Este autor, antropólogo, es autor de un libro muy bueno titulado "Historia del pueblo mapuche. Siglos XIX y XX"
Entrevista
Allá en el mar, en lo más profundo
vivía una gran culebra que se llamaba Cai Cai.
Las aguas obedecían las órdenes del culebrón
y un día comenzaron a cubrir la tierra.
Había otra culebra tan poderosa como la anterior
que vivía en la cumbre de los cerros.
El Ten Ten aconsejó a los mapuches
que se subieran a un cerro
cuando comenzaran a subir las aguas.
Muchos mapuches no lograron subir al cerro
y murieron transformándose en peces.
El agua subía y subía
y el cerro flotaba y también subía y subía;
los mapuches se ponían los cantaritos sobre las cabezas
para protegerse de la lluvia y el sol;
y decían:
Cai, Cai, Cai;
y respondían:
Ten, Ten, Ten;
hicieron sacrificios y se calmó el agua,
y los que se salvaron
bajaron del cerro y poblaron la tierra.
Así nacieron los mapuches.
Relato recogido cerca de Purén. La parte del relato que señala lo que los mapuches decían, es acompañada con movimientos de
las manos y sonidos como de lluvia que cae sobre el techo (o cantaritos), y que responde la gotera en la tierra: “ten, ten, ten”.
Entrevista
Allá en el mar, en lo más profundo
vivía una gran culebra que se llamaba Cai Cai.
Las aguas obedecían las órdenes del culebrón
y un día comenzaron a cubrir la tierra.
Había otra culebra tan poderosa como la anterior
que vivía en la cumbre de los cerros.
El Ten Ten aconsejó a los mapuches
que se subieran a un cerro
cuando comenzaran a subir las aguas.
Muchos mapuches no lograron subir al cerro
y murieron transformándose en peces.
El agua subía y subía
y el cerro flotaba y también subía y subía;
los mapuches se ponían los cantaritos sobre las cabezas
para protegerse de la lluvia y el sol;
y decían:
Cai, Cai, Cai;
y respondían:
Ten, Ten, Ten;
hicieron sacrificios y se calmó el agua,
y los que se salvaron
bajaron del cerro y poblaron la tierra.
Así nacieron los mapuches.
Relato recogido cerca de Purén. La parte del relato que señala lo que los mapuches decían, es acompañada con movimientos de
las manos y sonidos como de lluvia que cae sobre el techo (o cantaritos), y que responde la gotera en la tierra: “ten, ten, ten”.