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    [FJCC-Catalunya] Resolución del Comité Nacional de la FJCC sobre la cuestión nacional

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    Mensaje por el_republicano2 Lun Jul 30, 2012 5:31 pm

    Resolución del Comité Nacional de la FJCC sobre la cuestión nacional


    Antes de tratar algo tanto complejo como es la cuestión nacional, es preciso definir qué entiende el socialismo científico por “nación”, qué características esenciales considera este que presenta toda nación, a fin y efecto de poder ser considerada como tal, puesto que se trata, como dijo el camarada Lenin, de uno de los temas más importantes del marxismo.

    Así pues, el Comité Nacional de la Federación de Jóvenes Comunistas de Catalunya asume como propia la definición de nación que el camarada Stalin planteó a su obra El marxismo y la cuestión nacional, puesto que entendemos que es una definición completa y que se fundamenta en los principios del socialismo científico:

    Nación es una comunidad humana estable, históricamente formada y surgida en base a la comunidad de idioma, de territorio, de vida económica y de psicología, manifestada esta dentro de la comunidad de cultura.” Joseph Stalin, El marxismo y la cuestión nacional, 1913.

    La nación es un proceso histórico, con un inicio, un desarrollo, y un final. Las naciones, pues, no han existido siempre, ni son imperecederas. Ahora bien, si aseguramos que las naciones son un proceso histórico, y evidentemente lo son, tienen que tener un comienzo, tiene que haber alguna época histórica en que la nación empiece a despuntar.

    Una de las premisas del socialismo científico, en cuanto que su filosofía es el materialismo dialéctico, es la que Marx esbozó al Prefacio a su obra Contribución a la crítica de la economía política:

    El modo de producción de la vida material condiciona el proceso de la vida social, política y espiritual en general. No es la conciencia del hombre la que determina su ser sino, por el contrario, el ser social es el que determina su conciencia.” Karl Marx, Prefacio a la Contribución a la crítica de la economía política, 1859.

    Es decir, que todo modo de producción genera un determinado tipo de conciencia social. Ahora bien, no de manera mecánica, sino de manera gradual, puesto que la creación de esta conciencia social se trata de un proceso. Del mismo modo que, por ejemplo, la aparición del capitalismo no es uniforme, no es homogénea, la aparición de la conciencia que este modo de producción genera tampoco se da de manera automática, sino que va penetrando gradualmente dentro de la conciencia social, combatiendo, muchas veces, las antiguas concepciones surgidas a raíz del modo de producción feudal.

    Es con la aparición del capitalismo que empieza a hablarse de Estados-nación y de procesos de formación nacional. No va es a partir de la segunda mitad del siglo XVIII y principios del XIX que muchos teóricos empiezan a plantearse el hecho nacional a sus ensayos. Ahora bien, esto no quiere decir que anteriormente no se hubiera usado el término nación. Se había usado, cierto, pero con un significado diferente al que se entiende hoy en día: en la época del Imperio romano, por ejemplo, nación eran todas aquellas tribus, germánicas en su mayoría, que no habían sido sometidas a la autoridad de Roma; en las universidades medievales, donde las enseñanzas se cursaban en latín, los estudiantes se agrupaban por nacionalidades, según su lugar de procedencia.

    En ambos casos encontramos, pues, una similitud: el término nación servía para designar a unas tribus o individuos según su lugar de procedencia geográfica, y nada más. El concepto de nación que encontramos en la Edad antigua y medieval no va más allá de estos hechos. Aún así, es bien seguro que la conciencia nacional fue tomando sus primeras formas, muy imperceptibles todavía como para ser denominadas conciencia nacional, durante estos primeros tiempos.

    Si las naciones, cómo hemos visto, no se formaron ni durante la Edad antigua ni durante la medieval, es decir, no estuvieron ligadas al modo de producción esclavista ni feudal, esto nos trae a la tesis según la cual es durante el capitalismo que empiezan a surgir las naciones.

    La nación no es simplemente una categoría histórica, sino una categoría histórica de una determinada época, de la época del capitalismo ascensional. El proceso de liquidación del feudalismo y de desarrollo del capitalismo es, al mismo tiempo, el proceso en que los hombres se constituyen en naciones. Así sucede, por ejemplo, en la Europa occidental. Los ingleses, franceses, alemanes, italianos, etcétera, se constituyeron en naciones bajo la marcha triunfal del capitalismo victorioso sobre el fraccionamiento feudal.” Joseph Stalin, El marxismo y la cuestión nacional, 1913.

    Así pues, podemos ver como las naciones empiezan a afirmarse como realidad nacional a la época del capitalismo ascensional, del capitalismo premonopolista. La clase que impulsa y dirige el capitalismo ascensional es la burguesía. Es evidente, pues, que el desarrollo de las naciones va de la mano del desarrollo del capitalismo, que es impulsado por la burguesía.

    El mercado es la primera escuela en que la burguesía aprende el nacionalismo.” Joseph Stalin, El marxismo y la cuestión nacional, 1913.

    Esta tesis es clave para comprender el nacionalismo en cuanto que elemento de la superestructura engendrada por el capitalismo en su fase premonopolista, ascensional. En cuanto que elemento de la superestructura, el sentimiento nacional cala no sólo en la burguesía de cada país, sino también, y a menudo más profundamente que en las clases explotadoras, entre el proletariado y las clases populares.

    Y esto es, evidentemente, el que ha pasado en Cataluña, a nuestra nación. El nacionalismo, impulsado primero por la burguesía catalana, ha calado entre las amplias masas trabajadoras y jóvenes de nuestro país, haciendo que la lucha por la liberación nacional acontezca algo que no podemos ni tenemos que rehuir.

    Nosotros no somos nacionalistas. Nosotros somos internacionalistas, y por el hecho de serlo, somos los únicos capacitados para resolver el problema nacional.” Joan Comorera, El problema de las nacionalidades en España, 1942.

    Estas palabras del camarada Joan Comorera fueron justas en su momento y lo son en el momento actual. ¿Por qué sólo los internacionalistas podemos y tenemos que resolver el problema nacional? Porque nosotros enfocamos el problema nacional desde el punto de vista de la clase obrera y de los sectores populares, porque nosotros nos basamos en el socialismo científico a la hora de analizar la realidad que nos rodea, no sólo para comprenderla, sino para poder transformarla.

    Hoy en día no es ningún enigma por nadie que la oligarquía catalana se encuentra plenamente integrada en la dictadura de clase de la oligarquía financiera española. Las fricciones que a veces pueden existir entre una y otra oligarquía constituyen simples disputas en cuanto al reparto de los beneficios.

    Ahora bien, la oligarquía financiera catalana, como toda clase social, no se encuentra exenta de contradicciones. Encontramos en su seno dos tendencias principales: la abiertamente separatista, representada por grupos como Democracia Catalana o Solidaridad por la Independencia, los cuales apuestan por una “Cataluña independiente integrada dentro de la Unión Europea”; y la regionalista, que únicamente quiere una cuota mayor de autogobierno sin salir del Estado español, representada esta por CiU y algunos sectores del PSC. Hay una tercera tendencia, vacilante, indecisa, que se encuentra entre ambas posiciones: hablaríamos aquí de ERC y de IC-V, que por su composición mayoritariamente pequeño-burguesa, mantienen una posición titubeante en cuanto a la cuestión nacional.

    Lo que es común a todas ellas es que utilizan la cuestión nacional en beneficio de sus intereses de clase, en beneficio de los intereses de la burguesía catalana. Es una utilización de la cuestión nacional hipócrita y oportunista, en beneficio del capitalismo, de la dictadura de la oligarquía financiera sobre la clase obrera y los sectores populares de Catalunya.

    Es muy clara, pues, la posición respeto la cuestión nacional que mantienen los diversos sectores de la burguesía catalana: la cuestión nacional les es indiferente, y la utilizarán única y exclusivamente si el uso de esta conlleva un aumento de los beneficios y una mayor opresión sobre la clase obrera catalana.

    ¿Qué posición tenemos que tener nosotros, hijos de obreros, que en un futuro engrosaremos las filas del proletariado? Antes que nada tenemos que definir, claramente, cuál es el marco de la lucha de clases en el Estado español. Las agresiones que la clase obrera recibe en el conjunto del Estado español son llevadas a cabo por la oligarquía financiera de manera conjunta. Las agresiones son a nivel estatal, si bien después puedan acentuarse a nivel nacional, como bien pasa en Catalunya.

    Si la agresión de clase es, pues, estatal, tenemos que responder, también, dentro de este marco estatal. Pero no sólo por eso, sino porque limitar nuestra lucha por el socialismo y por la liberación nacional en Catalunya acontecería una traición hacia el proletariado español, y hacia los otros proletarios de otras naciones que se encuentran oprimidos no sólo por la oligarquía financiera española, sino también por sus respectivas oligarquías financieras nacionales. Acontecería, en definitiva, una renuncia a los principios del internacionalismo proletario, algo que no estamos dispuestos a hacer.

    Para nosotros, comunistas, el principio básico del cual se derivan los otros es este: el problema nacional y colonial tiene que ser considerado siempre con conexión indisoluble con el problema general de la revolución proletaria.” Joan *Comorera, El problema de las nacionalidades en España, 1942.

    En cuanto que comunistas, buscamos la revolución proletaria, la dictadura del proletariado, que camine hacia el comunismo. En cuanto que catalanes, buscamos la liberación nacional para nuestra clase obrera en particular y para el pueblo de Catalunya en general.

    Somos muy conscientes que sin el socialismo, la liberación nacional acontecerá un cambio de explotadores: un cambio de un explotador español por uno de catalán. Y nosotros no buscamos esto, sino que buscamos el fin de las opresiones: tanto la social como la nacional, ambas ejercidas por la oligarquía financiera, sea española o catalana.

    Así pues, entendemos que el marco de la lucha de clases es estatal, y para poder combatir tenemos que encuadrarnos en una organización estatal: esta es la FJCE. Este combate, pero, tiene dos caras: por un lado, la liberación social, el derrocamiento del capitalismo y la instauración del socialismo, de la dictadura del proletariado; por el otro, la liberación nacional, la libertad para que la clase obrera catalana se convierta en clase nacional y pueda determinar libremente su destino, ejerciendo el derecho en la autodeterminación de las naciones, que es, en última instancia, el derecho a la separación política y a acontecer un Estado independiente.

    El socialismo no acontecerá completo sin el ejercicio del derecho democrático a la autodeterminación de las naciones; el derecho democrático a la autodeterminación de las naciones no acontecerá completo sin el socialismo.

    Fuente y original en catalán

      Fecha y hora actual: Jue Nov 21, 2024 7:37 pm