista a la producción no es la propiedad privada de los medios de producción. La propiedad privada y la de los medios de producción existían igualmente tanto en la sociedad esclavista como en la feudal. Lo que hace que la producción sea una producción capitalista es la separación de los medios de producción de los productores, su transformación en medios de adquisición y dominio del trabajo vivo con objeto de hacerle producir un excedente, la plusvalía. Es decir, la transformación de los medios de producción, los cuales, al perder su carácter de simple instrumento en el proceso de producción, se transforman y existen como capital.

    La forma bajo la cual existe el capital -privada o concentrada (trust, monopolio o estatal)- no determina tampoco su existencia, al igual que la amplitud o las formas que pueda tomar la plusvalía (beneficios, rentas de bienes raíces,...) tampoco determinan la de ésta. Las formas no son sino la manifestación de la existencia de lo sustancial, y no hacen más que expresarlo de diversas maneras.

    En la época del capitalismo liberal, el capital tomó esencialmente la forma del capitalismo privado individual. Por eso, los marxistas podían servirse, sin demasiadas pegas, de la fórmula que representaba fundamentalmente la forma para presentar y explicar su contenido.

    Para la propaganda ante las masas, esta fórmula tenia además la ventaja de traducir una idea algo abstracta, en una imagen concreta, viva, más fácilmente comprensible. «Propiedad privada de los medios de producción = capitalismo» y «ataque a la propiedad privada = socialismo» resultaron ser fórmulas impactantes, pero sólo parcialmente justas: El inconveniente surge cuando la forma tiende a modificarse. La costumbre de representar el contenido mediante la forma, puesto que en un momento dado se correspondieron plenamente, deja paso a una identificación que ya no es tal, y que conduce al error de sustituir el contenido por la forma. Este error es plenamente identificable en la revolución rusa.

    El socialismo exige un alto grado de desarrollo de las fuerzas productivas que sólo es concebible través de una gran concentración y centralización de las fuerzas de producción.

    Esta concentración se realiza por la desposesión (el despojo) al capital privado de los medios de producción. Pero tal desposesión, al igual que la concentración a escala nacional o incluso internacional de las fuerzas productivas, no es más que una condición -tras el triunfo de la revolución proletaria- de la evolución hacia el socialismo. Pero no representa en absoluto, todavía, el socialismo.

    La más amplia expropiación, puede, como mucho, hacer desaparecer a los capitalistas como individuos, que se benefician de la plusvalía, pero no hace desaparecer la producción de plusvalía, es decir el capitalismo.

    Esta afirmación puede parecer a primera vista, una paradoja, pero un atento examen de la experiencia rusa nos revelará su certeza. Para que exista socialismo, o incluso simplemente tendencia al socialismo, no basta con que haya expropiación. Es necesario, además, que los medios de producción dejen de existir como capital. En otros términos, es necesario acabar con el principio capitalista de la producción.

    El principio capitalista de preponderancia del trabajo acumulado sobre el trabajo vivo, con vistas a la producción de plusvalía, debe ser sustituido por el principio del trabajo vivo dominante sobre el trabajo acumulado, con el objeto de producir objetos de consumo que satisfagan las necesidades de los miembros de la sociedad.

    El socialismo reside en este principio y solo en él.

    El error de la revolución rusa y del partido bolchevique fue el de insistir en la condición (la expropiación) que en sí misma no es todavía socialismo, ni siquiera el factor determinante de la orientación en un sentido socialista de la economía, y haber descuidado y relegado a un segundo plano el principio mismo de una economía socialista.

    Nada más instructivo en ese sentido que la lectura de los numerosos discursos y textos de Lenin en favor de la necesidad de un desarrollo creciente de la industria y la producción en la Rusia soviética. Lenin empleó habitualmente, y casi sin la debida distinción, los términos capitalismo de Estado y socialismo de Estado. Fórmulas como las de «cooperativas más electricidad: eso es el socialismo» y otras por el estilo revelan la confusión y las vacilaciones de los dirigentes de la revolución de Octubre del 17, en este terreno.

    Resulta significativo que Lenin se preocupara tanto por el sector privado y la pequeña propiedad agraria, sectores que, según él, podían tener un mayor peso en la amenaza de una evolución de la economía rusa hacia el capitalismo, y desdeñase, en cambio, el peligro mucho más patente y decisivo que representaba la industria estatalizada.

    La historia ha desmentido totalmente el análisis de Lenin sobre esta cuestión. La liquidación de la pequeña propiedad campesina podía significar en Rusia, no el reforzamiento de un sector socialista, sino más bien de un sector estatalizado, en provecho de un apuntalamiento del capitalismo de Estado.

    Es cierto que las dificultades que tuvo que encarar la revolución rusa, tanto por el aislamiento como por el estado atrasado de su economía, quedarán fuertemente atenuadas en una revolución a escala internacional. Sólo a esta escala es posible un desarrollo socialista de la sociedad y de cada país. Pero no es menos cierto que, incluso a escala internacional, el problema fundamental no reside en la expropiación sino en el principio mismo de la producción.

    No sólo en los países atrasados, también en aquellos en los que el capitalismo ha alcanzado un mayor desarrollo, subsistirá, durante cierto tiempo y en determinados sectores de la producción, la propiedad privada, la cual sólo podrá ser reabsorbida tras un proceso lento y gradual.

    Sin embargo, el riesgo de una vuelta al capitalismo no provendrá de este sector, pues la sociedad en evolución hacia el socialismo no puede retroceder hacia un capitalismo en su forma más primitiva y que él mismo ha superado.

    La temible amenaza de una vuelta al capitalismo procederá esencialmente del sector estatalizado. Tanto más por cuanto, el capitalismo encuentra en éste su forma más impersonal, o por así decirlo etérea. La estatificación puede servir para camuflar por largo tiempo un proceso opuesto al socialismo.

    El proletariado no superará este peligro más que en la medida en que rechace la identificación entre expropiación y socialismo, que sepa distinguir entre la estatificación, incluso con adjetivo «socialista», y el principio socialista de la economía.

    La experiencia rusa nos enseña y nos recuerda que no son los capitalistas los que hacen el capitalismo. Más bien al contrario: el capitalismo engendra a los capitalistas. Los capitalistas no pueden existir sin capitalismo. Pero la afirmación reciproca no es cierta.

    El principio capitalista de la producción puede existir tras la desaparición jurídica, incluso efectiva de los capitalistas beneficiarios de la plusvalía. En tal caso, la plusvalía, al igual que bajo el capitalismo privado, será invertida de nuevo en el proceso de producción con miras a la extracción de una masa todavía mayor de plusvalía.

    A corto plazo, la existencia de plusvalía engendrará a los hombres que formen la clase destinada a apropiarse del usufructo de esa plusvalía. La función crea el órgano. Ya sean los parásitos, la burócratas o los técnicos, ya sea que la plusvalía se reparta de manera directa o indirecta por medio del Estado mediante salarios elevados o dividendos proporcionales a las acciones y préstamos de Estado (como ocurre en Rusia), todo ello no cambia para nada el hecho fundamental de que nos hallamos ante una nueva clase capitalista.

    El punto central de la producción capitalista se encuentra en la diferencia existente entre el valor de la fuerza de trabajo determinado por el tiempo de trabajo necesario y la fuerza de trabajo que reproduce más que su propio valor. Ello se expresa en la diferencia entre el tiempo de trabajo que el obrero necesita para reproducir su propia subsistencia y que le es remunerado, y el tiempo de trabajo que hace de más y que no le es pagado, constituyendo la plusvalía de la que se adueña el capitalismo. La distinción de la producción capitalista respecto a la socialista reside, pues, en la relación entre el tiempo de trabajo remunerado y el no remunerado.

    Toda sociedad necesita un fondo de reserva económico para poder asegurar la continuidad de la producción y de la producción ampliada. Este fondo está formado por el plustrabajo indispensable. Por otra parte, es necesaria una cantidad de plustrabajo para subvenir a las necesidades de los miembros improductivos de la población. La sociedad capitalista, antes de desaparecer, tenderá a destruir la masa enorme de trabajo acumulado sobre la base de la explotación feroz del proletariado.

    Tras la revolución, el proletariado victorioso se encontrará ante ruinas, y ante una situación económica catastrófica legada por la sociedad capitalista. Habrá pues que reconstruir el fondo de reserva económico.

    Es decir que la parte de plustrabajo que deberá añadir el proletariado será quizás, al principio, tan grande como bajo el capitalismo. El principio económico socialista no se distinguirá en ese momento por la dimensión inmediata de la relación entre trabajo remunerado y no remunerado. Sólo la expresión tendencial, la creciente aproximación de ambos trabajos, servirá de indicador de la evolución de la economía, y constituirá el barómetro que indique la naturaleza de clase de la producción.

    El proletariado y su partido de clase tendrán entonces que ser muy vigilantes. Las mejores conquistas industriales (incluso aquellas en las que los obreros obtienen más en términos absolutos, aunque sean menores relativamente) significarían el regreso al principio capitalista de la producción.

    Todas las sutiles demostraciones de la inexistencia del capitalismo, desposeído a través de las nacionalizaciones de los medios de producción, no deberán ocultar esa realidad.

    Sin dejarse llevar por ese sofisma, interesado en la perpetuación de la explotación del obrero; el proletariado y su partido deberán implicarse inmediatamente en una lucha implacable para frenar esta orientación de retorno a la economía capitalista, imponiendo por todos los medios su política económica hacia el socialismo.

    En conclusión y para ilustrar y resumir nuestra posición, citaremos el siguiente pasaje de Marx:

    «La gran diferencia entre los principios capitalista y socialista de la producción es la siguiente: ¿Se encuentran los obreros ante los medios de producción como capital, sin poder disponer de ellos más que para aumentar el sobreproducto y la plusvalía en provecho de sus explotadores, o bien, en lugar de estar ocupados por esos medios de producción, los emplean para producir riqueza en su propio beneficio?».
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    Mensaje por NSV Liit Dom Mayo 08, 2011 1:33 am

    Pues entonces repito mi respuesta:

    Además de la pregunta del camarada Dimitrov, que también me hago yo, un par de cosas sobre la cosa esa que nos ha dejado Bagauda.

    No tengo tiempo para tratar frase por frase esa mierda de artículo, solo un par de perlas, solo con las cuales queda totalmente invalidado...




    Incluso suponiendo lo imposible, es decir que el proletariado se haga con el poder, por un juego de circunstancias milagrosamente favorables, no podría mantenerlo en esas condiciones. En un lapso muy corto perdería el control de los acontecimientos y la revolución no tardaría en encarrilarse en las vías de vuelta al capitalismo.

    conclusión: entonces no hay que hacer la revolución. conclusión 2: como no se puede hacer la revolución entonces hay que apoyar el poder burgués. Esto lo firmaría un socialdemócrata cualquiera...



    La guerra imperialista de 1939-45 en la que Rusia ha demostrado ser, a la vista de todo el mundo, una potencia imperialista, la más rapaz, la más sanguinaria,

    ¿de verdad te crees esta mierda, Bagauda? El que ha escrito una cosa así, además de ser un payaso no tenía ni idea de lo que estaba diciendo. Y escribir esto en 1946 es mucho más grave de lo que pueda parecer a simple vista. Por lo demás para la URSS la guerra de 1939-45 no fue una guerra imperialista, sino una guerra defensiva. Te reto a que demuestras lo contrario.

    Decir que Rusia es la potencia más rapaz y más sanguinaria ... tanto si hablamos de la Segunda Guerra Mundial como si no, es simplemente mentira y muy gorda. Algo así solo lo dicen los nazis. ¿Estás tú en ese bando, Bagauda? Porque si no lo están, no pongas basura como esta en el foro, que le hace el juego a los nazis.

    Así que si lo anterior lo podía firmar un socialdemócrata cualquiera, esto ya lo firmaría hasta un nazi. Te has lucido con el texto de marras...

    Por lo demás yo no veo que el texto demuestre en ningún lado que la URSS tenía un sistema de capitalismo de estado. Además los presupuestos del texto son erroenos, y hoy es evidente que cosas como esta son falsas:



    Ahora bien, el desarrollo del capitalismo, o más exactamente el capitalismo en su fase decadente, nos presenta una tendencia más o menos acentuada, pero igualmente generalizada en todos los sectores, hacia la limitación de la propiedad privada de los medios de producción, hacia su nacionalización. (...)

    quizás esa fuera la tendencia en 1946, pero no la es en la actualidad, así que todo el análisis posterior no tiene la menor base ...

    o por ejemplo esto:


    Si la tendencia a la liquidación de la propiedad privada significase realmente una tendencia anticapitalista, llegaríamos a la sorprendente conclusión de que, ya que tal tendencia se opera bajo la dirección del Estado, el propio Estado capitalista acabaría siendo agente de su propia destrucción.

    El autor es imbécil. Una cosa es que en ciertos periodos una sociedad capitalista nacionalice ciertas empresas claves, y otra diferente que se nacionalice toda la economía, cosa que no habrás visto en un país capitalista y sí en los países socialistas.




    Por favor, seamos serios...
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    Mensaje por DP9M Dom Mayo 08, 2011 1:45 am

    Ya sabes bagauta. Defiendes este texto que basas en tus ataques y tu posicionamiento, o no tienes ni puta idea de Materialismo Historico , o estas carcomido por propaganda Burguesa, FALSABLE, DEMOSTRABLE Y ARGUMENTABLE.

    Esa mierda no resiste ni la critica más superficial, como bien dijo NSV Litt, es una palurdada pero de las gordas, sobre todo cuando el que lo ha escrito se SUPONE QUE NO ES NAZI. Si es que tiene crimen esto. Esto es de traca, de 4 carreras en Harvard y 3 masters.
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    Mensaje por DP9M Dom Mayo 08, 2011 1:53 am

    FLIPANTE, ya sabes Bagauta, que seguro que siendo tan serio tu , sabes lo que es Materialismo Historico y eres capaz de demostrar esta defecación Goebbeliana.


    La guerra imperialista de 1939-45 en la que Rusia ha demostrado ser, a la vista de todo el mundo, una potencia imperialista, la más rapaz, la más sanguinaria

    Esto es un tipo, que se ha pasado leyendo a Solzhenitsyn , Conquest, Anne Aplebaum , Beevor , libros negros del comunismo , archipielagos gulag y " Manual de supervivencia para USA: ¿ Que hacer cuando los rusos vengan ? ", una formación al mejor estilo de toda la literatura proapgandistica de lso Coldwarriors anticomunistas de la guerra fria.

    Veremos si es capaz de defender sus tonterias y se ha molestado alguna vez en comprobar , datar y investigar las burradas que dice. Cuando uno lee lo que quiere escuchar, bien que se sacia de mierda la cabeza, ¿ verdad ?, eso si, cuando no es capaz de esgrimir ni un solo jodido argumento para defender eso , empiezan los descreditos personales y salir por la tangente con otros temas para desviar la atención.
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    Mensaje por Deng Dom Mayo 08, 2011 6:49 pm

    La guerra imperialista de 1939-45 en la que Rusia ha demostrado ser, a la vista de todo el mundo, una potencia imperialista, la más rapaz, la más sanguinaria, ha transformado definitivamente a los defensores de Rusia, cualesquiera que sean las formas como se presenten, en agencias y prolongaciones políticas del Estado imperialista ruso entre el proletariado
    Sieg Heil.
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    Mensaje por Shenin Dom Mayo 08, 2011 7:11 pm

    La guerra imperialista de 1939-45 en la que Rusia ha demostrado ser, a la vista de todo el mundo, una potencia imperialista, la más rapaz, la más sanguinaria, ha transformado definitivamente a los defensores de Rusia, cualesquiera que sean las formas como se presenten, en agencias y prolongaciones políticas del Estado imperialista ruso entre el proletariado

    Joder. Allen Dulles se frotaría las manos con esto.
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    Mensaje por Shenin Dom Mayo 08, 2011 7:25 pm

    La restauración del modo de producción capitalista en la Unión Soviética
    martedì 26 giugno 2007.

    (Rapporti Sociali nº 8, noviembre de 1990)



    La tesis de que los revisionistas modernos restauraron en la Unión Soviética durante los años 50 (bajo la dirección del Kruschev) el modo de producción capitalista ha sido mantenida en los años 60 y 70 por los grupos marxistas-leninistas, en el contexto de la denuncia de la línea de reacción anticomunista y de restauración capitalista adoptada por los revisionistas modernos que dirigían tanto la URSS como gran parte de los países del Este de Europa. Estos grupos sostuvieron que la Unión Soviética era un país socialcapitalista y socialimperialista; o sea, socialista en los discursos de los dirigentes y en las declaraciones de intenciones hechas por ellos para defender sus iniciativas ante las masas, pero capitalista e imperialista “de hecho”.

    Nosotros sostenemos que esta tesis es justa sólo en el sentido de que la línea seguida por los revisionistas modernos, aunque encubierta con “palabras comunistas”, llevaba en realidad a la restauración del capitalismo y a hacer de la URSS un país imperialista; sin embargo, esta tesis es errónea cuando pretende que ese resultado ya había sido alcanzado. Nosotros sostenemos:

    - que el revisionismo moderno fue el intento de restaurar gradual y pacíficamente el capitalismo;

    - que este intento, llevado a cabo en algunos países socialistas durante casi cuarenta años y en el contexto favorable a la restauración caracterizado por la recuperación de la acumulación del capital en los países imperialistas, ha llevado a la parálisis de la sociedad socialista, pero no a la restauración del capitalismo;

    -que el hundimiento del revisionismo moderno consiste precisamente en la bancarrota del intento de restauración gradual y pacífica del capitalismo;

    - que esta bancarrota pone al orden del día un enfrentamiento entre las clases que tiene como desenlaces posibles la recuperación de la transición al comunismo o la restauración violenta del capitalismo. Ambos desenlaces excluyen una “homologación de los países socialistas a la sociedad de consumo o bienestar de los países imperialistas”.



    La cuestión de la restauración del capitalismo no es una cuestión de nombre: no se trata de discutir sobre al nombre que hay que dar al sistema económico de la Unión Soviética. Esta cuestión tiene una importancia práctica, y solamente por ese hecho, también teórica. En efecto, se trata de comprender cuáles han sido las contradicciones que han determinado la dinámica de la sociedad soviética a partir de los años 50, cuáles son las que la determinan actualmente, cuáles son, pues, las corrientes principales de la misma, los desenlaces a los que se encamina la sociedad soviética, los objetivos reales de las fuerzas políticas operantes hoy en ella (1) y cuál es el papel que la Unión Soviética tiene y tendrá en el desarrollo de las crisis de superproducción de capital y en el movimiento revolucionario mundial.

    El modo de producción capitalista es un fenómeno histórico desarrollado con continuidad desde el siglo XV, a partir de Europa Occidental. Sus características esenciales y universales (es decir, comunes a todos los países) y también específicas (por tratarse de un modo de producción diferente a otros) han sido puestas de manifiesto por Marx en su obra El Capital. Todos los que quieran comprender el movimiento económico y político de las sociedades actuales deben rechazar tanto la tendencia corriente de la cultura burguesa a impedir la comprensión de la sociedad capitalista transponiendo a ella categorías y nombres correspondientes a otra realidad en base a semejanzas superficiales y de poco peso, como, por tanto, la tendencia a vaciarlas de todo contenido de importancia práctica (2) .

    Para poder resolver la cuestión acerca de la restauración del modo de producción capitalista en la URSS, llevada a cabo en los años 50 por los revisionistas modernos, debemos partir de la naturaleza de la estructura económica del capitalismo en la época o fase imperialista.

    La fase imperialista del capitalismo se caracteriza por la contradicción entre la propiedad individual de las fuerzas productivas (que es un elemento constitutivo esencial del capitalismo) y el carácter colectivo alcanzado por las mismas fuerzas productivas (3) . En las sociedades imperialistas, el elemento esencial del capitalismo (la propiedad individual de las fuerzas productivas) encuentra su mediación (4) con el carácter colectivo alcanzado por las fuerzas productivas en el capital colectivo, en las asociaciones de capitalistas o sociedades de capital y en las formas antitéticas de la unidad social. De aquí surgen los monopolios, el capital financiero, el reparto del mundo entre grupos y Estados imperialistas, las empresas multinacionales, las políticas económicas, el capitalismo de Estado, etc. Esta tesis, importante para entender el movimiento económico de las sociedades imperialistas, está expuesta ampliamente en “Rapporti Sociali, nº 4, págs. 5-25.

    En el mismo artículo se demuestra también que la propiedad capitalista colectiva de las fuerzas productivas, lejos de eliminar la propiedad capitalista individual, le abre un nuevo y vasto campo de acción. Es cierto que las principales estructuras productivas (5) se han convertido, en los países imperialistas, en propiedad directa de asociaciones de capitalistas (sociedades por acciones, entes económicos públicos, fondos de seguros u otros organismos del mismo tipo). Pero también es cierto que el capitalista-individual, excluido de la propiedad directa de las estructuras productivas por el hecho de su carácter social, aparece como propietario individual de una cuota de su valor y hace valer como tales los derechos que ya no puede hacer valer completa y directamente con respecto a las estructuras productivas, a pesar del carácter social que éstas han alcanzado. Si, por ejemplo, se consideran las recientes vicisitudes de la Societé Générale de Bélgica, de la Montedison, de Parmalat, de Enron, del Credit Lyonnais, etc. (grandes asociaciones de capitalistas o capitalistas colectivos) aparece inmediatamente el campo de acción que éstas suponen para capitalistas individuales como De Benedetti y Gardini. No se pueden comprender los negocios en los que están mezcladas las grandes sociedades multinacionales (General Motors, Standard Oil of N.Y., Ford Motors, Shell, General Electric, IBM, etc.) si se prescinde de los lazos de éstas con sus grandes accionistas, con los que aspiran a su control (raiders), con los aventureros de las finanzas, con la multitud de pequeños accionistas y ahorradores, con los capitalistas individuales, sus clientes y proveedores, hasta descender al abigarrado mundo de la pequeña producción mercantil individual en el que se mueven millones de individuos, buscando todos la “fortuna”. No se puede comprender nada del movimiento de las estructuras e instituciones típicas del “capital colectivo”, de los “capitalistas asociados”, si se prescinde del capital individual y de la producción mercantil. El imperialismo, el monopolio, el capital financiero, el capitalismo de Estado y el capitalismo burocrático se apoyan en la amplia base del capitalismo de viejo tipo, en la propiedad individual de las fuerzas productivas, en las pequeñas y medianas empresas capitalistas, en las relaciones mercantiles, en las relaciones monetarias y en las relaciones de valor.

    El monopolio, en la sociedad burguesa (6) , es una mediación entre la propiedad individual de las fuerzas productivas y su carácter colectivo. El monopolio surge como desarrollo e inversión de la producción mercantil de la que vive: toda la ventaja que un capitalista saca del precio y de las condiciones de monopolio tiene su origen en el marco no-monopolista en el que opera el monopolio. Donde no hay libre competencia no puede haber monopolio capitalista, de la misma manera que no puede haber islas sin mar.

    El capital financiero, en la sociedad burguesa, surge y se desarrolla bajo la forma de asociaciones de capitalistas individuales y el dinero asume la forma de títulos de crédito como desarrollo de su forma en oro. Esta sigue siendo también en la sociedad imperialista la amarra más segura del poder personal de cada capitalista, a la cual retorna cada vez que dejan de existir las condiciones que han llevado al dinero a cambiar de forma.

    El colonialismo, el sometimiento y explotación de los países más atrasados surgen y se desarrollan, en la sociedad burguesa, como resultado o instrumento del empeño de los capitalistas de mantener lo más elevada posible la cuota de ganancia de las fracciones individuales de capital.

    El capitalismo de Estado surge y se desarrolla como intervención del Estado y utilización de los recursos políticos de éste para mantener una cuota elevada de ganancia de los capitales privados y capitalistas individuales y tratar las contradicciones entre ellos.

    El capitalismo burocrático (o capitalismo burocrático de Estado) es el tipo de capitalismo que el imperialismo hace surgir en los países atrasados, semifeudales y semicoloniales, combinando los grupos imperialistas, los grandes propietarios de tierras y los grandes banqueros con el poder estatal (7) .

    Por tanto, no tiene sentido hablar de imperialismo, monopolio, capital financiero, capitalismo de Estado y capitalismo burocrático, refiriéndose a una sociedad en la que los capitalistas individuales, los capitalistas privados y la producción mercantil no constituyen el tejido básico de la actividad económica de la sociedad. Todas estas tesis ya han sido expuestas por Lenin en el VIII Congreso del PC(b) en su Informe sobre el programa del Partido del 19 de marzo de 1919 (Obras completas, vol. 29), criticando las tesis de Bujarin que mantenía que el imperialismo era un nuevo modo de producción que sucedía al capitalismo. Lenin concluía su crítica diciendo: «El imperialismo puro, sin el fundamento del capitalismo, no ha existido nunca, no existe en ningún lugar ni podrá existir jamás. Se ha generalizado erróneamente todo lo que se ha dicho sobre los consorcios, los carteles, los trusts, el capitalismo financiero, cuando se ha querido presentar a este ultimo como si no se apoyase enteramente sobre la base del viejo capitalismo. (...) Si Marx dice de la manufactura que es una superestructura de la pequeña producción mercantil de masas (El Capital, libro I, cap. 12 ), el imperialismo y el capital financiero son una superestructura del viejo capitalismo. Si se demuele la cima, aparecerá el viejo capitalismo. Decir que existe un imperialismo integral sin el viejo capitalismo, significa confundir los deseos con la realidad».

    No se puede comprender el movimiento económico y político de las sociedades imperialistas si se prescinde de la existencia del viejo capitalismo como fundamento del que surgen continuamente las grandes sociedades y en las que se reparten continuamente grandes capitales, generando multitud de adjudicatarios, sub-adjudicatarios, proveedores, vendedores, aprovechados, aventureros, especuladores, estraperlistas, etc. El capital financiero, el monopolio y la burguesía imperialista son el sector dirigente de la sociedad imperialista: pero si se separa este sector del resto de la sociedad equivale a aislar las tropas de primera línea del resto del ejército y del país. Dicho en otras palabras, el imperialismo no es un nuevo modo de producción diferente del modo de producción capitalista. El imperialismo es la última fase del capitalismo, la antecámara del socialismo. El imperialismo es una superestructura del capitalismo, es la fase degenerativa del modo de producción capitalista que, al ser históricamente superado por el carácter colectivo ya alcanzado por las principales fuerzas productivas, sobrevive a sí mismo. Por otra parte, genera continuamente un nuevo capitalismo en el que se apoya. Concluyendo: el capital colectivo surge, existe y puede existir sólo como superestructura del capital individual, como mediación entre la propiedad individual de las fuerzas productivas y el carácter colectivo de las mismas; el monopolio moderno aparece, existe y sólo puede existir como limitación parcial de la competencia; el capital concentrado y centralizado surge, existe y sólo puede existir en el marco de un gran número de capitales opuestos en tanto que vendedores y compradores, generando continuamente capitales enfrentados en un movimiento centrífugo que se contrapone a su movimiento centrípeto; en la sociedad burguesa, la dirección consciente de todo el movimiento económico de la sociedad (a través del Estado o de “asociaciones privadas” de capitalistas) aparece, existe y sólo puede existir como forma antitética de la unidad social.

    Los revisionistas modernos de los países imperialistas nos han habituado a considerar como fundamental la distinción entre propiedad privada (individual y de asociaciones privadas de capitalistas) y propiedad pública (es decir, de asociaciones públicas de capitalistas, del Estado, etc.). De aquí proviene el hecho de confundir espontáneamente las unidades productivas de un país socialista con las empresas públicas de un país imperialista.

    En las sociedades imperialistas, las sociedades por acciones y los entes económicos públicos (las empresas estatales, las sociedades nacionales, los entes económicos del Estado, de las regiones, de los ayuntamientos, etc.) son una mediación entre la propiedad individual capitalista de las fuerzas productivas que sobrevive como elemento constitutivo principal de la sociedad y el carácter colectivo de las fuerzas productivas. Quien confunda las formas antitéticas de la unidad social (8) con el capitalismo a secas, tomando a estas fuerzas productivas ya colectivas como si fueran toda la estructura económica de la sociedad imperialista (y, por tanto, borrando de un plumazo todo el tejido del viejo capitalismo que constituye la base de la sociedad actual), no puede comprender ni el capitalismo ni el socialismo.

    Aparentemente, una empresa soviética de los años 60 no se diferencia de la Societé Générale de Bélgica o de la Agip italiana. Pero la diferencia, sin embargo, es esencial, mientras que la similitud es superficial y secundaria. La diferencia esencial reside en el hecho de que la empresa soviética:

    1. no es expresión de la mediación entre la propiedad individual de las fuerzas productivas (que no existe) y el carácter colectivo de las fuerzas productivas;

    2. no surge, ni se apoya, ni se puede sumergir en el mar de empresas capitalistas individuales, de relaciones mercantiles y de relaciones monetarias que le circunda.

    La aparente semejanza y diferencia real entre imperialismo y socialismo está expuesta ampliamente en Rapporti Sociali nº 4 (págs. 11 y 12) y en el libro I fatti e la testa (págs. 40 y siguientes).



    Llegados a este punto, resulta claro que es inconsistente la tesis que mantiene que la restauración del modo de producción capitalista en la URSS ya había sido realizada en los años 50.

    En efecto, los revisionistas modernos no restauraron ni extendieron sustancialmente la propiedad individual de las principales fuerzas productivas más allá de lo que ya estaba en el momento de su llegada a la dirección del partido y del Estado. Y ello a pesar de la mayor extensión de la producción individual autónoma llamada “economía paralela” o “economía sumergida”.

    Incluso durante el período en el que estuvieron en la dirección, las relaciones monetarias estaban circunscritas a la circulación de los bienes de consumo personal (el dinero acumulado por los nuevos ricos alcanzó cifras fabulosas precisamente porque no podía ser utilizado más que en la adquisición de bienes de consumo y servicios personales). Las relaciones de valor no llegaron a regular el movimiento económico de la sociedad: los precios continuaban teniendo como principales funciones las de regular el consumo, redistribuir la renta y medir la variación en el tiempo de la eficiencia de las unidades productivas. Las relaciones de valor nunca desempeñaron la función de reguladores generales de la reproducción (en efecto, la escala de los precios soviéticos de los distintos artículos no era comparable a la del mercado capitalista mundial). Kruschev, Kosiguin y Breznev no llegaron nunca, a pesar de numerosos intentos y experiencias, a introducir a escala general el gobierno de la economía mediante el “cálculo económico”, como ellos decían, o la “autonomía financiera” de las unidades productivas; o sea, a través del rendimiento en dinero de la actividad de cada unidad productiva. Por ello nunca llegaron a convertir el mercado (o como decían: los “contactos directos entre las unidades productivas”) en regulador general de la actividad económica. El comercio exterior siguió siendo monopolio del Estado. La fuerza de trabajo sólo se redujo marginalmente a la condición de mercancía (la libertad de compraventa es una característica esencial de su naturaleza de mercancía). La planificación económica de los países socialistas, incluso hasta donde era eficaz, lo único que tenía en común con el monopolio que existe en los distintos sectores económicos de los países imperialistas era la apariencia; en efecto, lo que es especifico del monopolio en la sociedad burguesa es la consecución de una superganancia con respecto a los otros sectores de capital que continúan operando en condiciones de competencia.

    Olvidar todo esto y hablar de restauración del capitalismo ha llevado inevitablemente a una crítica idealista de los revisionistas modernos, es decir, a una crítica que ponía en primer plano la superestructura (la política y la cultura) y en segundo plano la estructura económica.

    Los defensores de esta tesis estaban obligados, en efecto, a inventar un «capitalista colectivo» sin capitalistas individuales, un monopolio burgués sin competencia, un capital concentrado y centralizado sin movimiento centrífugo, una producción capitalista sin producción mercantil, una dirección estatal (del movimiento económico total de la sociedad burguesa) basada y mantenida sobre esas mismas bases. En resumen, “un imperialismo puro” que no se apoyaba en el viejo capitalismo, que no era superestructura del capitalismo, pero que se presentaba como un nuevo modo de producción, “distinto del capitalismo clásico”, pero igualmente “malvado y explotador de los obreros” como el viejo capitalismo, si no peor. ¡También éste era, por tanto, capitalismo! (9) .

    En realidad, esta tesis consideraba la contradicción principal como resuelta, mientras que, por el contrario, todavía seguía estando presente en los países socialistas. Es decir, que daba por concluido el conflicto principal que entonces determinaba todo el movimiento económico y político de esos países. En los países socialistas, la actividad política de los comunistas que adoptaron esta tesis se vio fuertemente debilitada: en efecto, esta tesis les separaba de las masas por cuanto les impedía sintetizar el conflicto entre la vía al capitalismo y la vía al comunismo en la cual estaban cotidiana y capilarmente implicadas. De esta manera dejaban el campo libre a los revisionistas para, ante las dificultades, poder dar otros pasos que debilitasen un poco más cada día los gérmenes de comunismo, reforzasen las tendencias burguesas y llevasen a las masas a la impotencia y a la desesperación.



    A partir de los años 50, cuando en la Unión Soviética los revisionistas se apoderaron de la dirección del partido comunista y de la sociedad, no restauraron el capitalismo, pero paralizaron la transición hacia el comunismo al provocar retrocesos en muchos campos con respecto a los resultados ya logrados. Progresivamente sustituyeron (aunque sólo en cierta medida) el balance en bienes producidos a nivel de toda la sociedad, como criterio de evaluación y dirección del movimiento económico, por el balance comercial de las empresas; extendieron la esfera de acción de la economía mercantil y del dinero (véase, por ejemplo, el traspaso de la propiedad de la maquinaria agrícola a los koljoses que contribuyó a retardar el desarrollo tecnológico del trabajo agrícola. Debido a esto la adopción de métodos productivos más avanzados pasó a depender del balance comercial de cada koljós). Abolieron la obligación general de trabajar y abrieron vías (legales e ilegales) al parasitismo y al enriquecimiento individual (precisamente, porque, al no poder convertirse en propiedad individual de las fuerzas productivas, actuaba solamente como instrumento de corrupción, lujo y despilfarro). Arrojaron a millones de hombres a un trabajo embrutecedor, a la miseria, a la ignorancia y a la superstición. Olvidaron la reducción del horario laboral que se derivaba de la mecanización y automatización del trabajo productivo y de las actividades domésticas (de ahí el atraso del aparato productivo y del equipamiento doméstico). Se despreocuparon, en la práctica, de la seguridad y de la higiene en el trabajo y de la salvaguardia de la salubridad del medio ambiental (a pesar de que las normas adoptadas al respecto en los países socialistas eran superiores a las adoptadas en los países imperialistas). Crearon gradualmente una masa de funcionarios, empleados, profesionales, técnicos, artistas, literatos, periodistas, etc., cada vez mas separada de la clase obrera y protegieron y favorecieron la formación de una amplia capa de parásitos y aprovechados.

    Todo esto existía ya a nivel de tendencias y propuestas en el PCUS antes de Kruschev. En su escrito de 1952 (Problemas económicos del socialismo en la URSS), Stalin denuncia clara y detalladamente algunas de estas tendencias, aunque no las identifica como elementos de un conjunto orgánico propio de una línea de restauración anticomunista. En realidad, eso es lo que eran esas tendencias que, convertidas en línea dirigente del Partido y del Estado, constituían una vía que llevaba a la restauración de la propiedad individual de las fuerzas productivas; es decir, que no sólo no resolvía de manera positiva los problemas que el desarrollo de la sociedad socialista planteaba, sino que, por el contrario, generaba inevitable y continuamente dificultades y obstáculos al desarrollo de la vida económica y política de la sociedad socialista. Los revisionistas modernos intentaron resolver las dificultades y obstáculos de tal manera que el resultado fue el estancamiento y la parálisis económica. De esta manera impusieron de forma irremediable e imperiosa el dilema siguiente: o invertir la tendencia y retomar la vía de la transición al comunismo, o restaurar la propiedad individual de las fuerzas productivas y el carácter comercial de la producción (es decir, la restauración del capitalismo). Esta es la encrucijada a la que los revisionistas modernos abocaban a la sociedad soviética y a la que no se ha llegado hasta hoy, ¡tras casi cuarenta años de su llegada al poder! Restaurar el capitalismo se ha revelado como una empresa nada fácil. Uno de los dirigentes de la Revolución Cultural Proletaria, Yao Wen-yuan, en un artículo publicado a comienzos de 1975, (Las bases sociales de la camarilla antipartido de Lin Piao), ilustraba en detalle la vía que seguían los revisionistas modernos:

    «En la sociedad socialista existen todavía dos tipos de propiedad: la propiedad socialista, que es la propiedad de todo el pueblo, y la propiedad privada cooperativa. Esto determina el hecho de que en China practiquemos actualmente un sistema basado en el intercambio de mercancías. Los análisis hechos por Lenin y por el presidente Mao nos dicen que el derecho burgués, que existe inevitablemente en el sistema socialista, en lo que respecta a la distribución y al intercambio, debe limitarse cada vez más bajo la dictadura del proletariado, de manera que en el largo camino de la revolución socialista las tres contradicciones principales (entre obreros y campesinos, entre la ciudad y el campo, entre el trabajo manual y trabajo intelectual), así como las contradicciones entre los distintos niveles jerárquicos, se reduzcan cada vez más y se creen las condiciones materiales e ideológicas para eliminarlas. Si no seguimos este camino y, por el contrario, perseguimos la consolidación, extensión y reforzamiento del derecho burgués y la desigualdad que conlleva, el resultado inevitable será la polarización. Esto quiere decir que, en el ámbito de la distribución, un número restringido de personas estará en condiciones de obtener un número cada vez mayor de mercancías y dinero por ciertas vías legales y por numerosas vías ilegales. Se difundirán sin freno las ideas capitalistas de amasar fortuna y de alcanzar la fama y el éxito personal, despertadas por estos “estímulos materiales”; se multiplicarán fenómenos como la transformación de la propiedad pública en propiedad privada, la especulación, la concusión, el robo y la corrupción, entre otros abusos. El principio capitalista del intercambio de mercancías se impondrá en la vida política y también en la vida del partido y minará la economía socialista planificada... . Se reproducirá la explotación capitalista - conversión de las mercancías y del dinero en capital y de la fuerza de trabajo en mercancía . Todo ello cambiará la naturaleza de las relaciones de propiedad en ciertos sectores y unidades productivas en las que se aplique la línea revisionista de tal manera que el pueblo trabajador será de nuevo oprimido y explotado. Obtendremos así el resultado de ver surgir entre los miembros del partido, entre los obreros, entre los campesinos medios, entre el personal de los órganos estatales, a una minoría de elementos neo-burgueses y de nuevos ricos que han traicionado completamente al proletariado y a los trabajadores. Nuestros camaradas obreros han dicho justamente: “Si no se pone un límite al derecho burgués, éste impedirá el desarrollo del socialismo y favorecerá el resurgir del capitalismo”».

    «Ahora bien, cuando la fuerza de la burguesía alcanza un cierto nivel, sus agentes tratan de hacerse con el control político, derrocar la dictadura del proletariado y el sistema socialista y eliminar totalmente la propiedad socialista. Incluso no se esconden para restaurar y desarrollar el capitalismo. Una vez en el poder, la nueva burguesía se lanzará primeramente a reprimir sangrientamente al pueblo y restaurará el capitalismo en la superestructura, incluidos los distintos sectores ideológico-culturales; a continuación subordinará la distribución de los bienes producidos a la acumulación de capital y de poder que cada uno detenta, con lo que el principio de “a cada uno, según su trabajo” se vacía de su esencia. El puñado de nuevos elementos burgueses que monopolizan los medios de producción, detentan al mismo tiempo el poder de distribuir bienes de consumo y otros productos. Este es el proceso de restauración que está teniendo lugar en la Unión Soviética».




    Sostener que los revisionistas modernos restauraron el capitalismo en la URSS en los años 50:

    - es confundir las ideas sobre la naturaleza del capitalismo y del imperialismo y difundir una concepción idealista de la sociedad. Es sustituir, en efecto, el concepto de países socialistas como países en los que la propiedad individual de las principales fuerzas productivas ha sido abolida, donde la propiedad privada cooperativa está limitada y donde, por consiguiente, está restringida la producción comercial, por el concepto de países socialistas como países dirigidos por una línea política que guía efectivamente a la sociedad a pasar del capitalismo al comunismo.

    - dar por resuelta una contradicción que es, por el contrario, la que mueve todo y a la luz de la cual se hacen comprensibles la historia de los países socialistas desde los años 50 hasta hoy, la crisis de los revisionistas modernos, las dificultades que encuentran los actuales gobernantes de los países socialistas y el conflicto abierto en 1989.

    En efecto, si el capitalismo hubiese sido restaurado en los años 50, ¿de dónde vendrían las dificultades de esta etapa que hacen temblar a Gorbachov, a Mazowiecki y a todo el resto de la cuadrilla?

    En realidad, no sólo no se produjo la restauración sino que ni siquiera se ha decidido todavía que el enfrentamiento concluirá con la restauración del capitalismo: ésta parece incluso más bien difícil, especialmente en la URSS, y ciertamente no será pacífica. Ya hay numerosas señales que llegan desde los países socialistas, y en particular desde la Unión Soviética, sobre la agudización y violencia de los enfrentamientos actuales, enfrentamientos dirigidos bajo las banderas más dispares que indican ciertamente que el proletariado no se ha puesto todavía en orden de batalla como fuerza política independiente que esté en condiciones de expresar y aglutinar fuerzas en torno a sus propios objetivos de clase. Asimismo esas señales indican también muy claramente que ninguna de las dos principales clases ha vencido todavía. Es probable que, en los países del Este de Europa, el año 1989 marque el comienzo de un período de revueltas que confluya en un nuevo periodo revolucionario (del mismo tipo del que se produjo en la primera mitad del siglo) y que implique a los países imperialistas, o al menos a los de Europa.

    La lucha de la burguesía de los países socialistas por la restauración del capitalismo se enlaza, en efecto, con la desesperada lucha de los grupos imperialistas por salir de la crisis de superproducción de capital. Esta convulsiona a los Estados imperialistas y a los países dependientes y atenaza a la burguesía imperialista aunque no tenga ninguna conciencia de ello y se enfrente a problemas (que cree poder “resolver” únicamente colmatando una falla aquí, mientras que allí se abre enseguida otra): de beneficios, de mercado, de precios, de gasto publico, de cambios, de balanza de pagos, etc.

    Es cierto que no tiene ningún fundamento la tesis según la cual a la vuelta de algunos años, aun pagando el precio de un “período de sacrificios”, los países socialistas serán absorbidos por el mercado capitalista mundial y se parecerán a los países imperialistas que actúan bajo la bandera de la socialdemocracia, del “Estado de bienestar” y del “Estado social”. El período de la socialdemocracia, del “Estado de bienestar”, “del Estado social” (en suma, el “proyecto de construir un capitalismo de rostro humano”) se ha acabado inexorablemente también en los países imperialistas. Cada día se sacrifica una nueva parte de lo que todavía queda del Estado del bienestar: lo pueden ver todos los que no se dejan deslumbrar por los discursos adobados con palabras embaucadoras. Otra cosa es lamentarse porque “la gente” de los países socialistas se haya vuelto “consumista”, “materialista”, “egoísta”, “conformista”, etc., como la de los países imperialistas, lamento que ¡algunos “izquierdistas” han entonado ya junto a Wojtyla y sus curas! El periodo que nos espera es un periodo de enfrentamientos entre grupos imperialistas, de éstos con la burguesía de los países socialistas y la burguesía burocrática de los países del Tercer Mundo, y de enfrentamientos de todas las fuerzas burguesas con el movimiento proletario de los países imperialistas y de los países socialistas y con el movimiento antiimperialista de los países semicoloniales y semifeudales.

    La tesis de que “en los años 50 fue restaurado el capitalismo” en la Unión Soviética ha dejado de ser en el movimiento revolucionario europeo, como en los años 60, la bandera (errada) de la lucha contra el revisionismo moderno, para pasar a ser desde hace tiempo la bandera del anticomunismo disfrazado de izquierdismo y derrotismo, la bandera de cuantos quieren negar la experiencia histórica del movimiento obrero y comunista. Esto nos ha ayudado a liberarnos del análisis erróneo y paralizante que sostenía esa bandera. En el mejor de los casos, los que todavía hoy mantienen que la restauración del capitalismo en la URSS ya se había producido en los años 50, tienen una visión pesimista y idealista de la sociedad. Como si el capitalismo fuese el estado “natural” y espontáneo de las cosas y el comunismo un estado “bueno pero contranatural”. Como si la gente no esperase más que un error o desviación de los dirigentes para retornar al capitalismo. La realidad es que la sociedad burguesa, para conservarse y sobrevivir, ha tenido que recurrir a dos guerras mundiales en el plazo de apenas medio siglo y a una infinidad de medidas “pacíficas” como las de imponer regímenes fascistas y nazis, llevar a cabo golpes de Estado a lo Pinochet, perpetrar exterminios en masa al estilo de Indonesia en 1966, llevar a cabo guerras coloniales, echar mano de toda la gama de recursos e instrumentos de la contrarrevolución preventiva, recurrir a las guerras de baja intensidad, etc. La construcción del comunismo no es una empresa fácil ni espontánea. Lo que, sin embargo, es difícil, incluso desesperado, ¡es la conservación del capitalismo! El parto es un acontecimiento doloroso y penoso, ¡pero no por ello es más fácil impedir a una mujer encinta que dé a luz! La realidad es que, a pesar de sus esfuerzos, los revisionistas modernos, si bien han conseguido sumir en el caos y la desesperación a pueblos enteros, también dejan en herencia a sus sucesores la tarea de imponer a algunos centenares de millones de hombres la restauración del capitalismo: ¿lo conseguirán? Ese es el quid de la cuestión en el actual enfrentamiento político, el objeto en disputa en torno al cuál girará la lucha entre las clases en los próximos años. Una de las condiciones para poder desempeñar un papel de vanguardia en la lucha del proletariado, a fin de hacer triunfar la revolución socialista, ¡es la de ser conscientes del objeto en disputa!

    Los países socialistas gobernados por los revisionistas modernos han desempeñado hasta ayer un papel importante y específico con respecto al movimiento revolucionario. Hoy se han convertido, ya en otras condiciones, en un factor importante y específico de la crisis económica y política mundial sobre la que se apoya (se quiera o no) el movimiento revolucionario. El camino que siga en esos países la lucha de clases en los próximos meses y años será rico en valiosas enseñanzas para nuestro futuro, pero tendrá también consecuencias objetivas directas en la lucha de clases, en la estabilidad de los regímenes políticos, en la velocidad y modalidades de desarrollo de todas las demás sociedades y en el curso que siga la actual crisis de superproducción de capital. Por otra parte, la evolución que tenga la lucha de clases en nuestro país habrá de tener una influencia directa sobre el desenlace del enfrentamiento en los países socialistas. La revolución comunista es mundial. El hundimiento del revisionismo moderno confirma la actualidad de nuestras viejas consignas: ¡Proletarios y pueblos de todo el mundo, uníos! ¡El comunismo es el movimiento de transformación del orden actualmente establecido!



    NOTAS

    (1) En su actividad política, los organismos e individuos se proponen hacer avanzar la sociedad hacia determinadas metas. En realidad, cada sociedad puede encaminarse, alternativamente, hacia algunas metas bien definidas sólo por su composición material y por las contradicciones que operan en su interior y que median con la realidad externa. La sociedad alcanza una de estas metas y no otras. El dilema que el enfrentamiento político resuelve es el de cuál de estas metas será alcanzada en detrimento de otras, que permanecerán en el campo de las cosas que eran posibles y no se realizaron nunca. Para alcanzar efectivamente la meta también es necesaria la actividad política de individuos y organismos que, aunque no se la hayan planteado como objetivo o simplemente la hayan rechazado y dirigido su actividad hacia otras metas, no por ello su actividad deja de favorecer en la práctica el movimiento de la sociedad hacia la meta efectivamente buscada. Es como si alguien quisiera desplazar un tren sobre una vía orientada hacia el Este-Oeste dirigiéndolo hacia el Sudeste. En efecto, esto no serviría más que para llevarlo hacia el Este.

    (2) La cultura burguesa corriente sostiene que “el capital ha existido siempre porque también el antiguo campesino egipcio usaba el arado para cultivar la tierra”. Y lo hacen con la misma agudeza de quien, hablando de caballos, mantiene que las vacas son caballos porque “de hecho también tienen cuatro patas”.

    (3) La célula irreductible constitutiva de la sociedad imperialista sigue siendo la misma de la sociedad capitalista de viejo tipo: la fracción de capital personificada en un individuo (el capitalista). Los demás (las asociaciones de capitalistas, las sociedades de capital, los entes económicos públicos, etc.) son superestructuras derivadas de esas células elementales, son combinaciones más o menos estables, más o menos numerosas y más o menos complejas de ellas. Por tanto, al igual que la célula constitutiva de la sociedad mercantil es la mercancía, también la célula constitutiva de la sociedad capitalista (también en la fase imperialista) es el capital individual. El capital individual es, a su vez, una célula “más compleja” que la mercancía, pues de hecho implica ésta.

    (4) En el movimiento de la sociedad, el modo de producción vigente en ella (y que el hombre llega a conocer separando los aspectos casuales y particulares, concretos, de sus manifestaciones o modos de ser) asume sus manifestaciones concretas y específicas “ajustando las cuentas” a las condiciones externas (climáticas, geológicas, geográficas, derivadas de otras sociedades, etc.) e históricas (el patrimonio cultural y biológico y la experiencia heredada) de la sociedad. Se dice del modo de producción que se manifiesta mediando con las condiciones externas e históricas o que su manifestación concreta es una mediación del mismo con las condiciones externas e históricas. Por tanto, cada manifestación concreta puede ser a su vez comprendida por el hombre sólo si éste reconstruye en su mente el proceso mediante el cual el modo de producción de esa sociedad se combina con las condiciones externas e históricas para dar con sus manifestaciones concretas, que son objeto de la experiencia directa.

    En el caso que estamos examinando, la esencia del modo de producción capitalista, al “ajustar las cuentas” al carácter colectivo de las fuerzas productivas, se presenta como capital colectivo.

    (5) Con el término estructura productiva indicamos una combinación técnicamente definida de fuerzas productivas dedicadas a la producción (la unidad productiva, la fábrica, etc.).

    (6) Con respecto al monopolio burgués, Marx escribe en Miseria de la filosofía (1847): «El señor Proudhon habla sólo del monopolio moderno generado por la competencia. Pero todos sabemos que la competencia fue generada por el monopolio feudal. De este manera, originariamente, es la competencia la que ha sido la negación del monopolio y no el monopolio la negación de la competencia. Por tanto, el monopolio moderno no es una simple antítesis, sino es la verdadera síntesis. Tesis: el monopolio feudal anterior a la competencia. Antítesis: la competencia. Síntesis: el monopolio moderno, que es la negación del monopolio feudal, en cuanto presupone el régimen de competencia, y asimismo la negación de la competencia en cuanto monopolio».

    (7) Las formas antitéticas de la unidad social se forman necesariamente cuando el capitalismo sobrevive (con su propiedad individual de las fuerzas productivas) a pesar del carácter colectivo que las fuerzas productivas revisten

    (8) La categoría capitalismo burocrático fue desarrollada ampliamente por Mao Tse-tung como categoría clave para comprender el movimiento económico y político de los países atrasados en la fase imperialista. El Partido Comunista de Perú (PCP) ha hecho y hace una amplia aplicación de esta categoría enriqueciendo su contenido (véase: Guerra Popular en Perú - El pensamiento Gonzalo, ed. L. Arce Borja, Bruselas, 1989; en particular la pág. 326 y siguientes y el documento congresual de 1988: Bases de Discusión: Revolución Democrática: Carácter de la sociedad peruana contemporánea).

    (9) Es evidente la influencia en ello del pensamiento burgués de izquierda imperante. Los seguidores de la escuela de Francfort y sus seguidores (los obreristas, etc.) concebían y conciben también las sociedades imperialistas como “imperialismo puro”, como “capitalismo organizado” (véase Rapporti Sociali, nº 5-6, pág.34 y siguientes) y no tienen ninguna dificultad en homologar también a la sociedad soviética con sus fantasiosas categorías del “imperialismo puro”, del “capitalismo organizado”, etc.
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    Naturaleza de la URSS Empty Re: Naturaleza de la URSS

    Mensaje por Bagauda Lun Mayo 09, 2011 7:50 pm

    Compañero NSV:
    No veo que demuestres nada contra el texto como quieres hacer suponer.
    En tu primera objeción dices que la conclusión de que en una hipotetica revolución esta tendiera inevitablemence hacia el capitalismo es que no debe hacerse la revolución y que hay que apoyar a la burguesia. Esta conclusión la sacas tu haciendola pasar por la inferencia logica a lo que afirma el texto. (por cierto en las partes que no comparta el texto así lo expresaré). Con lo que situas a los autores del texto y a quien lo ha "pegado" como traidores de la causa comunista, o algo así, (¿socialdemócrata¡) Pero eso es hacer demagogia.
    El texto plantea que si se diera nuevamente una revolución, como la rusa, que tuviera los mismos errores o limitaciones, o similares, que tuvo la rusa, estaria nuevamente abocada a la degeneración. La conclusión que se infiere del texto no es que no hay que hacer la revolución, como tu dices, sino todo lo contrario, que hay que hacerla. Y para ello el texto fundamenta la importancia de sacar las lecciones (positivas y negativas) de la revolución rusa. Pienso que para quien quiera leer el texto en lo que dice, y no con prejuicios y disposición beligerante y negativa, lo anterior es claro.

    En tu segunda objeción te doy la razon en que decir que Rusia fue la potencia imperialista más sanguinaria es exagerado. Quizás no fue la más sanguinaria, quizás fuera la menos sanguinaria de todas, pero esto no debe ser una cuestión de grado.
    El hecho de que Alemania llegara tarde al reparto colonial y disponiendo de una capacidad economica a la que le resutaba vital ampliar mercados, forzo un primer reparto del mundo entre las principales potencia (guerra del 14), quedando nuevamente Alemania como perjudicada. La segunda guerra fue el nuevo intento por la redistribución del mercado mundial entre las potencias imperialistas. Todas las guerras son, en parte, defensivas pero su caracter era el de la confrontación entre distintas potencias economicas. Rusia se tenia que defender del intento de arrebatarle espacio economico (incluso todo) y como tal el Estado ruso tenia que preservar su propio espacio economico y delimitar los contornos de la coexistencia con el resto de grandes potencias. Pero del estado ruso se podia suponer que era un estado proletario y enfrentar el proletariado de una nación con el proletariado de otra para que se maten entre ellos por la defensa de sus respectivas burguesias nacionales (o estados nacionales, o la patria socialista o lo que sea) es una frontera de clase que en el marxismo no se debe sobrepasar. Mucho menos fue lo que confirmó el pase de la socialdemocracia alemana (y por tanto mundial) al campo de la burguesia.
    Dicho de otra manera mas que el grado de sanguinaria que fuera Rusia el problema es que lo hacia en nombre del proletariado mundial. O mejor dicho, que ya no lo hacia en nombre del proletariado sino que lo hacia en nombre del Estado ruso y actuo de igual manera que el resto de potencias imperialistas. De hecho se pacto unos aceptables terminos de coexistencia entre ellas.
    En tu tercera objecion dices que la tendencia a la limitación de la propiedad privada por las nacionalizaciones actualmente no se da. Y puede ser cierto que ahora no se den nacionalizaciones como tendencia del capitalismo, pero lo que caracteriza al capitalismo de estado, en todas partes, es el hecho de que el estado ejerce de patron nacional y si no mediante la propiedad juridica si con normas, mecanismos de funcionamiento, acuerdos, leyes etcc. ejerce de empresario colectivo salvaguardando los intereses de la economia nacional. Piensese por ejemplo la reciente crisis economica donde el sobree endeudamiento ha estallado bloqueando el sistema. Algunos creen que los bancos se habian vuelto locos y casi regalaban los creditos con tal de ganar dinero y por eso han sido los malos de la pelicula. Pero la cosa no es asi. Ante una incapacidad creciente del capitalismo, ante una insuficiencia de mercados capaces de realizar la producción global, de manera premeditada se ha utilizado el recurso al credito hasta el extremo y en todos los ambitos (administraciones, estados, empresas, particulares etc..) todos con tal de permitir que el sistema siguiera funcionando. Esto se ha hecho no solo a sabiendas del Estado y con su consentimiento, sino instados por el como uno de los pocos recursos que le quedaba al sistema capitalista para poder crecer. Ha sido una politica economica decidida a nivel de los estados. Pero claro ese mecanismo tenia su limite, pero por ello los mismos estados han ayudado ahora a los bancos, saben que unos se tienen que ayudar a otros si no quieren que el pastel se les caiga al suelo. El capitalismo de estado es la forma del capitalismo mundial.
    En tu ultima objeción no se que decirte. El estado capitalista no puede abrigar tendencias anticapitalistas y los paises socialistas si que han nacionalizado toda la economia. Vale. Pero lo que precisamente propone el texto es que no por nacionalizar toda la economia se es pais socialista. El criterio es otro. Pero si tu quieres quieres acabarlo así, pues nada.

    De todos modos aunque tuvieras razon en tus objeciones todas ellas son matices secundarios del nucleo del texto que no se ha cuestionado. Pienso que la manera de discutir no es perdiendose en los matices de los que en cualquier momento saltan cuestiones que desvian el nucleo de la discusión. Ni tan siquiera enfrentarse a un texto como enemigo o buscandole los defectos, que seguro los tendrá, o los elementos que ahora resultan extemporaneos.
    El texto mantiene que no existia socialismo en la URSS ya que los asalariados mantenian la misma relación con el sistema productivo que los asalariados de cualquier pais capitalista. Aunque juridicamente no existiera la propiedad privada (que por otra parte si existia), los trabajadores eran asalariados que actuaban como capital variable en la producción de bienes que servian a la misma ampliación de la producción. La primera condicion de la produccion socialista es que se produce para satisfacer las necesidades de los trabajadores. y son ellos quienes la dirigen y la deciden. Por otra parte es la relación salarial y su existencia la que define el capitalismo al margen de que la propiedad sea individual o estatal. Lo que define la marcha a el socialismo es la tendencia a la desaparición del salario, osea la relación salarial (y tambien la tendencia a la desaparición del Estado).
    Podra alegarse que se hizo lo que se pudo, que eso era lo que permitian las condiciones de Rusia, que el fracaso de la revolución mundial impidio ciertos avances, etc. Pero lo que no puede alegarse es que era socialismo. En mi opinión lo que tiene sentido es hablar de el triunfo de una revolución proletariae en Rusia, que abre un periodo de transición y plantea toda una serie de problemas que el proletariado no habia previsto en su totalidad,para los que los comunistas no tenian las respuestas y que tuvieron que improvisar con más o menos acierto. Criticar, sacar las lecciones de esa experiencia histórica y prepararse para la siguiente batalla es la tarea comunista. Los exitos de la revolución rusa y los de la URSS los damos por descontados, es de los errores de donde hemos de sacar el material para el futuro, complacerse en lo que fue o en lo que pudo haber sido es sentimentalismo. Solo importa lo que se hizo mal, lo que no se supo resolver porque todavia no se tenian los instrumentos teoricos que permitian hacerlo. Unicamente sacando lecciones historicas de esa experiencia podremos volver a intentarlo con garantias de exito
    De todos modos el problema, en mi opinión, debe afrontarse de otra manera.. Los comunistas deben plantear las cuetiones en los terminos politicos adecuados, guste más o menos, ya que la realidad de la revolución, esto es la destrucción del capitalismo y construcción del comunismo es una cuestión historica de maxima importancia y no una cuestión de disputas entre distintas opciones o personajes.

    El triunfo de la revolución de octubre puso en la realidad el problema que apenas se habia esbozado en lo teórico, esto es el "periodo de transición". Puso a la orden del dia el problema del estado. El como servirse de un Estado para los intereses del proletariado cuando por definición todo Estado es de caracter conservador. El problema de la relación del Partido con el resto de la clase. El problema de como desarrollar la revolución cuando esta se estanca en el bastión proletario, el como establecer la dictadura del proletariado cuando este es minoritario con respecto a la composición social, el como organizarse el proletariado para salvaguardar su independencia y sus intereses, etc.. estos (y otros más) son los verdaderos problemas que deben plantearse de frente y sin prejuicios. Esos son las cuestiones a discernir.
    La revolución rusa fue el momento álgido de la conciencia proletaria mundial, hasta el momento. Al margen de nuestras simpatias por ella la realidad es que casi 100 años despues no queda ni rastro de la misma y que hemos perdido esa batalla. Solo si actuamos como marxistas sin temor a aprender de los errores podremos ganar la guerra. Responder con el insulto a quien mantiene interpretaciones diferentes de la nuestra es propio de quien hace de esto una cuestión personal con escasa convicción en el proletariado y en su lucha histórica y por ello ve en cualquier divergencia, de las ideas propias, una amenaza.
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    Mensaje por DP9M Lun Mayo 09, 2011 9:09 pm

    En tu segunda objeción te doy la razon en que decir que Rusia fue la potencia imperialista más sanguinaria es exagerado. Quizás no fue la más sanguinaria, quizás fuera la menos sanguinaria de todas, pero esto no debe ser una cuestión de grado.
    El hecho de que Alemania llegara tarde al reparto colonial y disponiendo de una capacidad economica a la que le resutaba vital ampliar mercados, forzo un primer reparto del mundo entre las principales potencia (guerra del 14), quedando nuevamente Alemania como perjudicada. La segunda guerra fue el nuevo intento por la redistribución del mercado mundial entre las potencias imperialistas. Todas las guerras son, en parte, defensivas pero su caracter era el de la confrontación entre distintas potencias economicas. Rusia se tenia que defender del intento de arrebatarle espacio economico (incluso todo) y como tal el Estado ruso tenia que preservar su propio espacio economico y delimitar los contornos de la coexistencia con el resto de grandes potencias. Pero del estado ruso se podia suponer que era un estado proletario y enfrentar el proletariado de una nación con el proletariado de otra para que se maten entre ellos por la defensa de sus respectivas burguesias nacionales (o estados nacionales, o la patria socialista o lo que sea) es una frontera de clase que en el marxismo no se debe sobrepasar. Mucho menos fue lo que confirmó el pase de la socialdemocracia alemana (y por tanto mundial) al campo de la burguesia.
    Dicho de otra manera mas que el grado de sanguinaria que fuera Rusia el problema es que lo hacia en nombre del proletariado mundial. O mejor dicho, que ya no lo hacia en nombre del proletariado sino que lo hacia en nombre del Estado ruso y actuo de igual manera que el resto de potencias imperialistas. De hecho se pacto unos aceptables terminos de coexistencia entre ellas.

    Madre de dios. ( ahora segun bagauta y su analisis, no soy comunista por usar una expresión semejante, es más, soy de la inquisición catolica a imagen y semejanza de la España de Carlos V )

    Exagerado no colega. Es una barbaridad, propia de escoria NAZI, una prostitución absoluta del materialismo. Es imposible que la mierda de ese texto lo haya escrito un marxista.

    Tu lo que no entiendes, por mucho que te joda, que la agresión sobre la URSS del Imperialismo , igual que en la Guerra Civil, no SOLO FUE POR Lebesraum Aleman, si no también para la destrucción del estado JUDEO MASÓN BOLCHEVIQUE que era el interes de la Burguesia INTERNACIONAL desde la Revolución Bolchevique preparandose COMO NUNCA desde hace una decada para lanzarse contra eso, que para los NAZIs , es la degeneración que supone el comunismo. Claro que es un tema economico , en todos los aspectos, erradicar el estado y el sistema que elimina como clase a la Burguesia del mundo entero.

    Tus acusaciones hacia la URSS es ente nuevo comentario tuyo, lo siento, pero son una gilipollez de campeonato. Seguro que no me equivoco si afirmo que usted no tiene ni la más pajolera idea de la Gran Guerra, ni lo que paso, ni lo que sucedió, mas que textos semejantes de MIERDA basadas en pura propaganda reaccionaria.

    El simple hecho de intentar retorcerte defendiendo esa basura de texto se ve de que pie cojeas tu.


    Rusia no SOLO se defendia contra el reparto economico, si no por simple superviviencia como estado socialista, fuera del EXTERMINIO, la BARBARIE, y la ESCLAVIZACIÓN que buscaban los NAZIs.

    Tu, desde tu miopía materialista, pro falta de información elemental, nos estas aqui pretendiedo comparar que lo que paso en la Gran Guerra, fue un problemilla de entendimiento entre potencias "imperialistas". Si se las gasta el personaje este. Con dos huevos.


    Pero del estado ruso se podia suponer que era un estado proletario y enfrentar el proletariado de una nación con el proletariado de otra para que se maten entre ellos por la defensa de sus respectivas burguesias nacionales (o estados nacionales, o la patria socialista o lo que sea) es una frontera de clase que en el marxismo no se debe sobrepasar.

    Esta chorrada que se supone que es??? tu eres marxista ??? ¿ Quienes eran lso propietaros de lso medios de producción en la URSS ? ¿ quien robaba la plusvaila y se enriquecia con el trabajo de los demás ? ¿ Donde están los nombres de los propietarios de empresas sovieticas que realizaban robo de plusvalia ? ¿ pero que tonteria es esa?. Es algo flipante lo de estos.

    QUE FUE UNA GUERRA DE SUPERVIVENCIA, va a venir aqui monaguillo de las sagradas escrituras, como tu a dar clases de "como ganar una guerra" o de que forma alentar a un pueblo para poder sobrevivir a la barbarie NAZI ( La guerra Imperialista más grande y brutal de la historia) el primer pais Socialista de la historia, sin experiencias pasadas, una potencia del progreso en tiempo record, de ser un pais de arados a la segunda potencia industrial del mundo.


    Leyendote , tus post interminables, para soltar las tonterias que sueltas. De Vergüenza MÁXIMA.


    Dicho de otra manera mas que el grado de sanguinaria que fuera Rusia el problema es que lo hacia en nombre del proletariado mundial. O mejor dicho, que ya no lo hacia en nombre del proletariado sino que lo hacia en nombre del Estado ruso y actuo de igual manera que el resto de potencias imperialistas. De hecho se pacto unos aceptables terminos de coexistencia entre ellas.

    El problema , que no tienes ni idea sobre lo "sanguinaria" que fue o dejase de ser la URSS, por que si tubieses una minima idea de lo que paso, no habrias tenido las pelotas de soltar ese texto en el foro, mucho menos, soltar las chorradas que sueltas. Algo criminal. De un NAZI uno se espera este monton de tonterias pero de supeustos "comunistas" ?? Y una mierda. Y bien que se os clasifica como colaboradores de la reacción por que para escribir burradas semejantes, no se puede hacer sin-querer.

    Monaguillo, tu interpretación de MArx, como el resto de tu "especie" es mas doctrinal que ninguna otra cosa, y no entender el Marxismo , como un "metodo" que es lo que es.

    Sobre lo que hiciese o no hiciese el estado Sovietico para sobrevivir y luchar por una causa que le interesa a todo el pueblo de la forma más oportuna a un pais que recien acaba de salir del feudalismo, le vas a dar tu lecciónes de como ganar la mayor guerra de la historia ,desde tu intento de juicio Marxista.

    Ahora, para este querido colega, como Marx dijo en las sagradas escrituras que el proeltariado no tiene patria, pues aqui tenemos a toda esta parafernalia , juzgando de forma infantil, antimaterialista, y completamente antidialectica, lo que paso en la URSS.


    No tengo tiempo de responder en consecuencia a la absurdez de tus argumentos, pero no podía esperarme. Solo espero que te den el repaso que te mereces ante de tu posición. Sobre todo para que los de tu especie, espabileis de una vez, por que es que es completamente CRIMINAL que os lleneis la boca de MArxismo cuando sois incapaces de construir un analisis materialista de la historia y sobre todo, acceder a información que posibilite ello.

    Es que esta peña no entiende lo que es el Imperialismo ni lo que es el Fascismo, no tienen ni puta idea de lo que es.


    Este es de la "escuela" de Iconoclasta y Disidente. Es algo flipante las chorradas que dicen. Y eso que en principio parece que saben de lo que hablan despues de los pedazo de tostones intelectualoides que sueltan. Que me parece muy bien solo que uno se siente con una perdida tremenda cuando al terminar se encuentra con unas conclusiones asi de estupidas, un claro indicio de "mucha paja y poco grano", es decir, que no por darnos unas clases de literatura nos estas dando un juicio ni medianamente serio de la historia del socialismo.

    Me alucina como estos que se permiten el estar juzgando y soltando todo tipo de chorradas compeltamente antimaterialistas sean los que se llenana la boca en representación de MArx.!!!

    ¿ y de donde sale esta interpretacion sesgada de la historia ? pues del troskismo y sus gilipolleces sobre que la URSS era Ncionalista o incluso, imperialista. ASi tenemos a estos otros, que se alimentan de los primeros

    Aqui estamos viendo en su esencia, como uno interpreta la historia desde el dogmatismo de las sagradas escrituras y no desde EL METODO que es lo que es el Marxismo. Otro ejemplo más , que no sirve de nada leer a Marx si no es desde el MArxismo.

    Otros iguales que tu y los tuyos, dicen que el marxismo es fascista , supremacista , y Europeista , por que juzgan a Marx por las notas privadas que se mandaba con Engels diciendo chorradas con contenido razista. Eso es tu "materialismo", es decir, puro dogamtismo eclesiastico.

    Como se peude juzgar lo que paso en la Gran Guerra , decir que no fue internacionalismo por que se hacian proclamas patrioticas y se renmemoraban a Heroes nacionales que combatieron a la invasión en iguales circusntancias. Como se peude decir, esa chorrada supuestamente basandose en un analisis marxista.

    EN fin, me voy, espero que alguien con tiempo y paciencia te de el repaso que necesitas.

    No es nada personal, solo que me aprece algo criminal vuestra existencia dentro del comunismo y toda la mierda propagandistica de la que os alimentais. Es que es perfectamente entendible que se os considere como un medio burgues encargado en dilapidar el socialismo. Total, os alimentais de la misma mierda para fundamentar vuestras argumentaciones, por eso se parecen tanto las mas fascistas con las de estos.

    Que os apostais a que sus "sanginarios" sovieticos se los saca de literatura de Goebbels, Hearst, Conquest y Beevor.




    Sigue defendiendo y minimizando la DEGENERACION ANTIMATERIALISTA de ese texto de mierda vete a saber tu de donde se saca eso.

    "igual ha exagerado un poco"

    Es igual que Iconoclasta, suelta que en la industrialización de los 30 murieron millones para asi dar peso a su imagen literaria de la URSS y de Stalin de un infierno de calaveras y sangre, y despues no tiene ni puta idea de donde sacarse esos "millones" y tiene que recurrir a algun diario NAZI que se basa en "aproximaciónes del autor"

    PURA FARANDULA, SENSACIONALISMO, PROPAGANDA de la más visceral sacada de lso voceros del anticomunismo, que estos PORTENATZOS DE LA DIALECTICA usan para formar su opiniones. Claro, portentos de la dialectica basandose solo en propaganda de los coldwarriors. Vaya elementos. Para un premio.


    Ni exagerar ni nada, alguien que tenga una minima puta idea de materialismo es imposible que pueda "exagerar" de esa manera. O es propaganda anticomunista consceinte, o el que lo escribe no tienen ni puta idea de lo que habla.

    Lo que mas me cabrea es que se supone que estos, SON COMUNISTAS, es que es algo flipante, es que incluso un jodido Liberal un poco enterado se partiria de risa cos esa mierda. Conozco a conservadores burgueses que fliparian con esa mierda de texto, supuestamnte, DE UN COMUNISTA.

    Vamos, que ni se le ocurra a nadie llamar a ese tipo del texto , marxista por que es que es una broma, un chiste. Flipante.
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    Mensaje por NSV Liit Mar Mayo 10, 2011 12:57 am

    Bagauda escribió:Compañero NSV:
    No veo que demuestres nada contra el texto como quieres hacer suponer.

    Hombre, compañero Bagauda, ¿cómo que no?

    evidentemente no me he metido con el texto en profundidad sino solo con unas cuantas cosas. Es que uno no tiene tiempo para estar todo el día analizando las chorradas que pongan algunos. Me he centrado solo en algunas cosas. Punto.



    En tu primera objeción dices que la conclusión de que en una hipotetica revolución esta tendiera inevitablemence hacia el capitalismo es que no debe hacerse la revolución y que hay que apoyar a la burguesia. Esta conclusión la sacas tu haciendola pasar por la inferencia logica a lo que afirma el texto.

    Sí, claro. Es que es la consecuencia lógica.

    A ver, si alguien dice:


    Incluso suponiendo lo imposible, es decir que el proletariado se haga con el poder, por un juego de circunstancias milagrosamente favorables, no podría mantenerlo en esas condiciones. En un lapso muy corto perdería el control de los acontecimientos y la revolución no tardaría en encarrilarse en las vías de vuelta al capitalismo.

    ¿de qué sirve que el proletariado tome el poder (con el esfuerzo y sacrificios que eso supone) si no va a poder mantenerlo y el capitalismo va a volver?

    Esa es una tesis totalmente socialdemócrata.

    Pienso que para quien quiera leer el texto en lo que dice, y no con prejuicios y disposición beligerante y negativa, lo anterior es claro.

    hombre, es que es difícil no tener esa predisposición beligerante si a las primeras de cambio suelta una chorrada como la que viene después. Y te recuerdo que es un texto escrito en 1946.

    De todas formas con esto lo que pretendía resaltar es la incoherencia del texto, no otra cosa.

    En tu segunda objeción te doy la razon en que decir que Rusia fue la potencia imperialista más sanguinaria es exagerado.

    No ex exagerado es una brutalidad. Y además es simplemente falso. Y demuestra que el autor del texto era incapaz de pensar con lógica y objetividad ya que se deja llevar por su odio a la URSS (y esa frase es prueba de eso).


    Quizás no fue la más sanguinaria, quizás fuera la menos sanguinaria de todas, pero esto no debe ser una cuestión de grado.

    no, no es una cuestión de grado. Es una cuestión básica.

    Rusia se tenia que defender del intento de arrebatarle espacio economico (incluso todo) y como tal el Estado ruso tenia que preservar su propio espacio economico y delimitar los contornos de la coexistencia con el resto de grandes potencias.

    hablemos con propiedad, no se trata del estado ruso, sino del estado soviético. ¿coexistencia? te recuerdo que hubo algo llamado guerra fría y que en algunos momentos estuvo a punto de estallar una guerra entre ambos bloques. Después de la Segunda Guerra Mundial la URSS estaba tan aislada como siempre (con la diferencia de que ahora lo estaba con unos cuantos países más, pero económicamente estaba agotada por el esfuerzo bélico). Incluso en los años 50 esa coexistencia de la que hablas no era impedimiento para que los países occidentales desestabilizaran de cualquier manera a los países socialistas (véase el caso del apoyo a los grupos fascistas húngaros).


    Pero del estado ruso se podia suponer que era un estado proletario y enfrentar el proletariado de una nación con el proletariado de otra para que se maten entre ellos por la defensa de sus respectivas burguesias nacionales (o estados nacionales, o la patria socialista o lo que sea) es una frontera de clase que en el marxismo no se debe sobrepasar.

    esto es simplemente incomprensible... Alemania (con su proletariado) atacó a la URSS. La URSS se defendió del exterminio. La URSS no estaba defendiendo su respectiva burguesía nacional (en el caso en el que algo así existiera), estaba defendiendo a su pueblo y al de gran parte de Europa. Te recuerdo que el plan alemán se basaba en el exterminio de pueblos enteros, no solo de la supuesta burguesía que encontraran por ahí.


    Dicho de otra manera mas que el grado de sanguinaria que fuera Rusia el problema es que lo hacia en nombre del proletariado mundial.

    Otra vez, no es Rusia es la URSS.

    O mejor dicho, que ya no lo hacia en nombre del proletariado sino que lo hacia en nombre del Estado ruso y actuo de igual manera que el resto de potencias imperialistas.

    ¿Cómo que no lo hacía en nombre del proletariado? por su puesto que lo hacía en nombre del proletariado (y del campesinado y de todo el pueblo soviético). Y no actuó igual que el resto de pontencias imperialistas, basta con echar un vistazo por ejemplo a la ayuda que perstó a la República Española. Te recuerdo que las potencias imperialistas vendieron países enteros a Alemania, la URSS no lo hizo, todo lo contrario.


    De hecho se pacto unos aceptables terminos de coexistencia entre ellas.

    Esto se ha comentado antes. La coexistencia es un proceso que empieza mucho más tarde, durante la época de Jruschov.

    En tu tercera objecion dices que la tendencia a la limitación de la propiedad privada por las nacionalizaciones actualmente no se da. Y puede ser cierto que ahora no se den nacionalizaciones como tendencia del capitalismo,

    pues eso era lo que estaba diciendo... no es que "pueda ser cierto", es que lo es. Basta con echar un vistazo a como funciona el capitalismo actual.

    pero lo que caracteriza al capitalismo de estado, en todas partes

    ya, pero no hablábamos del capitalismo de estado, sino del capitalismo en general. por otro lado ¿qué es eso de capitalismo de estado? Yo no creo en la teoría del capitalismo de estado, así que por ese camino no te voy a seguir.

    Esto se ha hecho no solo a sabiendas del Estado y con su consentimiento, sino instados por el como uno de los pocos recursos que le quedaba al sistema capitalista para poder crecer.

    ¿y? eso no significa que por ejemplo en España haya un sistema de capitalismo de estado. En España tampoco es característico en la actualidad un proceso de nacionalizaciones de ningún tipo.

    El capitalismo de estado es la forma del capitalismo mundial.

    No. El capitalismo de estado ahora no es la forma del capitalismo mundial. Puede que los sea dentro de 20 años. O cuando China se convierta en primer potencia mundial, en el caso de que tenga una economía capitalista y estatal. No lo sé. Pero hoy por hoy no lo es.

    El resto de lo que has escrito me parece más serio y con mucha más base que todo lo anterior, si hubieras empezado así, la discusión habría sido mucho más productiva. No estoy de acuerdo con todo, pero me parece que en base a eso se puede discutir de manera más sana que hasta ahora.


    Lo que define la marcha a el socialismo es la tendencia a la desaparición del salario, osea la relación salarial (y tambien la tendencia a la desaparición del Estado).

    No creo, a mí me parece que el salario es más bien solo un reflejo de esa marcha al socialismo, no lo que lo define. De todas formas en los primeros años de la revolución fue precisamente la época en la que más cerca estuvo de desaparecer el salario (en la práctica desapareció) y eso no llevó a la Rusia Bolchevique más cerca del socialismo.


    En mi opinión lo que tiene sentido es hablar de el triunfo de una revolución proletariae en Rusia, que abre un periodo de transición y plantea toda una serie de problemas que el proletariado no habia previsto en su totalidad,para los que los comunistas no tenian las respuestas y que tuvieron que improvisar con más o menos acierto.

    Pues en esto estoy totalmente de acuerdo. Igual que con casi todo el resto (aunque creo que también importa lo que se hizo bien).



    La revolución rusa fue el momento álgido de la conciencia proletaria mundial, hasta el momento. Al margen de nuestras simpatias por ella la realidad es que casi 100 años despues no queda ni rastro de la misma y que hemos perdido esa batalla. Solo si actuamos como marxistas sin temor a aprender de los errores podremos ganar la guerra.

    Pero aquí nadie está negando eso, todo lo contrario, casi todos los compañeros compartirán esto al 200%. Pero también hay que defender ese proyecto (aunque acabara en fracaso por determinadas razones), por que no hacerlo supone una forma de cesión ante el capitalismo. Y por que además tenía muchas cosas positivas y que hay que defender (aunque también las tenga negativas y deban ser criticadas o analizadas para que no se repitan).


    Responder con el insulto a quien mantiene interpretaciones diferentes de la nuestra es propio de quien hace de esto una cuestión personal con escasa convicción en el proletariado y en su lucha histórica y por ello ve en cualquier divergencia, de las ideas propias, una amenaza.

    El problema es las cosas se pueden decir de muchas maneras. Y el texto que has puesto empieza de la peor forma, y por eso se han usado insultos, porque el texto decía algunas cosas brutales e inaceptables. Si ese texto hubiera empezado como has acabado tú este comentario, merecería mucho más respeto por nuestra parte, y nadie habría lanzado insultos contra él, porque no lo veríamos como un ataque directo a la experiencia socialista, sino como un intento de análisis para mejorarlo, eliminar sus errores y para dar las claves para que la próxima vez no se comentan los mismos errores. Pero el texto no hace algo así y de hecho suelta alguna perlita que ya ya...

    Sinceramente, compañero, me parece mucho mejor lo que has escrito tú en la parte final de tu comentario que el texto al que estás defendiendo...

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