El día del ataque alemán
Para atacar el inmenso prestigio de Stalin -que incontestablemente fue el mejor gran dirigente militar de la guerra anti-fascista-, sus enemigos desean discurrir sobre "el error fundamental" que cometió al no prever la fecha exacta de la agresión. Khruschev, en su Informe secreto, afirma: "Los documentos demuestran que el 3 de abril de 1941 Churchill advirtió personalmente a Stalin que los alemanes habían procedido a un reagrupamiento de sus fuerzas armadas con la intención de atacar a la URSS. (...) Mientras tanto, Stalin no tomó en serio estas advertencias." (41)
Khruschev prosiguió diciendo que los agregados militares soviéticos en Berlín le habían informado de rumores según los cuales el ataque contra la URSS comenzaría la noche del 14 de mayo o la del 15 de junio. "A pesar de estos avisos particularmente graves, las medidas necesarias no fueron tomadas para preparar al país para defenderse." "Cuando los ejércitos fascistas, efectivamente, habían invadido nuestro país, Moscú ordenó que no se respondiese a ningún disparo alemán" (...) "Cierto ciudadano alemán franqueó nuestras líneas e indicó que los ejércitos alemanes habían recibido la orden de lanzarse a la ofensiva en la noche del 22, a las 3 horas. Stalin fue informado inmediatamente, pero incluso esta advertencia fue ignorada." (42)
Esta versión es propagada por toda la literatura burguesa y revisionista. Elleinstein, por ejemplo, escribe que "en el sistema dictatorial y personal que Stalin había instaurado, nadie osaba el hacerle cambiar de idea sobre este error de juicio." (43)
¿Qué podemos decir a propósito de ese primer día de guerra?
Stalin sabía perfectamente que la guerra sería de una crueldad extrema, que los fascistas exterminarían despiadadamente a los comunistas soviéticos y, por un terror sin precedentes, reducirían a los pueblos soviéticos a la esclavitud. La Alemania hitleriana se había reforzado con todo el potencial económico europeo. Cada mes, cada semana de paz, aportaba un reforzamiento notable para la defensa de la URSS. El mariscal Vassilevski nota: "La dirección política del país veía la proximidad de la guerra y emprendía el máximo de esfuerzos por retardar el tiempo de entrada de la URSS en el conflicto. Era una línea sabia y realista. Su puesta en práctica exigía ante todo una hábil conducción de las relaciones diplomáticas con los países capitalistas particularmente agresivos." "El Ejército recibió instrucciones muy estrictas de "no emprender ninguna acción que los dirigentes hitlerianos pudieran utilizar para envenenar la situación, a través de provocaciones militares." (44)
La situación en las fronteras era muy tirante desde los meses de mayo de 1941. Era necesario tener la sangre fría y no dejarse llevar por provocaciones alemanas. Vassilievski dijo sobre esto: "La puesta en alerta de las tropas de la zona fronteriza es en si mismo un acontecimiento excepcional. La puesta en alerta prematura de las Fuerzas armadas puede causar tanto mal como su retraso. De la política hostil de un estado vecino hasta la guerra abierta, a menudo sólo hay una corta distancia." (45)
Hitler no había podido invadir Inglaterra ni quebrantarla. Ahora bien, el imperio británico seguía siendo la primera potencia mundial. Stalin sabía que Hitler evitaría a todo precio una guerra en dos frentes. Tenía buenos argumentos para creer que Hitler lo haría todo para vencer a Inglaterra antes de abrir las hostilidades contra la URSS.
Después de muchos meses, Stalin recibía muchas informaciones de los servicios secretos soviéticos anunciando la agresión alemana en una o dos semanas. Cada medida de reforzamiento de la defensa en las fronteras soviéticas era explotada por los medios de derecha de los EE.UU. para anunciar un ataque inminente de la URSS contra Alemania. (46) Zhukov anota: "En la primavera de 1941, se vio en los países occidentales una profusión de informaciones de carácter provocador concernientes a preparativos militares importantes que la URSS habría emprendido contra Alemania." (47)
La derecha anglo-americana empujaba pues a los fascistas contra la URSS. Además, Stalin no tenía ninguna garantía concerniente a la actitud inglesa y americana en caso de agresión nazi contra la URSS. En mayo de 1941, Rudolf Hess, el número dos del partido nazi, había sido lanzado en paracaídas sobre Inglaterra. Sefton Demler, que dirigía una estación de radio inglesa especializada en la intoxicación hacia Alemania, anota en su libro: "Hess afirma que el objetivo de su viaje es ofrecer la paz a los ingleses "sobre no importa qué condiciones" para que Gran Bretaña acepte participar en un ataque contra la URSS al lado de Alemania (...) Una victoria de Inglaterra, aliada a los rusos -declaraba Hess- significaría la victoria del bolchevismo. Llegaría pronto o tarde la ocupación de Alemania y del resto de Europa por los rusos." (48)
En Inglaterra, la tendencia a entenderse con Hitler contra la URSS tenía raíces muy profundas. Un acontecimiento muy reciente ha venido a testimoniarlo. A principios de 1993 estalló en gran Bretaña una controversia a propósito del libro The End of Glory, una biografía de Churchill, de John Charmley. Alán Clarc, antiguo ministro de Defensa cuando Thatcher, intervino para decir que Churchill debiera haber pactado la paz con los nazis alemanes en la primavera de 1941. Alemania nazi y la Rusia bolchevique se hubiesen devorado mutuamente e ¡Inglaterra podía haber mantenido su imperio! (49)
Volvamos a principios de 1941. Stalin recibía a menudo en su despacho informaciones venidas del mundo entero, anunciando un ataque inminente de Alemania contra Inglaterra. Y Stalin leía, al mismo tiempo informes provenientes de Inglaterra, que anunciaban una agresión inminente de los nazis contra la URSS. Debía preguntarse: ¿en qué medida se agita la intoxicación inglesa, intentando desviar un ataque hitleriano contra Gran Bretaña?
Después de la guerra, supimos que el mariscal Keitel, aplicando una instrucción de Hitler del 3 de febrero de 1941, había organizado lo que se llamó "la maniobra de intoxicación más importante de la historia". Zhukov escribió: "Una vez Stalin me dijo: 'Un hombre nos hace llegar informaciones muy importantes sobre las intenciones del gobierno hitleriano, pero tenemos ciertas dudas'... Pudiera ser que hablara de Sorge." (51)
Según Zhukov, los servicios de información soviéticos se llevaron una buena parte de la responsabilidad en los errores de apreciación sobre la fecha de la agresión. El 20 de marzo de 1941, su jefe, el general Golikov, remitió a Stalin un informe conteniendo informaciones de una importancia excepcional. Indicaban sobre todo que la agresión se situaría entre el 15 de mayo y el 15 de junio. Pero, en sus conclusiones, Golikov, anotaba que se trataba de "una intoxicación proveniente de los servicios secretos ingleses o quizás alemanes". Golikov estimó que la agresión tendría lugar "en el momento que seguirá a la victoria de Alemania sobre Inglaterra". (52)
El 13 de junio, Timoshenko le pedía a Stalin poner las tropas en estado a de alerta. "Reflexionaremos" le contestó Stalin. A la mañana siguiente, Timoshenko y Zhukov volvieron a la carga. Stalin les dijo: "Me proponéis efectuar la movilización. ¡Pero esto equivale a la guerra! ¿Lo comprendéis?" Zhukov replicó que según los servicios de información, las divisiones alemanas habían sido completadas. Stalin le respondió: "No podemos creer a todos los servicios de información".
En este momento sonó el teléfono y era Khruschev. "Sobre sus respuestas -escribirá más tarde Zhukov- comprendimos que se trataba de agricultura". "Está bien" le contestó Stalin. Khruschev le explicaba sin duda en rosa las perspectivas de una buena cosecha." (53)
Por parte de Zhukov, esta remarque es de una ironía exquisita. Sabemos que Khruschev era considerado por Stalin como "falto de vigilancia" e "irresponsable". Pero en el mismo momento en que Zhukov, Timoshenko y Stalin evaluaban las posibilidades de una agresión inminente, el "vigilante" Khruschev hablaba de legumbres y cereales...
La noche del 21 de junio, un desertor alemán informó que el ataque alemán comenzaría la noche siguiente, Timoshenko, Zhukov y Vatutin fueron convocados por Stalin que les preguntó: "¿Y si los generales alemanes nos envían este desertor para provocar un conflicto?
Timoshenko: -"Este desertor dice la verdad".
Stalin: -"¿Qué vamos a hacer, pues?
Timoshenko: -"Es necesario poner a las tropas en alerta" .
Después de una breve discusión, los militares redactaron un texto al cual Stalin aportó algunas correcciones. He aquí lo esencial:
"Ordeno:
a) ocupar secretamente durante la noche del 21 al 22-6-41 los emplazamientos de fuego de los sectores fortificados a lo largo de la frontera del Estado;
b) dispersarse antes del alba del 22-6-41 sobre los aeródromos de campaña a toda la aviación, comprendida la aviación de sostén, y camuflarla con cuidado;
c) poner a todas las unidades en estado de alerta. Poner las tropas en estado de dispersión y de camuflaje" (54)
Firmado por Timoshenko y Zhukov. La transmisión a las regiones terminó cerca de la media noche. Ya era el 22 de junio de 1941.
A propósito de los primeros meses de guerra, Khruschev escribió: "Después de las primeras derrotas y los primeros desastres en el frente, Stalin pensó que todo estaba perdido. (...) Stalin no dirigió efectivamente -y durante mucho tiempo- las operaciones militares y cesó de hacer cualquier cosa. No volvió a coger la dirección activa más que después de haber recibido la visita de ciertos miembros del Buró político." (55) "Tuvo una tentativa de convocatoria del pleno del Comité Central en octubre de 1941, cuando los miembros del Comité central habiendo sido llamados a Moscú. (...) Stalin no quiso ni encontrarse con los miembros del Comité Central ni hablar con ellos. Esto demuestra hasta que punto Stalin estaba desmoralizado en los primeros meses de la guerra." (56)
Y Elleinstein añade: "Del 22 de junio al 3 de julio, Stalin desapareció totalmente. Bebió mucha vodka y sólo logró salir de su borrachera a los 11 días." (57)
Retornemos pues a Stalin, borracho como un muerto durante 11 días y desmoralizado cerca de cuatro meses.
Cuando el 22 de junio de 1941, a las 3 horas y 40 minutos de la mañana, Zhukov le anunció que aviones alemanes habían bombardeado ciudades fronterizas, Stalin le ordena convocar al Buró político. Sus miembros se reunieron a las 4'30. Vatutin les explica que unidades terrestres alemanas han tomado la ofensiva. Poco después, se anunció la declaración de guerra a Alemania.
Stalin comprende mejor que nadie a qué salvajada será sometido su país. Guarda un largo silencio. Zhukov se acuerda de este instante dramático: "Stalin era un hombre voluntarioso que, como se suele decir, no tenía frío en los ojos. Sola una vez lo vi abatido. Fue en el alba del 22 de junio de 1941: su convicción en la posibilidad de evitar la guerra acababa de ser destruida." (58)
Zhukov propuso entonces atacar inmediatamente a las unidades enemigas. Stalin le habla de editar unas instrucciones. Se marchó a la 7'15. "No correspondía a la realidad y no fue aplicada", anota Zhukov. (59)
La afirmación de Khruschev según la cual Stalin "ordenó que no se respondiera a los disparos alemanes" es pues un pura falsedad. (60)
Sí, Stalin se estremeció en el momento de saber el estallido de la guerra. "Desde el 22 de junio de 1941 y durante toda la duración de la guerra J. Stalin aseguró la firme dirección del país, de la guerra y de nuestras relaciones internacionales." (Zhukov. op,cit. pp.395-396)
Por otra parte este mismo 22 de junio, Stalin toma decisiones de gran importancia. Zhukov lo testimonia: "Hacia las 13 horas del 22 de junio, Stalin me llamó: "Nuestros comandantes de los Frentes no tienen suficiente experiencia en la conducción de las operaciones militares y, manifiestamente, muchas veces son derrotados. El Buró político ha decidido enviarle al frente Sud-Oeste en calidad de representante de la Stavka. Sobre el frente del Oeste enviaremos al mariscal Shaposhnikov y al mariscal Kulik." (62) (La Stavka era el colegio de los jefes militares y políticos que rodeaban al comandante supremo, a Stalin).
Al final de la jornada, encontrándose Zhukov ya en Kiev, se enteró allí que Stalin acaba de dar una orden para lanzar operaciones de contraofensiva. Zhukov lo juzgó prematuro, ya que el Estado mayor general no dispone aún de información segura de lo que pasa realmente en los frentes. No obstante, desde el 24 de junio, Zhukov lanzó al 8º y 15º cuerpo mecanizado a la ofensiva. Este fue "uno de los primeros contraataques lanzados con éxito."(63)
Tenía razón Zhukov al atraer la atención sobre la "grandiosa batalla de las fronteras del período inicial de la guerra" que había sido muy poco estudiado. Y a causa de sus intrigas políticas, Khruschev tenía necesidad de tomar este período inicial como una continuación de "los errores criminales por parte de Stalin" que, según él, habían desorganizado completamente la defensa. Ahora bien, ante la guerra relámpago de los nazis, la desorganización y las derrotas, las pérdidas importantes eran en gran parte inevitables. El hecho primordial era que, emplazados en circunstancias extremadamente difíciles, el Ejército y sus cuadros dirigentes han librado una resistencia encarnizada, implacable y, en combates heroicos, han empezado a crear desde los primeros días las condiciones del fracaso de la guerra relámpago. Y todo ello fue posible, en gran parte, gracias a la dirección enérgica de Stalin.
Desde el 26 de junio, Stalin toma la decisión estratégica de constituir un ejército de reserva, a unos 300 kilómetros detrás del frente, para parar al enemigo si, por desgracia, éste último consigue perforar la defensa.
Este mismo día, el frente del Oeste fue roto y los nazis entraron en Minsk, capital de Bielorrusia. Esa noche, Stalin convocó a Timoshenko, a Zhukov y a Vatutin y les dijo: "Reflexionen conjuntamente y digan qué se puede hacer en la situación que se ha creado" Zhukov informa: "Todas nuestras propuestas fueron aprobadas por Stalin: crear sobre los itinerarios que llevan a Moscú posiciones defensivas escalonadas en profundidad, agotar al enemigo y, después de frenarlo sobre las líneas de defensa, montar una contraofensiva cuando podamos reunir las fuerzas necesarias, gracias al Extremo Oriente y a las nuevas formaciones." (64)
El 29 de junio, una serie de medidas fueron fijadas: Stalin las anunció al pueblo en su célebre discurso radiofónico del 3 de julio de 1941. Su contenido dejó una profunda huella en todos los soviéticos por su sencillez y su voluntad feroz de vencer. Stalin les dijo especialmente: "El enemigo es cruel e inexorable. Se ha asignado como objetivo adueñarse de nuestras tierras regadas con el sudor de nuestra frente, de adueñarse de nuestro trigo, de nuestro petróleo, frutos de nuestro trabajo. Se ha asignado como objetivo restablecer el poder de los terratenientes, restaurar el zarismo, aplastar nuestra cultura y la independencia nacional de rusos, ucranianos, bielorrusos, lituanos, letones, estonianos, uzbecos, tártaros, moldavos, georgianos, armenios, azerbayanos y de otros pueblos libres de la Unión Soviética, germanizándolos y haciéndolos esclavos de príncipes y barones alemanes. Se trata así de la vida o la muerte del Estado soviético; se trata de la libertad o de la esclavitud de los pueblos de la Unión Soviética. (...) Que nuestros hombres no tengan miedo a la lucha y marchen con abnegación en nuestra guerra de liberación por salvar a la Patria, contra los esclavistas fascistas. El gran Lenin, que creó nuestro Estado, dijo que la cualidad esencial de los hombres soviéticos debe ser el coraje, la vigilancia, la intrepidez en la lucha, la voluntad de batirse al lado del pueblo contra el enemigo de nuestra Patria. (...) El Ejército y la Flota rojas así como todos los ciudadanos de la Unión Soviética deben defender cada palmo de la tierra soviética, batirse hasta la última gota de su sangre por nuestras ciudades y pueblos. (...) Nos es necesario afirmar la retaguardia del Ejército Rojo, subordinando a esta obra todo nuestro trabajo; asegurar el intenso funcionamiento de todas las empresas; fabricar en mayor cantidad fusiles, ametralladoras, cañones, cartuchos, obuses, aviones. (...) Es necesario organizar una lucha implacable contra los desorganizadores de la retaguardia, los desertores, los sembradores del pánico, los propagadores de bulos de toda clase, aniquilar a los espías, a los agentes de diversión, a los paracaidistas enemigos. (...) En caso de retrocesos forzados de unidades del Ejército Rojo, es necesario llevarse todo el material rodante de los ferrocarriles, no dejar al enemigo ni una sola locomotora, ni un solo vagón; no dejar al enemigo un solo kilo de trigo, ni un litro de carburante. (...) En las regiones ocupadas por el enemigo, hay que formar destacamentos de partisanos a caballo o a pie, grupos de sabotaje para luchar contra las unidades enemigas, para atizar la guerrilla en todo lugar. (...) ¡Adelante hasta la victoria!." (65)
El 10 de julio comenzó la batalla de Smolensk. Después de la toma de esta ciudad estratégica, los hitlerianos pensaban poder llegar a Moscú, situado a menos de 300 kilómetros. Pero, ¡la batalla por Smolesk causó estragos durante dos meses! "Jugó un papel importante en el período inicial de la Gran Guerra nacional.(...) Los hitlerianos habían perdido 250.000 soldados y oficiales. (...) Nuestros aviones nos ayudaros a ganar tiempo y tomar medidas defensivas en dirección a Moscú (Zhukov, o.cit, pp.406).
Vassilievski hizo el comentario siguiente: "La batalla de Smolensk marca el inicio de fracaso de la "guerra relámpago". (...) Constituyó una excelente escuela, pero ¡a qué precio!, es verdad, para dominar el arte militar, tanto para los soldados y los oficiales soviéticos, como una rigurosa escuela para los mandos soviéticos e inclusive para Stalin como Comandante Supremo." (67)
El 30 de septiembre, los nazis comenzaron su ofensiva final para tomar Moscú. 450.000 habitantes de la capital, entre los que el 75% eran mujeres, fueron movilizados para edificar fortificaciones y defensas antitanques. Las tropas del general Panfilov llevaron a cabo batallas memorables en la defensa de Moscú. La carretera de Volokolamsk, inmortalizada en la novela del mismo nombre de Alexandre Beck. (68) Moscú fue bombardeado por la aviación alemana. Los nazis estaban a 80 km. Una parte de la administración fue evacuada. Pero Stalin se quedó en Moscú. Las batallas cada vez fueron más encarnizadas y, a principios de noviembre, la ofensiva nazi fue parada en seco. Después de haber consultado con Zhukov, Stalin tomó la decisión de organizar la parada militar tradicional del 7 de noviembre sobre la Plaza Roja. Fue un auténtico desafío a las tropas nazis acampadas delante de las puertas de Moscú. Stalin pronunció un discurso que fue difundido por todo el país. "El enemigo está en las puertas de Leningrado y de Moscú. Piensa que en el primer choque, nuestro Ejército se dispersará y nuestro país será puesto de rodillas. Pero el enemigo está cruelmente equivocado. Nuestro país, todo nuestro país, ha formado un sólo campo militar para asegurar, junto con nuestro Ejército y nuestra Flota, la debacle de los invasores alemanes. (...) ¿Dudamos de que podemos vencer a los invasores alemanes? El enemigo no es tan fuerte como lo presentan ciertos intelectuales acobardados. El diablo no es tampoco tan negro como lo pintan. (...) ¡Camaradas soldados y marinos rojos, comandantes y trabajadores políticos, partisanos y partisanas! El mundo entero ve en vosotros una fuerza capaz de aniquilar a las hordas de invasión de los bandidos alemanes. Los pueblos sojuzgados de Europa, caídos bajo el yugo alemán, os miran como libertadores. Una gran misión libertadora se os adjudica. Sed pues dignos de esta misión. ¡Que la bandera victoriosa del gran Lenin os acoja entre sus pliegues!." (69)
El 15 de noviembre, los nazis iniciaron su segunda ofensiva contra Moscú. El 25, algunas unidades avanzadas penetraron en los barrios del sur de Moscú. Pero, el 5 de diciembre, el ataque fue contenido.
Durante todo este tiempo, nuevas tropas venidas de todo el país llegaron prestas a Moscú. Inclusive en los momentos más dramáticos, Stalin guardó sus fuerzas estratégicas en reserva. Rokossovski escribió: "Esto exigía un cálculo riguroso y un gran dominio de sí mismo." (70)
Después de haber consultado con todos los mandos, Stalin decide lanzar un gran contraataque que se inició el propio 5 de diciembre y en el curso del cual 720.000 soldados rojos rechazaron a 800.000 hitlerianos hasta 100 y 300 Km. "Por primer vez, las 'invencibles' tropas alemanas habían sido derrotadas y bien derrotadas. Frente a Moscú, los fascistas habían perdido más de 500.000 hombres, 1.300 tanques, 2.500 cañones, más de 15.000 vehículos automóviles y mucho otro material. El ejército de Hitler no había sufrido nunca tales pérdidas." (71)
Muchos consideran la batalla de Moscú como el verdadero giro de la guerra antifascista. La famosa "guerra relámpago" sólo sobrevivió seis meses cuando se desarrolló contra la URSS. La voluntad inquebrantable, la enorme capacidad de organización y la maestría en la solución de los grandes problemas estratégicos de Stalin contribuyeron mucho para conseguirlo.