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    Organizar la crítica de masas desde abajo. Por J. V. Stalin

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    Mensaje por ElAlmendruco Jue Jul 26, 2012 4:55 am

    Por: J. V. Stalin

    La segunda cuestión se refiere a las tareas de la lucha contra el burocratismo, a las tareas de la organización de la crítica de nuestros defectos por las masas, a la tarea del control de masas desde abajo.

    El burocratismo es uno de los peores enemigos de nuestro avance. Alienta en todas nuestras organizaciones, tanto en las del Partido y del Komsomol, como en las sindicales y administrativas. Cuandose habla de los burócratas, suele señalarse con el dedo a los viejos funcionarios sin-partido, a los que se suele dibujar con gafas en las caricaturas. Eso no es del todo acertado, camaradas. Si se tratara sólo de los viejos burócratas, la lucha contra el burocratismo sería la cosa más fácil. La desgracia es que no se trata de los viejos burócratas. Se trata, camaradas, de los nuevos burócratas, se trata de los burócratas que simpatizan con el Poder Soviético, se trata, por último, de burócratas que militan en el Partido. El burócrata “comunista” es el tipo de burócrata más peligroso. ¿Por qué? Porque enmascara su burocratismo con el título de militante del Partido. Y por desgracia, esos burócratas comunistas no escasean entre nosotros.

    Tomad nuestras organizaciones del Partido. Seguramente, habréis leído acerca del asunto de Smolensk, del asunto de Artiómovsk, etc. ¿Qué es eso, una casualidad? ¿A qué se deben esos hechos vergonzosos de descomposición y de corrupción moral en algunos eslabones de nuestras organizaciones del Partido? A que se ha llevado al absurdo el monopolio del Partido, a que se ha amordazado a los militantes de base, a que se ha aniquilado la democracia interna del Partido, a que se ha implantado el burocratismo. ¿Cómo se debe luchar contra ese mal? Opino que no hay ni puede haber más medio para luchar contra ese mal que la organización del control por las masas del Partido desde abajo, que implantar la democracia interna del Partido. ¿Qué se puede objetar a que se encienda la furia de las masas del Partido contra esos elementos degenerados y se les dé la posibilidad de arrojarlos a puntapiés? Difícilmente podrá objetarse nada contra ello.

    O tomemos, por ejemplo, el Komsomol. No vais a negar, por supuesto, que en algunas organizaciones del Komsomol hay elementos completamente degenerados, contra los que es absolutamente indispensable luchar sin cuartel. Pero dejemos a un lado a los degenerados. Tomemos el último hecho de la lucha de grupos, lucha sin principios, que se ha desarrollado en el Komsomol en torno a determinadas personas, de esa lucha que envenena la atmósfera en el Komsomo1. ¿A qué se debe que en el Komsomol haya cuantos «kosarievistas» y «sobolievistas» se quiera, mientras que a los marxistas hay que buscarlos con candil? ¿Qué evidencia este hecho sino que en algunos eslabones de las altas esferas del Komsomol se está desarrollando un proceso de anquilosamiento burocrático?

    ¿Y los sindicatos? ¿Quién va a negar que en los sindicatos hay cuanto burocratismo se quiera? Tenemos

    reuniones de producción en las empresas. Tenemos comisiones provisionales de control en los sindicatos. La tarea de estas organizaciones consiste en despertar a las masas, en poner al desnudo nuestros defectos y trazar las vías para mejorar nuestra edificación. ¿Por qué estas organizaciones no se desarrollan? ¿Por qué en ellas no bulle la vida? ¿No está claro que el burocratismo en los sindicatos, sumado al burocratismo en las organizaciones del Partido, no deja que se desarrollen estas importantísimas organizaciones de la clase obrera?

    Finalmente, nuestras organizaciones económicas. ¿Quién va a negar que a nuestros organismos económicos los aqueja la dolencia del burocratismo? Tomad, por ejemplo, el asunto de Shajti. ¿Acaso el asunto de Shajti no evidencia que nuestros organismos económicos no avanzan, sino que se arrastran?

    ¿Cómo se puede poner fin al burocratismo en todas esas organizaciones?

    Para ello no hay más que un camino: organizar el control desde abajo, organizar la crítica de las vastas masas de la clase obrera contra el burocratismo de nuestras instituciones, contra sus defectos, contra sus errores.

    Yo sé que al encender la furia de las masas trabajadoras contra las deformaciones burocráticas de nuestras organizaciones hay que meterse a veces con algunos de nuestros camaradas que tienen méritos contraídos en el pasado, pero que ahora padecen la dolencia del burocratismo. ¿Mas acaso puede eso detener nuestra labor de organización del control desde abajo? Creo que ni puede ni debe. Por los viejos méritos hay que inclinarse ante ellos, pero por sus errores y su burocratismo actuales podría dárseles un buen estacazo. ¿Se puede, acaso, proceder de otro modo? ¿Por qué no hacerlo, si lo exigen los intereses de la causa?

    Se habla de crítica desde arriba, de crítica por parte de la Inspección Obrera y Campesina, del CC de nuestro Partido, etc. Todo eso, naturalmente, está bien. Pero dista mucho de ser suficiente. Es más, hoy lo principal no consiste, ni mucho menos, en eso. Lo principal consiste hoy en levantar una vasta ola de crítica desde abajo contra el burocratismo en general y contra los defectos de nuestro trabajo en particular. Sólo organizando una doble presión, desde arriba y desde abajo, sólo desplazando el centro de gravedad a la crítica desde abajo se podrá contar con el éxito en la lucha por extirpar el burocratismo.

    Sería erróneo pensar que sólo los dirigentes poseen experiencia de edificación. Eso es equivocado,camaradas. Las vastas masas obreras que levantan nuestra industria acumulan día tras día una enorme experiencia de edificación, tan valiosa para nosotros como la experiencia de los dirigentes. La crítica de masas desde abajo, el control desde abajo son necesarios, entre otras cosas, para que esa experiencia de las vastas masas no se pierda sin provecho, para tenerla en cuenta y darle aplicación práctica.

    De aquí la tarea inmediata del Partido: luchar implacablemente contra el burocratismo, organizar la crítica de masas desde abajo, tener en cuenta esta crítica en las decisiones prácticas relativas a la eliminación de nuestros defectos.

    No puede decirse que el Komsomol y, sobre todo, «Komsomólskaia Pravda», no tomen en consideración la importancia de esta tarea. Lo malo es que a menudo no se cumple esa tarea con toda consecuencia. Y para cumplirla con toda consecuencia no sólo hay que tomar en consideración la crítica, sino, también, los resultados de la crítica, las mejorías que se hacen como resultado de la crítica.

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