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En los últimos años hemos sido testigos de cómo la oligarquía burguesa, está llevando a cabo recortes sociales y laborales que a su vez hacen necesaria una nueva estrategia represiva para silenciar aquellas voces que se alcen como respuesta ante dichos atropellos.
Prueba de ello, son las diversas medidas que el gobierno ultra-conservador del Partido Popular está impulsando en los últimos meses con el fin de consolidar la cultura del miedo en nuestro país.
La reforma del Código Penal anunciada por el ministro del interior Jorge Díaz, tipificará como delito la resistencia activa y pasiva (las cuales serán consideradas como un ataque violento contra las fuerzas de seguridad del estado) y la convocatoria de concentraciones a través de Internet (que pasará a considerarse un delito de integración en organización criminal en ciertos casos). Tendrá lugar además una revisión del derecho de reunión mediante una nueva normativa de manifestaciones, la equiparación de terrorismo y vandalismo y el endurecimiento de las penas por desobediencia a la autoridad.
En resumidas cuentas, los capitalistas preparan a sus perros sin escatimar en recursos materiales o legales para aplastar cualquier intento de lucha, sin embargo, no establece ningún tipo de regulación que limite los abusos perpetrados por las fuerzas de seguridad. ¿Hasta cuándo tendremos que seguir aguantando insultos, amenazas y palizas? Estamos hartos de la impunidad con la que actúan estos elementos, siendo rara la vez en la que son sancionados y cuando esto sucede, el sistema judicial a petición del gobierno de turno indulta a los que al fin de al cabo se encargan de proteger el sistema.
Recientemente, miembros de la Policía Nacional han llevado a cabo diversas identificaciones contra militantes de los CJC Burgos en las cuales, no solo han parado por su nombre a algunos de nuestros camaradas sino que además han dejado en evidencia la campaña de seguimiento que se está llevando a cabo contra la juventud comunista con preguntas muy concretas sobre el trabajo y la familia, negándose en todo momento a aportar su número de identificación y amenazando con llevarse detenido al compañero en cuestión.
Para aquellos que llevamos unos años en la lucha, esto no representa nada extraordinario, es más, se podría decir que es lo más normal del mundo, sin embargo, queremos hacer destacar que dichas identificaciones se están centrando en militantes “noveles”, en especial sobre aquellos que nunca antes habían participado en ningún movimiento de carácter revolucionario. Nos encontramos por tanto ante un burdo intento de cosechar el miedo en un colectivo que pese a su reciente implantación en Burgos, ha presentado un crecimiento asombroso: “ladran luego cabalgamos”.
Por ello, desde los Colectivos de Jóvenes Comunistas de Burgos, queremos dejar bien claro que ni las amenazas ni el miedo nos van a hacer titubear en nuestra lucha por la Revolución Socialista, la República Socialista de carácter Confederal junto al Partido Comunista de los Pueblos de España. Sabemos que el camino será duro, que la oligarquía burguesa no escatimará esfuerzos a la hora de detener nuestro avance, sin embargo, ¡no daremos ni un paso atrás! En el mismo momento en el que decidimos iniciar la lucha a través de la organización marxista-leninista, asumimos también la dureza con la que seremos golpeados una y otra vez pero siempre con la convicción de que elegimos el camino correcto en la lucha por el socialismo y el comunismo.
Invitamos a todos aquellos comunistas burgaleses a organizarse en torno al proyecto del PCPE y los CJC, aprovechamos a mandar todo nuestro apoyo a la familia de Iñigo Cabacas, última víctima de la represión en el estado español.
¡DE NADA SIRVE UN COMUNISTA FUERA DE LA ORGANIZACIÓN MARXISTA LENINISTA! ¡LA REPRESIÓN A LOS COMUNISTAS NO PASARÁ!
CJC Burgos.