Carta de Lucio García Blanco
Cárcel de Topas, 9 septiembre de 2012
La cuestión es que hay que entender el carácter que tiene para Marx la definición del proletariado en un sentido puramente económico, por el papel que este juega en la producción como productor de mercancías, pero también en un sentido social y político por su carácter de explotado y asalariado, así como abanderado de la lucha por una nueva sociedad.
Si Marx se centra en la primera visión es para explicar el modo de producción capitalista.
Por todo esto, cabe decir que todo trabajador, que tiene unas condiciones de trabajo y de vida similares a las del proletariado, y que además, asume sus valores, sus principios y sus objetivos de clase, es así mismo un proletario. El propio Marx por sus raíces y su condición de intelectual es un burgués. Sin embargo, la realidad es que asumió el modo de vida proletario, pasó bastante hambre y calamidades, y elaboró y luchó por los objetivos del proletariado, lo que le convirtió en uno de ellos.
El tema es dilucidar en términos generales si el sistema capitalista ha evolucionado hacia una proletarización mayor en general, o en el sentido contrario hacia el desarrollo de la burguesía en sus diversas capas. Aquí también conviene tener en cuenta que no son lo mismo las condiciones de vida de un obrero y un burgués hace un siglo, cuando las fuerzas productivas apenas estaban desarrolladas, que en estos momentos en los que estamos, en la última etapa del capitalismo. Hoy las necesidades básicas de una persona son mayores, incluidas las de cualquier trabajador, pero eso no le aparta de su clase. Claro que si bien es cierto, el que trabaja en fábricas, ha venido disminuyendo, al mismo tiempo se ha venido produciendo una proletarización general, del campesinado y capas de la pequeña y mediana burguesía, disminuyendo el sector fundamental. ¿Cuánta gente controla las 35 principales empresas del IBEX? Unas cuantas familias. Y el sector asalariado cuya inmensa mayoría se puede considerar proletariado ha crecido y se sigue desarrollando. También se puede considerar proletariado, por sus condiciones de vida a los más de un millón de autónomos.
Muchos médicos, profesores de enseñanza, ingenieros etc. que antes tenían un estilo de vida burgués hoy en día están más parejos a los obreros de una fábrica. Mucha gente del sector servicios que antes tenía una forma de trabajo y de vida un tanto especial, hoy trabaja de forma parecida a como se hace en una cadena de una fábrica de coches, como por ejemplo en los Mac Donalds y otras cadenas similares, que cuentan con cientos de miles de trabajadores. Aquí se ha concentrado el número de trabajadores en menos empresas. Prácticamente todos los trabajadores son proletarios, aunque no produzcan mercancías.
Con el desarrollo de capitalismo tiende a crecer el sector terciario, aunque los países en los que se está implantando aún, este sector no es muy amplio. Luego hay países como Alemania donde el secundario o la industria tienen un mayor peso que, por ejemplo, en España. En el sector terciario o los servicios no se genera plusvalía, pero se apropia de una parte de la que se genera en los otros sectores. Y ya hay países que se dedican casi por completo al sector servicios o el turismo, absorbiendo parte de la plusvalía de otros países, a través de la gente que les visita. Grecia creo que es uno de ellos.
Por otra parte, también es cierto que el panorama de las fábricas y las empresas en general ha cambiado mucho. En realidad se han dispersado bastante y han reducido el número de obreros, introduciendo divisiones entre fijos y eventuales, entre los que trabajan para la empresa base y las contratas etc., lo que en principio crea cierta competencia y división. Pero esto afecta sobre todo a las reivindicaciones concretas por mejoras de trabajo o económicas, no tiene porque incidir en la conciencia de clase. Luego, los grandes barrios juegan un papel distinto, concentrando a múltiples barrios juegan un papel distinto, concentrando la multitud de trabajadores, y eso es favorable en todos los sentidos.
Los cambios en la estructura capitalista no han hecho desaparecer al proletariado sino que por el contrario han proletarizado a la mayoría de la sociedad. Hoy en día, la riqueza está cada vez más concentrada en menos manos, mientras que se siguen deteriorando las condiciones de vida y de trabajo de la gran mayoría de los trabajadores. Pero una cosa son las condiciones objetivas y las otras subjetivas.
En estas últimas es donde si ha habido un retroceso a nivel mundial de las posiciones proletarias y comunistas, producido en primer lugar por la labor del revisionismo y también por todo el descalabro de muchos partidos comunistas así como de todo el bloque socialista, lo que ha conllevado así como de todo el descalabro de muchos partidos comunistas así como todo el bloque socialista, lo que ha conllevado a un auge de la contrarrevolución mundial, y cierto avance de la ideología burguesa incluido el fascismo, a la par que una gran confusión y desorganización en el lado del proletariado. Aquí habrá que analizar también los aspectos concretos de cada país; en el nuestro la reforma política, la etapa del dinero barato y la promoción del consumismo.
Pero es evidente que esa etapa ya se viene acabando con el claro resquebrajamiento del capitalismo, debido a su crisis general de agotamiento. Comienza en proceso de nuevo avance de la ideología proletaria o comunista, de reorganización del movimiento obrero y popular y de los partidos comunistas. Claro que como partimos de posiciones muy desfavorables, ese proceso va a ser bastante lento. También es lógico que en estos momentos haya cierta confusión ideológica y política. No obstante, ya se ha impuesto la idea de que el capitalismo está agotado y el marxismo viene ganando posiciones.
Se está hablando mucho de que viene un otoño caliente, es probable que sea así y, además, las elecciones de Euskal Herria y Galicia, también pueden dejar un panorama complicado para el Estado. En esta última nacionalidad ya se habla de que puede haber una abstención cercana al 50%.