La compra del voto masiva y la "ayuda" de los medios masivos de comunicación han hecho triunfar en la democracia burguesa al producto mejor pulido ("El Chacal de Atenco").
Casi por completo, la izquierda mexicana y el movimiento social y popular, se plegó como pocas veces al apoyo de una contraparte "progresista", pero que implicaba otra opción burguesa de administración del Estado.
Mucho se promovió el apoyarlo como el "mal menor", "elegir a nuestro enemigo" o con calificativos de elogio, pero críticamente. Se propuso apoyar a AMLO para cerrar el paso a Peña Nieto.
Después de las elecciones qué?
¿Qué sigue en México?
¿Qué le toca a los comunistas?
(para contextualizar la discusión, les dejamos el artículo de un camarada, mismo que se puede consultar en nuestra página: http://partidocomunistademexico.wordpress.com/2012/07/11/lo-que-buscan-es-que-abandonemos-nuestras-posiciones/ , asímismo, les recordamos nuestro twitter: @comunistademx)
Lo que buscan es que abandonemos nuestras posiciones
11jul
El cuento de nunca acabar…
Crear organización desde abajo, independiente y clasista, sólo esto nos dará el partido que necesitamos, el partido de la clase obrera.
Ernesto Armada
El llamado a ceder el paso es darle la espalda a nuestros intereses, reivindicaciones e ideología.
A partir de 1988 se ha vendido la idea de que la alianza con un sector “progresista” de la burguesía nos hará parte de ese gobierno, o al menos que el triunfo electoral de esas posiciones será nuestra victoria. Para nosotros, las tres opciones electorales que se presentaron en las elecciones representan las diferentes opciones para la administración burguesa del Estado.
El proyecto de gobierno presentado por las tres alternativas electorales, fue bastante parecido: incluir a la alta burguesía (llamados eufemísticamente “exitosos empresarios”) en puestos de gobierno, ofertas para la inversión privada en PEMEX, reforma laboral, reforma fiscal, reforma energética y programas sociales que ayuden a paliar la pobreza. Acaso la diferencia radica en la forma de aplicar la fuerza represiva del Estado.
Durante las elecciones, la propuesta que se ofrece a las organizaciones sociales o clasistas como la nuestra es que abandonemos nuestras pretensiones, nuestra lucha, discursos y aspiraciones por el de otro, un contrario moderado, uniendo nuestras fuerzas para que llegue el mal menor. La campaña del movimiento progresista buscó aprovechar el miedo hacia Peña Nieto para que se cerraran filas a su favor: “Durante la campaña, se le apoyará, pero después se le exigirá. Es una cuestión momentánea, coyuntural” era el postulado que pretendía acrecentar la votación por “el menos peor”.
Lo mismo ocurrió en 1988 con Cárdenas en campaña, luego, ante el fraude, surgió el llamado a la resistencia civil, para después conformar el llamado verdadero partido de izquierda, revolucionario y democrático (¿hace falta decir algo para mencionar el estado de descomposición en el que se encuentra el PRD?). En 2006, lo mismo que actualmente, después de las elecciones se convocó a seguir abandonando las posiciones de clase y ver por un frente amplio: la construcción de MORENA, previa defensa del voto y contra el evidente fraude.
Ahora se nos llamará a defender la voluntad popular, a defender a AMLO y su presidencia. “Como es el pueblo el que está en las calles, debemos sumarnos”, nos dirán. Y luego a reconstruir el partido del progresismo, sí, pero “su” partido, controlado por la élite política que todo controla. Es el cuento de nunca acabar.
Su llamado no es solo para las elecciones, no es solo coyuntural; los llamados son infinitos y lo que buscan es que abandonemos nuestras posiciones permanentemente en pos de las suyas.
El fraude priísta es evidente: gastos exorbitantes de la campaña, el pulular del dinero de los gobiernos estatales, compra de votos en despensa o efectivo, acarreo, coerción (cosas que también hacen desde el “progresismo”, pero en lo que el PRI se distingue por eficaz), carrusel, urna embarazada, etcétera.
La decisión estuvo tomada con antelación a la votación del primero de julio y la burguesía monopólica no está dispuesta a ceder. No bastó crear un bloque burgués al lado de AMLO, ni el pliegue a sus posiciones que aceptaron muchas organizaciones sociales.
Que en el pasado hubiera quienes entregaron nuestras posiciones en pos del pragmatismo nos ha llevado a una situación donde no hubo referente comunista, donde los comunistas fuimos reducidos a la marginalidad. El llamado a abandonar nuestras posiciones no es un llamado inocente ni momentáneo, es un llamado permanente, consciente a eliminar nuestras convicciones; por eso debemos evitarlo, por eso nuestro llamado ha sido el de organizarnos, construir con la base y desde la base la organización que defienda los intereses de la clase trabajadora. Es relevante no confundir a las cúpulas con la base, hay millones que han salido a defender a AMLO y lo apoyan honestamente. Ellos y los millones de trabajadores que aún no hacen nada ni han tomado conciencia de clase son nuestra materia de trabajo como revolucionarios: que amplíen su acción y conciencia.
Los siguientes años pintan difíciles, los llamados a la dispersión serán uno tras otro. Nosotros insistimos: crear organización desde abajo, independiente y clasista, sólo ello nos dará el partido que necesitamos, el partido de la clase obrera.
Casi por completo, la izquierda mexicana y el movimiento social y popular, se plegó como pocas veces al apoyo de una contraparte "progresista", pero que implicaba otra opción burguesa de administración del Estado.
Mucho se promovió el apoyarlo como el "mal menor", "elegir a nuestro enemigo" o con calificativos de elogio, pero críticamente. Se propuso apoyar a AMLO para cerrar el paso a Peña Nieto.
Después de las elecciones qué?
¿Qué sigue en México?
¿Qué le toca a los comunistas?
(para contextualizar la discusión, les dejamos el artículo de un camarada, mismo que se puede consultar en nuestra página: http://partidocomunistademexico.wordpress.com/2012/07/11/lo-que-buscan-es-que-abandonemos-nuestras-posiciones/ , asímismo, les recordamos nuestro twitter: @comunistademx)
Lo que buscan es que abandonemos nuestras posiciones
11jul
El cuento de nunca acabar…
Crear organización desde abajo, independiente y clasista, sólo esto nos dará el partido que necesitamos, el partido de la clase obrera.
Ernesto Armada
El llamado a ceder el paso es darle la espalda a nuestros intereses, reivindicaciones e ideología.
A partir de 1988 se ha vendido la idea de que la alianza con un sector “progresista” de la burguesía nos hará parte de ese gobierno, o al menos que el triunfo electoral de esas posiciones será nuestra victoria. Para nosotros, las tres opciones electorales que se presentaron en las elecciones representan las diferentes opciones para la administración burguesa del Estado.
El proyecto de gobierno presentado por las tres alternativas electorales, fue bastante parecido: incluir a la alta burguesía (llamados eufemísticamente “exitosos empresarios”) en puestos de gobierno, ofertas para la inversión privada en PEMEX, reforma laboral, reforma fiscal, reforma energética y programas sociales que ayuden a paliar la pobreza. Acaso la diferencia radica en la forma de aplicar la fuerza represiva del Estado.
Durante las elecciones, la propuesta que se ofrece a las organizaciones sociales o clasistas como la nuestra es que abandonemos nuestras pretensiones, nuestra lucha, discursos y aspiraciones por el de otro, un contrario moderado, uniendo nuestras fuerzas para que llegue el mal menor. La campaña del movimiento progresista buscó aprovechar el miedo hacia Peña Nieto para que se cerraran filas a su favor: “Durante la campaña, se le apoyará, pero después se le exigirá. Es una cuestión momentánea, coyuntural” era el postulado que pretendía acrecentar la votación por “el menos peor”.
Lo mismo ocurrió en 1988 con Cárdenas en campaña, luego, ante el fraude, surgió el llamado a la resistencia civil, para después conformar el llamado verdadero partido de izquierda, revolucionario y democrático (¿hace falta decir algo para mencionar el estado de descomposición en el que se encuentra el PRD?). En 2006, lo mismo que actualmente, después de las elecciones se convocó a seguir abandonando las posiciones de clase y ver por un frente amplio: la construcción de MORENA, previa defensa del voto y contra el evidente fraude.
Ahora se nos llamará a defender la voluntad popular, a defender a AMLO y su presidencia. “Como es el pueblo el que está en las calles, debemos sumarnos”, nos dirán. Y luego a reconstruir el partido del progresismo, sí, pero “su” partido, controlado por la élite política que todo controla. Es el cuento de nunca acabar.
Su llamado no es solo para las elecciones, no es solo coyuntural; los llamados son infinitos y lo que buscan es que abandonemos nuestras posiciones permanentemente en pos de las suyas.
El fraude priísta es evidente: gastos exorbitantes de la campaña, el pulular del dinero de los gobiernos estatales, compra de votos en despensa o efectivo, acarreo, coerción (cosas que también hacen desde el “progresismo”, pero en lo que el PRI se distingue por eficaz), carrusel, urna embarazada, etcétera.
La decisión estuvo tomada con antelación a la votación del primero de julio y la burguesía monopólica no está dispuesta a ceder. No bastó crear un bloque burgués al lado de AMLO, ni el pliegue a sus posiciones que aceptaron muchas organizaciones sociales.
Que en el pasado hubiera quienes entregaron nuestras posiciones en pos del pragmatismo nos ha llevado a una situación donde no hubo referente comunista, donde los comunistas fuimos reducidos a la marginalidad. El llamado a abandonar nuestras posiciones no es un llamado inocente ni momentáneo, es un llamado permanente, consciente a eliminar nuestras convicciones; por eso debemos evitarlo, por eso nuestro llamado ha sido el de organizarnos, construir con la base y desde la base la organización que defienda los intereses de la clase trabajadora. Es relevante no confundir a las cúpulas con la base, hay millones que han salido a defender a AMLO y lo apoyan honestamente. Ellos y los millones de trabajadores que aún no hacen nada ni han tomado conciencia de clase son nuestra materia de trabajo como revolucionarios: que amplíen su acción y conciencia.
Los siguientes años pintan difíciles, los llamados a la dispersión serán uno tras otro. Nosotros insistimos: crear organización desde abajo, independiente y clasista, sólo ello nos dará el partido que necesitamos, el partido de la clase obrera.