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    Barcelona City Tour: un ejemplo de la Dictadura [Comissió Laboral de Sant Andreu]

    el_republicano2
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    Mensaje por el_republicano2 Dom Ene 08, 2012 12:27 am

    Barcelona City Tour: un ejemplo de la Dictadura


    Por activa y por pasiva, desde los medios de comunicación del poder establecido, que son todos los importantes, se nos comunica como argumento final y disuasorio después de las consabidas “críticas” a los “excesos” de algunos capitalistas en la actual crisis: “Sí, sí, pero estamos en una democracia”.

    Es decir, según los apologistas del sistema, hay un poder legislativo y ejecutivo elegido por los ciudadanos que con su voto pueden cambiar las leyes y permitir la ejecución desde el gobierno de las mismas, superando “actitudes nocivas para el propio sistema”.

    Como siempre, la propaganda capitalista moderna, para hacerse creíble ante el pueblo, dice una pequeña parte de verdad y una gran parte de mentira. Es verdad que los ciudadanos pueden votar, pero es absolutamente mentira que con su voto puedan cambiar nada esencial en la dominación que padecemos. Como bien se encargan de repetir cada día enseñando su espada de Damocles, el bipartidismo monopolista PP-PSOE está sometido a la voluntad de “los mercados” que no es otra cosa que la voluntad omnímoda de los grandes especuladores financieros alineados en bloques imperialistas, es decir, los bancos de USA y la UE y sus tinglados “de calificación”, “de tasación”, etc., bajo los “padrinos” de la Reserva Federal y del BCE.

    En esas condiciones, ¿qué libertad tiene la población para decidir con libertad su voto, si ya está sumariamente advertido en cada telediario, en cada “debate tertuliano”, de los enormes desastres, incluídas potenciales guerras, que le ocurrirán (además de los problemas actuales) si no orienta su voto hacia los partidos que están en condiciones de “calmar a los mercados”? ¿Se acuerdan ustedes del “lobo feroz”? Pues se trataría de la utopía de pretender calmar la voracidad de un lobo proporcionándole nuevas presas en el gallinero. Es evidente que lo tendremos cada día allí, y no sólo a un lobo, sino a toda su manada, en busca de su sanguinario Botín.

    Pero en la medida que la ideología burguesa y sus sucedáneos son hoy aplastantemente mayoritarias entre el pueblo, éste no es consciente aún en suficiente medida de esa realidad. Y lo que es peor, no es consciente aún en la práctica de que sólo podremos impedir tales desastres mediante la organización y la lucha que pongan en cuestión la base del sistema capitalista.

    En las empresas pasa algo parecido. Se nos dice que existen cauces democráticos. Existe el derecho de huelga, de asociación y de manifestación, consagrados en la Constitución consagrada. Por tanto, los trabajadores ya tienen los medios democráticos para crear sindicatos, presentarse y votar en las elecciones sindicales, convocar huelgas, realizar manifestaciones, en una palabra, defender sus intereses.

    Sin embargo, el sistema y de ello se aprovechan la inmensa mayoría de los empresarios que pueden, ha creado toda una serie de medidas de disuasión para que el obrero no lleve a cabo esos derechos contemplados de manera solemne en la pomposa "Carta Magna". El paro de 5 millones es un elemento de disuasión. La amenaza permanentemente latente de despido con múltiples argucias es otro. Y el marco legal cada día más recortado para transformar la negociación colectiva en la “negociación” tipo “trágala” entre individuos tan desiguales como el empresario que impone las condiciones y el obrero individual que ha de aceptarla si quiere trabajar, es otro. Y ello sin contar con los factores no laborales como la moderna esclavitud ante la usura de las hipotecas de por vida si no se quiere vivir debajo de un puente o no se quiere pagar un alquiler abusivo, etc.

    Un ejemplo de todo lo anterior es la empresa Barcelona City Tour, una empresa privada que tiene la concesión municipal junto con la municipal Bus Turístic de los recorridos guiados por Barcelona en bonitos autobuses descubiertos. Tras la presencia moderna, culta y amable de sus trabajadores, conductores, conductoras, guías e informadores, se haya la opresión total de la empresa a toda voz que suponga una alteración de la sumisión ante las decisiones de la empresa y su “normalidad” laboral.

    Recientemente fueron despedidos dos trabajadores y una trabajadora suspendida con 60 días de empleo y sueldo. Los motivos reales fueron la participación de estos compañeros en paros anteriores, pero como la empresa no podía represaliar a unos trabajadores por participar en una huelga legal, los dirigentes de Barcelona City Tour tuvieron que acogerse a la manipulación de hechos intrascendentes para justificar la sanción y los despidos.

    De esa manera, uno de los trabajadores despedidos, lo fue sobre la base de un supuesto desacato a una supuesta orden impartida por el inspector Carlos Villamarín. En realidad, los hechos reales fueron que el trabajador estando en día festivo subió al autobús a realizar un comentario a un compañero conductor amigo suyo en trayecto de una sola parada, el inspector Villamarín le dijo que “sabes que no puedes subir” a lo que el trabajador contestó, “era solo un comentario, me bajo en la próxima”. No hubo más palabras entre ellos. Sin embargo el inspector Carlos Villamarín abrió un parte en el que comunicó a la empresa que el trabajador había desobedecido su orden de abandonar el autobús.

    La trabajadora sancionada con 60 días de empleo y sueldo, fue objeto también de otro parte, al parecer por supuestos y falsos insultos, en una discusión que mantuvo con una directiva de la empresa.
    No hay que ser muy perspicaz para entender, que independientemente de la decisión judicial posterior, esos trabajadores hoy por hoy están en la calle y/o sancionados con lo que ello conlleva de amenaza “ejemplar” al resto de la plantilla.

    Para protestar por esta represión fascista, el día 21, 22 y 23 de diciembre, en la Plaza de Catalunya, ante las paradas de Barcelona City Tour, un grupo de trabajadores externos a la empresa hicieron una acción de divulgación de una hoja explicando la represión laboral en Barcelona City Tour. Tambien mediante megafonía se llamó a los turistas a protestar por los despidos en las hojas de reclamación del punto de información municipal al mismo tiempo que se acusaba a la empresa y a este sistema de dictadura antipopular que permitía robos como los de Urdagarín, comisiones por petroleo cobradas por el rey, o el enorme fraude fiscal de los capitalistas, pero que no puede permitir la participación en una huelga legal sin represalias contra los obreros. Ello originó un cierto revuelo, interviniendo dos directivas municipales, dos guardias urbanos que tomaron nota de la pancarta y hasta un furgón policial hizo acto de presencia aunque solo para coaccionar con su presencia.

    El jueves 5 de enero se volvió a realizar una acción, esta vez con más asistencia de compañeros de diversas tendencias políticas y sindicales, todas ellas también personas externas a la empresa. Se cortó el tráfico durante casi una hora, paralizando durante ese tiempo la circulación de los autobuses de Barcelona City Tours, se repartieron hojas entre turistas y transeuntes y al final 3 compañeros tomaron la palabra, resaltando las injusticias de la empresa y la necesidad de ser solidarios con esos trabajadores en beneficio tambien de nosotros mismos. Se anunció una posterior acción en varios puntos de la ciudad contra Barcelona City Tour. Dos coches policiales, esta vez con vestimenta “normal” se limitaron a estar presentes.

    El hecho de que ningún trabajador de la empresa se pudiera atrever a estar presente en ninguno de los actos, fue resaltado por un compañero a través de la megafonía: “Las consecuencias serían recibir al día siguiente una notificación de despido”.

    Esa frase realista explica claramente la diferencia antagónica que hay en España entre la teoría del derecho y la práctica de su ejecución. Desde lo alto de los tribunales kafkianos de justicia españoles, los solemnes y torticeros políticos y magistrados de este régimen del franquismo reformado, parecen proclamar ante el obrero:
    “Tienes derecho a protestar... y atente a las consecuencias”.

    Pero la última palabra no está dicha. Y por muy tortuoso que sea el camino, será la clase obrera la que la dirá.

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