Marco Fernández es Gerente de la Farmacia Popular de Recoleta y el encargado de la nueva óptica popular de esta comuna. Fue militante de la SURda, ha estado dedicado a experiencias de educación popular y a la construcción del movimiento social. Con Revista En Torno conversó de un tema que lo obsesiona: las cooperativas y su promoción desde la Municipalidad de Recoleta. ¡Disfrute!
Partamos por lo básico, ¿qué es una cooperativa?
Las cooperativas son organizaciones económicas de propiedad colectiva que se rigen por el principio del apoyo mutuo. Empresas, si se quiere. Pero a diferencia de la empresa tradicional (que es propiedad de pocas personas y que se rige por el principio de la maximización de recursos, o sea, está hecha para ganar plata para los dueños), la cooperativa es un grupo de personas con una vocación económica, pero cuyo objetivo principal no es la rentabilidad, sino el apoyo mutuo.
Y, ¿cómo llegaste tú a este tema?
En lo personal, comienza con la búsqueda de una forma de economía real que pueda confrontar el modelo actual desde la construcción de una alternativa. Desde el año 2000, más o menos, que estoy involucrado en el trabajo municipal y, en general, estaba enfocado en lo asociativo. En agrupar a microempresarios y buscarles un punto de venta o un mercado común, que es algo que tocó techo o, derechamente, nunca resultó mucho. Y no resultó mucho porque se apostó a agrupar emprendimientos que venían de una lógica individualista, muy propia de los ’90. La idea de “trabajar en la pobreza” y el concepto del emprendedor como supuesta alternativa que se le da al mundo popular que no puede insertarse en el mundo del trabajo tradicional, a través de micro-emprendimientos que supuestamente desarrollarán capital social.
Entonces ¿qué pasaba? Que después de décadas de política social, de gastarnos una forrá de plata en microemprendimientos de subsistencia que no duran seis meses, terminábamos con máquinas de coser y hornos vendidos en ferias libres. Y el problema es que a nuestro pueblo se le han dado dos alternativas. Para los que no pueden ingresar al mundo del trabajo: los micro-emprendimientos de subsistencia. Para los que ingresan al mundo del trabajo: la condición de subcontratado.
¿Qué papel juega el cooperativismo en este contexto?
Por esto mismo, el cooperativismo es una herramienta que ayuda a las personas a recuperar su fuerza de trabajo que les está robando la industria subcontratista. En mi opinión, uno de los pilares estructurales de la pobreza en Chile no es que no haya trabajo, sino que este trabajo ha sido secuestrado por una industria, que muchas veces es un industria de papel, que muchas veces no tiene secretaria, no tiene infraestructura, que muchas veces es una persona en una camioneta y que gestiona un grupo de personas. En el fondo, que lucra con la fuerza de trabajo de otra persona.
Pero aquí va más allá del problema de la plusvalía, que era la parte del trabajador dentro del producto. Acá no hay producto, acá todo es la fuerza de trabajo de la persona. Entonces, cuando los gobiernos locales o las colectividades políticas se plantean ¿qué podemos hacer para ayudar a nuestra gente? Lo que antiguamente se respondía con capacitación, con aumentar el capital social, o enseñarle algún oficio para que pueda desarrollar de manera independiente, nosotros lo queremos responder con cooperativismo, con una alternativa para disputar ese mercado laboral.
Porque una cooperativa de estas características sí puede entrar en el mundo de la subcontratación, planteando que si hay alguien que deba lucrar por el trabajo, por la fuerza de trabajo de los trabajadores, que sean los mismos trabajadores. Entonces, ¿qué planteamos nosotros? Que este minuto histórico es el ideal para que las cooperativas entren a disputar el mercado de la subcontratación. Porque la subcontratación está en crisis no solo porque los trabajadores están insatisfechos, sino también los clientes.
¿Estamos hablando de una crisis de legitimidad o de otro tipo?
Estamos hablando de una crisis de eficiencia. Porque el mercado subcontratista peca de algo básico, que es no cuidar el capital que tiene. El único capital que tiene una empresa subcontratista -que es una empresa esclavista- son sus trabajadores y lo que menos hace es cuidar a sus trabajadores. Considera que una empresa que contrata servicios subcontratados paga alrededor de un millón de pesos por cada trabajador (ya sea personal de aseo, guardia de seguridad, etcétera) Y con esto provocan que el servicio que brindan sea cada vez peor. Hay altas tasas de rotación laboral, altas tasas de ausentismo, de atrasos o gente que no llega a los turnos. Si se pagan sueldos de hambre se suman situaciones de robo en el trabajo. En nuestra Oficina Municipal de Información Laboral (OMIL) está lleno de ofertas laborales de subcontrato para guardias, servicios de aseo, de casino, etcétera. Esto es porque la empresa subcontratista se queda con más de la mitad del pago por cada trabajador y como se sostiene sobre la maximización de recursos intentará, cada mes, recortar beneficios a los trabajadores, o sueldo de los trabajadores o, finalmente, recortando el servicio.
Entonces una empresa empleadora, por muy subcontratado que tenga el servicio de guardias o aseo, no le va a gustar tener guardias distintos cada semana: una eterna rotación de gente desconocida que va entrando y saliendo. La cooperativa soluciona estos problemas porque está formada por más de cinco personas estables que ofrecen un servicio estable. Se acabó la rotación de personal, se acabó el ausentismo, se acabaron los atrasos, se acabaron los robos. ¿Por qué? Porque la gente ahora trabaja para ella misma, para su cooperativa.
¿Cuál es la importancia del subcontrato en la economía chilena?
El subcontrato es uno de los principales mecanismos de dominación y explotación que existen en este país. En Chile no tiene ningún tipo de regulación más que un marco legal que definió que las empresas principales (empleadoras) fueran corresponsables de las empresas subcontratistas. Esto es lo único que se ganó con la reforma del año 2006.
Pero lo más grave tiene que ver con la subcontratación de líneas principales de la empresa. En todo el mundo el subcontrato se entiende sin externalizar giros principales de la empresa. Por ejemplo, si la empresa no se dedica al servicio de aseo puede externalizar ese sector de la empresa. Pero en Chile, la distorsión máxima es que no se prohíbe externalizar el giro principal de la empresa. Entonces, al final, ¿qué es el subcontrato? Es la externalización de los derechos sociales de los trabajadores por los cuales se ha luchado -y muerto- durante más de 100 años.
¿Por qué las cooperativas serían una alternativa viable a la subcontratación?
Primero, por el principio de la eficiencia: por una misma cantidad de recursos se va hacer un mejor trabajo. Un ejemplo bien puntual. Tuve reuniones con gerencias de algunos holdings de supermercados y yo les preguntaba cuántos servicios subcontratados tenían y me contestaban: los cajeros, los guardias, los reponedores. Entonces les preguntaba, ¿con cuáles de esos servicios tienen problemas de atrasos y ausentismo? Y me respondían: con los cajeros, los guardias, los reponedores. Pero si yo les decía que los contrataran me decían: “¿pero usted está loco? Yo no puedo contratar tanta gente, yo no me voy hacer cargo de tanta gente, prefiero pagar”. Entonces yo planteo, con la misma plata que usted gasta en la empresa subcontratista, contrate cooperativas que son promovidas y garantizadas por nosotros, por la municipalidad. Han estado en procesos de formación con nosotros, en capacitaciones, nosotros formamos las cooperativas y nosotros los ofrecemos a ellos. Con lo mismo que gastan en la industria subcontratista van a tener trabajadores motivados, porque van a estar ganando inmediatamente el doble. Trabajadores estables, porque una cooperativa es un grupo determinado de socios. Se acabaron los atrasos y los ausentismos, porque la cooperativa te permite la flexibilidad del tiempo, el reemplazo y cooperación entre socios. La cooperativización del tiempo no es otra cosa que el principio de apoyo mutuo.
Desde el municipio, ¿cómo impulsan el desarrollo de las cooperativas?
Partimos desarrollando una incubadora de cooperativas, donde realizamos un proceso de formación de seis meses en el que se enseñan oficios, la ley de cooperativas, cómo hacer un plan de negocios de la cooperativa. La idea de la incubadora es que salga la cooperativa con nombre, con logo, con mercado tipo, con detección de clientes, con un producto que puedan desarrollar. Pero una parte muy importante es el conocimiento del mundo del subcontrato. Por eso le llamamos incubadora de cooperativas populares, porque para nosotros lo popular tiene que ver con aquel pueblo que tiene consciencia de su estado de dominación. Saber que no es por mala suerte ni porque así es la vida que tengan que cooperativizarse, sino porque existe un modelo que domina y explota. Por eso en esta incubadora hablamos también del modelo subcontratista, de neoliberalismo. Eso permite que salgan de la incubadora con principios cooperativistas fuertes.
¿Qué tipo de cooperativas existen y cuáles se han formado en Recoleta?
Existen cooperativas de servicios, cooperativas eléctricas, de agua potable en sectores rurales y, entre todas ellas está la cooperativa de trabajo. Las cooperativas de trabajo son formadas por más de cinco personas y son las que trabajamos en Recoleta con mayor esfuerzo. Hemos desarrollado cooperativas de aseo domiciliario, de oficina, entre otras. Se hizo la cooperativa Auxilio te Limpia que es una cooperativa de migrantes que es muy interesante porque es una cooperativa multicultural donde hay mapuches, chilenos, aymaras, peruanos, colombianos, y hacen barrido de calles, mantención de jardines y reciclado. Tenemos también la primera cooperativa de ciegos que hacen masoterapia, porque tienen habilidades para eso. Son mesoterapeutas que eran subcontratados, donde les quitaban parte importante de sus ingresos –para que veas los niveles a los que hemos llegado- y ahora formaron su cooperativa.
¿Qué recepción ha tenido el debate y las prácticas de las cooperativas en la izquierda chilena?
Para la izquierda, sobre todo para la izquierda más tradicional, es algo que lo conflictúa, porque tienen la imagen antigua de las cooperativas. Se imaginan una cooperativa campesina que tiene que tener mínimo mil campesinos organizados, entonces dicen esto ya no resultó. Pero cuando uno dice que se requieren solo cinco personas y ve experiencias como la cooperativa Centro Alerta, que hacían asistencia técnica separadamente y se organizaron para ofrecer sus servicios profesionales, eso necesariamente motiva a la formación de otras cooperativas, porque no se plantea como algo exclusivo para gente pobre, sino –potencialmente- una nueva forma de hacer economía. Pero, ¿cuál es el problema de la izquierda tradicional? que choca con el ideario sindicalista. En la izquierda chilena se tiene esta impresión de que tú eres patrón o eres trabajador, y el trabajador se sindicaliza en contra del patrón. Acá no, acá los trabajadores son también los patrones. Entonces aún cuesta mucho en algunos sectores.
Fuente: http://revistaentorno.cl/magazine/marco-fernandez/