"EL SISTEMA POLÍTICO AUTOGESTIONARIO SOCIALISTA"
Artículo de Edvard Kardelj***, uno de los principales teóricos del modelo socialista autogestionario de Yugoslavia. Esta intervención, realizada ante la Presidencia del Comité Central de la Liga de los Comunistas de Yugoslavia en junio de 1977, señala tanto los logros del sistema autogestionario yugoslavo como sus insuficiencias y acentúa el importante papel que deben jugar las organizaciones sociopolíticas, en particular la Liga de los Comunistas, para superar estas deficiencias.
Fuente: El Sistema Político Yugoslavo (2007). Traducción y edición de Leonardo E. Salas. Libro editado en Venezuela.
se publica en dos mensajes en el Foro
---mensaje nº 1---
1. Con la Constitución de 1974 y la Ley de Trabajo Asociado, como también con otras leyes funcionales y otras medidas y acciones políticas y sociales correspondientes, se han efectuado en nuestra sociedad cambios importantísimos, diría yo casi revolucionarios, en las relaciones socioeconómicas y productivas y en las relaciones globales de la federación, las repúblicas y las provincias, e incluso en el campo del sistema político de autogestión socialista. Se han dado importantes pasos para seguir consolidando la posición autogestionaria de los trabajadores tanto en el plano socioeconómico como social, y el desarrollo del sistema de la autogestión socialista en su conjunto. Al igual que en el pasado, la Liga de los Comunistas de Yugoslavia, conjuntamente con todas las demás fuerzas creadoras de nuestra sociedad, ha puesto en marcha esta nueva etapa de desarrollo de nuestra revolución socialista —en base a un análisis crítico exhaustivo y universal del estado en nuestra sociedad.
2. Como resultado de todo esto, nuestra sociedad ha desarrollado una estructura socioeconómica mucho más sólida, que se fundamenta en relaciones socialistas autogestionarias de producción más elaboradas y consolidadas. Estas relaciones siguen siendo desarrolladas tanto en su sentido fundamental socialista y democrático, como también en sus aspectos funcionales y organizativos. Ellas posibilitan y aseguran que nuestra sociedad se desarrolle libre, autónoma y autogestionariamente sobre la base de su propia naturaleza objetiva interna. Esto significa que el funcionamiento de la sociedad dependerá cada vez menos en el papel del aparato estatal y cada vez más en la fuerza e iniciativa de los trabajadores asociados autogestionariamente y organizados democráticamente, y de toda la gente trabajadora unida en comunidades de productores libres. En otras palabras, en lugar de reforzar el papel del estado y su aparato —lo que es característico de las formas de propiedad estatal de las relaciones socialistas de producción— se desarrolla ampliamente el proceso de fortalecimiento del papel autogestionario del trabajador en el trabajo asociado y en otras comunidades autogestionarias de interés, como también en el sistema de delegación democrática de nuestra sociedad.
3. Ni el estado, ni el sistema, ni un partido político pueden darle la felicidad a la persona. La felicidad es algo que sólo la persona puede crear para sí misma. Las fuerzas de vanguardia del socialismo y la sociedad socialista, por lo tanto, deben tener solamente un objetivo: crear, según las posibilidades que brinda el momento histórico, las condiciones en las cuales la persona será lo más libre posible para su desarrollo y realización personal, es decir, poder —con base en la propiedad social de los medios de producción— trabajar libremente y, en consecuencia, crear su propia felicidad. La autogestión no es sino esto.
4. Sin embargo, este proceso de fortalecimiento de la posición autogestionaria del trabajador no podría desarrollarse libremente, ni con el dinamismo requerido, si el sistema político en conjunto no se adapta oportuna y rápidamente a tales relaciones socioeconómicas y productivas. Por eso ahora, nuestra sociedad, específicamente en el campo del sistema político, enfrenta la tarea de seguir desarrollando el sistema de democracia socialista autogestionaria, que no es menos importante que el desarrollo de las esferas de las relaciones socioeconómicas y productivas en las cuales ya se ha comenzado a trabajar bajo los fundamentos de la Constitución y de la Ley de Trabajo Asociado. El establecimiento precisamente de tales relaciones socioeconómicas y productivas provee —en la medida en la cual ellas han contribuido y contribuyen a la estabilización del sistema socialista autogestionario— la base socioeconómica y material para el continuo desarrollo del sistema político y para la consolidación de las relaciones democráticas entre las personas en el sistema socioeconómico de autogestión socialista.
I
5. Puesto que los problemas generados al seguir desarrollando el sistema político yugoslavo son de enorme significado para el crecimiento de nuestra sociedad socialista autogestionaria en su conjunto, es indispensable que la Liga de los Comunistas de Yugoslavia tome posiciones claras sobre la solución de estos problemas, proponiendo los caminos y las formas para continuar desarrollando el sistema político de democracia socialista autogestionaria. Obviamente, no podíamos plantear estos problemas antes de que nuestra sociedad hubiera obtenido su verdadera “conciencia socioeconómica”, es decir, antes de que se establecieran tales relaciones socioeconómicas y productivas que son capaces de funcionar sin la supervisión y el patrocinio decisivo del aparato estatal.
6. Por eso ahora, la superestructura social en su conjunto, y especialmente el sistema político, está convirtiéndose en el punto decisivo para continuar con el exitoso desarrollo autogestionario de la federación. Además, se puede decir incluso que el desarrollo del sistema político se halla en determinado retraso, y en consecuencia, algunas soluciones institucionales llegan a ser inarmónicas con el grado de desarrollo ya alcanzado en las relaciones y formas establecidas bajo las condiciones del trabajo asociado autogestionario. Si esta desarmonía continuara, podría convertirse en un serio impedimento para la continuidad de nuestro exitoso desarrollo y la consolidación de la estabilidad del sistema de autogestión socialista en conjunto.
7. Además, con la aprobación de la nueva Constitución nuestra sociedad suprimió del sistema de poder estatal socialista, y particularmente del sistema de asamblea, la mayoría de los remanentes del sistema político del estado burgués que el socialismo había tomado prestado de ese sistema durante las primeras fases de su desarrollo. El sistema de asambleas de delegados se ha convertido en principio y debería serlo también en los hechos, en el andamiaje de todo el sistema político de nuestra vida autogestionaria y del sistema del poder estatal. Sin embargo, esta nueva forma político-democrática de autogestión social aún no se ha armonizado con todos los aspectos del sistema político y modos de acción de las fuerzas socialistas. Si esta desarmonía persiste, el sistema de delegados se liberará con dificultad de sus deficiencias iniciales, y será susceptible de diversas deformaciones que indudablemente influirían de forma negativa los aspectos democráticos de nuestra vida social.
8. Todos estos problemas nos plantean tres tipos de tareas:
9. Primero, debemos considerar críticamente el estado actual de nuestro sistema político y tomar medidas para armonizarlo con los cambios en la estructura socioeconómica y autogestionaria de la sociedad y con las perspectivas generales que estos cambios auguran para el desarrollo de nuestra sociedad socialista.
10. Segundo, debemos desarrollar y consolidar ampliamente las relaciones y prácticas democráticas de autogestión y toma de decisiones socialistas a través de las medidas correspondientes.
11. Tercero, debemos determinar con mayor claridad y concreción la posición, el papel y la forma de actuar de las fuerzas dirigentes de la sociedad socialista y, especialmente, la forma y los medios a través de los cuáles debe realizarse el papel ideológico y político rector de la Liga de los Comunistas de Yugoslavia.
12. El factor dirigente de la sociedad socialista no sólo está representado por la Liga de los Comunistas y otras organizaciones sociopolíticas, como son la Alianza Socialista del Pueblo Trabajador de Yugoslavia, los sindicatos y la Federación de la Juventud Socialista, etcétera, sino que también está presente en todas aquellas organizaciones sociales que influyen en las relaciones sociales, afectan la conciencia social y proponen soluciones a los problemas sociales. Aquí también
incluyo a los órganos estatales, a la ciencia, a los servicios técnicos y a todos los demás factores organizados de la creación ideológica, política, técnica, material, industrial-científica y cultural. Y finalmente, pero no de menor importancia, los factores dirigentes de la sociedad socialista también están representados por la conciencia socialista espontánea, la iniciativa y la acción de las masas más amplias del pueblo como expresión de las aspiraciones sociales elementales del trabajador y de sus experiencias. En resumen, el factor dirigente de la sociedad socialista está conformado por toda la fuerza creativa socialista y democrática de la sociedad que debe expresarse libre y plenamente.
13. Nuestra tarea primordial en la edificación del sistema político democrático de autogestión socialista es ofrecer bases firmes para su construcción. Porque, cuanto más estable y eficaz sea el sistema en conjunto y asegure la dirección de la clase obrera siendo el trabajador quien mantenga las posiciones claves de control de la sociedad, tanto más podrá nuestra sociedad desarrollar con mayor rapidez, audacia y energía todas esas formas múltiples de práctica democrática que son necesarias para el funcionamiento y el continuo desarrollo progresista de la sociedad autogestionaria. Esto, al mismo tiempo, permitirá ampliar las dimensiones de las libertades democráticas de nuestra sociedad, no a través de las vías del liberalismo burgués, sino a través de los caminos de la democracia autogestionaria.
14. Por lo tanto, ahora nuestra sociedad en general, y particularmente la Liga de los Comunistas de Yugoslavia, tendrá que elaborar, lo antes posible, un plan integral y a largo plazo para seguir desarrollando el sistema político socialista de autogestión. La implementación de este plan a largo plazo dependerá del estado actual de la base económica de nuestra sociedad, de la correlación de fuerzas y de la conciencia de las fuerzas sociales.
15. Por todo esto, es indispensable que la presidencia del Comité Central de la Liga de los Comunistas de Yugoslavia considere los problemas y tareas necesarias para el continuo desarrollo del sistema político. Después de promulgadas las leyes fundamentales y otras decisiones y medidas sociales en el campo de la edificación del sistema de autogestión, deben desarrollarse ahora las correspondientes medidas legales y sociales para la implantación de la Constitución en las esferas del sistema político y, ante todo, para armonizar este sistema con las relaciones ya establecidas y los resultados ya obtenidos en la esfera de las relaciones socioeconómicas de producción.
16. Estas cuestiones son de extraordinaria importancia para la Liga de los Comunistas de Yugoslavia, no sólo desde el punto de vista de los intereses sociales generales, sino también por el hecho de que estos cambios en nuestro sistema político afectan en gran medida la posición, el papel y la función de la Liga de los Comunistas y todas las fuerzas socialistas dirigentes que están vinculadas inexorablemente a la acción social socialista. En el momento actual, este es probablemente el problema más significativo que necesitamos solventar para poder continuar desarrollando nuestro sistema político.
17. En el texto “Fundamentos del sistema político de la democracia socialista autogestionaria” intento señalar algunos de los temas, problemas y tareas más importantes que debemos afrontar para poder seguir construyendo nuestro sistema político, como también algunas orientaciones elementales, que a mi juicio, pueden solucionar estos problemas. Y esto es sólo un punto de partida, ya que esta propuesta deberá debatirse en el próximo período con mayor concreción y amplitud. He procurado contribuir, desde una perspectiva integral, con el diseño de los cursos fundamentales de acción que en este momento son de suma necesidad para nuestra sociedad, así como también indico los principales responsables para ejecutar estas tareas. He trabajado en la elaboración concreta de dichos problemas considerando sólo las posibilidades y necesidades actuales. Porque es evidente que todo este trabajo no termina con nuestra discusión de esta sesión, sino que hoy, en realidad, recién comienza el trabajo.
18. Debido a que esta problemática ha sido amplia y exhaustivamente elaborada en el material entregado, no hay necesidad de que en estas notas introductorias vuelva a los temas y dilemas que se examinan en dicho material. Aquí desearía detenerme sólo en algunos puntos de partida prácticos y de principio que, según mi opinión, debemos tener en cuenta al iniciar el trabajo que nos permita continuar construyendo el sistema político de la democracia socialista autogestionaria.
19. En el material “Fundamentos del sistema político de la democracia socialista autogestionaria”, preparado para esta sesión, no me he referido exhaustivamente a las relaciones y a la estructura de las comunidades sociopolíticas de la federación, las repúblicas, las provincias autónomas y los municipios. Sin embargo, esto no significa que aquí no haya problemas que debamos discutir en relación a las tareas en el campo del sistema político. Particularmente esto se refiere a la comuna, es decir, a la estructura del municipio. La organización básica del trabajo asociado y otras comunidades autogestionarias de base, la comunidad local, sus delegaciones, el papel de las organizaciones sociopolíticas y de otros factores de creación social en dichas comunidades, en el municipio en general y en el municipio como sistema integral de las relaciones autogestionarias, democráticas y de la cooperación entre todos estos factores, representan la base y pilar fundamental de nuestro sistema político. Por lo tanto, es evidente que a esta problemática le debamos dedicar una atención especial. Sin embargo, he considerado que es menester que examinemos también los temas pendientes en esta esfera, ante todo en el marco de la edificación y el desarrollo del sistema de delegados, y por eso no los he tratado en forma separada sino en el marco de la problemática general del sistema político. Debo decir esto ahora, teniendo en cuenta que se han hecho algunas objeciones sugiriendo que se debería hablar más del sistema comunal.
II
20. Nuestro objetivo principal es, naturalmente, continuar con la consolidación del sistema político de autogestión socialista. Para esto, nuestros esfuerzos deben orientarse ante todo en dos direcciones.
21. Primero, debemos tomar todas las medidas necesarias para el funcionamiento práctico más eficaz del sistema. En este sentido existen muchos puntos débiles en nuestro sistema. Toda una serie de deficiencias en el funcionamiento de las organizaciones e instituciones de nuestro sistema político indican que la burocracia y la tecnocracia todavía se mantienen con fuerza; que nuestra administración es complicada y, por lo tanto, susceptible al burocratismo; que algunos órganos y organizaciones se hermetizan; que hay demasiada improductividad y duplicación en el trabajo; que están débilmente desarrolladas las formas de comunicación democrática entre los órganos autogestionarios y los órganos estatales, y entre estos dos con toda la estructura social; que muchas de nuestras reuniones carecen de contenido y son inútiles; que frecuentemente las decisiones adoptadas no son preparadas competentemente; que el ciudadano en la lucha por sus derechos tiene que pasar a través de obstáculos administrativos, etcétera. Por lo tanto, es necesario crear las condiciones en las cuales la sociedad pueda enfrentar con mayor facilidad tales deficiencias.
22. Segundo, debemos continuar enriqueciendo el sistema político con nuevas formas de relaciones democráticas donde el pluralismo de los intereses autogestionarios —los intereses del pueblo trabajador en el trabajo asociado, las múltiples formas de comunidades de interés en diversos campos de la vida social y en el sistema de delegados de las comunidades sociopolíticas— puedan manifestarse de forma más inmediata y más libre en la toma de decisiones autogestionarias y democráticas. La autogestión socialista no puede existir, funcionar, ni desarrollarse de manera diferente a la de un sistema democrático. Su resultado político general no puede ser otra cosa que la ampliación constante de las dimensiones de la libertad humana. Los problemas de los derechos democráticos y de las libertades humanas deben también ser considerados en términos de conexión orgánica entre la democracia y la autogestión socialista. Estos derechos y libertades deben estar ante todo en función de los derechos del trabajador para controlar su propio destino, su trabajo y sus intereses en la sociedad bajo principios de igualdad, cooperación democrática y responsabilidad mutua con otros trabajadores.
23. Para poder ver el futuro con una perspectiva más clara, debemos considerar las causas del desfase existente entre los principios democráticos declarados constitucionalmente, y nuestra práctica social y política. En mayor o menor medida este desfase continúa apareciendo en algunos aspectos de la práctica. No cabe duda que existen también algunas causas objetivas, a menudo bastante fuertes, para tal desfase, que no dependen de la voluntad subjetiva de las fuerzas socialistas dirigentes. Estas causas continuarán siendo el factor limitante para la realización de los objetivos democráticos de nuestra revolución socialista. Aquí me refiero a factores como el grado de desarrollo de la revolución y de la sociedad, la relación de poder entre las fuerzas sociales, la intensidad de los conflictos sociales, la influencia de los antagonismos mundiales sobre nuestra vida social interna y cosas similares. Sin embargo, no debemos resignarnos al impacto espontáneo de estos factores, sino que debemos luchar infatigablemente por el desarrollo de las relaciones democráticas en nuestro sistema político, relaciones que son indispensables para el funcionamiento y el avance de la autogestión socialista y que actualmente son factibles.
24. Esta dicotomía entre los principios y la práctica surge frecuentemente por el comportamiento subjetivo de los diferentes factores sociales y de las personas. El centralismo burocrático, la tecnocracia, las luchas por el dominio político y fenómenos similares en las relaciones sociales como el sectarismo, el oportunismo, la confianza exagerada en los medios administrativos, las ambiciones individualistas, y otros fenómenos parecidos en temas ideológicos y políticos, no han desaparecido completamente de nuestra vida social, y representan un obstáculo para el desarrollo de la democracia de autogestión socialista. Son particularmente estas causas subjetivas que frenan el proceso contra las que podemos y debemos luchar. Sólo la lucha permanente de la Liga de los Comunistas y de todas las demás fuerzas socialistas para adoptar consecuentemente los principios ya aceptados de la democracia autogestionaria, puede impedir tales distorsiones y desviaciones y, al mismo tiempo, reforzar la posición democrática de las personas en la sociedad.
25. El sistema por sí sólo no puede eliminar todos estos impedimentos. Esto se debe a que el propio sistema se encuentra a merced tanto de las contradicciones sociales reales y, en particular, de la lucha de poder entre las fuerzas socialistas autogestionarias y las fuerzas que actúan en su contra, como de los antagonismos sociales y políticos del mundo. Es por esto que las reacciones de las fuerzas socialistas y los órganos sociales son frecuentemente respuestas subjetivas y muy diferentes entre sí. Por lo tanto, me parece que mientras trabajamos en la construcción del sistema político, también debemos encontrar una política conjunta de la Liga de los Comunistas de Yugoslavia y de nuestra sociedad socialista en general, que debe asegurar la mayor unidad posible en este campo. Tal acción debe asegurar el continuo desarrollo de la autogestión socialista y, al mismo tiempo, debe fortalecer la capacidad del sistema político democrático de nuestra sociedad para oponerse eficazmente a todos los intentos de destrucción.
26. Por esto, el funcionamiento de las instituciones del sistema político debe someterse a un nuevo análisis crítico. En mi opinión, no es necesario alterar las soluciones institucionales básicas, pero si es necesario ampliar y mejorar estas soluciones y las formas de funcionamiento. Para esto, nuestro objetivo principal debe ser la adaptación de todas las instituciones del sistema político al carácter socialista y autogestionario de las relaciones de producción y al sistema de delegados de asambleas, es decir, a su base delegatoria autogestionaria.
27. Por lo tanto, debemos rechazar con anticipación todos los dilemas relacionados con la forma del sistema político que se opone al carácter socialista y autogestionario de las relaciones de producción, y hace que éste sea el punto de partida y objetivo del sistema político democrático de nuestra sociedad. Señalo la necesidad de rechazar tales dilemas, porque incluso en la Liga de los Comunistas se crean ilusiones al plantearse que el sistema unipartidista o el pluralismo político del sistema político clásico pueden ofrecer una vía de escape a las contradicciones inherentes de la revolución y sociedad socialista durante su fase inicial de desarrollo.
28. Si nuestro sistema político debe ser la expresión de la autogestión socialista, éste no puede ser ni unipartidista ni pluripartidista, y en general tampoco puede ser un tipo de monopolio político. Nuestro sistema actual no es ninguna de estas cosas, aún cuando contiene elementos de ambos sistemas. Pero estos elementos ya no son las características más relevantes de nuestro sistema político. Éstos son sólo elementos transitorios que desaparecerán a medida que desaparezca el poder del estado sobre la sociedad. Por lo tanto, ésta es otra esfera de acción social donde nosotros, los comunistas, debemos retroceder ante la realidad de nuestro tiempo que exige una serie de formas transitorias de desarrollo, pero, al mismo tiempo, debemos mantener claro nuestro objetivo a largo plazo.
29. Si quisiéramos formular una alternativa al sistema político pluripartidista o unipartidista, el concepto más adecuado probablemente sería el del pluralismo autogestionario, es decir, la noción del pluralismo de intereses de las comunidades autogestionarias integrada en el sistema de delegados. En nuestra sociedad, este pluralismo autogestionario se ha venido desarrollando y ha ganado cada vez más fuerza desde hace casi tres décadas, y con el sistema de delegados, se ha ido convirtiendo en el organismo democrático integral que sirve como fuerza motivadora para nuestro sistema social y político. Todos nuestros esfuerzos deben estar orientados en seguir fortaleciendo y desarrollando este sistema democrático integral del pluralismo autogestionario. De igual forma, todas las instituciones democráticas de nuestra sociedad, todas las relaciones democráticas entre las personas y el carácter de todos los derechos democráticos y humanos de nuestra sociedad deben estar orientados hacia el apoyo, fortalecimiento y desarrollo del sistema político de la democracia autogestionaria.
30. Esto significa que en función de implementar y proteger el pluralismo democrático y los intereses autogestionarios, debemos analizar críticamente y consolidar el sistema de 1os derechos democráticos y libertades humanas. Debemos proveer todos los mecanismos defensivos necesarios para proteger estos derechos y libertades de los abusos de carácter tecnocrático y monopolista, y prevenir que se haga mal uso de estos derechos con finalidades no conformes con el sistema de autogestión socialista y sus principios democráticos.
31. Por las mismas razones, debemos seguir oponiéndonos enérgicamente a todas las formas de la llamada teoría de lo espontáneo, que presupone que todo trabajador puede decidir y asegurar acertadamente su progreso social sólo a través de sus reacciones espontáneas y empíricas frente a los acontecimientos de su entorno, sin el firme respaldo de las fuerzas organizadas de la conciencia y creación socialista.
32. El sistema de la democracia autogestionaria no sólo está conformado por las iniciativas espontáneas de los ciudadanos, las asambleas de trabajadores, los consejos obreros, las comunidades autogestionarias de interés, el sistema de gobierno y otras cosas similares, sino que también incluye toda la conciencia socialista de la sociedad, sus fuerzas políticas e ideológicas motrices, su cultura, su potencial creador científico y técnico, sus organizaciones sociopolíticas y organizaciones sociales, las confrontaciones ideológicas y políticas, las relaciones de poder de las fuerzas sociales en la sociedad, su posicionamiento ante el mundo y los acontecimientos sociohistóricos en él, etcétera. Todos estos factores de conciencia social y creatividad deben estar presentes, de una forma u otra y, en mayor o menor medida, en cada nivel y en cada esfera de la autogestión y gestión social para que los autogestores o comunidades de interés autogestionarias puedan comprender verdaderamente sus propios intereses en el marco del movimiento progresista general de la sociedad y la humanidad contemporánea.
33. En todo esto es particularmente importante el papel de las fuerzas socialistas de vanguardia, la Liga de los Comunistas y otros factores organizados de la conciencia socialista. Minimizar el papel de todos estos factores en la práctica diaria y en el sistema de autogestión socialista, e ignorar su carácter democrático, especialmente en el sistema de delegados, significa incapacitar la vialidad de este sistema para comprometerlo y hacerlo vulnerable a las tendencias burocráticas, conservadoras y reaccionarias. Por lo tanto, considero que la definición precisa acerca de la posición, del papel y la responsabilidad social de todos los factores organizados de la conciencia socialista encabezados por la Liga de los Comunistas, es una de las tareas más importantes para continuar mejorando el sistema político de autogestión socialista.
34. Esto es necesario porque la misma Liga de los Comunistas de Yugoslavia tiene dudas en cuanto al nivel de responsabilidad social que ésta debe asumir. Me gustaría sólo hacer referencia de nuestras dudas y reflexiones internas en relación a la implantación de las cámaras sociopolíticas en el sistema de asamblea, que fueron en parte la causa para que las primeras elecciones de las cámaras sociopolíticas no llenaran nuestras expectativas. También hubo indecisión al determinar si la Liga de los Comunistas debería estar representada en la presidencia de la RSFY y en las presidencias de las repúblicas y provincias autónomas. Igualmente hubo resistencia para establecer los consejos sociales tales como los actuales consejos federales para el sistema social, el desarrollo económico y la política económica, etcétera.
35. La única alternativa para este tipo de posicionamiento democráticamente responsable de la Liga de los Comunistas de Yugoslavia es que la Liga de los Comunistas se divorcie del sistema, que se convierta en una organización social que, sin asumir una responsabilidad pública formal, es decir, sin cooperar democráticamente con las masas trabajadoras, con los autogestores, con las organizaciones sociopolíticas y con las fuerzas socialistas en general, controle la labor de los órganos autogestionarios y gubernamentales, a través de directivas y resoluciones. Pero hace ya bastante tiempo que hemos renunciado apropiadamente a este papel en la Liga de los Comunistas.
36. Finalmente, quisiera mencionar otra tarea de particular importancia que frecuentemente omitimos. Debemos tomar todas las medidas posibles y necesarias para que las instituciones y organizaciones establecidas en el sistema político puedan funcionar de forma libre, democrática y socialmente responsable, dentro de los límites de su jurisdicción y poder. Actualmente este no es siempre el caso. Las responsabilidades de algunos órganos, instituciones y funcionarios en nuestro sistema político no están bastante claras. Y estos casos determinados pueden alterar seriamente las relaciones democráticas en la autogestión y gestión social.
37. La causa principal de tales fenómenos es, a mi entender, que las decisiones que deberían ser tomadas por un órgano o institución, están siendo tomadas por encima de ellos y después les son entregadas para que sean formalmente aprobadas. Por esto, las responsabilidades reales y formales no son la misma cosa. Esto se produce evidentemente porque en nuestro medio todavía es posible que algunos grupos se impongan como centros de poder, ya que el tema de la posición y responsabilidad de las organizaciones sociopolíticas no siempre se ha resuelto de la mejor forma. Por esto, ocurre con cierta frecuencia que las organizaciones sociopolíticas se entrometan de modo inadecuado en las decisiones de los órganos y organizaciones autogestionarias, gubernamentales y sociales responsables, y cuando permiten que estos órganos y organizaciones decidan, es por que el proceso sucede al margen de la responsabilidad democrática para con la sociedad. Otra causa, y quizá todavía más importante, de tales fenómenos es que determinados órganos autogestionarios y sociales y, especialmente, los órganos ejecutivos estatales y sus instituciones, están demasiado distantes, o en otras palabras, están poco abiertos a la influencia democrática normal y constante de toda la estructura de las fuerzas socialistas creadoras, conduciendo a la gerencia no democrática de sus asuntos.
38. Un análisis crítico más exhaustivo de estas causas debería hacernos ver las soluciones prácticas que reduzcan tales fenómenos al mínimo. Al respecto, debemos partir de que cada órgano y cada institución debe aprobar autónomamente las decisiones que les competen, y asumir plenamente las responsabilidades políticas y materiales generadas por estas decisiones, que deben estar sujetas a la consulta previa de todas las fuerzas socialistas creadoras y, particularmente, de las organizaciones sociopolíticas, otras organizaciones sociales y las instituciones científicas y técnicas. En cuanto a las decisiones de los órganos e instituciones de la federación, también deben ser consultadas, desde luego, las repúblicas y provincias autónomas.
Artículo de Edvard Kardelj***, uno de los principales teóricos del modelo socialista autogestionario de Yugoslavia. Esta intervención, realizada ante la Presidencia del Comité Central de la Liga de los Comunistas de Yugoslavia en junio de 1977, señala tanto los logros del sistema autogestionario yugoslavo como sus insuficiencias y acentúa el importante papel que deben jugar las organizaciones sociopolíticas, en particular la Liga de los Comunistas, para superar estas deficiencias.
Fuente: El Sistema Político Yugoslavo (2007). Traducción y edición de Leonardo E. Salas. Libro editado en Venezuela.
se publica en dos mensajes en el Foro
---mensaje nº 1---
1. Con la Constitución de 1974 y la Ley de Trabajo Asociado, como también con otras leyes funcionales y otras medidas y acciones políticas y sociales correspondientes, se han efectuado en nuestra sociedad cambios importantísimos, diría yo casi revolucionarios, en las relaciones socioeconómicas y productivas y en las relaciones globales de la federación, las repúblicas y las provincias, e incluso en el campo del sistema político de autogestión socialista. Se han dado importantes pasos para seguir consolidando la posición autogestionaria de los trabajadores tanto en el plano socioeconómico como social, y el desarrollo del sistema de la autogestión socialista en su conjunto. Al igual que en el pasado, la Liga de los Comunistas de Yugoslavia, conjuntamente con todas las demás fuerzas creadoras de nuestra sociedad, ha puesto en marcha esta nueva etapa de desarrollo de nuestra revolución socialista —en base a un análisis crítico exhaustivo y universal del estado en nuestra sociedad.
2. Como resultado de todo esto, nuestra sociedad ha desarrollado una estructura socioeconómica mucho más sólida, que se fundamenta en relaciones socialistas autogestionarias de producción más elaboradas y consolidadas. Estas relaciones siguen siendo desarrolladas tanto en su sentido fundamental socialista y democrático, como también en sus aspectos funcionales y organizativos. Ellas posibilitan y aseguran que nuestra sociedad se desarrolle libre, autónoma y autogestionariamente sobre la base de su propia naturaleza objetiva interna. Esto significa que el funcionamiento de la sociedad dependerá cada vez menos en el papel del aparato estatal y cada vez más en la fuerza e iniciativa de los trabajadores asociados autogestionariamente y organizados democráticamente, y de toda la gente trabajadora unida en comunidades de productores libres. En otras palabras, en lugar de reforzar el papel del estado y su aparato —lo que es característico de las formas de propiedad estatal de las relaciones socialistas de producción— se desarrolla ampliamente el proceso de fortalecimiento del papel autogestionario del trabajador en el trabajo asociado y en otras comunidades autogestionarias de interés, como también en el sistema de delegación democrática de nuestra sociedad.
3. Ni el estado, ni el sistema, ni un partido político pueden darle la felicidad a la persona. La felicidad es algo que sólo la persona puede crear para sí misma. Las fuerzas de vanguardia del socialismo y la sociedad socialista, por lo tanto, deben tener solamente un objetivo: crear, según las posibilidades que brinda el momento histórico, las condiciones en las cuales la persona será lo más libre posible para su desarrollo y realización personal, es decir, poder —con base en la propiedad social de los medios de producción— trabajar libremente y, en consecuencia, crear su propia felicidad. La autogestión no es sino esto.
4. Sin embargo, este proceso de fortalecimiento de la posición autogestionaria del trabajador no podría desarrollarse libremente, ni con el dinamismo requerido, si el sistema político en conjunto no se adapta oportuna y rápidamente a tales relaciones socioeconómicas y productivas. Por eso ahora, nuestra sociedad, específicamente en el campo del sistema político, enfrenta la tarea de seguir desarrollando el sistema de democracia socialista autogestionaria, que no es menos importante que el desarrollo de las esferas de las relaciones socioeconómicas y productivas en las cuales ya se ha comenzado a trabajar bajo los fundamentos de la Constitución y de la Ley de Trabajo Asociado. El establecimiento precisamente de tales relaciones socioeconómicas y productivas provee —en la medida en la cual ellas han contribuido y contribuyen a la estabilización del sistema socialista autogestionario— la base socioeconómica y material para el continuo desarrollo del sistema político y para la consolidación de las relaciones democráticas entre las personas en el sistema socioeconómico de autogestión socialista.
I
5. Puesto que los problemas generados al seguir desarrollando el sistema político yugoslavo son de enorme significado para el crecimiento de nuestra sociedad socialista autogestionaria en su conjunto, es indispensable que la Liga de los Comunistas de Yugoslavia tome posiciones claras sobre la solución de estos problemas, proponiendo los caminos y las formas para continuar desarrollando el sistema político de democracia socialista autogestionaria. Obviamente, no podíamos plantear estos problemas antes de que nuestra sociedad hubiera obtenido su verdadera “conciencia socioeconómica”, es decir, antes de que se establecieran tales relaciones socioeconómicas y productivas que son capaces de funcionar sin la supervisión y el patrocinio decisivo del aparato estatal.
6. Por eso ahora, la superestructura social en su conjunto, y especialmente el sistema político, está convirtiéndose en el punto decisivo para continuar con el exitoso desarrollo autogestionario de la federación. Además, se puede decir incluso que el desarrollo del sistema político se halla en determinado retraso, y en consecuencia, algunas soluciones institucionales llegan a ser inarmónicas con el grado de desarrollo ya alcanzado en las relaciones y formas establecidas bajo las condiciones del trabajo asociado autogestionario. Si esta desarmonía continuara, podría convertirse en un serio impedimento para la continuidad de nuestro exitoso desarrollo y la consolidación de la estabilidad del sistema de autogestión socialista en conjunto.
7. Además, con la aprobación de la nueva Constitución nuestra sociedad suprimió del sistema de poder estatal socialista, y particularmente del sistema de asamblea, la mayoría de los remanentes del sistema político del estado burgués que el socialismo había tomado prestado de ese sistema durante las primeras fases de su desarrollo. El sistema de asambleas de delegados se ha convertido en principio y debería serlo también en los hechos, en el andamiaje de todo el sistema político de nuestra vida autogestionaria y del sistema del poder estatal. Sin embargo, esta nueva forma político-democrática de autogestión social aún no se ha armonizado con todos los aspectos del sistema político y modos de acción de las fuerzas socialistas. Si esta desarmonía persiste, el sistema de delegados se liberará con dificultad de sus deficiencias iniciales, y será susceptible de diversas deformaciones que indudablemente influirían de forma negativa los aspectos democráticos de nuestra vida social.
8. Todos estos problemas nos plantean tres tipos de tareas:
9. Primero, debemos considerar críticamente el estado actual de nuestro sistema político y tomar medidas para armonizarlo con los cambios en la estructura socioeconómica y autogestionaria de la sociedad y con las perspectivas generales que estos cambios auguran para el desarrollo de nuestra sociedad socialista.
10. Segundo, debemos desarrollar y consolidar ampliamente las relaciones y prácticas democráticas de autogestión y toma de decisiones socialistas a través de las medidas correspondientes.
11. Tercero, debemos determinar con mayor claridad y concreción la posición, el papel y la forma de actuar de las fuerzas dirigentes de la sociedad socialista y, especialmente, la forma y los medios a través de los cuáles debe realizarse el papel ideológico y político rector de la Liga de los Comunistas de Yugoslavia.
12. El factor dirigente de la sociedad socialista no sólo está representado por la Liga de los Comunistas y otras organizaciones sociopolíticas, como son la Alianza Socialista del Pueblo Trabajador de Yugoslavia, los sindicatos y la Federación de la Juventud Socialista, etcétera, sino que también está presente en todas aquellas organizaciones sociales que influyen en las relaciones sociales, afectan la conciencia social y proponen soluciones a los problemas sociales. Aquí también
incluyo a los órganos estatales, a la ciencia, a los servicios técnicos y a todos los demás factores organizados de la creación ideológica, política, técnica, material, industrial-científica y cultural. Y finalmente, pero no de menor importancia, los factores dirigentes de la sociedad socialista también están representados por la conciencia socialista espontánea, la iniciativa y la acción de las masas más amplias del pueblo como expresión de las aspiraciones sociales elementales del trabajador y de sus experiencias. En resumen, el factor dirigente de la sociedad socialista está conformado por toda la fuerza creativa socialista y democrática de la sociedad que debe expresarse libre y plenamente.
13. Nuestra tarea primordial en la edificación del sistema político democrático de autogestión socialista es ofrecer bases firmes para su construcción. Porque, cuanto más estable y eficaz sea el sistema en conjunto y asegure la dirección de la clase obrera siendo el trabajador quien mantenga las posiciones claves de control de la sociedad, tanto más podrá nuestra sociedad desarrollar con mayor rapidez, audacia y energía todas esas formas múltiples de práctica democrática que son necesarias para el funcionamiento y el continuo desarrollo progresista de la sociedad autogestionaria. Esto, al mismo tiempo, permitirá ampliar las dimensiones de las libertades democráticas de nuestra sociedad, no a través de las vías del liberalismo burgués, sino a través de los caminos de la democracia autogestionaria.
14. Por lo tanto, ahora nuestra sociedad en general, y particularmente la Liga de los Comunistas de Yugoslavia, tendrá que elaborar, lo antes posible, un plan integral y a largo plazo para seguir desarrollando el sistema político socialista de autogestión. La implementación de este plan a largo plazo dependerá del estado actual de la base económica de nuestra sociedad, de la correlación de fuerzas y de la conciencia de las fuerzas sociales.
15. Por todo esto, es indispensable que la presidencia del Comité Central de la Liga de los Comunistas de Yugoslavia considere los problemas y tareas necesarias para el continuo desarrollo del sistema político. Después de promulgadas las leyes fundamentales y otras decisiones y medidas sociales en el campo de la edificación del sistema de autogestión, deben desarrollarse ahora las correspondientes medidas legales y sociales para la implantación de la Constitución en las esferas del sistema político y, ante todo, para armonizar este sistema con las relaciones ya establecidas y los resultados ya obtenidos en la esfera de las relaciones socioeconómicas de producción.
16. Estas cuestiones son de extraordinaria importancia para la Liga de los Comunistas de Yugoslavia, no sólo desde el punto de vista de los intereses sociales generales, sino también por el hecho de que estos cambios en nuestro sistema político afectan en gran medida la posición, el papel y la función de la Liga de los Comunistas y todas las fuerzas socialistas dirigentes que están vinculadas inexorablemente a la acción social socialista. En el momento actual, este es probablemente el problema más significativo que necesitamos solventar para poder continuar desarrollando nuestro sistema político.
17. En el texto “Fundamentos del sistema político de la democracia socialista autogestionaria” intento señalar algunos de los temas, problemas y tareas más importantes que debemos afrontar para poder seguir construyendo nuestro sistema político, como también algunas orientaciones elementales, que a mi juicio, pueden solucionar estos problemas. Y esto es sólo un punto de partida, ya que esta propuesta deberá debatirse en el próximo período con mayor concreción y amplitud. He procurado contribuir, desde una perspectiva integral, con el diseño de los cursos fundamentales de acción que en este momento son de suma necesidad para nuestra sociedad, así como también indico los principales responsables para ejecutar estas tareas. He trabajado en la elaboración concreta de dichos problemas considerando sólo las posibilidades y necesidades actuales. Porque es evidente que todo este trabajo no termina con nuestra discusión de esta sesión, sino que hoy, en realidad, recién comienza el trabajo.
18. Debido a que esta problemática ha sido amplia y exhaustivamente elaborada en el material entregado, no hay necesidad de que en estas notas introductorias vuelva a los temas y dilemas que se examinan en dicho material. Aquí desearía detenerme sólo en algunos puntos de partida prácticos y de principio que, según mi opinión, debemos tener en cuenta al iniciar el trabajo que nos permita continuar construyendo el sistema político de la democracia socialista autogestionaria.
19. En el material “Fundamentos del sistema político de la democracia socialista autogestionaria”, preparado para esta sesión, no me he referido exhaustivamente a las relaciones y a la estructura de las comunidades sociopolíticas de la federación, las repúblicas, las provincias autónomas y los municipios. Sin embargo, esto no significa que aquí no haya problemas que debamos discutir en relación a las tareas en el campo del sistema político. Particularmente esto se refiere a la comuna, es decir, a la estructura del municipio. La organización básica del trabajo asociado y otras comunidades autogestionarias de base, la comunidad local, sus delegaciones, el papel de las organizaciones sociopolíticas y de otros factores de creación social en dichas comunidades, en el municipio en general y en el municipio como sistema integral de las relaciones autogestionarias, democráticas y de la cooperación entre todos estos factores, representan la base y pilar fundamental de nuestro sistema político. Por lo tanto, es evidente que a esta problemática le debamos dedicar una atención especial. Sin embargo, he considerado que es menester que examinemos también los temas pendientes en esta esfera, ante todo en el marco de la edificación y el desarrollo del sistema de delegados, y por eso no los he tratado en forma separada sino en el marco de la problemática general del sistema político. Debo decir esto ahora, teniendo en cuenta que se han hecho algunas objeciones sugiriendo que se debería hablar más del sistema comunal.
II
20. Nuestro objetivo principal es, naturalmente, continuar con la consolidación del sistema político de autogestión socialista. Para esto, nuestros esfuerzos deben orientarse ante todo en dos direcciones.
21. Primero, debemos tomar todas las medidas necesarias para el funcionamiento práctico más eficaz del sistema. En este sentido existen muchos puntos débiles en nuestro sistema. Toda una serie de deficiencias en el funcionamiento de las organizaciones e instituciones de nuestro sistema político indican que la burocracia y la tecnocracia todavía se mantienen con fuerza; que nuestra administración es complicada y, por lo tanto, susceptible al burocratismo; que algunos órganos y organizaciones se hermetizan; que hay demasiada improductividad y duplicación en el trabajo; que están débilmente desarrolladas las formas de comunicación democrática entre los órganos autogestionarios y los órganos estatales, y entre estos dos con toda la estructura social; que muchas de nuestras reuniones carecen de contenido y son inútiles; que frecuentemente las decisiones adoptadas no son preparadas competentemente; que el ciudadano en la lucha por sus derechos tiene que pasar a través de obstáculos administrativos, etcétera. Por lo tanto, es necesario crear las condiciones en las cuales la sociedad pueda enfrentar con mayor facilidad tales deficiencias.
22. Segundo, debemos continuar enriqueciendo el sistema político con nuevas formas de relaciones democráticas donde el pluralismo de los intereses autogestionarios —los intereses del pueblo trabajador en el trabajo asociado, las múltiples formas de comunidades de interés en diversos campos de la vida social y en el sistema de delegados de las comunidades sociopolíticas— puedan manifestarse de forma más inmediata y más libre en la toma de decisiones autogestionarias y democráticas. La autogestión socialista no puede existir, funcionar, ni desarrollarse de manera diferente a la de un sistema democrático. Su resultado político general no puede ser otra cosa que la ampliación constante de las dimensiones de la libertad humana. Los problemas de los derechos democráticos y de las libertades humanas deben también ser considerados en términos de conexión orgánica entre la democracia y la autogestión socialista. Estos derechos y libertades deben estar ante todo en función de los derechos del trabajador para controlar su propio destino, su trabajo y sus intereses en la sociedad bajo principios de igualdad, cooperación democrática y responsabilidad mutua con otros trabajadores.
23. Para poder ver el futuro con una perspectiva más clara, debemos considerar las causas del desfase existente entre los principios democráticos declarados constitucionalmente, y nuestra práctica social y política. En mayor o menor medida este desfase continúa apareciendo en algunos aspectos de la práctica. No cabe duda que existen también algunas causas objetivas, a menudo bastante fuertes, para tal desfase, que no dependen de la voluntad subjetiva de las fuerzas socialistas dirigentes. Estas causas continuarán siendo el factor limitante para la realización de los objetivos democráticos de nuestra revolución socialista. Aquí me refiero a factores como el grado de desarrollo de la revolución y de la sociedad, la relación de poder entre las fuerzas sociales, la intensidad de los conflictos sociales, la influencia de los antagonismos mundiales sobre nuestra vida social interna y cosas similares. Sin embargo, no debemos resignarnos al impacto espontáneo de estos factores, sino que debemos luchar infatigablemente por el desarrollo de las relaciones democráticas en nuestro sistema político, relaciones que son indispensables para el funcionamiento y el avance de la autogestión socialista y que actualmente son factibles.
24. Esta dicotomía entre los principios y la práctica surge frecuentemente por el comportamiento subjetivo de los diferentes factores sociales y de las personas. El centralismo burocrático, la tecnocracia, las luchas por el dominio político y fenómenos similares en las relaciones sociales como el sectarismo, el oportunismo, la confianza exagerada en los medios administrativos, las ambiciones individualistas, y otros fenómenos parecidos en temas ideológicos y políticos, no han desaparecido completamente de nuestra vida social, y representan un obstáculo para el desarrollo de la democracia de autogestión socialista. Son particularmente estas causas subjetivas que frenan el proceso contra las que podemos y debemos luchar. Sólo la lucha permanente de la Liga de los Comunistas y de todas las demás fuerzas socialistas para adoptar consecuentemente los principios ya aceptados de la democracia autogestionaria, puede impedir tales distorsiones y desviaciones y, al mismo tiempo, reforzar la posición democrática de las personas en la sociedad.
25. El sistema por sí sólo no puede eliminar todos estos impedimentos. Esto se debe a que el propio sistema se encuentra a merced tanto de las contradicciones sociales reales y, en particular, de la lucha de poder entre las fuerzas socialistas autogestionarias y las fuerzas que actúan en su contra, como de los antagonismos sociales y políticos del mundo. Es por esto que las reacciones de las fuerzas socialistas y los órganos sociales son frecuentemente respuestas subjetivas y muy diferentes entre sí. Por lo tanto, me parece que mientras trabajamos en la construcción del sistema político, también debemos encontrar una política conjunta de la Liga de los Comunistas de Yugoslavia y de nuestra sociedad socialista en general, que debe asegurar la mayor unidad posible en este campo. Tal acción debe asegurar el continuo desarrollo de la autogestión socialista y, al mismo tiempo, debe fortalecer la capacidad del sistema político democrático de nuestra sociedad para oponerse eficazmente a todos los intentos de destrucción.
26. Por esto, el funcionamiento de las instituciones del sistema político debe someterse a un nuevo análisis crítico. En mi opinión, no es necesario alterar las soluciones institucionales básicas, pero si es necesario ampliar y mejorar estas soluciones y las formas de funcionamiento. Para esto, nuestro objetivo principal debe ser la adaptación de todas las instituciones del sistema político al carácter socialista y autogestionario de las relaciones de producción y al sistema de delegados de asambleas, es decir, a su base delegatoria autogestionaria.
27. Por lo tanto, debemos rechazar con anticipación todos los dilemas relacionados con la forma del sistema político que se opone al carácter socialista y autogestionario de las relaciones de producción, y hace que éste sea el punto de partida y objetivo del sistema político democrático de nuestra sociedad. Señalo la necesidad de rechazar tales dilemas, porque incluso en la Liga de los Comunistas se crean ilusiones al plantearse que el sistema unipartidista o el pluralismo político del sistema político clásico pueden ofrecer una vía de escape a las contradicciones inherentes de la revolución y sociedad socialista durante su fase inicial de desarrollo.
28. Si nuestro sistema político debe ser la expresión de la autogestión socialista, éste no puede ser ni unipartidista ni pluripartidista, y en general tampoco puede ser un tipo de monopolio político. Nuestro sistema actual no es ninguna de estas cosas, aún cuando contiene elementos de ambos sistemas. Pero estos elementos ya no son las características más relevantes de nuestro sistema político. Éstos son sólo elementos transitorios que desaparecerán a medida que desaparezca el poder del estado sobre la sociedad. Por lo tanto, ésta es otra esfera de acción social donde nosotros, los comunistas, debemos retroceder ante la realidad de nuestro tiempo que exige una serie de formas transitorias de desarrollo, pero, al mismo tiempo, debemos mantener claro nuestro objetivo a largo plazo.
29. Si quisiéramos formular una alternativa al sistema político pluripartidista o unipartidista, el concepto más adecuado probablemente sería el del pluralismo autogestionario, es decir, la noción del pluralismo de intereses de las comunidades autogestionarias integrada en el sistema de delegados. En nuestra sociedad, este pluralismo autogestionario se ha venido desarrollando y ha ganado cada vez más fuerza desde hace casi tres décadas, y con el sistema de delegados, se ha ido convirtiendo en el organismo democrático integral que sirve como fuerza motivadora para nuestro sistema social y político. Todos nuestros esfuerzos deben estar orientados en seguir fortaleciendo y desarrollando este sistema democrático integral del pluralismo autogestionario. De igual forma, todas las instituciones democráticas de nuestra sociedad, todas las relaciones democráticas entre las personas y el carácter de todos los derechos democráticos y humanos de nuestra sociedad deben estar orientados hacia el apoyo, fortalecimiento y desarrollo del sistema político de la democracia autogestionaria.
30. Esto significa que en función de implementar y proteger el pluralismo democrático y los intereses autogestionarios, debemos analizar críticamente y consolidar el sistema de 1os derechos democráticos y libertades humanas. Debemos proveer todos los mecanismos defensivos necesarios para proteger estos derechos y libertades de los abusos de carácter tecnocrático y monopolista, y prevenir que se haga mal uso de estos derechos con finalidades no conformes con el sistema de autogestión socialista y sus principios democráticos.
31. Por las mismas razones, debemos seguir oponiéndonos enérgicamente a todas las formas de la llamada teoría de lo espontáneo, que presupone que todo trabajador puede decidir y asegurar acertadamente su progreso social sólo a través de sus reacciones espontáneas y empíricas frente a los acontecimientos de su entorno, sin el firme respaldo de las fuerzas organizadas de la conciencia y creación socialista.
32. El sistema de la democracia autogestionaria no sólo está conformado por las iniciativas espontáneas de los ciudadanos, las asambleas de trabajadores, los consejos obreros, las comunidades autogestionarias de interés, el sistema de gobierno y otras cosas similares, sino que también incluye toda la conciencia socialista de la sociedad, sus fuerzas políticas e ideológicas motrices, su cultura, su potencial creador científico y técnico, sus organizaciones sociopolíticas y organizaciones sociales, las confrontaciones ideológicas y políticas, las relaciones de poder de las fuerzas sociales en la sociedad, su posicionamiento ante el mundo y los acontecimientos sociohistóricos en él, etcétera. Todos estos factores de conciencia social y creatividad deben estar presentes, de una forma u otra y, en mayor o menor medida, en cada nivel y en cada esfera de la autogestión y gestión social para que los autogestores o comunidades de interés autogestionarias puedan comprender verdaderamente sus propios intereses en el marco del movimiento progresista general de la sociedad y la humanidad contemporánea.
33. En todo esto es particularmente importante el papel de las fuerzas socialistas de vanguardia, la Liga de los Comunistas y otros factores organizados de la conciencia socialista. Minimizar el papel de todos estos factores en la práctica diaria y en el sistema de autogestión socialista, e ignorar su carácter democrático, especialmente en el sistema de delegados, significa incapacitar la vialidad de este sistema para comprometerlo y hacerlo vulnerable a las tendencias burocráticas, conservadoras y reaccionarias. Por lo tanto, considero que la definición precisa acerca de la posición, del papel y la responsabilidad social de todos los factores organizados de la conciencia socialista encabezados por la Liga de los Comunistas, es una de las tareas más importantes para continuar mejorando el sistema político de autogestión socialista.
34. Esto es necesario porque la misma Liga de los Comunistas de Yugoslavia tiene dudas en cuanto al nivel de responsabilidad social que ésta debe asumir. Me gustaría sólo hacer referencia de nuestras dudas y reflexiones internas en relación a la implantación de las cámaras sociopolíticas en el sistema de asamblea, que fueron en parte la causa para que las primeras elecciones de las cámaras sociopolíticas no llenaran nuestras expectativas. También hubo indecisión al determinar si la Liga de los Comunistas debería estar representada en la presidencia de la RSFY y en las presidencias de las repúblicas y provincias autónomas. Igualmente hubo resistencia para establecer los consejos sociales tales como los actuales consejos federales para el sistema social, el desarrollo económico y la política económica, etcétera.
35. La única alternativa para este tipo de posicionamiento democráticamente responsable de la Liga de los Comunistas de Yugoslavia es que la Liga de los Comunistas se divorcie del sistema, que se convierta en una organización social que, sin asumir una responsabilidad pública formal, es decir, sin cooperar democráticamente con las masas trabajadoras, con los autogestores, con las organizaciones sociopolíticas y con las fuerzas socialistas en general, controle la labor de los órganos autogestionarios y gubernamentales, a través de directivas y resoluciones. Pero hace ya bastante tiempo que hemos renunciado apropiadamente a este papel en la Liga de los Comunistas.
36. Finalmente, quisiera mencionar otra tarea de particular importancia que frecuentemente omitimos. Debemos tomar todas las medidas posibles y necesarias para que las instituciones y organizaciones establecidas en el sistema político puedan funcionar de forma libre, democrática y socialmente responsable, dentro de los límites de su jurisdicción y poder. Actualmente este no es siempre el caso. Las responsabilidades de algunos órganos, instituciones y funcionarios en nuestro sistema político no están bastante claras. Y estos casos determinados pueden alterar seriamente las relaciones democráticas en la autogestión y gestión social.
37. La causa principal de tales fenómenos es, a mi entender, que las decisiones que deberían ser tomadas por un órgano o institución, están siendo tomadas por encima de ellos y después les son entregadas para que sean formalmente aprobadas. Por esto, las responsabilidades reales y formales no son la misma cosa. Esto se produce evidentemente porque en nuestro medio todavía es posible que algunos grupos se impongan como centros de poder, ya que el tema de la posición y responsabilidad de las organizaciones sociopolíticas no siempre se ha resuelto de la mejor forma. Por esto, ocurre con cierta frecuencia que las organizaciones sociopolíticas se entrometan de modo inadecuado en las decisiones de los órganos y organizaciones autogestionarias, gubernamentales y sociales responsables, y cuando permiten que estos órganos y organizaciones decidan, es por que el proceso sucede al margen de la responsabilidad democrática para con la sociedad. Otra causa, y quizá todavía más importante, de tales fenómenos es que determinados órganos autogestionarios y sociales y, especialmente, los órganos ejecutivos estatales y sus instituciones, están demasiado distantes, o en otras palabras, están poco abiertos a la influencia democrática normal y constante de toda la estructura de las fuerzas socialistas creadoras, conduciendo a la gerencia no democrática de sus asuntos.
38. Un análisis crítico más exhaustivo de estas causas debería hacernos ver las soluciones prácticas que reduzcan tales fenómenos al mínimo. Al respecto, debemos partir de que cada órgano y cada institución debe aprobar autónomamente las decisiones que les competen, y asumir plenamente las responsabilidades políticas y materiales generadas por estas decisiones, que deben estar sujetas a la consulta previa de todas las fuerzas socialistas creadoras y, particularmente, de las organizaciones sociopolíticas, otras organizaciones sociales y las instituciones científicas y técnicas. En cuanto a las decisiones de los órganos e instituciones de la federación, también deben ser consultadas, desde luego, las repúblicas y provincias autónomas.
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