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    Intervención en Siria: qué postura adoptar desde el antiimperialismo

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    Mensaje por pasabaporaqui Mar Sep 25, 2012 11:20 pm

    Intervención en Siria: qué postura adoptar desde el antiimperialismo


    Secretaría de Política Internacional del PCE / 14 sep 12



    La revuelta popular que prendió en Túnez en diciembre de 2010 dio el pistoletazo de salida a un fenómeno de movilización social y alteración de las estructuras de poder en una serie de países pertenecientes al Oriente Medio y al Magreb que se ha popularizado con el nombre de "Primavera Árabe". En un primer momento los focos informativos recayeron sobre una serie de países que se encontraban en la esfera de influencia de EEUU y de países europeos como Francia: Túnez, Egipto, Bahréin, entre otros. Es decir, gobiernos autoritarios y dictaduras petroleras del Golfo al servicio de los intereses estratégicos regionales de una serie de países imperialistas. Aunque algunos gobiernos cayeron por la presión popular, y pese a que en las cancillerías occidentales se viviesen momentos de incertidumbre, parece que, a día de hoy, los procesos de transición puestos en marcha están en vías de estabilizar nuevas estructuras de poder que, pese a incluir el reconocimiento de una serie de mejoras o avances en materia de democracia y derechos, garantizan la continuación del predominio de la influencia de estas potencias en la zona. Aun así se mantiene la presión desde diversos sectores para tratar de revertir esta situación.

    Tras el impacto generado en la opinión pública occidental por esta serie de revueltas, protagonizadas por masas desarmadas tal y como se vio en directo en los sucesos de la Plaza Tarar, y habiéndose estabilizado mal que bien la situación, el foco de la atención informativa se dirigió hacia una serie de países que, a diferencia de los anteriores, se caracterizaban por no estar sujetos a la influencia de las potencias imperialistas antes mencionadas. Se trata de Libia y Siria, dos países que desde los años sesenta han sido importantes exponentes de los postulados antiimperialistas en la zona, así como de lo que se conoció en su momento como "socialismo árabe". También han destacado históricamente por su defensa de la causa palestina en contra de EEUU y su agente en la zona, Israel. Desde los medios se trató de equiparar los procesos que se estaban viviendo en estos dos países con las revueltas originales de la "Primavera Árabe" en Túnez y Egipto. Pero hay importantes diferencias entre uno y otro caso:

    - Mientras en estos últimos la revuelta fue protagonizada por masas desarmadas con predominio de manifestaciones y ocupaciones relativamente pacíficas del espacio público, en Libia y posteriormente en Siria aparecieron, inmediatamente después del inicio de los disturbios, grupos fuertemente armados que se presentaban como exponentes de la llamada "oposición". Desde los medios se trató de trasladar la visión de que se trataba fundamentalmente de manifestaciones pacíficas que eran reprimidas por las fuerzas gubernamentales, pero finalmente tuvieron que admitir la evidencia de que lo que estaba sucediendo en estos dos casos era muy diferente de lo ocurrido en Túnez, Egipto, etc.; es decir, que se trataba de enfrentamientos de carácter militar protagonizados por grupos armados contrarios a los regímenes en cuestión.

    - En el caso de las revueltas contra sus gobiernos amigos, las potencias occidentales maniobraron para tratar de mantener en el poder a Mubarak, Ben Alí y demás dirigentes favorables a sus intereses (en el caso de Bahréin, se intervino directamente a través del traslado de efectivos policiales y militares procedentes de las petro-dictaduras vecinas para sofocar las protestas, tal y como reconocieron las autoridades locales el 14 de marzo de 2011; en el caso de Mubarak EEUU no dejó de apoyarlo hasta el último momento, e Israel siempre se posicionó abiertamente en su favor). En cambio, en los casos libio y sirio occidente emprendió una campaña de gran agresividad en contra de estos gobiernos y en favor de un cambio de régimen, dando apoyo activo en todas las esferas a los sectores de oposición que les eran favorables e incluso interviniendo militarmente a través de la OTAN, dejando clara la doble vara de medir y los distintos intereses en juego.

    - En línea con lo anterior, tanto en Libia como en Siria salieron a la luz casos de mercenarios de origen extranjero (fue bastante difundido el caso de los franceses detectados en Libia, así como el de los turcos en Siria). Asimismo, los grupos armados de la oposición contaban con un nivel de suministro de armamento tal que hacía sospechar que su origen estaba en países como Francia. No existió este tipo de suministro ni de presencia militar y mercenaria en apoyo de las oposiciones de los países aliados de las potencias occidentales, más bien al contrario, tal y como demuestra el ya mencionado caso de Bahréin.

    Si en Túnez, Egipto, etc. las movilizaciones tenían una importante presencia de fuerzas y contenidos de carácter laico (los Hermanos Musulmanes egipcios, fuerza de oposición de gran importancia en el país, se mantuvo relativamente al margen y con una postura ambigua hasta estar bien avanzado el proceso de la revuelta), en Libia-Siria han adquirido un importante protagonismo dentro de los respectivos grupos armados de oposición las fuerzas de combatientes internacionales ligados a Al-Queda, tal y como admitieron representantes del Ejercito Libre de Siria; el caso recuerda en este sentido el fenómeno de los muyahidín que acudieron desde todo el mundo árabe a luchar contra el gobierno pro soviético establecido en Afganistán en los años 80 del pasado siglo.

    En el caso de Libia, el desenlace es conocido: Tras meses de combates entre las fuerzas leales al gobierno de Muammar el-Gadafi y las del opositor Consejo Nacional de Transición, el cual contaba con el apoyo militar de la OTAN que bombardeó repetidamente territorio libio, Gadafi fue derrocado y asesinado, y la oposición asumió el control del poder; el apoyo de occidente y la coordinación y complicidad de este con el nuevo gobierno era evidente y explícita antes y después de la caída del coronel.

    Examinemos el caso sirio, que es el que nos ocupa, ya que es el que aún no ha tenido una salida en uno u otro sentido. Un breve esbozo de la historia del país desde la instauración del sistema de gobierno actualmente existente nos ayudará a darle sentido a los acontecimientos que se están viviendo en la actualidad.

    Siria obtuvo la independencia en el año 1946. En 1947 fue fundado el Partido Baaz, de ideario panarabista (es un partido de ámbito supranacional que cuenta con distintas ramas en cada uno de los países en los que está presente), antiimperialista, laico y partidario del socialismo árabe (no marxista; desde esta doctrina se entiende que el marxismo es una ideología ajena y por tanto no aplicable al contexto de las naciones árabes). Fue en Siria y en Irak donde este partido tuvo mayor presencia, llegando al poder en ambos países al mismo tiempo y manteniendo con los respectivos Partidos Comunistas (ambos muy poderosos y con gran presencia e influencia entre el pueblo) una relación oscilante que iba desde la colaboración hasta la represión sangrienta. En 1963 el Partido Baaz accedió al poder tras una revuelta con una importante participación de sectores nacionalistas y progresistas del ejército. Hubo diversas oscilaciones respecto del rumbo que debía tomar el país, con fracciones del propio partido enfrentadas agramente entre sí, hasta que en 1970 Hafez al-Assad tomó el poder mediante un golpe incruento y estableció los rasgos que caracterizarían la política siria durante las siguientes décadas:

    - Siria destacó por su posición antiimperialista y contraria a la injerencia de occidente en el mundo árabe. También por su inequívoca toma de postura pro-palestina y contraria a las políticas desarrolladas por el estado de Israel en la zona (con quien mantiene el enfrentamiento por la ocupación israelita del territorio sirio de los Altos del Golán, que perdura hoy día). Por otra parte, cuando en 1976 las fuerzas de paz árabes, compuestas fundamentalmente por efectivos sirios, intervinieron en la guerra civil en Líbano, lo hicieron en contra de palestinos y fuerzas de izquierda locales, y en favor de los cristianos de derecha que se les enfrentaban. Asimismo, Siria tuvo sus mas y sus menos con las diversas facciones de la OLP al entrelazarse y en muchos casos contraponerse los intereses nacionales sirios y los del movimiento palestino de liberación.

    - En 1972 fue creado el Frente Nacional Progresista, coalición de partidos de orientación socialista y patriótica en vigor hasta hoy día y que sirve de sostén del gobierno encabezado por el Baaz (el cual, hasta la promulgación de la nueva constitución este mismo año, tenía asignado de manera explícita en el texto constitucional el papel de liderazgo del gobierno del Estado y de la vida de la sociedad siria, lo que le otorgaba el monopolio del poder). En este Frente está integrado el Partido Comunista Sirio, que apoya de forma crítica el sistema de gobierno ahora existente en el país.

    - La política económica de Siria ha estado caracterizada durante los años 70 y 80 por sus importantes rasgos socializantes. Es por esto, junto con sus tomas de posición en materia internacional, por lo que ha sido un país habitualmente relacionado con la izquierda, siquiera de manera difusa. Importantes niveles de participación estatal en unas empresas que en gran medida eran de capital mixto, privado y público. Pese a ello, nunca ha sido considerado un país socialista como tal, sino más bien uno de aquellos países en vías de desarrollo gobernados por una alianza popular, nacional y antiimperialista que en un futuro abriría el camino al socialismo; este tipo de gobiernos abundaban como consecuencia de la descolonización y eran vistos con buenos ojos por parte del movimiento comunista más cercano a las tesis de la Unión Soviética y al MNOAL.

    - A nivel internacional, y en el marco de la guerra fría, Siria fue aliada de la URSS en contra de los intereses de EEUU e Israel, y gozó de buenas relaciones con los países del campo socialista.

    - En materia religiosa, en Siria rige una total separación entre religión y estado, siendo fomentados desde instancias públicas principios y normativas modernizadoras de carácter laico. Desde el gobierno se promueve la represión del islamismo político, que se opone al modelo de estado vigente. No obstante la presidencia de la República tiene que ser ostentada por un musulman.

    La desaparición de la URSS, aliado preferente de Siria hasta ese momento, supuso cambios en aspectos fundamentales que llevaron a una involución en lo que respecta a los elementos más progresistas de la línea política del país. Así, como ocurrió en muchos países del Sur que tras la descolonización habían adoptado políticas más bien progresistas y antiimperialistas, se fueron abandonando paulatinamente los rasgos más a la izquierda del discurso oficial para adecuarlo a los nuevos tiempos de anticomunismo. En lo económico, el predominio neoliberal también llegó a Siria, que implementó durante los años 90 y la primera década del siglo XXI programas de liberalización de la economía, privatización y de relativo adelgazamiento de los servicios públicos, lo que ha supuesto un deterioro del nivel de vida de la ciudadanía siria. En lo político, se ha mantenido hasta hoy el predominio del Partido Baaz, siendo sustituido Hafez al-Assad en la presidencia del país por su hijo y actual presidente Bashar, aspecto muy criticado por sus similitudes con una sucesión de tipo más bien dinástico padre-hijo que da una imagen negativa de control arbitrario del poder. Otro aspecto que ha dañado la legitimidad del sistema ha sido la percepción a nivel popular de la existencia de cierta corrupción y nepotismo en beneficio tanto de quienes forman parte de la administración estatal como de sectores empresariales que antes formaban parte de la gestión de las empresas de capital mixto y en los últimos años se han beneficiado de las privatizaciones, y que forman la burguesía nacional históricamente aliada del baazismo. En materia internacional Siria se ha mantenido en postulados antiimperialistas pero con un perfil más bajo. Son de destacar sus alianzas regionales con Hizbullah en el Líbano y con Irán con quienes comparte su oposición a la injerencia imperialista en la zona, pese a ser entidades de carácter islamista y no laicas, y que tampoco pueden ser consideradas socialistas o progresistas salvo en lo que se refiere a su antiimperialismo y defensa de la soberanía nacional.

    En cuanto a la crisis que se vive actualmente, que como hemos dicho, pese a haber existido manifestaciones populares de descontento relativamente amplias, se ha convertido rápidamente en un conflicto armado de baja intensidad a partir de la irrupción de los grupos armados antigubernamentales. A día de hoy, y tras una fase de combates muy cruentos, se puede decir que la oposición armada encabezada por el Ejército Sirio Libre ha sido derrotada pese a haber contado con el apoyo explícito y activo de Occidente, Israel, Turquía y las dictaduras del Golfo Pérsico. La postura inflexible de China, Rusia, y de países como Irán o los gobiernos progresistas de América Latina con Venezuela y Cuba a la cabeza han limitado la capacidad de intervención directa del imperialismo. Señalar también que en los medios críticos con el imperialismo se analiza el intento de cambio de régimen en Siria como un paso previo necesario desde el punto de vista geoestratégico y militar para llevar a cabo el plan más ambicioso de EEUU e Israel en la zona: Atacar Irán.

    Como respuesta política a la crisis, desde el gobierno se ha impulsado una nueva constitución que ha sido aprobada en referéndum por una amplia mayoría, y que contempla reformas como la limitación de mandatos presidenciales o la desaparición del papel de rector del estado y la sociedad que la anterior constitución otorgaba al partido Baaz. En las últimas semanas la relativa calma se ha visto sacudida por atentados indiscriminados llevados a cabo por sectores de la oposición.

    El Partido Comunista Sirio ha mantenido durante todos estos años su presencia en el Frente Nacional Progresista y su apoyo al gobierno establecido, si bien se ha mostrado muy crítico con la política de liberalización económica. Así, en un comunicado difundido al principio de la crisis, estableció su posición:

    - Crítica de aspectos importantes de la línea seguida por el gobierno como la deriva neoliberal predominante desde los años 90 que ha llevado a un empobrecimiento de amplias capas y que habría servido de sustento a gran parte del descontento popular manifestado desde el inicio de la crisis. Exigencia de reformas políticas que caminen hacia una apertura del sistema político y que fomenten la participación popular y la profundización democrática de un modelo con importantes limitaciones en este sentido.

    - Mantenimiento del apoyo al gobierno de al-Assad y continuidad de la presencia del Partido en el FNP por considerar que una parte importante de la oposición estaría al servicio de una estrategia del imperialismo que busca propiciar un cambio de régimen que acabe con las posiciones antiimperialistas y de defensa de la soberanía nacional actualmente vigentes a su juicio en el gobierno de Siria.

    Cuestiones a debate
    - Los comunistas ante una eventual intervención extranjera.
    - Trayectoria histórica del sistema político sirio.
    - Valoración del sistema político existente en Siria. Virtudes y defectos.
    - Papel de la oposición. ¿Hasta qué punto es legítima? ¿En qué medida responde a intereses externos?
    - Valoración del papel y la posición del Partido Comunista Sirio.
    - ¿Qué papel juegan las potencias occidentales y países como Israel, Turquía o las monarquías petroleras del Golfo?
    - Valoración de las alianzas internacionales de Siria.
    - Intereses geoestratégicos en juego.
    - Antiimperialismo. Valoración de sistemas políticos no socialistas que mantienen postulados de defensa de la soberanía nacional en los países menos desarrollados y de origen colonial.
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    Mensaje por Smooth Jazz Lun Oct 08, 2012 8:54 pm

    Mientras en círculos de la llamada “izquierda internacional” prosiguen las discusiones doctrinales y filosóficas sobre lo que se ha dado en llamar “las primaveras árabes” iniciadas hace ya más de un año, en La Habana el diputado sirio Ammar Bagdache, secretario general del Partido Comunista Sirio, expuso al periodista cubano Ernesto Gómez Abascal, su propio análisis sobre los acontecimientos y la situación en su país y su visión sobre la actitud a adoptar en ese contexto por las fuerzas revolucionarias y progresistas. Palabras que invitan a la reflexión.

    «Las fuerzas revolucionarias y progresistas internacionales deben apoyar a los gobiernos y partidos antiimperialistas y antisionistas» por Ernesto Gómez Abascal

    ¿Cómo califica el Partido Comunista de Siria el gobierno de Bachar al-Assad?

    Dr. Ammar Bagdache: Para el Partido Comunista de Siria, este es un gobierno patriótico, antiimperialista y antisionista, a pesar de que está claro que en el orden económico es capitalista. Aunque proclamaba el socialismo árabe, el Partido Baas (Partido del Renacimiento Árabe Socialista), que era y es la fuerza dirigente en el gobierno, no era socialista en el sentido marxista de la palabra. Sin embargo, el Partido Comunista de Siria (PCS) forma parte del Frente Progresista que ahora está integrado por 10 partidos.

    Tenemos un ministro en el gobierno y consideramos que es la mejor opción en esta etapa. Estamos y siempre hemos estado, por mejorar el sistema. En el 2005 nos opusimos a una serie de transformaciones de corte neoliberal, que después se ha comprobado que facilitaron el caldo de cultivo para crear una capa marginal, de la cual se ha beneficiado la oposición armada. Se cometieron errores que ahora tratan de subsanarse.

    ¿Entre los que combaten por derrocar al gobierno de Bachar al-Assad hay fuerzas y partidos de izquierda? ¿Existe una opción de izquierda al gobierno actual?

    Dr. Ammar Bagdache: Hay algunas personalidades, que desde hace tiempo están en el exterior, que fueron de izquierda, incluso marxistas, pero que después cambiaron. Algunos estuvieron presos en Siria, pero hoy han renunciado al marxismo, incluso se han aliado a la Hermandad Musulmana. Otros se han convertido en agentes de las monarquías del Golfo.

    Hay personas que permanecen dentro de Siria, que se consideran de izquierda y que quieren que se lleven a cabo cambios y reformas. Pero no son partidos o fuerzas políticas organizadas, son individualidades y se oponen a la intervención extranjera. El gobierno que tenemos en Siria tiene una posición constructiva hacia la realización de cambios importantes, que ya se han comenzado a adoptar, pero la intervención armada extranjera impide por el momento instrumentarlos con normalidad.

    La única opción, si cae el gobierno actual, es el poder de la Hermandad Musulmana, lo cual constituiría un gran paso atrás para un pueblo que durante muchos años ha disfrutado de un sistema secular moderno, que no conoce el sectarismo y que ha vivido sin tensiones de este tipo. Sin embargo somos optimistas y aunque la lucha todavía durará algún tiempo, estamos seguros de que no podrán derrotarnos.

    ¿Cómo evalúa la situación militar?

    Dr. Ammar Bagdache: A medida que paso el tiempo se hace más claro que no podrán derrotarnos. No han podido, como era su plan, controlar ninguna ciudad importante, a pesar de que han llegado miles de mercenarios extremistas y salafistas, que cuentan con el asesoramiento de los servicios especiales de Estados Unidos y de sus aliados de la OTAN, quienes trabajan desde Turquía, país con el que compartimos una larga frontera. También cuentan con los recursos económicos y militares que aportan Qatar y Arabia Saudita. Es evidente que nuestro gobierno está respaldado por la mayoría de la población. Las fuerzas armadas sirias y las milicias populares se mantienen unidas y con disposición combativa. Pese a la complicada situación del país, las instituciones funcionan.

    ¿Considera que en Libia existía la posibilidad de apoyar a alguna fuerza revolucionaria o progresista como alternativa al gobierno de Kadhafi?

    Dr. Ammar Bagdache: El caso de Libia era completamente distinto al de Siria. Aun cuando el pueblo libio gozaba del mejor nivel de vida de África y tenía el mayor PIB per cápita, la personalidad de Kadhafi era muy cuestionada, era muy incoherente en sus posiciones y mantuvo por etapas actitudes anticomunistas. Se había reconciliado con Occidente, pero no existía ningún partido o fuerza organizada conocida, con un programa revolucionario, progresista o antiimperialista, al cual se pudiera dar apoyo como alternativa al gobierno de Kadhafi.

    La posición correcta de los revolucionarios era dejar que los libios resolvieran sus problemas y oponernos por todos los medios a la intervención de la alianza imperialista y de la reacción árabe. Nuestro partido no simpatizaba con Kadhafi, pero quien lo derrocó fue la OTAN, no el pueblo libio y el gobierno que ahora existe en Trípoli, está subordinado a los intereses imperialistas.

    ¿Cómo caracteriza el PCS al Hezbollah e Irán, que son un partido y un país de carácter islámico?

    Dr. Ammar Bagdache: Consideramos que mantienen posiciones patrióticas, en contra del imperialismo y del sionismo y por tanto los vemos como nuestros aliados. En el movimiento que liderea el Hezbollah en Líbano también participan partidos y organizaciones cristianas, sunnitas y hasta marxistas. Existen musulmanes de distintas posiciones políticas y nuestro partido considera que en la situación actual en la región lo que define a una fuerza política, es estar al lado de los intereses del pueblo, ser antiimperialista y antisionista. En este sentido consideramos a Hassan Nasrallah, dirigente de Hezbollah, un verdadero revolucionario.

    ¿Existe la posibilidad de que un partido o fuerza de izquierda alcance el poder en algún país de la región?

    Dr. Ammar Bagdache: No excluimos esa posibilidad. Todo depende de las masas, del pueblo. En 1958, creo que casi nadie en el mundo preveía que iba a triunfar una revolución en Cuba, revolución que dos años después proclamaría el socialismo. El papel de un liderazgo es también importante y eso no se puede excluir totalmente.
    El presidente egipcio Mohamed Mursi, miembro de la Hermandad Musulmana, según los pasos que viene dando y sus palabras, por ejemplo en el discurso que pronunció ante la Asamblea General de la ONU en días recientes, parece que está dando un curso independiente a la política exterior de ese importante país.

    ¿Qué opinión le merece esto?

    Dr. Ammar Bagdache: Creo que está actuando de acuerdo con el sentimiento de las masas, del pueblo egipcio, al cual no puede desconocer. A Estados Unidos, y menos a Israel, no le debe agradar lo que está diciendo. Posiblemente Mursi esté trabajando para recuperar el papel dirigente de Egipto en el mundo árabe. Además, es imposible ser más títere del imperialismo que Mubarak, eso sería muy difícil. Quizás declaró en la Asamblea General de la ONU que estaba en contra de una intervención exterior a mi país, porque ha observado la resistencia que está haciendo el pueblo sirio a la agresión a que es sometido desde Occidente y desde los países del Golfo. Eso puede influir en sus posiciones. Habrá que observar su actuación en lo adelante para ver si se mantiene en una línea discrepante de Estados Unidos e Israel.

    ¿Cuál considera que debe ser la posición de la izquierda internacional, de los revolucionarios, respecto a la clara intervención del imperialismo y de la reacción árabe para producir cambios de régimen?

    Dr. Ammar Bagdache: Nuestro partido estima que las fuerzas revolucionarias y progresistas internacionales deben apoyar a los gobiernos y partidos antiimperialistas y antisionistas frente a la agresión de la reacción, frente al imperialismo y su política intervencionista e injerencista, violadora de la legalidad internacional. Eso es lo que define una posición de principios y revolucionaria en nuestros días. No es posible ser de izquierda o decir que se es progresista y revolucionario, y coincidir con lo que dicen y hacen Hillary Clinton, los corruptos monarcas del Golfo o los dirigentes de la OTAN.

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