Después de 134 días sin probar alimentos sólidos y sin tomar ni un sorbo de líquido, Guillermo Fariñas llevó a sus labios un vaso plástico de color rojo y bebió un poco de agua. Eran las dos y 15 minutos de la tarde del jueves 8 de julio y del otro lado del cristal de la sala de Terapia Intensiva donde está ingresado, decenas de amigos que lo observaban se pusieron a aplaudir como si hubieran sido testigos de un milagro.
De un milagro no... Del segundo adveniento de Jesús com mínimo.
Gilipollas, que escribe para gilipollas y que se piensa que por norma el resto del mundo es gilipollas.
Siempre que leo a la gusana esta me encuantro alguna gañanería de este estilo.