Se presenta en Bitácora Marxista-Leninista:
Sobre la historia de la filosofía - Andréi Zhdánov - año 1947El discurso de Zhdánov expresa la preocupación por el bajo nivel de los filósofos soviéticos, criticando su visión meramente formalista y académica de la historia de la filosofía y de sus trabajos acordes a ella. En concreto toda la crítica del discurso se centra en la obra de Georgi Fiódorovich Aleksándrov llamada «Historia de la Filosofía Europea Occidental» publicada en 1946, una obra llena de errores antimarxistas que fue debatida en varias conferencias por el partido debido a sus defectos, entre ellas, recibió las críticas directas del mismísimo Stalin o del también carismático y punzante Zhdánov.
Ya en 1944 el Comité Central del Partido Comunista de la Unión Soviética criticó el tercer tomo de la obra «Historia de la filosofía» cuyos autores eran Yudin, Mitin y Aleksándrov, ya que se ignoraba las diferencias entre la dialéctica hegeliana y la dialéctica marxista.
«Historia de la Filosofía Europea Occidental», la obra de Aleksándrov de 1946, iba en consonancia con «Los cambios en la economía del capitalismo resultantes de la Segunda Guerra Mundial», la obra publicada por Varga en el mismo año la cual contenía errores similares que presagiaba la ruta política que adoptarían los jruschovistas una década después, una obra que algunos de los altos cargos como Malenkov apoyaron, provocando la intervención de varios miembros del Comité Central del PCUS:
«Los puntos de vista de Malenkov encajaban con los argumentos de Eugene Varga, que afirmaban que los cambios institucionales en el Estado estadounidense durante la Segunda Guerra Mundial habían hecho un competidor internacional más fuerte pero menos agresivo, más capaz de controlar los impulsos agresivos de los monopolios capitalistas. (...) Malenkov buscó un apoyo para estas tesis entre las clases medias urbanas y la intelectualidad cultural y técnica. (...) Los cargos asestados por los inquisidores zhdanovistas contra el libro de Varga expusieron el perfil de Malenkov como consecuentemente: «técnico» y «apolítico», que sufría de «empirismo», «objetivismo burgués» y un punto de vista «sin partido». Durante las discusiones de la obra Varga fue obligado a rectificar en todas sus posiciones. La famosa obra de Stalin «Problemas económicos del socialismo en la URSS» de 1952, en gran parte: «Estaba claramente dirigido contra Varga». (Erik P. Hoffmann, Robbin Frederick; La política exterior soviética 1917-, 2009)
Lo que aquí se recoge sobre la opinión de Zhdánov no es para nada casual: él tenía toda la razón del mundo en calificar a gente como Aleksándrov o Malenkov como individuos de mente «apolítica» y «empirista», es decir elementos que se movían en base al pragmatismo, lo que les era útil de sus experiencias lo repetía sin mirar si concordaba con los principios, esto sería la constante en su carrera política, camuflarse dentro de la línea de debate que creía que iba a salir victoriosa.
Tanto Varga, Malenkov como Aleksándrov fueron degradados de sus cargos por sus tesis y forzados a realizar una autocrítica durante y después de los debates de 1947. Tras la muerte de Zhdánov 1948 estos siniestros personajes intentaron recobrar sus cargos poco a poco camuflándose como humildes cuadros que «habían aprendido la lección». Finalmente tras la misteriosa muerte de Stalin en 1953 y con un Malenkov en auge, decidió nombrar a su amigo Aleksándrov Ministro de Cultura en 1954 hasta su destitución el 5 de febrero de 1955, cuando Jruschov consiguió hacer caer a Malenkov, con lo que Aleksándrov al ser su protegido le seguiría en la defenestración. También, en 1954 de la mano de Malenkov-Jruschov se habían rehabilitado las tesis de Varga que habían sido defenestradas en 1946, de hecho de la mano de Jruschov-Malenkov la figura de Varga hasta fue condecorada por sus ideas sobre economía y política exterior, lo que demuestra que el revisionismo soviético se nutrió de las corrientes derrotadas por Lenin, Stalin y Zhdánov entre 1917-1953, y que a la muerte de figuras de autoridad como las señaladas, el partido se adormeció y permitió que los revisionistas tomaran el poder sin más, triunfando las teorías revisionistas combatidas años antes.
Volviendo a esos debates de 1947, el discurso de Zhdánov contra Aleksándrov fustigaba en mayor o menor medida desviaciones muy claras y vigentes todavía hoy entre los autodenominados marxistas.
1) Se criticaba el no comprender que la historia de la filosofía ha sido y sigue siendo una sucesión continua de luchas entre materialismo e idealismo, entre dialéctica y metafísica. Abordar la cuestión filosófica como si se tuviese que hablar de su historia y desarrollos de forma «neutral», meramente descriptiva, cuando no simpatizando en la exposición con casi todas las corrientes no es marxista, el deber de un marxista es analizar los desarrollos de la filosofía desde un prisma de clase proletario, el «objetivismo burgués» lejos de ayudar no contribuye sino a confundir más a la gente que tiene dudas en el tema filosófico, y en ocasiones es un muy agudo disfraz de ingenuidad que los oportunistas utilizan conscientemente para presentar a sus ídolos. Es común ver la reconciliación con los autores reaccionarios y exagerar sus aportaciones; si bien es cierto que el marxismo debe asimilar todo lo progresista, no menos cierto es que debe desechar todo lo reaccionario de la obra de un filósofo, sopesar sus virtudes y defectos acorde a una época, pero la tendencia de muchos pseudomarxistas es ignorar los defectos de la figura –sobre todo cuando sobrepasan a los méritos– y contentarse con «recuperar» lo que ellos creen que es positivo –que a veces ni siquiera es cierto que ese rasgo que ellos ven sea progresista y positivo–.
2) El marxismo no es una escuela filosófica más que simplemente parte de las anteriores, su irrupción fue toda una revolución; si bien es cierto su aparición no surge de la nada porque responde a un contexto histórico concreto y que por tanto para su aparición fueron necesarias las escuelas filosóficas precedentes, no menos cierto es que su esencia y aportes se diferencian cuantitativa y cualitativamente de todas las escuelas precedentes. El marxismo no intenta interpretar el mundo sino que busca transformarlo en beneficio de las clases trabajadoras, de las mayorías. El marxismo no es la filosofía de una élite, es la filosofía de proletarios y trabajadores que tienen la necesidad y obligación de aprender a usar sus herramientas bajo la dirección de la vanguardia proletaria para que así puedan llegar a sus metas emancipadoras. El marxismo no acepta que sepas de memoria ciertos axiomas, sino que debes conocerlos y además saber aplicarlos en el día a día, te «obliga», o mejor dicho instiga, a que compruebes por tu cuenta cada cosa, para que sepas comprender y desenvolverte dentro de la problemática que genera la dialéctica. A diferencia de los sistemas filosóficos precedentes no pretende «elevarse por encima del resto de las otras ciencias»; sino que es un método que penetra todas las ciencias naturales y sociales, siendo precisamente las ciencias naturales la confirmación de que la naturaleza se comporta de forma dialéctica.
3) Se pretendía combatir la mala praxis de que cuando se realiza un trabajo que requiere de una labor de investigación, recopilación de fuentes, datos y demás, esta se elude o se acorta, y en su lugar se acude a declaraciones breves y formales de algo que se ha aceptado colectivamente o que el sujeto simplemente cree a fuerza de fe, sin contrastar lo más mínimo, propagando una visión del marxismo y análisis fundamentados en deseos, sentimientos y fantasías, sustituyendo por tanto el materialismo dialéctico e histórico por el idealismo subjetivista y la metafísica más vulgar.
4) Se fustigaba la indolencia en la formación ideológica, ya que habiendo un torrente de información cada vez mayor, pudiendo acceder a un material mucho más extenso del que pudieron disponer los viejos revolucionarios, en condiciones materiales y represivas en ocasiones mucho más delicadas. Actualmente muchos de los actuales pretendidos marxistas prefieren excusarse en la falta de tiempo para no adquirir más conocimientos, ni para aportar su grano de arena al movimiento.
5) Se subrayaba la importancia contra la ideología de la burguesía, que usa toda su superestructura para realizar una labor de presión ideológica, la cual no cesa ni un momento. Actualmente puede verse como en especial la cultura lumpen ha hecho estragos entre el proletariado y toda la capa de trabajadores, especialmente entre la juventud. El que actualmente elude prestar atención a las formas de pensar y actuar diseñadas o santificadas por la burguesía para despistar o adormecer a los revolucionarios, es que no debe ser considerado como un revolucionario serio.
La crítica de Zhdánov tiene una importancia vital por tanto, ya que fustiga las mismas desviaciones y defectos que hoy seguimos presenciando tan a menudo.