Pese al anuncio oficial, la cuenta de la provincia en el Banco Nación no registró movimientos
Los fondos de Santa Cruz no volvieron
La plata de Santa Cruz, repatriada el miércoles, nunca llegó a Buenos Aires. La cuenta de la tesorería provincial en el Banco Nación no registró movimientos, y las autoridades se desvelan por la ruta del dinero: debe pasar por la sucursal Nueva York del Nación, donde los bonistas que quedaron fuera del canje de deuda reclaman 11.000 millones. Por primera vez, un diario de alcance nacional explica: 1) cómo fue el recorrido de los fondos; 2) faltantes, imprecisiones, cobro de honorarios por el 47% de los intereses; y 3) cuántos fueron los “teóricos” mil millones: ¿1.980 o 3.520? Las cuentas básicas de una cifra misteriosa.
Jorge Lanata
30.03.2008
Esta nota es ardua. Es ardua, ilegible y tediosa. Es una nota plagada de números que serpentean, se pierden, reaparecen. Hay, en verdad, muy pocos motivos para seguir leyendo esta nota y no cambiarla, por ejemplo, por un buen cuento de Chéjov o Carver. La única razón por la cual empecinarse en la lectura de esta nota tediosa es que tenga Ud. algún interés por saber qué pasó con los fondos de Santa Cruz.
Es una historia de 500 millones de dólares, una cifra similar a la que cobran, por año, todos los beneficiarios del Plan Jefes de Hogar en la Argentina. O de 1.000 millones, el equivalente a 1.600.000 salarios promedio en blanco. Bastante dinero, ¿no? Bueno, muy pocas personas saben, exactamente, qué pasó con él.
EL CORAZÓN DE LAS TINIEBLAS
En 1993 el entonces gobernador Néstor K cobró 535 millones de dólares en concepto de regalías petroleras mal liquidadas por la Nación: 320 millones en bonos y acciones de YPF y el resto en efectivo. Por consejo de Domingo Cavallo, K depositó el dinero en un banco de inversiones de Nueva York, el Dean Witter Reynolds, que se fusionaría más tarde con el Morgan Stanley. Casi todo el dinero estuvo, hasta 2001, depositado en efectivo y, a estar de los intereses de la época, podría haber generado dos tipos de rendimientos:
–“Money market”: cuando está en cash y sin moverse, entre el 1,25 y el 1,75 anual.
–Plazo fijo: a tres años, por ejemplo, rendía entonces entre el 6 y el 7% anual.
La única referencia concreta al devenir del dinero durante ese período puede encontrarse en los presupuestos aprobados por la Legislatura provincial entre 1995 y 2002, cuando señala año a año los recursos provenientes de activos de la provincia en el exterior.
Lo de “referencia concreta” es, en verdad, una metáfora: los legisladores levantaron la mano frente al monto total de los ingresos sin preguntar jamás qué se hizo con él. Así las cosas, se sabe que:
-1995: (Ley 2.414) entraron 62 millones.
-1996: (Ley 2.455) 102 millones.
-1997: (Ley 2.478) 62 millones.
-1998: (Ley 2.516) 65 millones.
-1999: (Ley 2.518) 38,4 millones.
-2000: (Ley 2.540) 145 millones.
-2001: (Ley 2.564) 175 millones.
Para decirlo de otro modo: entre 1995 y 2001, mediante leyes del prespuesto provincial, se habilitó el ingreso de u$s649.479.591 millones.
Aquellos ocho misteriosos años, sin embargo, vieron pasar mucho más dinero: de los 535 millones iniciales, Kirchner invirtió en acciones de YPF 290 millones, comprándolas a 19 dólares cada una.En 1999 las vendió a u$s44,78 y ganó 670 millones de dólares. La suma del remanente de los 535 millones iniciales (245) más la ganancia posventa (670) asciende a u$s915 millones.
La tasa libor (por London Interbank Offered Rate) superó en aquellos años el 6% anual. Si, para calcular los intereses, se aplica esta tasa interbancaria a un promedio del 4%, se llega durante nueve años a 329.400.000 dólares, lo que sumado a los 915 millones resulta en u$s1.244.400.000 (mil doscientos cuarenta y cuatro millones cuatrocientos mil dólares).
Una de las cuentas posibles, hecha por el ex senador radical Carlos Prades, agrega los intereses de aquellos años anteriores a la compra de acciones de YPF, lo que suma rendimientos por 58.800.000 dólares y eleva la suma a un total de 1.548.200.000 dólares (mil quinientos cuarenta y ocho millones doscientos mil dólares).
La cifra aportada por Prades no es muy distinta de la que surge de un excelente informe publicado por el diario Río Negro hace algunas semanas con la firma de Javier Lojo: “Considerando un conservador índice de mercado –escribe Lojo–, la cifra puede haber llegado a 1.980 millones en un fondo de inversión. Y un hábil operador podría haber hecho trepar esa cifra hasta los u$s3.520 millones”.
Fue, aquella primera, una época agitada: en 2000, Aldo Ducler, futuro ministro de Palito Ortega presidente, fue multado en Estados Unidos por lavar dinero del Cartel de Juárez. El MA Bank, su banco en las Islas Caimán (en realidad un apartado postal, el 707 West End Road) tenía unos 10 millones de dólares de los fondos de Santa Cruz.
En septiembre de 2001, dos contadores de Arthur Andersen y Paget Brown, vecinos de Caimán, negociaron en el Hotel Emperador con Carlos Sánchez Herrera en nombre de Néstor Kirchner, quien reconoció que el dinero era de la Provincia. Herrera fue nombrado por K procurador general del Tesoro y renunció cuando se supo que había sido el abogado defensor de Juan Sassiain, jefe de la Policía durante la dictadura.
El atentado a las Torres Gemelas vuelve a desviar en 2001 el destino de los fondos: el dinero llegó a Europa de la mano de Alfredo McLaughlin, ex ejecutivo del Deustche Bank, a la sucursal del Morgan Stanley en Luxemburgo. McLaughlin fue nombrado luego secretario de Finanzas de la gestión Felisa “Bolsa” Miceli, y renunció, no sin antes avalar el pago del Estado al Grupo Greco.
Para Lojo, en estos años “es donde se registran las mayores pérdidas de los activos santacruceños”. Según datos extraoficiales existían 720 millones a fines de 2002 en diversas cuentas suizas (que habían sido 840 millones entre 2000/2003), pero para el cierre de 2003 se informó que los activos eran de 534 millones. Trescientos seis millones menos.
Otro dato curioso: el 17 de marzo de 2003, en el mes previo a las elecciones, la provincia de Buenos Aires depositó en la cuenta del Credit Suisse 60 millones de dólares. Consultado en su momento por este equipo, Felipe Solá negó tener conocimiento del hecho.
EL TRIBUNAL DE CUENTOS
“Esta legislatura va a terminar aprobando hoy una rendición de fondos que ha sido manejada de manera personalísima durante muchos años en el exterior, en forma arbitraria porque nunca se rindieron cuentas, donde nunca nosotros ni siquiera hemos podido ver un papel; me animaría a decir que la mayoría de los que están acá cuando se elevó este proyecto no han visto los comprobantes; de los contrario, deberían haber acompañado, por lo menos, documentación de los fondos que hoy están en el exterior… que nos muestren algo, siquiera”. (Versión taquigráfica, exposición del diputado Muñiz, por la minoría, el 27 de noviembre de 2003.)
El segundo capítulo de los fondos tiene más números pero, también, pocas certezas. El expediente “Kirchner Néstor y otros s/apología del crimen, defraudación contra la administración pública, abuso de autoridad, violación de los deberes de funcionario público y malversación de caudales públicos” nació en Buenos Aires y murió en Río Gallegos de muerte judicial dudosa.
El juez Santiago Lozada, un cordobés que llegó a la Magistratura de la mano del actual secretario de Legal y Técnica, Carlos Zannini, cerró la causa. Lo apasionante del caso, más allá del hecho en sí, es que al día de hoy los argumentos del juez para haber tomado esa decisión son secretos. La ley señala que un fallo firme debe hacerse público a requerimiento de cualquier ciudadano, pero en este caso Lozada decidió esconder su sentencia, incluso, del fiscal Andrés Vivanco.
Cuando, hace algunas semanas, el mismo juez archivó un pedido del mismo fiscal, se transformó en un perro mordiéndose la cola: en los considerandos del archivo argumenta su decisión “como resolví anteriormente”, sin que nadie sepa, anteriormente, qué resolvió.
Al eterno reclamo del fiscal se le sumó ahora otro de la diputada por la CC Patricia Bullrich, quien también tramita una presentación ante la Comisión Interamericana. La segunda denuncia presentada por Vivanco se basa en datos técnicos aportados por el contador Pisani, vocal en minoría del Tribunal de Cuentos, en la que pidió indagatoria a Néstor Kirchner, Héctor Icazuriaga, Sergio Acevedo y Carlos Sancho. Vivanco aportó, a título de ejemplo, diversas irregularidades, año a año:
2003:
–Faltante de u$s1.174.863 dólares en la “renta por tenencia de bonos”. Posible peculado.
–Falta de fecha en la que se concretó la transformación de bonos en acciones de YPF. Posible malversación.
–Falta de fecha de una “venta obligatoria de acciones por u$s15.206.015. Posible malversación.
–No se indica fecha de compra, precio y origen del dinero para adquirir 1.298.000 acciones de YPF. Posible malversación.
–Imprecisiones sobre depósitos en fondo de inversión Morgan Stanley en Luxemburgo. Faltan fecha, plazos, intereses, condiciones. Posible malversación, peculado e incumplimiento de deberes.
–No obra información contable del traslado de capitales a Suiza. Posible malversación.
2004:
A inicios de ese año se decidió concentrar el 100% de la inversión en el banco Crédit Suisse, la mitad en plazos fijos de corto plazo y la otra mitad en Notas del Tesoro de los Estados Unidos. Se omite presentar la registración contable. Posible incumplimiento de deberes.
–No se adjuntan contratos que indiquen el nivel de gastos declarado.
–Los honorarios del asesor de cartera (214.240 dólares) alcanzan el 47,5% de los intereses ganados (451.018 dólares) sobre una inversión de 50.437.321 dólares. Posible peculado.
2005:
–No hay ninguna rendición de cuentas sobre el fideicomiso de u$s38.598.000, decreto provincial 393/05, “garantía de préstamo proyecto Construcción e Instalación de una línea de fabricación de Clinker de Cemento Pórtland en Pico Truncado”.
–No se puede justificar la diferencia entre el valor declarado al origen de los Bonos de la Provincia de Tucumán de u$s1.594.000 y el valor residual de u$s341.571 y los bonos canjeados Consadep por 414.398. Posible malversación.
En general y sobre los ejercicios 2003, 2004 y 2005, Vivanco observa que el Tribunal de Cuentos “nunca aprobó los informes sobre saldos remitidos por el Poder Ejecutivo Nacional, sino que se limitó a certificar los mismos”.
En la mañana del 24 de mayo de 2007, el presidente Kirchner le dice en una entrevista por Radio Continental a Magdalena Ruiz Guiñazú: ”Los fondos ya están repatriados. Están en el país en títulos y bonos. Los puse a resguardo, aunque los podría haber gastado”. La versión era, al menos, singular: los fondos seguían estando en Suiza, bajo la administración y custodia del Banco de Santa Cruz, en Paradeplatz 8, Zurich, Río Gallegos.
TODO PUEDE SER PEOR
Mientras Néstor Kirchner fue gobernador de la provincia, la mayoría de los fondos fueron depositados a su nombre. Al asumir la Presidencia de la Nación, la titularidad del depósito pasó a la provincia de Santa Cruz. Desde la supuesta “repatriación” durante el gobierno de Acevedo (cuando de los teóricos 521 millones sólo se trajeron 100 que se invirtieron en la compra de BODEN) el dinero estuvo en un fideicomiso a cargo del Banco de Santa Cruz, tal como consta en un informe presentado por el mismo banco ante el Tribunal de Cuentos firmado por el gerente general del banco y miembros del estudio contable Pistrelli, Henry Martin y Asociados. La situación de los fondos al 31 de diciembre de 2006 era:
-Notas del Tesoro de EE.UU. u$s256.704.228.
-Letras del Tesoro de EE.UU. u$s132.883.832.
-Títulos en deuda pública argentina u$s89.999.972.
-Total en dólares, u$s479.592.961.
A los que deben agregarse, en dólares, 38.888.528 en diversos bonos (Mendoza 2018, Formosa, Par 2038, etc.). Eso da un total, certificado por los organismos competentes, de u$s518.481.489.
Finalmente, el pasado miércoles 26, en plena crisis del campo, el gobernador Daniel Peralta volvió a anunciar la repatriación de los fondos: 380 millones de dólares de un total no especificado que, se supone, se irá trayendo en cuotas.
Al cierre de esta edición, la única cuenta de la provincia en el Banco Nación, a nombre de la Tesorería Provincial de Santa Cruz, no registró movimiento alguno. Los fondos siguen en Suiza. El vocero del banco, Ángel Coraggio, a la pregunta de si tenían o no depositados los fondos, respondió:
–Esa información la tienen que dar en la Gobernación de la provincia; nosotros no estamos autorizados. Debemos mantener el secreto bancario.
¿Por qué el anuncio fue anterior al traslado? Hay una respuesta posible; recién después de anunciarlo, el Gobierno advirtió un pequeño inconveniente: el Crédit Suisse, para transferir el dinero, debe hacerlo en dólares a un banco corresponsal del Nación, en este caso la sucursal de Nueva York del banco argentino.
Patricio Suárez Bayo, el gerente de carrera en Manhattan, pasó la semana en línea directa con las autoridades de Buenos Aires y sin conciliar el sueño: ¿qué pasa si la Justicia norteamericana decide embargar la cuenta mientras el dinero viaja desde Zurich a Buenos Aires vía Nueva York?
Hay algo peor que la incertidumbre de los fondos, y son los hold outs norteamericanos, los bonistas que quedaron fuera del arreglo con el gobierno argentino. Reclaman once mil millones de dólares. Los tenedores principales son los fondos de inversión Ellis y Dart, que accionaron legalmente solicitando la devolución de una cifra de entre 4 y 5 mil millones.
La estrategia del gobierno K de mantener en vigencia constante la Ley de Emergencia Económica no refiere sólo a evitar el aumento de tarifas; también permite que el país pueda pagar sus deudas con retraso con los bonistas que quedaron fuera del canje y con los acreedores del Club de París. Los jueces norteamericanos consideraban, en 2002, a la Argentina como un país quebrado. ¿Lo seguirán haciendo ahora, con 50.500 millones de dólares de reservas?
INVESTIGACIÓN: J L /LUCIANA GEUNA/JESICA BOSSI
http://www.criticadigital.com/impresa/index.php?secc=nota&nid=1880