El modelo de financiación en el eje de la estrategia Universidad 2015, por C. Hermida
http://www.pceml.info/2011/09/22/el-modelo-de-financiacion-en-el-eje-de-la-estrategia-universidad-2015-por-c-hermida/
El 26 de abril de 2010, el Consejo de Universidades y el Consejo General de Política Universitaria aprobaron un extenso informe titulado Documento de mejora y seguimiento de las Políticas de Financiación de las Universidades para promover la excelencia académica e incrementar el impacto socioeconómico del Sistema Universitario Español,en el que se plantea una profunda remodelación de la financiación de la Universidad española en el marco de la denominada “Estrategia Universidad 2015”. Dicha Estrategia se propone adaptar el sistema universitario de nuestro país al “Espacio Europeo de Educación Superior” y tiene como objetivo insertar la universidad en los nuevos cambios económicos y en el nuevo modelo de crecimiento económico que se prevé para los próximos años. En esta estrategia, uno de los ejes fundamentales de actuación es el referido a la financiación: “La cuestión es identificar qué cambios organizativos y qué instrumentos de financiación son idóneos para que las universidades españolas puedan convertirse en piezas clave del cambio de modelo de crecimiento económico basado en las mejoras de la productividad que puedan derivarse de un cambio en la especialización de la economía impulsado por el desarrollo científico y tecnológico y por la innovación” (Documento… p. 12).
Adornado por la necesidad de alcanzar la excelencia académica y situar a nuestras universidades entre las mejores del mundo, lo que el Documento plantea es la supeditación de la Universidad a la empresa privada y el sometimiento a las leyes del mercado. De forma explícita se afirma que el cambio propuesto encontrará diversos obstáculos, entre ellos “la falta de tradición y colaboración con el tejido productivo y la escasa cultura para realizar investigación bajo demanda” (p. 12). La Universidad debe, por tanto, adaptarse a las transformaciones que conlleva el modelo económico establecido por el gobierno en la Ley de Economía Sostenible y ajustarse a la “Actualización del Programa de Estabilidad de España 2009-2013”, lo que “obliga a acelerar el proceso de austeridad, racionalización y ahorro en las Universidades” (p.16).
Las reformas que se plantean en el Documento deberán profundizarse y acelerarse teniendo en cuenta el nuevo horizonte que plantea la Unión Europea en la Estrategia 2020: “Por todo ello, en la nueva arquitectura propuesta de Estrategia Europa 2020 debe tenerse en cuenta que la Universidad debe estar presente con un enfoque más adecuado a la nueva situación socioeconómica y a los nuevos retos introducidos por la Comisión. En España, la oportunidad de replantearse el papel de la Universidad en las políticas para salir de la actual crisis, debe complementarse con la necesidad del análisis y redimensión de la actual estructura universitaria y de su eficiencia y eficacia. Cuando la propuesta Europa 2020 sea implantada con la nueva hoja de ruta europea, y por ello de España, el proyecto universitario español deberá reanalizar la oportunidad de adecuar su estrategia Universidad 2015 al horizonte 2020, lo que coincidirá con dos nuevos períodos legislativos” (pág. 23).
Sobre estos presupuestos de tipo esencialmente económico, el Documento establece unas propuestas de financiación universitaria sobre varios ámbitos de actuación, que comprometerían al Estado, a las Comunidades Autónomas y a la Universidad.
Becas y ayudas al estudio Universitario y Precios Públicos de matrícula. Observatorio universitario de Becas, Ayudas al Estudio y Rendimiento Académico
En este ámbito se establece que el precio de la primera matrícula será el 15% del coste medio de previsión del servicio docente. Los estudiantes que repitan y se matriculen por segunda vez, pagarán el 50% de ese coste medio y, en caso de una tercera matrícula el coste subirá hasta el 100%. Aunque el cambio se justifica sobre la base de una mayor equidad contributiva, penalizando a los alumnos que permanecen en la universidad sin obtener rendimientos positivos, en realidad se perjudicaría notablemente a los alumnos que compaginan trabajo y estudios y que por esa razón se ven obligados a alargar su tiempo de estancia en el sistema universitario. Es cierto que el documento hace referencia a estos alumnos, pero de una manera marginal y sin concretar, indicando que su “situación será analizada y se les concederá una atención especial” (p. 48).
Otro elemento justificatorio apunta en el sentido de que los estudiantes, al sentirse presionados por el encarecimiento de las matrículas, demandarán mayores niveles de exigencia para con el profesorado. Se introduce aquí un elemento de intimidación preocupante. ¿Se va a juzgar a los profesores universitarios en función del número de suspensos? ¿Qué se entiende realmente por niveles de exigencia?
Equidad financiera institucional de las Comunidades Autónomas.
El lenguaje tecnocrático, plagado de referencias a la eficacia, apunta en una dirección muy determinada: la financiación debe basarse en la obtención de resultados y se establecerá en proporción a los servicios producidos, para lo cual es obligatorio eliminar debilidades y deficiencias en el funcionamiento, e impulsar un buen número de mejoras, entre ellas:
El ajuste de la oferta a la demanda de estudios: reduciendo los costes de mantener la oferta docente excedente o no atender parte de las demandas insatisfechas permanentes.
La reducción de la carga docente presencial: muy superior a la de otros países y que no parece reducirse con los nuevos planes, dificultando la adaptación a una enseñanza más activa.
La mayor atención a las actividades de transferencia: promoviendo la captación de proyectos y recursos, que por el momento son, en general, escasos, e intensificando el esfuerzo por ofrecer servicios de formación continua a los profesionales y las empresas.
El reconocimiento y apoyo a los grupos de excelencia: tanto a aquellos que alcanzan niveles de reconocimiento internacional en la actividad investigadora y/o en la formación de posgrado, como los que destacan por su vinculación y sus contribuciones a la mejora del tejido productivo.
Parece evidente que la Universidad se concibe, no ya como un organismo autónomo generador de cultura, sino como un elemento más del sistema capitalista, que debe regirse por criterios de rentabilidad y productividad. Más aún, la Universidad se coloca al servicio del modelo económico, con un funcionamiento basado en las reglas del mercado. De generadora de pensamiento crítico, la Universidad pasa a convertirse en una herramienta adaptada a las necesidades del capital, donde profesores y alumnos se convierten en mercancías definidas por la ley de la oferta y la demanda. Bajo el eufemismo de la adaptación a las necesidades de la sociedad, se esconde la realidad de colocar al mundo universitario al servicio de las necesidades de la empresa privada. Especialmente preocupante nos parecen las consideraciones establecidas respecto a la financiación pública de Universidades privadas y de la Iglesia, con el pretexto de que estas instituciones contribuyen a la modernización del Sistema Universitario Español a través de su participación en el llamado Triángulo del Conocimiento: educación, investigación y educación.
Recursos humanos
En este capítulo se insiste en la movilidad del personal Docente e Investigador (PDI) como elemento estratégico en la modernización del sistema universitario y como medio de conseguir una mayor eficiencia en la asignación de recursos. Parece evidente que se propone un modelo en el que la vinculación permanente del profesorado a un centro de trabajo desaparece y la movilidad funcional y geográfica pasa de ser la excepción a convertirse en la regla. En el caso del personal de Administración y Servicios (PAS), la formulación es más explícita, afirmando con rotundidad que se “debería llevar a cabo la reformulación funcional de las actuales plantillas, mejorando los niveles de flexibilidad y adaptabilidad que se contemplan en las actuales relaciones de puestos de trabajo, así como un programa de movilidad entre universidades de la misma comunidad autónoma, con el fin de racionalizar plantillas, y entre universidades de diferentes Comunidades Autónomas, en el marco de programas de formación” (pp. 70-71).
Adaptación de las infraestructuras universitarias al Espacio Europeo de Educación Superior (EEES) y Espacio Europeo de Investigación (EEI). Campus de Excelencia Internacional (CEI)
Sobre la base de que las Universidades españolas deben afrontar nuevos retos y competir necesariamente con las universidades europeas, se hace necesaria una adaptación a las nuevas necesidades que “además de favorecer la capacidad competitiva de las universidades, impulsará y potenciará la generación de sinergias de creación de valor con el entorno territorial lo que se traducirá en mayor bienestar, mayor cohesión social y potenciación del desarrollo económico” (Pág.72). El lenguaje burocrático-tecno-productivista intenta enmascarar de nuevo el proyecto de vincular estrechamente la universidad a los intereses empresariales. Así, cuando se proponen mejoras en los entornos de I+D+i, se habla de creación de espacios de generación de proyectos empresariales ligados al conocimiento avanzado.
Llama la atención poderosamente, no ya en este apartado, sino en todo el Documento, la ausencia de referencias a la Universidad como generadora de pensamiento crítico, como laboratorio de ideas que promueva valores como la libertad, la igualdad y la solidaridad. Solamente se concibe la institución universitaria con criterios de rentabilidad económica, de eficacia y gestión empresarial que la alejan de su condición de servicio público.
De acuerdo con estos criterios se plantea también la creación de un nuevo complemento retributivo ligado a la productividad, en el que se debería tener en cuenta tanto el rendimiento científico y la excelencia artística/creativa, como la contribución a la difusión del desarrollo tecnológico y “la innovación en la economía productiva” (p. 83). El objetivo de este complemento es “impulsar la transferencia de conocimiento hacia los sectores productivos, y generación en los mismos de hábitos de relación con los productores de conocimiento” (p.83).
El objetivo real de la Estrategia Universidad 2015
Creemos que, a la luz del Documento, no sólo se plantea un modelo nuevo de financiación, sino un cambio radical en la relación entre la Universidad y la Sociedad. La institución universitaria se concibe como un apéndice del sistema económico, supeditado a las necesidades del mundo empresarial. Es evidente que debe existir, y se debe exigir, una gestión eficaz de los recursos públicos, pero la sanidad y la educación públicas nunca pueden regirse por criterios de rentabilidad capitalista. Porque ese es un criterio que va indefectiblemente unido a la empresa privada. Competencia, productividad, eficacia, son conceptos que, aplicados a los servicios públicos, apuntan directamente a la privatización; primero en gestión y, en segundo lugar, en la titularidad jurídica.
El nuevo modelo de financiación adquiere su verdadero sentido cuando se pone en relación con el Documento elaborado por la Fundación Conocimiento Y Desarrollo (CYD), presidida por Patricia Botín, y la Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas (CRUE), presidida por Federico Gutiérrez Solana, sobre “La gobernanza de la Universidad y sus entidades de investigación e innovación”, dentro igualmente de la “Estrategia Universidad 2015.”
El Documento parte de que la globalización económica exige de forma inaplazable una modificación radical en la gestión de las instituciones españolas de enseñanza superior. Los fines últimos de la reforma son: 1) garantizar el papel de la Universidad española como elemento clave en la consecución y desarrollo de valores económicos y sociales relevantes; 2) permitir a la Universidad española competir con garantías de éxito en el contexto internacional; 3) propiciar que la Universidad sirva de elemento dinamizador de la economía nacional y 4) garantizar una enseñanza de calidad.
De cara a cumplir estos fines, los objetivos a corto plazo de la reforma son:
Incrementar la agilidad en la toma de decisiones
Incrementar y fortalecer la relación sociedad-universidad.
Posibilitar el diseño y la ejecución de una planificación estratégica integral, estable y coherente.
Incrementar la transparencia y la responsabilidad en la rendición de cuentas.
Para alcanzar estos fines y objetivos se realizan varias propuestas. En primer lugar, una reforma legislativa que opte por la desregulación progresiva y flexible tanto de los órganos de gobierno de la Universidad como de las relaciones de carácter estatutario o laboral dentro de la institución. Así, se propone un cambio profundo en la elección del Rector, optando por la adaptación a España del modelo USA, en el que el criterio de eficacia empresarial es decisivo. Los decanos deberían ser designados por el Rector de acuerdo con una Junta de Gobierno que pasaría a estar formada, en su mayoría, por miembros externos a la Universidad. En definitiva, lo que se propone abiertamente es una reforma de carácter antidemocrático, donde las Juntas de Facultad, los Claustros y los mecanismos electivos perderían peso y atribuciones.
En segundo lugar, el Documento defiende la flexibilización en la contratación del profesorado y del personal de Administración y servicios; es decir, el modelo que se pretende implantar supondrá la precarización del trabajo extendida a todas las categorías del personal laboral.
En tercer lugar, se opta por un modelo de financiación mixto, basado en la financiación pública y en la captación de recursos externos.
En definitiva, este documento, que se presenta como un borrador pendiente de revisión, pretende implantar un modelo de Universidad radicalmente opuesto el actual, regido exclusivamente por criterios empresariales y tomando como base el paradigma estadounidense. De aplicarse, supondrá el fin de la Universidad como espacio de participación democrática y como servicio público.
Ambos documentos, el de financiación y el de gobernanza, son complementarios y representan no solamente el pensamiento de la oligarquía española con respecto a la Universidad, sino que también son un reflejo de la estrategia del capitalismo europeo respecto a la crisis económica estructural que padecemos. Frente a esta crisis, la estrategia del capital pasa por privatizar los servicios públicos, desmontar el Estado del Bienestar y reducir al máximo los espacios en los que se puede ejercer la libertad de expresión y crítica. En este sentido, no es casual que la Universidad se haya convertido en un objetivo de las clases dominantes europeas. La privatización de la enseñanza superior abre al capital privado unas amplias expectativas de ganancia, una revalorización de una masa de capital que ahora se encuentra inactiva; por otro lado, las reformas de carácter institucional y de las formas de financiación, acordes con un modelo de gestión empresarial, limitarán seriamente la libertad de pensamiento, convirtiendo a la institución universitaria en una dócil correa de transmisión de las grandes empresas.
La forma de justificar estas reformas es difundir entre la población la idea de que la Universidad pública derrocha recursos económicos e imparte una deficiente educación. Si bien esto es cierto en muchos casos, la forma de subsanar estas deficiencias no es mediante la privatización, sino elaborando una reforma que profundice en los mecanismos democráticos de control, que introduzca unos planes de estudio verdaderamente científicos, que disminuya el número de alumnos por aula., etc. Bolonia y la Estrategia Universidad 2015 pretenden únicamente destruir la Universidad Pública o convertirla en un espacio marginal, aniquilar el pensamiento crítico y convertir a los universitarios en autómatas despolitizados.
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Última edición por Bostezos el Miér Sep 28, 2011 1:32 pm, editado 1 vez