Discutiendo con Petrakov, salió el tema de Pasternak y el premio Nóbel que recibió, ya dejé entonces clara mi postura, pero ahora he encontrado un par de artículos sobre el tema:
Otro:
Bueno, son dos artículos del ABC, así que tampoco podemos esperar gran cosa, pero hombre, hasta el ABC reconoce que en el premio Nóbel de 1958 metió las manos la CIA y mucho.
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PD: por cierto, pobre Pasternak, el lío en que le metieron los criminales de la CIA...
La concesión del Nobel a Pasternak fue la más rápida y rocambolesca de la historia
ABC El poeta y novelista, premio Nobel de 1958, Boris Pasternak
CARMEN VILLAR MIR | ESTOCOLMO
Lunes, 05-01-09
Nunca la Guerra Fría hizo más difícil una elección. En 1958, la Academia Sueca concedió el premio Nobel de Literatura a Boris Pasternak «por su importante aportación tanto a la lírica moderna como a la tradición narrativa de la literatura rusa». Ha pasado medio siglo desde entonces y la institución hace públicos los documentos, diarios y promemorias referentes a las discusiones de aquel galardón, hasta ahora casi un «secreto de Estado» cultural.
En su junta del jueves 25 de septiembre de 1958, el Comité Nobel votó por unanimidad a Boris Pasternak. Le seguían el italiano Alberto Moravia y la danesa Karen Blixen (Isak Dinesen). La elección de Boris Pasternak, tomada con rapidez inusual, hizo poner el grito en el cielo al primer ministro y «padre de la Patria», el socialdemócrata Tage Erlander. En una reunión con su Gobierno el 23 de octubre de 1958, Erlander exclama malhumorado: «¡Maldita la Academia y la demostración contra la Unión Soviética que supone su elección del premio de Literatura».
En sus comentarios oficiales, el entonces Secretario permanente, Anders Österling, con especial apoyo de los miembros Sigfrid Siwert y Hjälmar Gullberg, escribe: «Durante nuestros estudios sobre su obra (refiriéndose a Boris Pasternak) hemos reforzado la convicción de que Pasternak es uno de los autores contemporáneos más importantes gracias a su dinámica atrevida y refinamiento artístico». Österling dio un giro de 90 grados ya que en 1957, al aparecer Pasternak entre los cuatro últimos candidatos, opinaba agriamente que «ese ruso es impensable» y que «aunque en términos generales parece más cercano que Juan Ramón Jimenez, no consigue como éste la misma resonancia pública. Darle el premio después de Jimenez sería una elección singular ante la opinión pública».
El motivo del cambio de opinión del secretario permamente, personaje que lleva la voz cantante en las discusiones e influye en sus colegas, fue la publicación de «Doctor Zhivago». Österling leyó ese relato en italiano y, comparándolo con «Guerra y Paz» de Tolstoi, escribió en el Diario de Estocolmo con admiración ante una obra que «con alma pura y sin propósito de caracter político, completa los criterios necesarios para un premio Nobel».
Tras la proclamación, la Union Soviética condenó a Pasternak y le prohibió que aceptara el premio. El autor telegrafió a Estocolmo con un escueto «no merezco tanto honor», mensaje que causó perplejidad entre los académicos y les causó nuevos quebraderos de cabeza.
Otro:
«Uno de los miembros de la Academia sueca trabajaba para la CIA en 1958»
6-1-2009 02:54:21
«Uno de los miembros de la Academia sueca trabajaba para la CIA en 1958»
ABC
RAFAEL M. MAÑUECO
CORRESPONSAL
MOSCÚ. Iván Tolstói, nieto del escritor Alexéi Tolstói y pariente también de Lev, el autor de «Guerra y Paz», ha investigado las circunstancias en torno a la concesión del premio Nobel de literatura a Borís Pasternak en 1958. Iván nació ese mismo año en San Petersburgo, entonces Leningrado, es periodista, filólogo y bibliófilo.
El pasado 24 de noviembre publicó el libro «La Novela Blanqueada de Pasternak. «Doctor Zhivago» entre el KGB y la CIA», libro que actualmente se traduce al inglés y del que espera «que pueda hacerse una película». Una de Espías. Iván trabaja en Praga para Radio Liberty y Radio Free Europe.
-Háblenos del libro sobre Pasternak que acaba usted de publicar.
-Ante todo, debo decir que no soy un especialista sobre la obra de Pasternak, sino un historiador de la literatura en general y de la «guerra fría» en particular. La «guerra fría» hizo que muchas obras de la literatura rusa tuvieran que ser editadas en Occidente.
-¿Como «Doctor Zhivago»?
-Sí, cada libro tiene su propia vida y la de «Doctor Zhivago» es una de las más interesantes. Tuve la suerte de cruzarme en ese camino y por pura casualidad. Hace 20 años, recalé en Munich, en donde conocí en la redacción de Radio Liberty a Grigori Danílov, el tipógrafo que hizo los moldes para imprimir la primera edición en ruso de «Doctor Zhivago». Durante los años 50, trabajó en una editorial llamada Unión Central de Emigrantes Políticos (TsOPE). Fue creada por la CIA y sus colaboradores eran fundamentalmente exiliados rusos. Su misión era editar libros y propaganda antisoviética. Danílov fue quien me contó la historia relacionada con las primeras ediciones de «Doctor Zhivago» y la concesión a Pasternak del premio Nobel. Después, durante casi dos décadas, me he dedicado a documentar la historia y el resultado ha sido el libro que acabo de publicar.
-Antes de entrar en materia, háblenos del contexto.
-Corrían los años de la «guerra fría», con lo que ello implica de enfrentamiento ideológico entre la URSS y Occidente. Pasternak terminó de escribir «Doctor Zhivago» en 1955 y, obviamente, no encontró editor en su país para su publicación. Pero EE.UU. necesitaba propinar un golpe al régimen soviético en el terreno de la cultura y Pasternak, sin saberlo, se convirtió en el instrumento. La CIA decidió tomar cartas en el asunto.
-¿Qué hizo Pasternak con el manuscrito?
-Se lo envió a un editor comunista llamado Giangiacomo Feltrinelli de Milán. El problema es que su intención era editar la obra en italiano y hacía falta que fuera en ruso, la lengua del escritor, para poder optar al premio Nobel. La concesión del prestigioso premio a Pasternak era precisamente el sopapo que Washington quería atizar en la cara de Nikita Jrushiov y para ello empleó todos los medios y el dinero necesarios. Le diré como primicia para su periódico, ahora que se han desclasificado los documentos sobre el asunto, que la CIA tenía una persona entre los miembros de la Academia sueca.
-¿La CIA se las arregló para que Feltrinelli les entregara el manuscrito en ruso de «Doctor Zhivago»?
-Sí, pero no lo consiguió, digamos por las buenas. Así que se organizó una operación para capturar la copia. No sé si fue el propio Feltrinelli el que llevó personalmente el manuscrito en avión a Roma, en donde iba a ser traducido al italiano, o lo hizo alguien de su confianza. Puede incluso que se tratase sólo de un paquete enviado por correo aéreo. Lo cierto es que los servicios secretos americanos se las ingeniaron para que el avión se pasase de largo varios centenares de kilómetros y aterrizase en Malta. Allí habían preparado una habitación especial en el aeropuerto con lámparas especiales y las cámaras para fotografiar los folios. La operación duró dos horas y después la copia fue devuelta a su lugar en la bodega. Esto sucedió en 1956.
-¿Después entró en acción Danílov e hizo los moldes para la impresión?
-Sí y, ya en el verano de 1958, se envió a una imprenta holandesa llamada «Mouton». Fue todo clandestino. Ni siquiera el dueño de «Mouton» se enteró de lo que estaba pasando. La tirada fue de 1.160 ejemplares y terminó de prepararse en agosto de 1958. Era la primera edición en ruso. En italiano apareció en 1957 y en francés y alemán en 1958, pero antes del mes de agosto. La rusa, por tanto, era la cuarta edición y la quinta fue la inglesa, que vio la luz en septiembre, el mes en el que se falló el premio Nobel.
-¿El lugar de la edición era Amsterdam, pero en el libro figuraba Milán?
-El que tenía los derechos era Feltrinelli y su editorial estaba en Milán. La CIA recurrió a una hábil estratagema. Se encargaron de hacer que a oídos de Feltrinelli llegase la información de que en Holanda había aparecido la edición rusa. El editor, indignado, viajó a Amsterdam y amenazó con llevar a todos ante los tribunales por piratear su copia. La CIA logró convencerle de que el Nobel sería para Pasternak y de que los libros, al no llevar en la portada el lugar, año de impresión ni el nombre de la editorial, impedían presentar cualquier demanda. Al final, tras comprobar que el manuscrito utilizado era efectivamente el suyo, Feltrinelli aceptó poner su nombre y Milán como lugar de impresión. El editor italiano, sin embargo, no puso el signo del copyright, por lo que la edición era ilegal.
-¿Cómo añadieron los datos si los libros estaban ya impresos?
-Arrancaron las portadas de los 1.160 libros y cosieron las nuevas.
-¿Qué se hizo con esa edición?
-Primero sirvió para satisfacer el requisito de la Academia sueca de que el libro estaba editado en ruso. Todos los ejemplares fueron distribuidos gratuitamente entre los asistentes a la EXPO-58 de Bruselas. El reparto se hizo junto a la puerta del pabellón del Vaticano, que estaba justo enfrente del soviético. Así que prácticamente la mayoría de las personas que se hicieron con un ejemplar eran rusas.
-¿Qué ciudadanos soviéticos se encontraban entonces en Bruselas en una época en la que nadie podía salir de la URSS?
-Eran funcionarios soviéticos, diplomáticos, agentes del KGB, exiliados y los miembros de la tripulación de las embarcaciones rusas que atracaban en el puerto de Amberes. Mi padre, que era físico y estaba allí por ser políglota, trajo a casa uno de esos libros, pero desapareció un día y no sabemos cómo.
-¿Pasternak nunca estuvo al corriente de la trama?
- Cuando se fraguó, no llegó a saber nada.
Bueno, son dos artículos del ABC, así que tampoco podemos esperar gran cosa, pero hombre, hasta el ABC reconoce que en el premio Nóbel de 1958 metió las manos la CIA y mucho.
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PD: por cierto, pobre Pasternak, el lío en que le metieron los criminales de la CIA...