3 de septiembre de 2012
DOCUMENTO FUNDACIONAL Y MANIFIESTO DE "INICIATIVA DE CLASE"
Nacemos como grupo en respuesta al protagonismo de la figura del ciudadano indignado que se extiende en los últimos tiempos hasta darse la mano con el ciudadanismo reformista sindical y en respuesta al alejamiento por parte de las organizaciones sindicales y los partidos de izquierdas de la centralidad de la clase obrera en las luchas.
Nuestra propuesta, “INICIATIVA DE CLASE”, pretende agrupar a todos los que apuestan por una defensa del carácter de clase en las luchas de los trabajadores, así como por la necesidad de agudizar la lucha de clases en estos momentos de la crisis en los que el sistema sacrifica a la clase trabajadora en beneficio de la oligarquía capitalista.
1.-DOCUMENTO FUNDACIONAL DE “INICIATIVA DE CLASE”
Voces airadas claman contra todo y contra todos. Todos a la calle. Obrero junto a patrón, republicanos junto a policías, sin banderas, sin siglas, sin ideologías, pero todos a por un único objetivo: linchar al político, controlar al banquero. Los problemas son de los gestores del capitalismo, dicen. Quitando de en medio a esos gestores, el capitalismo sería de color de rosas.
Características de estos movimientos, pues. Primero, apelan al cabreo de la población, a la indignación, al sentimiento y a la emoción, adormeciendo con ello la razón, negando el análisis racional para conocer con objetividad qué es lo que ocurre con la excusa de que las ideologías dividen. Claman contra las ideas -porque las ideologías no son mas que sistemas de ideas- claman contra la razón, y aunque eso no es, paradójicamente, sino otra ideología: la del irracionalismo. Segundo, no buscan las causas del problema para pasar a solucionarlo, sino que ofrecen cabezas de turco a la población para que descargue su ira. Tercero, con la excusa de la unidad por encima de siglas y de ideologías, del consenso desde abajo, niegan la voz a toda crítica, imponen sus postulados ciudadanistas subrepticiamente, de la forma más antidemocrática posible. No es que no haya dirigentes en el ciudadanismo, lo que no hacen es dar la cara, ni rendir cuentas, ni afrontar la crítica. (¿Quién convoca tal acto? Nadie lo sabe: un grupo de ciudadanos indignados anónimamente en las redes sociales. Nadie da la cara.) Cuarto, llaman a una falsa unidad por encima de las clases, sin tener en cuenta que los intereses del obrero no pueden ser los mismos que los del patrón que le baja el salario y que clama por endurecer aún más la reforma laboral, cerrando los ojos al hecho de que los intereses del trabajador jubilado no pueden ser los mismos que los empresarios que claman para que se reduzca el gasto en pensiones para financiar con ese dinero los rescates bancarios; que el trabajador enfermo no puede querer lo mismo que los empresarios, grandes y pequeños, que quieren privatizar la sanidad para hacer un buen negocio a su costa y, si no puede pagar, que se muera. Por eso dicha unidad es falsa, por eso lo del 99% es una falacia, por eso esa unidad no puede ir más allá de la demagogia populista y del cargar contra cabezas de turco para que la verdadera causa del problema quede a salvo sin resolver. Es una unidad que obliga al obrero a callar en tanto que obrero y sólo le deja expresarse en tanto que ciudadano, es decir: en tanto que miembro de la sociedad burguesa, en tanto que acepta sus preceptos y renuncia a su propia clase, o sea: sólo le deja expresarse en tanto que burgués.
No es la primera vez en la historia europea en que se ve esta demagogia populista. Ya en los años veinte y treinta se oyeron las mismas siniestras melodías. Ya José Antonio clamó entonces por “el movimiento que no es partido, sino movimiento por encima de las artificiales divisiones en izquierdas y derechas”. Ya Hitler clamaba contra la tiranía de la “plutocracia” y se definía como “anticapitalista” por ello. Ya Mussolini cargaba contra la corrupta democracia burguesa. Que las diferencias de forma, debidas a la evolución de la sociedad, no nos impidan ver la igualdad en la esencia entre lo ocurrido entonces y lo que ocurre ahora. La base de su discurso, la demagogia populista interclasista, es la misma. Cargan, apelando a la emoción, al cabreo, contra las mismas cabezas de turco. En efecto, esa demagogia populista y los movimientos interclasistas que le daban cuerpo constituyeron la base social sobre la que se alzaron las dictaduras fascistas. Esas dictaduras no aparecieron de la noche a la mañana, sino que primero “mitineaban” para constituir una base social que sustentara su establecimiento, y fue un proceso del todo análogo al del actual ciudadanismo. El ciudadanismo está sembrando fascismo.
El mal del capitalismo no son sus gestores. Es el capitalismo. Los gobiernos están al servicio del capital, pero no de ahora, sino desde que existe el capitalismo. Si se carga contra la democracia burguesa dentro del capitalismo, se está imponiendo su única alternativa posible dentro del capitalismo: la dictadura fascista. Y de lo que se trata es de tener una verdadera democracia, no una dictadura. Por eso la única salida es luchar contra el capitalismo. No hay que controlar los bancos, sino socializarlos. No hay que controlar las grandes empresas capitalistas, sino que pasen a ser propiedad social para que así trabajen a favor de toda la sociedad, no a favor de sus accionistas y directivos. Para que no corrompan la democracia, hay que acabar con los corruptores, no simplemente metiéndoles en la cárcel, porque mañana aparecerán otros y la corrupción en todas sus formas seguirá ahí, sino acabando con el capitalismo que da razón de ser, que da sentido, y que hace inevitable que haya corruptores y corruptos. No hay que regular más o menos la explotación del trabajador por el patrón. Hay que acabar con dicha explotación. Es corromper la ley el que ésta ampare la explotación, regulándola en la cantidad que sea. Así, es imposible que haya democracia. La ley ha de perseguir la explotación, no ampararla con la excusa de regularla. Por eso hay que acabar con el capitalismo.
Y obviamente sólo los explotados, sólo la clase obrera y el resto de trabajadores, pueden tener interés en llevar esto a cabo. Y los capitalistas, los explotadores, los que van a ser expropiados por el bien común, se opondrán tajantemente a ello. Por eso no tiene sentido unirse con los empresarios, ni con los burguesitos que aspiran a un buen empleo de directivo o de encargado o de capataz al servicio del capital para ayudarle a explotar a los obreros, ni con los policías cuya función es la de proteger el orden social establecido; es decir, la explotación. Y como no tiene sentido, como esa falsa unidad implica que la clase obrera renuncie explícitamente a su interés, por eso los capitalistas -basta ver su prensa ensalzando al 15M- promueven esa unidad interclasista y tratan de evitar que la clase obrera se una como tal en vez de diluirse en la burguesía, y así impedir que se constituya en un organismo autónomo de la sociedad, que actúe para sí misma.
Sólo la unión de la clase obrera, unión en torno al objetivo de romper con el capitalismo por ser la causa de los males sociales e instaurar el socialismo, es una verdadera salida. Sólo superando el capitalismo la democracia puede dejar de ser un instrumento al servicio de los capitalistas. Sólo con el socialismo puede haber verdadera democracia. Arremeter contra la democracia burguesa queriendo conservar el capitalismo es el camino hacia la dictadura, es salvar el capitalismo a costa de la democracia, es salvar a los capitalistas a costa del trabajador hasta sus últimas consecuencias, es el obrero ofreciéndose en sacrificio a la mayor gloria del capital. Eso es el ciudadanismo. Eso es renunciar a la lucha por el socialismo.
Luchar por la unidad de la clase obrera, porque la clase obrera se movilice por sus propios intereses. Ofrecer, en tanto que tal clase obrera, esta salida: la superación del capitalismo, al resto de clases progresistas de la sociedad. Y aplastar la demagogia populista del ciudadanismo, que está preparando el terreno a la dictadura en todas sus formas, ya sean frentes cívicos interclasistas, movimientos de clases medias a lo 15M o maniobras de las cúpulas sindicales para diluir a la clase obrera en dicho ciudadanismo. Este es el camino. Lo andaremos sin vacilacione.
2.-MANIFIESTO DE “INICIATIVA DE CLASE”
En este mes de Septiembre se cumple el quinto año de una crisis capitalista que se abate desde entonces sobre los trabajadores y sus vidas y que se prolongará muchos más.
En este tiempo hemos visto los más infames modos de frenar la lucha de clases y de impedir a la clase trabajadora situarse en el centro del combate contra el capital.
En lo sindical, los reformistas –CCOO y UGT-,han lanzando a regañadientes Huelgas Generales que sus dirigentes no querían lleva a cabo. A la Huelga General del 29-S de 2010 –durante el gobierno PSOE- sólo se llegó por el temor de perder toda influencia entre los trabajadores. No tuvo continuidad en luchas posteriores. La del 29-M de 2011 la tuvo no por voluntad de las cúpulas sindicales sino por las continuas agresiones del gobierno natural del capital, el PP, contra funcionarios, enseñantes, sanitarios y trabajadores ocupados de la empresa privada, parados y pensionistas.
En lo social, los movimientos “indignados”, nacidos según el diseño de las “revoluciones de colores” surgidas tras la revolución naranja de Ucrania, han sido un intento de desviar las protestas contra las consecuencias de la crisis capitalista sobre los trabajadores hacia un callejón sin salida que no cuestione el sistema económico de depredación. Su planteamiento ciudadanista, interclasista, de progresismo vacuo, no exento de influencias populistas y ultraderechistas, es la negación del protagonismo de la clase trabajadora en las protestas sociales, la negación de la lucha de clases y la simplificación de un anticapitalismo de opereta sólo centrado en los bancos y el capital financiero. Para ellos, la empresa con sus relaciones sociales de producción y explotación es un asunto baladí, menos que secundario. Poco les importa que los principales golpes “legales” se hayan centrado en las relaciones laborales, salariales, en los despidos y en las pensiones y que los principales sacrificados por los recortes sean los trabajadores. Lógico al predominar en este movimiento las clases medias que sólo buscan volver a un Estado del Bienestar ya muerto para siempre.
Hoy el reformismo sindical ha confluido finalmente con los falsos “indignados”. Promueve, con las pseudoizquierdas, protestas y huelgas generales convocadas en clave de “ciudadanía” en lugar de clase trabajadora (CCOO y UGT podrían cambiar sus nombres por las de Comisiones Ciudadanas y Unión General de Ciudadanos) y renuncia a dirigir las protestas, camuflando sus banderas y su presencia dentro de ese fenómeno amorfo llamado “las mareas”, donde la identidad política, sindical e ideológica propia de las organizaciones de trabajadores ha desaparecido.
Es necesario desenmascarar y denunciar el montaje negador de la clase trabajadora y reorientar las movilizaciones hacia la lucha de clases para acabar con el capitalismo y poner en marcha un proyecto de revolución social con un horizonte de socialismo y no de falsas revoluciones a la islandesa.
Llamamos a la clase trabajadora a no dejarse arrebatar su protagonismo en las luchas y a defender su identidad de clase, como han hecho magníficamente los mineros hasta que las cúpulas reformistas de CCOO y UGT les traicionaron.
Madrid, Septiembre de 2012
NOTA: Si compartes con nosotros la necesidad de situar a la clase trabajadora en el centro de las luchas sociales, si crees como nosotros que la lucha de clases es el motor de la emancipación social, si no te avergüenza identificarte como trabajador, si no te reconoces ni en el reformismo de las cúpulas sindicales ni en el ciudadanismo interclasista y de clase media de los "indignados", te invitamos a unirte a nosotros el sábado 15 de Septiembre a las 12 del mediodía en Colón. Estaremos presentes en la convocatoria de las marchas realizada por CCOO, UGT y la “Cumbre Social”, contra los recortes sociales y laborales aprobados por el Gobierno de Mariano Rajoy y en defensa de los servicios públicos y el Estado del Bienestar, para expresar que estamos allí como trabajadores pero que el camino ciudadanista que el reformismo sindical nos marca no es el nuestro ni el correcto.
Primera convocatoria de cita: 11,15 horas, junto a la puerta de la Biblioteca Nacional
DOCUMENTO FUNDACIONAL Y MANIFIESTO DE "INICIATIVA DE CLASE"
Nacemos como grupo en respuesta al protagonismo de la figura del ciudadano indignado que se extiende en los últimos tiempos hasta darse la mano con el ciudadanismo reformista sindical y en respuesta al alejamiento por parte de las organizaciones sindicales y los partidos de izquierdas de la centralidad de la clase obrera en las luchas.
Nuestra propuesta, “INICIATIVA DE CLASE”, pretende agrupar a todos los que apuestan por una defensa del carácter de clase en las luchas de los trabajadores, así como por la necesidad de agudizar la lucha de clases en estos momentos de la crisis en los que el sistema sacrifica a la clase trabajadora en beneficio de la oligarquía capitalista.
1.-DOCUMENTO FUNDACIONAL DE “INICIATIVA DE CLASE”
Voces airadas claman contra todo y contra todos. Todos a la calle. Obrero junto a patrón, republicanos junto a policías, sin banderas, sin siglas, sin ideologías, pero todos a por un único objetivo: linchar al político, controlar al banquero. Los problemas son de los gestores del capitalismo, dicen. Quitando de en medio a esos gestores, el capitalismo sería de color de rosas.
Características de estos movimientos, pues. Primero, apelan al cabreo de la población, a la indignación, al sentimiento y a la emoción, adormeciendo con ello la razón, negando el análisis racional para conocer con objetividad qué es lo que ocurre con la excusa de que las ideologías dividen. Claman contra las ideas -porque las ideologías no son mas que sistemas de ideas- claman contra la razón, y aunque eso no es, paradójicamente, sino otra ideología: la del irracionalismo. Segundo, no buscan las causas del problema para pasar a solucionarlo, sino que ofrecen cabezas de turco a la población para que descargue su ira. Tercero, con la excusa de la unidad por encima de siglas y de ideologías, del consenso desde abajo, niegan la voz a toda crítica, imponen sus postulados ciudadanistas subrepticiamente, de la forma más antidemocrática posible. No es que no haya dirigentes en el ciudadanismo, lo que no hacen es dar la cara, ni rendir cuentas, ni afrontar la crítica. (¿Quién convoca tal acto? Nadie lo sabe: un grupo de ciudadanos indignados anónimamente en las redes sociales. Nadie da la cara.) Cuarto, llaman a una falsa unidad por encima de las clases, sin tener en cuenta que los intereses del obrero no pueden ser los mismos que los del patrón que le baja el salario y que clama por endurecer aún más la reforma laboral, cerrando los ojos al hecho de que los intereses del trabajador jubilado no pueden ser los mismos que los empresarios que claman para que se reduzca el gasto en pensiones para financiar con ese dinero los rescates bancarios; que el trabajador enfermo no puede querer lo mismo que los empresarios, grandes y pequeños, que quieren privatizar la sanidad para hacer un buen negocio a su costa y, si no puede pagar, que se muera. Por eso dicha unidad es falsa, por eso lo del 99% es una falacia, por eso esa unidad no puede ir más allá de la demagogia populista y del cargar contra cabezas de turco para que la verdadera causa del problema quede a salvo sin resolver. Es una unidad que obliga al obrero a callar en tanto que obrero y sólo le deja expresarse en tanto que ciudadano, es decir: en tanto que miembro de la sociedad burguesa, en tanto que acepta sus preceptos y renuncia a su propia clase, o sea: sólo le deja expresarse en tanto que burgués.
No es la primera vez en la historia europea en que se ve esta demagogia populista. Ya en los años veinte y treinta se oyeron las mismas siniestras melodías. Ya José Antonio clamó entonces por “el movimiento que no es partido, sino movimiento por encima de las artificiales divisiones en izquierdas y derechas”. Ya Hitler clamaba contra la tiranía de la “plutocracia” y se definía como “anticapitalista” por ello. Ya Mussolini cargaba contra la corrupta democracia burguesa. Que las diferencias de forma, debidas a la evolución de la sociedad, no nos impidan ver la igualdad en la esencia entre lo ocurrido entonces y lo que ocurre ahora. La base de su discurso, la demagogia populista interclasista, es la misma. Cargan, apelando a la emoción, al cabreo, contra las mismas cabezas de turco. En efecto, esa demagogia populista y los movimientos interclasistas que le daban cuerpo constituyeron la base social sobre la que se alzaron las dictaduras fascistas. Esas dictaduras no aparecieron de la noche a la mañana, sino que primero “mitineaban” para constituir una base social que sustentara su establecimiento, y fue un proceso del todo análogo al del actual ciudadanismo. El ciudadanismo está sembrando fascismo.
El mal del capitalismo no son sus gestores. Es el capitalismo. Los gobiernos están al servicio del capital, pero no de ahora, sino desde que existe el capitalismo. Si se carga contra la democracia burguesa dentro del capitalismo, se está imponiendo su única alternativa posible dentro del capitalismo: la dictadura fascista. Y de lo que se trata es de tener una verdadera democracia, no una dictadura. Por eso la única salida es luchar contra el capitalismo. No hay que controlar los bancos, sino socializarlos. No hay que controlar las grandes empresas capitalistas, sino que pasen a ser propiedad social para que así trabajen a favor de toda la sociedad, no a favor de sus accionistas y directivos. Para que no corrompan la democracia, hay que acabar con los corruptores, no simplemente metiéndoles en la cárcel, porque mañana aparecerán otros y la corrupción en todas sus formas seguirá ahí, sino acabando con el capitalismo que da razón de ser, que da sentido, y que hace inevitable que haya corruptores y corruptos. No hay que regular más o menos la explotación del trabajador por el patrón. Hay que acabar con dicha explotación. Es corromper la ley el que ésta ampare la explotación, regulándola en la cantidad que sea. Así, es imposible que haya democracia. La ley ha de perseguir la explotación, no ampararla con la excusa de regularla. Por eso hay que acabar con el capitalismo.
Y obviamente sólo los explotados, sólo la clase obrera y el resto de trabajadores, pueden tener interés en llevar esto a cabo. Y los capitalistas, los explotadores, los que van a ser expropiados por el bien común, se opondrán tajantemente a ello. Por eso no tiene sentido unirse con los empresarios, ni con los burguesitos que aspiran a un buen empleo de directivo o de encargado o de capataz al servicio del capital para ayudarle a explotar a los obreros, ni con los policías cuya función es la de proteger el orden social establecido; es decir, la explotación. Y como no tiene sentido, como esa falsa unidad implica que la clase obrera renuncie explícitamente a su interés, por eso los capitalistas -basta ver su prensa ensalzando al 15M- promueven esa unidad interclasista y tratan de evitar que la clase obrera se una como tal en vez de diluirse en la burguesía, y así impedir que se constituya en un organismo autónomo de la sociedad, que actúe para sí misma.
Sólo la unión de la clase obrera, unión en torno al objetivo de romper con el capitalismo por ser la causa de los males sociales e instaurar el socialismo, es una verdadera salida. Sólo superando el capitalismo la democracia puede dejar de ser un instrumento al servicio de los capitalistas. Sólo con el socialismo puede haber verdadera democracia. Arremeter contra la democracia burguesa queriendo conservar el capitalismo es el camino hacia la dictadura, es salvar el capitalismo a costa de la democracia, es salvar a los capitalistas a costa del trabajador hasta sus últimas consecuencias, es el obrero ofreciéndose en sacrificio a la mayor gloria del capital. Eso es el ciudadanismo. Eso es renunciar a la lucha por el socialismo.
Luchar por la unidad de la clase obrera, porque la clase obrera se movilice por sus propios intereses. Ofrecer, en tanto que tal clase obrera, esta salida: la superación del capitalismo, al resto de clases progresistas de la sociedad. Y aplastar la demagogia populista del ciudadanismo, que está preparando el terreno a la dictadura en todas sus formas, ya sean frentes cívicos interclasistas, movimientos de clases medias a lo 15M o maniobras de las cúpulas sindicales para diluir a la clase obrera en dicho ciudadanismo. Este es el camino. Lo andaremos sin vacilacione.
2.-MANIFIESTO DE “INICIATIVA DE CLASE”
En este mes de Septiembre se cumple el quinto año de una crisis capitalista que se abate desde entonces sobre los trabajadores y sus vidas y que se prolongará muchos más.
En este tiempo hemos visto los más infames modos de frenar la lucha de clases y de impedir a la clase trabajadora situarse en el centro del combate contra el capital.
En lo sindical, los reformistas –CCOO y UGT-,han lanzando a regañadientes Huelgas Generales que sus dirigentes no querían lleva a cabo. A la Huelga General del 29-S de 2010 –durante el gobierno PSOE- sólo se llegó por el temor de perder toda influencia entre los trabajadores. No tuvo continuidad en luchas posteriores. La del 29-M de 2011 la tuvo no por voluntad de las cúpulas sindicales sino por las continuas agresiones del gobierno natural del capital, el PP, contra funcionarios, enseñantes, sanitarios y trabajadores ocupados de la empresa privada, parados y pensionistas.
En lo social, los movimientos “indignados”, nacidos según el diseño de las “revoluciones de colores” surgidas tras la revolución naranja de Ucrania, han sido un intento de desviar las protestas contra las consecuencias de la crisis capitalista sobre los trabajadores hacia un callejón sin salida que no cuestione el sistema económico de depredación. Su planteamiento ciudadanista, interclasista, de progresismo vacuo, no exento de influencias populistas y ultraderechistas, es la negación del protagonismo de la clase trabajadora en las protestas sociales, la negación de la lucha de clases y la simplificación de un anticapitalismo de opereta sólo centrado en los bancos y el capital financiero. Para ellos, la empresa con sus relaciones sociales de producción y explotación es un asunto baladí, menos que secundario. Poco les importa que los principales golpes “legales” se hayan centrado en las relaciones laborales, salariales, en los despidos y en las pensiones y que los principales sacrificados por los recortes sean los trabajadores. Lógico al predominar en este movimiento las clases medias que sólo buscan volver a un Estado del Bienestar ya muerto para siempre.
Hoy el reformismo sindical ha confluido finalmente con los falsos “indignados”. Promueve, con las pseudoizquierdas, protestas y huelgas generales convocadas en clave de “ciudadanía” en lugar de clase trabajadora (CCOO y UGT podrían cambiar sus nombres por las de Comisiones Ciudadanas y Unión General de Ciudadanos) y renuncia a dirigir las protestas, camuflando sus banderas y su presencia dentro de ese fenómeno amorfo llamado “las mareas”, donde la identidad política, sindical e ideológica propia de las organizaciones de trabajadores ha desaparecido.
Es necesario desenmascarar y denunciar el montaje negador de la clase trabajadora y reorientar las movilizaciones hacia la lucha de clases para acabar con el capitalismo y poner en marcha un proyecto de revolución social con un horizonte de socialismo y no de falsas revoluciones a la islandesa.
Llamamos a la clase trabajadora a no dejarse arrebatar su protagonismo en las luchas y a defender su identidad de clase, como han hecho magníficamente los mineros hasta que las cúpulas reformistas de CCOO y UGT les traicionaron.
NO SOMOS CIUDADANOS. NO SOMOS CLASE MEDIA. SOMOS TRABAJADORES Y VENIMOS POR LO NUESTRO: LA LUCHA DE CLASES
Madrid, Septiembre de 2012
NOTA: Si compartes con nosotros la necesidad de situar a la clase trabajadora en el centro de las luchas sociales, si crees como nosotros que la lucha de clases es el motor de la emancipación social, si no te avergüenza identificarte como trabajador, si no te reconoces ni en el reformismo de las cúpulas sindicales ni en el ciudadanismo interclasista y de clase media de los "indignados", te invitamos a unirte a nosotros el sábado 15 de Septiembre a las 12 del mediodía en Colón. Estaremos presentes en la convocatoria de las marchas realizada por CCOO, UGT y la “Cumbre Social”, contra los recortes sociales y laborales aprobados por el Gobierno de Mariano Rajoy y en defensa de los servicios públicos y el Estado del Bienestar, para expresar que estamos allí como trabajadores pero que el camino ciudadanista que el reformismo sindical nos marca no es el nuestro ni el correcto.
Primera convocatoria de cita: 11,15 horas, junto a la puerta de la Biblioteca Nacional