te paso un par de enlaces para que te formes al respecto, porque no se puede estudiar aisladamente el centralismo democrático.
[Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]El Centralismo democrático Los principios del centralismo democrático fueron elaborados teóricamente y aplicados en
la practica por Carlos Marx y Federico Engels y desarrollados por V.L. Lenin. Sin
embargo, el centralismo democrático no es un invención sacada de las cabezas de los
clásicos, sino producto de las profundas observaciones que realizaron éstos en el seno
del movimiento obrero, de cómo el proletariado tomaba las decisiones y luego las
ejecutaba. Por tanto, a diferencia de lo que creen algunos, el centralismo democrático es
producto de la practica de del mundo social de los trabajadores y no un elemento
“artificioso” impuesto por una “minoría politizada”. Los obreros del siglo XIX al enfrentar
un conflicto económico, discutían, debatían ampliamente la decisión que había que
tomar, es decir, estaba presente la democracia como elemento rector, finalmente si
resolvían la huelga u otra decisión debía ser aceptada como acuerdo de todo el
movimiento, incluso por aquellos que habían tenido una posición distinta, es decir,
centralidad en la acción. Aquellos que rompían el acuerdo eran considerados traidores
“rompehuellas”.
El centralismo democrático es un principio básico de la organización Leninista, principio
que no es una táctica organizativa, sino una concepción de cómo se entiende los
revolucionarios la relación entre el partido y las masas y entre la dirección y sus bases y
las masas. Por lo mismo, debe combatirse la concepción estrecha y desnaturalizada del
centralismo democrático que se limita a los aspectos formales de la relación entre las
bases y la dirección, no recogiendo y generalizando las experiencias de las masas.
La esencia de estos principios se expresa en la combinación de la unidad de la dirección
centralizada, única, con el desarrollo de la iniciativa particular de cada una de las
organizaciones y organismos del partido revolucionario, en la diversidad de las vías,
forma y métodos que utiliza para alcanzar los objetivos que se proponen en cada etapa
de su desarrollo.
Solo el centralismo democrático crea las condiciones necesarias para determinar
correctamente la interrelación entre la solución autónoma de las cuestiones locales y la
dirección superior del partido, es decir, la relación existente entre la creación individual
de cada miembro, y los grupos con los intereses generales de todo el partido; entre la
iniciativa y la libre manifestación de los distintos eslabones, de tal forma que todos esos
eslabones actúen armónicamente unidos y organizados, y garanticen la unidad
ideológica, la cohesión general y la unidad de acción de todos sus miembros.
Pero por otra parte , el partido no es una organización administrativa, de orden y mando.
Sus miembros actúan por convicción ideológica, y por ello, libremente cada uno expone
sus criterios y opiniones sobre cómo resolver, tanto los problemas generales, como los
elementos que coincidan la no existencia de contradicción alguna, por ser ésta uan
organización centralizada y a la vez democrática.
Esta combinación de dirección central única y discusión democrática en los distintos
niveles del partido es lo que se llama “centralismo democrático”.
Unidad dialéctica entre centralismo y la democracia
El principio del centralismo democrático no ha significado nunca la combinación mecánica
de la democracia y el centralismo en la actividad del partido; tal enfoque del asunto es
completamente erróneo. Precisamente, los detractores de la teoría marxista – leninista
sobre el partido revolucionario han intentado contraponer a Marx y a Lenin al señalar que
el primero fundamento la creación de tal partido sobre las bases democráticas y que
Lenin en contraposición a él, creo un partido centralizado de forma extrema, en el que no
tiene cabida la democracia. Al presentar a Marx como propulsor de un partido
democrático y a Lenin como un partido centralizado, se intenta en realidad demostrar la
imposibilidad de unir ambos aspectos, o sea, el centralismo y la democracia.
Por ello es necesario destacar que la democracia y el centralismo son dos partes
orgánicamente unidas, que se condicionan una a otra, que conforman una unidad
dialéctica única: el centralismo democrático
Mientras la democracia crea posibilidad para la participación activa, libre y voluntaria de
los revolucionarios en la viada del partido, el centralismo garantiza la unidad de acción y
organización de los componentes de éste. Diversidad, heterogeneidad, amplia y profunda
democracia en la discusión ye el debate, pero luego la unidad y centralidad de la acción.
Sin centralismo el partido revolucionario puede convertirse en un club de discusión,
incapaz de realizar acciones conjuntas activas y sin democracia se arriesga a convertirse
en una organización burocrática, cuya disciplina se convierte en un acatamiento ciego,
que, por consiguiente, no puede ser firme.
Lo que se centraliza es la fuerza creativa de todo el partido, el talento de las masas que
contribuyen con sus experiencias a la(s) vanguardia(s); además centraliza, las
responsabilidades concretas. El centralismo es distinto y opuesto al personalismo, al
centralismo burocrático, al poder individual.
La democracia en tanto es un derecho y un deber para todos los miembros y
organizaciones del partido, que hace que los militantes desplieguen su capacidad,
creatividad y aporte máximo. La democracia no sólo es el derecho a criticar los
problemas, por el contrario, es asumirlos responsablemente para contribuir a
solucionarlos y fortalecer al partido.
No se puede concebir una acción política y a la vez victoriosa si no se logra una acción
unificada y para ello no existe otro método que el centralismo democrático, salvo que se
decida actuar por consenso, método aparente más “democrático” porque busca el
acuerdo de todos, pero que en la practica a veces es mucho más antidemocrático,
porque otorga derecho a veto a una minoría, al extremo que una sola persona puede
impedir que lleguen a implementarse acuerdos con apoyo inmensamente mayoritario.
No hay eficacia política sin conducción unificada que defina las acciones a realizar en los
distintos momentos de la lucha. Esta conducción única se hace posible, porque ella
refleja una línea general de acción que ha sido discutida por todos los miembros y
acordada por la mayoría. Aquellos cuyas posiciones han quedado en minoría deben
someterse a la acción de la línea que triunfa, desarrollando junto a los demás miembros
las tareas que se desprenden de ella. Una organización política que pretenda seriamente
luchar por transformar la sociedad no puede darse el lujo de tener en su seno elementos
indisciplinados que rompan la unidad de acción, sin la cual no hay acción eficaz posible.
Principios del centralismo democrático El centralismo democrático como veíamos anteriormente es un principio de organización
leninista, sin embargo, el propio centralismo democrático está compuesto por o que
podríamos llamar sub – principios, algunos de estos son:
1) Subordinación de la minoría a la mayoría :
Detrás de cada resolución de los órganos u organización de dirección partidista, o cada
organización de base, está la voluntad de la mayoría. La minoría tiene el deber de
subordinarse a la mayoría y d participar con todas sus fuerzas en el cumplimiento en le
cumplimiento de la resolución adoptada, independientemente de que hubiese sido otra su
opinión al ser analizado el asunto sobre el que se tomo el acuerdo.
El reconocimiento de la mayoría es una manifestación de democracia y al mismo tiempo
de centralismo en el partido. Esto es así porque ese reconocimiento obliga a considerar,
también integrantes de la voluntad de la mayoría a aquellos que quedaron en minoría.
2) Critica y autocrítica:
La critica y autocrítica son armas muy buenas para el desarrollar un trabajo eficiente,
para liberar de errores a nuestras actividades, para poner al descubierto las fallas y
lograr su eliminación, para fortalecer la disciplina y obligarnos a ser más exigentes con
nosotros mismos.
Una verdadera actitud crítica dentro del partido exige de los dirigentes y militantes una
lucha fuerte contra la tendencia a ver sólo los aspectos positivos de las cosas, a ver
solamente los éxitos. La critica no es una simple enumeración de errores y ¿por qué es
tan importante conocer las causas? Porque sólo si logramos conocerlas la podremos
señalar las medidas que deben adoptarse para no repetir lo errores. Si esto no se hace
así, la critica se transforma en un acto destructivo que desintegra al movimiento en lugar
de levantarlo.
En tanto la autocrítica es la forma en que se demuestra si tenemos conocimiento de
nuestros errores y si hemos entendido y asimilado una critica que se nos ha hecho. A
través de una autocrítica indicamos nuestras falla, pero, además identificamos su origen,
para su posterior superación.
Es muy saludable que todos los dirigentes del partido revolucionario se sientan
permanentemente bajo el control de la critica de los militantes. Eso ayuda mucho a
desarrollar un trabajo eficiente.
3) Principios de dirección colectiva
El partido concebido por Lenin no es un grupo que se forma en torno a un caudillo para
proporcionarle el apoyo de las masas que éste necesita para la realización de sus
ambiciones políticas. Por eso, lo que importa no son los dirigentes como personas, sino la
dirección política capaz de hacer frente a las duras tareas que el partido debe cumplir en
la lucha por la liberación del pueblo.
Para cumplir estas múltiples tareas es fundamental que exista una dirección colectiva en
la cual cada uno de sus miembros aporte su visión y preparación para resolver los
problemas y tareas del momento. Sólo una dirección de este tipo es capaz de evitar que
se caiga en posiciones individualistas. Esta dirección colectiva debe darse en los distintos
niveles de organización del partido. Desde su dirección máxima hasta sus organismos de base.
4) Disciplina consciente partidista
La disciplina de un partido u organización revolucionaria es totalmente diferente de la
disciplina que impone la burguesía en sus instituciones, ejemplo: en le sistema escolar,
en los centros productivos, en el ejercito regular, etc. La disciplina burguesa es impuesta
por una autoridad que no admite criticas y cuyas ordenes deben cumplirse en forma
ciega. La burguesía sólo quiere que sus instituciones funcionen : no tiene interés que sus
subordinados entiendan el mecanismo de funcionamiento de ellas ni los fines a los cuales
ellas están destinadas, ya que en el fondo, todas las instituciones burguesas sirven
a sus propios intereses.
La disciplina de una organización revolucionaria, en cambio, esta basada en la
comprensión y acuerdos por parte de sus miembros de los fines que el partido persigue.
Es una disciplina consciente, admitida por todos, convencidos de que ella es necesaria para
vencer en la lucha en la que están comprometidos sus intereses de clase de esta
manera, cada militante llega a sentirse responsable de mantenerla por su propio
compromiso revolucionario. Es por ello que esta disciplina está relacionada con la democracia
dentro del partido y con el ejercicio del debate interno.
5) Revocación de mandatos
Los organismos inferiores deben exigir a los organismos superiores que cada cierto
tiempo rinda cuenta de su acción, para revisar cómo ha funcionado el trabajo y cómo han
respondido a las tareas asignadas y si esta rendición de cuentas es desfavorable debe
conducir a la revocación del dirigente que no ha tenido un correcto desempeño. Así no
trata de un proceso de control desde arriba que realiza un organismo encargado de
llevarlo a cabo, sino de un proceso que se da de la base misma y se realiza con
participación de todos, individual y colectivamente. Los métodos que se utilicen deben de
ser los más ágiles y simplificados. Uno de ellos, el control, tiene que ser sistemático y
permanente; control de cumplimiento de las tareas y control de la evolución de los
cuadros. Las evaluaciones deben ser permanentes.