“Dialéctica y militancia”
texto de Iñaki Gil de San Vicente - octubre de 2012
Contenido:
1. PRESENTACION
2. QUÉ ES LA IDEOLOGÍA BURGUESA
3. EFECTOS Y CONSECUENCIAS DE LA IDEOLOGÍA
4. CUATRO ESPACIOS CONCRETOS DE LUCHA
5. CONTRADICCIONES EN LAS CUATRO LUCHAS
6. BUSCANDO LA DIALÉCTICA DE LA LUCHA
7. MÉTODOS DE BÚSQUEDA DE LA DIALÉCTICA
8. CONFIRMACION DE LA DIALÉCTICA EN LA LUCHA
9. RESUMEN.
29 páginas de muy buen formato pdf que se pueden descargar desde:
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Se dice en la Presentación: L. Sichirollo nos recuerda en Dialéctica (Labor, 1976), que en la Ilíada las expresiones en griego antiguo que podemos relacionar con lo que ahora entendemos por «dialéctica», salvando todas las distancias, se refieren a los momentos críticos de opción en circunstancias dramáticas, cuando no trágicas, a la capacidad del ser humano para pensar, decidir y actuar en las situaciones extremas, por ejemplo, en la mitad del combate a muerte, cuando Héctor tiene que decidir qué hacer frente a Aquiles. En la primera cultura clásica griega, por tanto, la dialéctica hacía referencia a capacidad y libertad de decisión en situaciones límite, siendo por tanto un sinónimo de elección y libertad: «Es necesario aceptar la lucha».
L. Sichirollo nos explica luego que esta visión clásica antigua de la dialéctica fue siendo arrinconada por otra diferente, aséptica, fría, que sacrificaba su identidad de decisión y lucha por la de un simple saber o técnica argumentativa, cercana a la oratoria y a la retórica, un instrumento en manos de la casta de los filósofos que debían regir el destino de la ciudad-Estado en plena decadencia, cuando la democracia había sido derrotada por la oligarquía. La castración de la esencia liberadora de la dialéctica inicial, de su poder argumentativo crítico, fue realizada por Platón y por Aristóteles.
Tuvieron que llegar Marx y Engels para recuperar la inicial fuerza emancipadora de la dialéctica, pero en el nuevo contexto de la lucha de clases entre el capital y el trabajo a escala mundial. Sin embargo, la actualización y vigorización del poder revolucionario de la dialéctica chocó bien pronto, casi al instante, con una tenaz resistencia dentro mismo de una izquierda que no podía superar el paradigma mecanicista y positivista dominante, y tampoco el kantismo. De este modo, bien pronto la negación de la dialéctica fue una bandera del primer reformismo explícitamente expuesto, y su adulteración a simple linealidad determinista fue una obsesión del segundo reformismo, más camuflado y disimulado que el primero. Por último, su amputación y su reducción a simple “manual” fue una obsesión de la casta burocrática triunfante en la URSS desde la segunda mitad de la década de 1920.
Como se aprecia, la actualidad de la dialéctica no depende sólo de su innegable presencia interna en la praxis científico-crítica, que cada vez más entra en contradicción con la naturaleza capitalista del poder tecnocientífico, sino que también depende de los vaivenes de la lucha de clases, de las reacciones teórico-políticas y filosóficas en su contra de la burguesía y del reformismo, que hacen lo imposible por denigrarla e impedir su conocimiento; y además también depende de la pasividad intelectual de muchas izquierdas. «Crítica y revolucionaria por esencia» la dialéctica es un peligro para todo poder opresor, para el reformismo y la burocracia, e incómoda en grado sumo para todo colectivo o persona adormilada, pusilánime y obediente.
Por el contrario, quienes desean impulsar la lucha revolucionaria recurren a la dialéctica cuando toman conciencia de que aumentan las distancias que les separan de la realidad, cuando se dan cuenta de que ya no sirven las formas tradiciones de interpretar la realidad aplicadas hasta entonces porque esta va por delante casi de manera inalcanzable. Son situaciones relativamente frecuentes desde fines del siglo XIX hasta ahora. En estos momentos siempre han surgido marxistas que no han dudado en reivindicar la valía y la necesidad del método dialéctico, de la filosofía marxista en su esencia, para revisar autocríticamente los errores cometidos y abrir nuevas vías de avance.
Precisamente esto es lo que ocurre en la actualidad. Red Roja es una de las organizaciones que más esfuerzo está dedicando a la formación de su militancia en la dialéctica materialista porque ha comprendido que en los momentos actuales la dialéctica materialista se hace más necesaria que nunca antes, y por eso ha iniciado una efectiva pedagogía colectiva, basada en el debate militante, sobre el materialismo dialéctico. El texto que sigue sólo pretende ser una propuesta de método pedagógico para aprender a descubrir la dialéctica interna de y en las luchas de la militancia marxista. Ha sido redactado en respuesta a la petición de Red Roja, como medio de formación a añadir a su Escuela de Cuadros.
texto de Iñaki Gil de San Vicente - octubre de 2012
Contenido:
1. PRESENTACION
2. QUÉ ES LA IDEOLOGÍA BURGUESA
3. EFECTOS Y CONSECUENCIAS DE LA IDEOLOGÍA
4. CUATRO ESPACIOS CONCRETOS DE LUCHA
5. CONTRADICCIONES EN LAS CUATRO LUCHAS
6. BUSCANDO LA DIALÉCTICA DE LA LUCHA
7. MÉTODOS DE BÚSQUEDA DE LA DIALÉCTICA
8. CONFIRMACION DE LA DIALÉCTICA EN LA LUCHA
9. RESUMEN.
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Se dice en la Presentación: L. Sichirollo nos recuerda en Dialéctica (Labor, 1976), que en la Ilíada las expresiones en griego antiguo que podemos relacionar con lo que ahora entendemos por «dialéctica», salvando todas las distancias, se refieren a los momentos críticos de opción en circunstancias dramáticas, cuando no trágicas, a la capacidad del ser humano para pensar, decidir y actuar en las situaciones extremas, por ejemplo, en la mitad del combate a muerte, cuando Héctor tiene que decidir qué hacer frente a Aquiles. En la primera cultura clásica griega, por tanto, la dialéctica hacía referencia a capacidad y libertad de decisión en situaciones límite, siendo por tanto un sinónimo de elección y libertad: «Es necesario aceptar la lucha».
L. Sichirollo nos explica luego que esta visión clásica antigua de la dialéctica fue siendo arrinconada por otra diferente, aséptica, fría, que sacrificaba su identidad de decisión y lucha por la de un simple saber o técnica argumentativa, cercana a la oratoria y a la retórica, un instrumento en manos de la casta de los filósofos que debían regir el destino de la ciudad-Estado en plena decadencia, cuando la democracia había sido derrotada por la oligarquía. La castración de la esencia liberadora de la dialéctica inicial, de su poder argumentativo crítico, fue realizada por Platón y por Aristóteles.
Tuvieron que llegar Marx y Engels para recuperar la inicial fuerza emancipadora de la dialéctica, pero en el nuevo contexto de la lucha de clases entre el capital y el trabajo a escala mundial. Sin embargo, la actualización y vigorización del poder revolucionario de la dialéctica chocó bien pronto, casi al instante, con una tenaz resistencia dentro mismo de una izquierda que no podía superar el paradigma mecanicista y positivista dominante, y tampoco el kantismo. De este modo, bien pronto la negación de la dialéctica fue una bandera del primer reformismo explícitamente expuesto, y su adulteración a simple linealidad determinista fue una obsesión del segundo reformismo, más camuflado y disimulado que el primero. Por último, su amputación y su reducción a simple “manual” fue una obsesión de la casta burocrática triunfante en la URSS desde la segunda mitad de la década de 1920.
Como se aprecia, la actualidad de la dialéctica no depende sólo de su innegable presencia interna en la praxis científico-crítica, que cada vez más entra en contradicción con la naturaleza capitalista del poder tecnocientífico, sino que también depende de los vaivenes de la lucha de clases, de las reacciones teórico-políticas y filosóficas en su contra de la burguesía y del reformismo, que hacen lo imposible por denigrarla e impedir su conocimiento; y además también depende de la pasividad intelectual de muchas izquierdas. «Crítica y revolucionaria por esencia» la dialéctica es un peligro para todo poder opresor, para el reformismo y la burocracia, e incómoda en grado sumo para todo colectivo o persona adormilada, pusilánime y obediente.
Por el contrario, quienes desean impulsar la lucha revolucionaria recurren a la dialéctica cuando toman conciencia de que aumentan las distancias que les separan de la realidad, cuando se dan cuenta de que ya no sirven las formas tradiciones de interpretar la realidad aplicadas hasta entonces porque esta va por delante casi de manera inalcanzable. Son situaciones relativamente frecuentes desde fines del siglo XIX hasta ahora. En estos momentos siempre han surgido marxistas que no han dudado en reivindicar la valía y la necesidad del método dialéctico, de la filosofía marxista en su esencia, para revisar autocríticamente los errores cometidos y abrir nuevas vías de avance.
Precisamente esto es lo que ocurre en la actualidad. Red Roja es una de las organizaciones que más esfuerzo está dedicando a la formación de su militancia en la dialéctica materialista porque ha comprendido que en los momentos actuales la dialéctica materialista se hace más necesaria que nunca antes, y por eso ha iniciado una efectiva pedagogía colectiva, basada en el debate militante, sobre el materialismo dialéctico. El texto que sigue sólo pretende ser una propuesta de método pedagógico para aprender a descubrir la dialéctica interna de y en las luchas de la militancia marxista. Ha sido redactado en respuesta a la petición de Red Roja, como medio de formación a añadir a su Escuela de Cuadros.