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    El trotskismo superior de Tony Cliff

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    Mensaje por ñángara Mar Jul 21, 2015 2:15 am

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    Tony Cliff (Yigael Gluckstein, Palestina, 20 de mayo de 1917 – 9 de mayo de 2000) fundador en el Reino Unido del Socialist Workers Party (SWP)

    El comunista judío/inglés Tony Cliff renueva los aportes originales de Trotsky mediante 3 teorías:

      (1) la teoría del capitalismo de Estado, que explica la dilatada estabilidad de la Unión Soviética estalinista y su posterior derrumbe;    

      (2) la teoría de la economía armamentista permanente , que explica la larga prosperidad del capitalismo occidental de post 2 guerra mundial, y como ella contenía las semillas de sus futuras crisis;    

      (3) la teoría de la revolución permanente desviada , que explica el curso seguido por las revoluciones en el Tercer Mundo.


    Permítanmte utilizar el nombre español deflector para inventar un barbarismo conque mejor se puede traducir la expresión en inglés "Deflected Permanent Revolution".


    La Revolución permanente "deflectada"

    La teoría de Trotski sugería que en el Tercer Mundo las fuerzas impulsoras del desarrollo social llevarían a la revolución permanente y a los trabajadores a la lucha por el socialismo. Pero ante la ausencia del sujeto revolucionario, de la actividad y de la dirección de la clase trabajadora, el resultado fue un liderazgo y un objetivo diferente —el capitalismo de Estado.

    Teniendo en cuenta lo que es de validez universal en la teoría de Trotski (el carácter conservador de la burguesía) y lo que depende de la actividad subjetiva de la clase trabajadora, se puede llegar a una versión de la misma, que por falta de un nombre mejor, llamamos teoría de la revolución permanente desviada . En ella el tema central de la teoría de Trotski permanece tan válido como siempre: la clase trabajadora debe seguir su lucha revolucionaria hasta que triunfe en todo el mundo. Sin alcanzar esta meta no puede lograr su libertad.

    Resumen de la teoría de la Revolución permanente:

    (1) Una burguesía que llega tarde a la escena histórica es fundamentalmente diferente de sus antecesoras de hace uno o dos siglos. Es incapaz de proporcionar una solución democrática consistente al problema de la opresión del feudalismo y del imperialismo. Es incapaz de llevar a cabo la completa destrucción del feudalismo, de conseguir una independencia nacional genuina y la democracia política. La burguesía ya no es revolucionaria, ni en los países avanzados ni en los atrasados. Es una fuerza absolutamente conservadora.

    (2) El papel revolucionario decisivo recae sobre la clase trabajadora, a pesar de que pueda ser bastante joven y pequeña en número.

    (3) El campesinado es incapaz de una acción independiente, por esto seguirá a las ciudades y, en vista de los puntos anteriores, seguirá el liderazgo de la clase trabajadora industrial.

    (4) Una auténtica solución para la cuestión agraria y para la cuestión nacional, una ruptura de las ataduras sociales e imperiales que impiden el rápido avance económico, supone ir más allá de los límites de la propiedad privada burguesa. “La revolución democrática se transforma directamente en socialista, convirtiéndose con ello en revolución permanente”. 117

    (5) “El triunfo de la revolución socialista es impensable dentro de las fronteras nacionales de un país… Por lo tanto, la revolución socialista se convierte en permanente en un sentido nuevo y más amplio de la palabra: en el sentido de que sólo se completa con la victoria definitiva de la nueva sociedad en todo el planeta”. 118 Es un sueño reaccionario intentar alcanzar el “socialismo en un solo país”.

    (6) Como resultado, la revolución en los países atrasados conduciría a convulsiones en los países avanzados.


    Mientras que la naturaleza conservadora y cobarde de una burguesía que se desarrolla tarde (primer punto) es una ley absoluta, el carácter revolucionario de una clase trabajadora joven (segundo punto) no es inevitable ni absoluto. Si la clase trabajadora no es necesariamente revolucionaria, entonces los puntos (3) a (5) no se realizan.

    Una vez que la constante de la naturaleza revolucionaria de la clase trabajadora es puesta en duda, siendo esta constante el pilar central de la teoría de Trotski, toda la estructura se desmorona. Su tercer punto no se efectiviza, ya que el campesinado no puede seguir a una clase trabajadora no revolucionaria, y el resto de los elementos que conlleva también fallan. Pero esto no significa que no pase nada.

    Una combinación de circunstancias nacionales e internacionales hace imperativo para las fuerzas productivas romper las restricciones del feudalismo y del imperialismo. Las rebeliones campesinas se expanden más intensamente que con anterioridad. En ellas se arraiga también la rebelión nacional contra la ruina económica producida por el imperialismo. El resultado fue un tipo de transformación que incluía elementos de la revolución permanente mientras se apartaba de ésta en aspectos radicales. A esto le llamamos: revolución permanente desviada , una teoría que fue presentada por primera vez por Cliff en 1963.

    Si las dos principales clases de la sociedad contemporánea, los capitalistas y los trabajadores, no juegan un papel central —una porque se había vuelto una fuerza conservadora, y la otra porque se había alejado de su meta debido al estalinismo y al reformismo— ¿cómo podían ocurrir procesos tan importantes? El crecimiento de las fuerzas productivas y los levantamientos campesinos no podrían haber sido capaces por sí mismos de derrotar a la propiedad privada y al imperialismo.
    Otros cuatro factores ayudaron a ello:

    (1) La debilidad del imperialismo mundial que fue resultado del aumento de las contradicciones entre los bloques de poder y la parálisis que afectaba su intervención fruto del peligro nuclear. Esto limitó parcialmente su capacidad para intervenir en el Tercer Mundo por temor a iniciar una guerra.

    (2) La creciente importancia del Estado en los países atrasados. Cuando la sociedad tiene que desarrollar una tarea y la clase social que tradicionalmente la lleva a cabo no existe, otro grupo de gente —con frecuencia la burocracia estatal— hará dicha labor. Ello refleja no solo ni principalmente, la base económica nacional en la cual se sustenta, sino el carácter supranacional de la actual economía mundial.

    (3) El impacto del estalinismo y del reformismo, al conducir la fuerza del movimiento obrero en una dirección diferente que la revolución socialista. Frecuentemente los partidos comunistas y otros movimientos similares, con influencia entre los trabajadores, dedicaron sus esfuerzos a sostener y colaborar con fuerzas locales que representaban otros intereses de clase.

    (4) La creciente importancia de la intelectualidad como liderazgo unificador de la nación y sobre todo como manipuladora de las masas. Este último punto necesita una elaboración especial.



    La importancia de los intelectuales en el movimiento revolucionario está en proporción directa al retraso general —económico, social y cultural— de las masas de las cuales emerge. Es característico que el movimiento populista ruso, el cual más que cualquier otro enfatizó la necesidad de revolucionar los elementos más atrasados de la sociedad, —esto es, a los campesinos— fuera también el grupo que diera la mayor importancia a la intelectualidad, a los maestros del “pensamiento crítico”.
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    Mensaje por ñángara Mar Jul 21, 2015 2:25 am

    Ejemplos de Revoluciones "deflectadas"

    La subida de Mao al poder

    A pesar de la etiqueta “comunista” de la victoria de Mao sobre el Kuomintang nacionalista en 1949, la clase trabajadora industrial no jugó ningún papel en ella. Incluso la composición social del propio Partido Comunista Chino era ajena a la clase trabajadora. El ascenso de Mao dentro del partido coincidió en el tiempo con el período en que este dejó de ser un partido formado por trabajadores. Hacia fines de 1926 al menos el 66% de los miembros del partido eran obreros, otro 22% intelectuales y sólo un 5% campesinos. Hacia noviembre de 1928 el porcentaje de trabajadores había descendido en más de cuatro quintos y un informe oficial admitía que el partido “no tiene un sólo núcleo saludable entre los trabajadores industriales” . El propio partido afirmaba que los trabajadores comprendían sólo el 10% de los afiliados en 1928, 3% en 1929, 2,5% en marzo de 1930, 1,6% en septiembre del mismo año y prácticamente nada hacia su final. Desde entonces y hasta la victoria final de Mao, el partido prácticamente no contó con trabajadores industriales en sus filas.

    Durante algunos años el partido estuvo limitado a movimientos insurgentes de campesinos en las provincias de China central donde estableció una República Soviética China. Más tarde, después de la derrota militar en las provincias de China central (1934) se trasladó al norte de Sensí, en el noroeste del país. En ambas áreas no había trabajadores industriales. Una publicación del Comintern no exageraba cuando expresaba que “la región fronteriza es una de las más atrasadas de China en el campo socioeconómico”. Chu Teh decía lo mismo: “Las regiones bajo la dirección de los comunistas son las más atrasadas económicamente de todo el país…”. Ni una sola ciudad estuvo bajo el control de los comunistas hasta un par de años antes del establecimiento de la República Popular China.

    Era tan poca la relevancia que tenían los trabajadores en la estrategia del Partido Comunista durante el período de la subida de Mao al poder, que el partido no creyó necesario convocar un Congreso Nacional de los sindicatos durante diecinueve años, después del que se realizara en 1929. Ni tan siquiera se preocupó de buscar apoyo entre los trabajadores, como demuestra su declaración de no intentar mantener ninguna organización en las áreas controladas por el Kuomintang durante los años cruciales de 1937-45. Cuando en diciembre de 1937 el gobierno del Kuomintang decretó la pena de muerte para los trabajadores que fueran a la huelga —e incluso para los que apenas la promovieran— mientras continuara la guerra contra los japoneses, un miembro del Partido Comunista dijo a un periodista que el partido estaba “completamente satisfecho” con la conducta del gobierno respecto a la guerra. Incluso después del estallido de la guerra civil entre el Partido Comunista y el Kuomintang, ninguna organización del partido funcionó en las áreas de este último, las cuales incluían todos los centros industriales del país.

    La conquista de las ciudades por parte de Mao demostró más claramente todavía el completo divorcio entre el Partido Comunista y la clase trabajadora. Los líderes comunistas hicieron todo lo que pudieron para evitar que los trabajadores se sublevaran en las ciudades, en vísperas de la toma de éstas por el partido. Antes de la caída de Tientsin y Pekín, por ejemplo, el general Lin Piao, comandante del frente, publicó una proclama llamando al pueblo a:

    mantener el orden y continuar con sus ocupaciones. Oficiales del Kuomintang o personal de policía de provincia, ciudad, país u otros niveles de las instituciones gubernamentales; personal de distrito, ciudad, pueblo o Pao Chia [poder municipal]… se les ordena permanecer en sus puestos.

    Al tiempo que cruzaban el río Yangtze, antes de que las grandes ciudades del sur y centro de China (Shanghai, Hankow, Cantón) cayeran en poder de Mao, éste y Chu Teh hicieron pública otra proclama:

    …se espera que los obreros y empleados de todos los oficios continúen trabajando y que los negocios funcionen con normalidad… los oficiales de todos los niveles del gobierno central, provincial, municipal y local del Kuomintang, o delegados a la “Asamblea Nacional ”, miembros de los Yuan Legislativos o de Control, o de los Consejos Políticos Populares, personal de la policía y jefes de las organizaciones del Pao Chia… han de permanecer en sus puestos, y obedecer las ordenes del Ejército Popular de Liberación y del Gobierno Popular.

    La clase trabajadora cumplió y permaneció inerte. Un informe desde Nanking el 22 de abril de 1949, dos días antes de que el Ejército Popular de Liberación ocupara la ciudad, describía la situación de esta manera:

    La población de Nanking no muestra signos de agitación. Multitudes curiosas fueron vistas observando a la orilla del río el duelo de fusiles al otro lado del mismo. Los negocios funcionan con normalidad. Algunas tiendas han cerrado pero esto se debe a la escasez de comercio. Los cines siguen llenos.

    Un mes más tarde un corresponsal del New York Times escribía desde Shanghai, “las tropas rojas han comenzado a enganchar carteles en chino instando a la población a que mantenga la calma y asegurándole que no tiene nada que temer”. En Cantón “después de su entrada, los comunistas tomaron contacto con la comisaría e instruyeron a los oficiales y hombres para que permanecieran en sus puestos y mantuvieran el orden”.

    La afirmación de Trotski de que las tareas de la revolución burguesa -como la liberación de la dominación imperialista- sólo podrían ser logradas por los trabajadores, no explicaba lo ocurrido en China.





    La llegada de Fidel al poder

    Otro ejemplo de un desarrollo que no se ajusta a la situación prevista por Trotski, era el de Cuba. Aquí ni la clase trabajadora ni el campesinado tuvieron un serio papel, sino que fueron los intelectuales de clase media los que ocuparon completamente el campo de batalla. El libro de C. Wright Mills, Escucha Yankee , el cual es un monólogo más o menos auténtico de los líderes cubanos, trata en un principio de lo que no fue la revolución:

    …la revolución no fue una lucha… entre trabajadores asalariados y capitalistas… Nuestra revolución no es una revolución llevada a cabo por sindicatos obreros o por trabajadores asalariados de la ciudad, o por partidos obreros o cualquier otra cosa similar… los trabajadores asalariados de la ciudad no tenían ninguna conciencia revolucionaria; sus sindicatos eran parecidos a los sindicatos norteamericanos, movilizándose para conseguir mayores salarios y mejores condiciones de trabajo. Eso era todo lo que los movilizaba. Y algunos eran más corruptos que algunos de los [norteamericanos]. C. Wright Mills, Listen Yankee (Nueva York, 1960), p. 47

    Paul Baran, partidario sin críticas de Fidel, después de algunas entrevistas con líderes cubanos sobre el papel insignificante de los trabajadores industriales en la revolución, escribió:

    Parece que el segmento empleado de la clase trabajadora industrial permaneció en general pasivo, a lo largo del período revolucionario. Formando la capa “aristocrática” del proletariado cubano, estos trabajadores obtenían beneficios del monopolio del comercio exterior y nacional, se les pagaba bien en términos latinoamericanos, y disfrutaban de un nivel de vida considerablemente más alto que el de la mayoría del pueblo cubano. El movimiento sindical estaba dominado por el “sindicalismo amarillo” al estilo de Estados Unidos y estaba impregnado por la mafia y el gangsterismo. P. A. Baran, Reflections on the Cuban Revolution (Nueva York, 1961), p. 17.

    La indiferencia de la clase trabajadora industrial explica el fracaso total de la convocatoria de Fidel a una huelga general el 9 de abril de 1958, dieciséis meses después del inicio del alzamiento y ocho meses antes de la caída de Batista —el dictador cubano. Los trabajadores permanecieron indiferentes, y los comunistas la sabotearon. Fue algún tiempo más tarde que estos últimos se subieron al carro de la revolución.
    El partido comunista anterior a la llegada de Fidel al poder, llamado Partido Socialista Popular, tenía mucho para borrar de su historia. Respaldó al gobierno de Batista entre 1939 y 1946. Participó en el primer gobierno de Batista con dos ministros. En 1944 el periódico comunista Hoy calificó a Batista como “el ídolo del pueblo, el gran hombre de nuestra política nacional, el hombre que encarna los sagrados ideales de una nueva Cuba”. Fidel era considerado un aventurero pequeñoburgués. Los comunistas no cooperaron con la huelga general de abril de 1958. Y recién el 28 de junio de 1958 ellos comenzaron tímidamente a pregonar la realización de unas “limpias elecciones democráticas” con el fin de librarse de Batista. Ver P. A. Baran, op. cit.

    No sólo la clase trabajadora estuvo ausente del levantamiento dirigido por Fidel, sino también el campesinado. Hacia abril de 1958, el número total de hombres armados al mando de Fidel era aproximadamente de 180 y, en el momento de la caída de Batista había aumentado solamente hasta 803. 113 Los cuadros de Fidel eran intelectuales. Y los campesinos que participaron no eran trabajadores agrícolas asalariados, inspirados en el colectivismo, como Mills y Baran afirmaban. El Che describe a los campesinos que se unieron a Fidel en Sierra Maestra, diciendo que:

    Los soldados que componían nuestro primer ejército guerrillero eran gente de campo que procedían del tipo de clase social que muestra su amor por la posesión de la tierra de la forma más agresiva, lo cual representa perfectamente el espíritu catalogado como pequeñoburgués. Che Guevara, “Cuba: Exceptional Case?”, Monthly Review (Nueva York), julio-agosto de 1961, p. 59.

    El movimiento liderado por Fidel era de clase media. Los 82 hombres que bajo su mando invadieron Cuba desde México en diciembre de 1956 y los 12 que sobrevivieron luego de los primeros choques, procedían de esa clase media.

    “Las mayores pérdidas las sufrió el movimiento de resistencia urbano, en gran parte de clase media, el cual creó los ácidos políticos y psicológicos que corroían las fuerzas armadas de Batista”. T. Draper, “Castro's Cuba. A Revolution Betrayed?”, Encounter (London), marzo de 1961.

    Sacando conclusiones generales de su experiencia, el Che expresaba que la clase trabajadora industrial no sería relevante en las futuras revoluciones socialistas:

    Los campesinos , con un ejército compuesto por su propia gente, luchando por sus propios grandes objetivos, principalmente por una distribución justa de la tierra, vendrán desde el campo a tomar las ciudades… Este ejército, creado en el campo, donde las condiciones subjetivas se desarrollan para la toma del poder, procede a conquistar las ciudades desde fuera… Che Guevara, op. cit, p. 63.

    En el resto del Tercer Mundo la clase trabajadora no jugó más que un papel secundario en las transformaciones sociales de posguerra, e incluso cuando estuvo presente no actuó como una fuerza independiente que lucha por la revolución socialista, como en el caso de Rusia durante 1917.

    Por consiguiente, los procesos de superación de las relaciones socioeconómicas atrasadas y el logro de la liberación nacional del imperialismo, fueron encabezados por una variedad de fuerzas principalmente provenientes de la intelectualidad y del Estado, las cuales jugaron el papel atribuido a la clase trabajadora en la teoría de la revolución permanente de Trotski. A pesar de que los desarrollos en África, Asia y América Latina variaron, el capitalismo de Estado fue, en mayor o menor medida, el resultado dominante.
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    Mensaje por Razion Mar Jul 21, 2015 2:55 am

    El movimiento liderado por Fidel era de clase media. Los 82 hombres que bajo su mando invadieron Cuba desde México en diciembre de 1956 y los 12 que sobrevivieron luego de los primeros choques, procedían de esa clase media.

    “Las mayores pérdidas las sufrió el movimiento de resistencia urbano, en gran parte de clase media, el cual creó los ácidos políticos y psicológicos que corroían las fuerzas armadas de Batista”. T. Draper, “Castro's Cuba. A Revolution Betrayed?”, Encounter (London), marzo de 1961.

    Draper como fuente la verdad que no es muy copado. Leí de él parte de "La Revolución de Castro ...", una basura como material. Lo único destacable es que le explicaba a sus gobernantes que la estrategia seguida contra Cuba, llevaba al fracaso a los yanquis.
    El error igual está en hablar de "clases medias" cuando nos referimos a clases sociales. El M26 de Julio no eran solo los combatientes del Granma, por otro lado si se critica la procedencia social del Che o Fidel, se debería hacer lo mismo con la de Lenin, Marx, Engels (o Trotsky que es a quién reivindica el autor). Por otro lado, quien quiera ver una revolución socialista a la usanza de la lógica perseguida para un país industrializado, en el caso de países coloniales o semi-coloniales con tareas nacionales pendientes, es que no comprendió los postulados referidos a éste tipo de países de la tercera Internacional bajo dirección de Lenin. Las revoluciones socialistas comienzan como procesos nacionales revolucionarios, que son cooptados por una dirección comunista o proletaria que encamina la lucha nacional hacia una lucha contra el capitalismo. A mi entender, eso ocurrió en Cuba, pese a las dificultades e idas y vueltas del proceso y al devenir posterior de la revolución. Pero no se puede dar a entender que "como no nace comunista está destinada al fracaso". Sino también se anulan los procesos democráticos revolucionarios que pudieran avanzar hacia el socialismo como bien decía Lenin.

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