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    “El leninismo” – extracto del libro "Temas de formación marxista-leninista" - Editorial Contracanto - año 1989

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    pedrocasca
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    Mensaje por pedrocasca Sáb Dic 01, 2012 5:39 pm

    “El leninismo”

    extracto del libro "Temas de formación marxista-leninista" - Editorial Contracanto - año 1989

    el libro completo está en el Foro en el tema:

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    tomado del blog Diario de una colonia en noviembre de 2012

    “El leninismo”

    La base de la concepción leninista del mundo es el marxismo, la viva doctrina elaborada por Marx y Engels en el pasado siglo. El marxismo no es un dogma, algo hecho de una vez y para siempre, sino una guía para la acción, y se enriquece constantemente con su aplicación práctica y la síntesis de las nuevas experiencias acumuladas por las grandes batallas revolucionarias de las masas trabajadoras.

    Hablar de leninismo es hablar, precisamente, de lo aportado por Lenin al marxismo al aplicarlo en forma creadora a su época. Lenin no sólo aplicó el marxismo a las condiciones de su país (Rusia), dirigiendo la primera Gran Revolución Socialista triunfante de la historia, sino que sus aportaciones, su obra teórica, las enseñanzas fundamentales que se desprenden de la revolución y del Partido Comunista dirigido por él tienen un valor universal. La obra teórica de Lenin y las experiencias del Partido Bolchevique enriquecen notablemente al marxismo.

    Destacan sus tesis acerca de la caracterización de nuestra época, de la nueva y última fase del desarrollo del capitalismo (el monopolismo o imperialismo), y el análisis de sus contradicciones realizado por él. Así mismo, Lenin enriqueció la teoría de Marx y Engels acerca de la táctica revolucionaria y de la dictadura del proletariado, y formuló una concepción totalmente nueva sobre el partido proletario de nuevo tipo cuya misión histórica es guiar a todos los trabajadores a la toma del poder político y en la construcción de la nueva sociedad organizada sobre bases socialistas. Por último, Lenin también desarrolló las bases filosóficas del marxismo, enriqueciendo el materialismo dialéctico y el materialismo histórico con las nuevas aportaciones teóricas y en consonancia con la nueva situación social y los adelantos habidos en las ciencias naturales y sociales.

    El leninismo es el marxismo de la época del imperialismo y de la revolución proletaria; es la teoría y la táctica de la revolución proletaria y de la dictadura del proletariado. Marx y Engels conocieron un período en que el imperialismo estaba aún en ciernes, en el que no estaba a la orden del día la realización práctica de la revolución socialista. Lenin, en cambio, desenvuelve su actividad en las condiciones del imperialismo, cuando la revolución proletaria avanza incontenible y triunfa en Rusia, abriéndose la posibilidad de la victoria mundial sobre el capitalismo. Por ello, el leninismo es el desarrollo ulterior del marxismo.

    1.— La revolución rusa, crisol del leninismo y prueba de su justeza y eficacia

    La revolución triunfó en Rusia en 1917, porque en este país convergían todas las contradicciones del capitalismo. La Rusia zarista era el baluarte de la reacción europea y el perro de presa del imperialismo en los países de Oriente. Era la pieza clave para la opresión colonial de decenas de pueblos. En Rusia se daba la opresión capitalista, colonial y militar en sus formas más brutales sobre centenares de millones de seres. Era la reserva del imperialismo mundial, que controlaba ramas enteras y fundamentales de la economía rusa, la cual alcanzaba uno de los mayores grados de concentración de todos los países capitalistas. Todo esto hizo que allí se agudizaran hasta el extremo todas las contradicciones del imperialismo. Además, existía un proletariado muy combativo, altamente concentrado y muy experimentado en las grandes batallas de clase de la Revolución de 1905 y las que siguieron posteriormente. En tales condiciones era lógico que el centro de gravedad del movimiento revolucionario se desplazara de Europa a Rusia y que este inmenso país se convirtiera en cuna del leninismo.

    El leninismo concibe la revolución proletaria como resultado del desarrollo y agudización de las contradicciones en el sistema imperialista mundial. Según Lenin, la revolución se producirá allí donde el eslabón de la cadena imperialista sea más débil, donde, por las causas específicas que sean, las contradicciones hayan llegado a su punto límite. Estas tesis, corroboradas por la experiencia de la Revolución Socialista de Octubre, tiraron por tierra las prédicas oportunistas de quienes, deformando las ideas de Marx y volviendo la espalda a la revolución a fin de evitarla, pronosticaban que ésta se desarrollaría sólo en los países donde la industria estuviera más desarrollada, o donde el proletariado constituyera la mayoría de la población. Lenin demostró que la victoria del socialismo en un solo país era posible debido al desarrollo desigual de los distintos países capitalistas, a las guerras que estallaban inevitablemente entre ellos, a la agravación de todos sus problemas y al auge del movimiento revolucionario que la crisis general del sistema trae consigo.

    2.— El imperialismo crea las condiciones para la revolución proletaria y acelera el desarrollo de ésta

    Lenin caracterizó al imperialismo como «etapa superior y última del capitalismo», marcada por el enorme desarrollo de los monopolios y el predominio del capital financiero, y la exportación de capitales, la lucha interimperialista por los mercados, las fuentes de materias primas y por sus secuelas inevitables de superexplotación obrera, opresión y esquilmación de las colonias, reparto del mundo entre las principales potencias capitalistas y guerras de rapiña, para lograr un nuevo reparto. El imperialismo es parasitismo de las clases dominantes, es militarismo y tiende a la reacción política. Todo ello agudiza hasta el extremo todas las contradicciones y la lucha de clases y acelera la revolución proletaria y las luchas de liberación de los pueblos oprimidos de las colonias, uniéndoles objetivamente y facilitando su triunfo.

    El leninismo nació y se desarrolló cuando las contradicciones del capitalismo habían llegado a un grado extremo. Lenin mostró cuáles eran esas contradicciones y cómo el imperialismo las lleva a su máxima profundización. Puso al descubierto que la explosión de las contradicciones entre trabajo y capital, entre los distintos grupos financieros, entre las diferentes potencias imperialistas y entre las metrópolis y las colonias, exacerbadas por la expansión imperialista y las propias leyes del desarrollo monopolista de la economía, convertían al sistema capitalista en «capitalismo agonizante». Elaboró la táctica y la estrategia, confirmadas por la práctica, que debía seguir el proletariado revolucionario para fortalecer sus filas y debilitar aún más a sus enemigos de clase.

    El leninismo es la teoría de la revolución proletaria. Analizando el agravamiento de las contradicciones del capitalismo, Lenin demostró que «el imperialismo es la antesala de la revolución socialista». Bajo el monopolismo, el proceso de acumulación y concentración económica ha llegado a alcanzar su máximo nivel, estableciéndose la socialización de todo el proceso productivo. Esto supone la preparación material más completa para la realización del socialismo. Sin embargo, la permanencia de la propiedad privada capitalista y la apropiación individual del producto social suponen una traba que impide el avance de la sociedad y que ésta se ve obligada a eliminar so pena de perecer. De ahí que, llegado a esta fase, la contradicción que enfrenta a unos pocos con la inmensa mayoría se agrava, estallando las luchas y las crisis revolucionarias.

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    3.— La estrategia y la táctica de la revolución proletaria

    Durante el período de predominio de la II Internacional, cuando el parlamentarismo era el principal método de lucha a emplear por el proletariado, éste se formó y educó bajo las condiciones de un desarrollo más o menos pacífico del capitalismo. Entonces, era imposible establecer una estrategia completa y una táctica bien elaborada de la revolución proletaria. Sólo unos años después, en el período de las acciones abiertas y las grandes batallas revolucionarias del proletariado, cuando ya el problema del derrocamiento de la burguesía se había convertido en un problema práctico inmediato, fue necesario y posible definir la táctica y la estrategia justas de la Revolución Proletaria.

    Fue Lenin quien llevó a la práctica esta tarea, sacando a la luz las geniales ideas de Marx y Engels sobre táctica y estrategia archivadas por los oportunistas de la II Internacional, restaurándolas, desarrollándolas y completándolas con nuevas ideas y principios.

    Así, en cada una de las etapas de la revolución rusa, Lenin y el Partido Bolchevique definieron la estrategia y táctica a seguir. Enunciaron con gran claridad el objetivo en cada momento histórico, la dirección del golpe principal y los aliados del proletariado, así como las formas de lucha a emplear, tanto las legales como las ilegales, las pacíficas como las insurreccionales, no atándose ni despreciando ninguna de ellas, sino combinándolas con gran maestría y eficacia, definiendo cuál era la principal y cuáles las secundarias en cada vaivén de la lucha de clases.

    Pero las enseñanzas de Lenin no se limitaron al marco de la revolución rusa, sino que tienen un valor universal y suponen una guía para el proletariado mundial. El leninismo estableció una concepción diferente sobre la táctica a seguir en la revolución democrático-burguesa, demostrando que en la época del imperialismo, el proletariado puede y debe ser el dirigente de la revolución democrática, y no dejar este papel en manos de la burguesía como había sucedido hasta, entonces. Por otra parte, para poder llevar a término esta revolución, el proletariado debe atraerse a las masas de los campesinos, y hacer de ellos sus aliados incondicionales, para aplastar por la fuerza la resistencia de las castas feudales y aristocráticas y paralizar la inestabilidad de la burguesía.

    Ahora bien, Lenin no pensaba, ni mucho menos, detenerse en esta etapa de la revolución, sino que entendía que una vez conseguidos los objetivos democráticos habría de comenzar la lucha del proletariado y de las demás masas explotadas por la revolución socialista. Se trata de que la revolución democrático-burguesa comience a transformarse inmediatamente en revolución socialista. Para ello, el proletariado debe atraerse a la masa de los elementos semiproletarios de la población, para destrozar por la fuerza la resistencia de la burguesía y paralizar la inestabilidad de los campesinos y de la pequeña burguesía.

    Con este punto de vista nuevo ante el problema de las relaciones entre la revolución burguesa y la revolución socialista, Lenin desterró la antigua concepción según la cual la revolución burguesa iría seguida forzosamente de un largo período pacífico de desarrollo capitalista, hasta que fuera posible la revolución socialista. Siguiendo estas enseñanzas, el proletariado y el pueblo ruso consiguieron derrocar al zarismo en febrero de 1917, y tan solo en unos meses, en octubre de ese mismo año, se alzaba triunfante la revolución socialista. Tras la Revolución de Octubre se abrió una nueva etapa revolucionaria. Había que consolidar la dictadura del proletariado en un solo país, lo que serviría de sostén a las futuras revoluciones proletarias de los demás países y a los movimientos de liberación de las colonias. Para llevar a cabo la revolución en todos los países, el proletariado podía contar con las reservas que significaban las masas semiproletarias de pequeños campesinos en los países desarrollados y el movimiento de liberación de las colonias y de los países oprimidos. El leninismo propugnó la alianza de la revolución proletaria con los movimientos de liberación nacional.

    4.— La Dictadura del Proletariado surge de la destrucción del Estado burgués

    Lenin concedió mucha importancia a la cuestión del Estado. En medio de la Primera Guerra Mundial, los socialchovinistas de la II Internacional llamaban a los obreros a combatir en las trincheras en defensa de los intereses de «su» burguesía y por «su» Estado. Esto ocurría en un período en que la opresión de las masas trabajadoras por el Estado capitalista tomaba «proporciones cada día más espantosas», cuando millones de trabajadores morían por la conquista de nuevos mercados y riquezas para los monopolistas.

    El problema del Estado cobraba gran relevancia por las deformaciones oportunistas (que le veían como órgano de conciliación de las clases) y porque el ascenso irrefrenable de la revolución proletaria lo ponía a la orden del día. La marcha de los acontecimientos revolucionarios en Rusia dotaba de gran importancia táctica a la actitud del proletariado ante el Estado.

    Lenin, desarrollando el marxismo, demostró que «el Estado es el producto del carácter inconciliable de las contradicciones de clase»; que «el Estado surge en el sitio, en el momento y la medida en que las contradicciones de clase no pueden objetivamente conciliarse» (1). El Estado es el instrumento que la clase dominante emplea para mantener la explotación sobre las clases oprimidas.

    El proletariado que, con la Revolución Socialista, busca «liberarse a sí mismo y, con ello, a toda la humanidad», no puede apropiarse simplemente de la máquina del Estado burgués y ponerla a su servicio (como llevaron a cabo las revoluciones burguesas con el aparato feudal). El proletariado revolucionario debe destruir la máquina burocrática y militar burguesa y construir su propio Estado. La clase obrera no está interesada en el mantenimiento eterno de su Estado, sino que comprende la inevitabilidad histórica de su «extinción». Como dice Engels, «cuando el Estado se convierta finalmente en representante efectivo de toda la sociedad, será por sí mismo superfino».

    Mientras esto no ocurra, el Estado seguirá jugando su papel en las manos del proletariado, pues para derrocar totalmente el poder burgués e instaurar el Poder del proletariado, consolidar las conquistas y para llevar a cabo la construcción del socialismo, la clase obrera ha de ejercer su dictadura sobre las clases opresoras, la dictadura del proletariado. Este es el instrumento de la revolución proletaria, necesario para acabar de vencer la resistencia de las clases explotadoras, redoblada tras haber sido desposeídas del Poder, por la ayuda del imperialismo internacional y porque aún conservan gran fuerza económica. Como dice Lenin, «la dictadura del proletariado es la guerra más abnegada y más implacable de la nueva clase contra un enemigo más poderoso, contra la burguesía, cuya resistencia se ve decuplicada con su derrocamiento» (2).

    La dictadura del proletariado implica la mayor democracia de la Historia, la democracia proletaria, la democracia para la mayoría explotada, junto a la restricción de los derechos de la minoría explotadora. Por ello, la dictadura del proletariado sólo puede surgir de la demolición violenta del aparato del Estado burgués.

    El nuevo Estado proletario se organizó en Rusia, bajo la dirección del Partido, en base a los Soviets. Estas son las organizaciones más vastas, que abarcan a todos los obreros; son «las únicas organizaciones de masas que engloban a todos los oprimidos y explotados», permitiendo por ello al proletariado ejercer la dirección política de la lucha de masas. Los Soviets son el medio por el que las más amplias masas participan en la organización y gobierno del nuevo Estado.

    5.— El partido Leninista

    En el período de la exacerbación de las luchas de clases, de la movilización revolucionaria del proletariado, de la preparación directa de las fuerzas revolucionarias para derrocar al imperialismo, llevar a cabo la revolución socialista y conquistar el Poder político, los viejos partidos de la II Internacional, educados en el parlamentarismo e inflados de conciliación, sólo servían para llevar inexorablemente al proletariado a la derrota. Había que organizar toda la labor del proletariado y su Partido en un sentido revolucionario, imbuir en los obreros la idea de la necesidad de su lucha revolucionaria por el poder y no por reformas. Había que preparar y concentrar las reservas, fundamentar y llevar a cabo la alianza obrero-campesina y el acercamiento y la colaboración mutua con los obreros de los demás países capitalistas. Era necesario establecer estrechos vínculos con los movimientos de liberación de las colonias y los pueblos de los países dependientes.

    Para todo ello era necesario un Partido de nuevo tipo, que condujera a la clase obrera al Poder a través de la compleja situación existente y de las más arduas batallas de clase que jamás el proletariado había librado. Así se constituyó el Partido Leninista.

    El Partido, como destacamento de vanguardia y núcleo dirigente de la clase obrera, ha de incorporar en sus filas a los elementos más conscientes, mejores y más combativos de su clase; asimilar sus experiencias y su espíritu revolucionario, y estar dotado de una teoría revolucionaria de vanguardia que le permita dirigir el proceso revolucionario. A tal fin, el Partido tiene que aplicar en todo momento una línea de masas, de manera que ello le permita permanecer ligado a ellas, recoger y sintetizar las experiencias de lucha y organización de las masas y devolvérselas a éstas elaboradas, para su aplicación, a un nivel superior. Pero como jefe político de la clase obrera, el Partido no se arrastra a la zaga del movimiento espontáneo, sino que eleva a las masas hasta la profunda comprensión de sus verdaderos intereses de clase, les marca los objetivos a conquistar y las dirige en la lucha. Lleva al proletariado a la ofensiva en el momento justo e indica cuándo es necesaria la retirada, efectuándola con orden. El Partido debe inculcar la disciplina a las masas de obreros sin partido e inorganizadas, extender los métodos justos de lucha, el espíritu de organización y la firmeza combativa. Para ello, el Partido ha de ser la personificación de la disciplina, la organización y la abnegación revolucionaria.

    La disciplina férrea que ha de caracterizar al Partido significa la unidad de voluntad y de acción. Es una subordinación consciente de la minoría a la mayoría, de la parte al todo, que tiene lugar tras la confrontación de opiniones y la adopción democrática de decisiones.

    Los elementos oportunistas infiltrados en el Partido siembran el fraccionalismo y son reacios a toda disciplina. El Partido se fortalece depurándose de tales elementos, verdaderos agentes de la burguesía. Sólo librándose de ese cáncer se podrá presentar ante el enemigo un frente compacto e invencible.

    El Partido, por ser el destacamento organizado de vanguardia de la clase obrera, por ser la única organización proletaria y de masas capaz de centralizar la dirección de la lucha del proletariado, estar dotado de una teoría de vanguardia y tener como objetivo la defensa de los intereses superiores y más generales de clase, es la forma superior de organización de la clase obrera.

    6.— Vigencia actual del leninismo

    El análisis del capitalismo en el presente, del desarrollo de sus contradicciones y de las condiciones generales en que se debate, junto a la constatación de la viva realidad del sistema socialista mundial, del auge de las luchas obreras y populares en los países capitalistas desarrollados y de la explosión del movimiento nacional liberador, hacen resaltar la vigencia y la capacidad revolucionaria y transformadora de la realidad del leninismo en nuestros días.

    Nada esencial ha cambiado en el capitalismo desde la época de Marx, Engels y de Lenin.

    El capitalismo monopolista de Estado continúa siendo capitalismo, continúa siendo imperialismo. No se ha alterado la base del modo capitalista de producción, de la forma capitalista de explotación del proletariado. De acuerdo con las previsiones leninistas, se han exacerbado todas las contradicciones capitalistas bajo el imperialismo; éste se ha debilitado en grado sumo y se ha reducido enormemente la esfera de su influencia y poderío a nivel mundial. Más que nunca, hoy en día el capitalismo no es sino «capitalismo parasitario». Crece mastodónticamente la concentración monopolista y la exportación de capitales. Bajo nuevas condiciones, marcadas por la existencia del campo socialista (lo que pone freno a las guerras interimperialistas), crecen las contradicciones entre los distintos países capitalistas, perfilándose tres grandes bloques de intereses encontrados: EE.UU., Japón y Europa Occidental. El imperialismo no ha perdido, sino que incrementa, su tendencia a la reacción interior y a la agresividad exterior.

    Los cambios que se han operado en la situación general del mundo han sido debidos al triunfo de la teoría y la práctica del marxismo-leninismo. Teniendo por guía las ideas leninistas, en muchas zonas de todo el mundo se construye con éxito el socialismo, como resultado de las revoluciones proletarias que han triunfado bajo los mismos principios leninistas.

    Estamos en la época del paso generalizado del capitalismo al socialismo, de las revoluciones socialistas triunfantes, del hundimiento del antiguo sistema colonial, de la formación, ampliación y creciente fortalecimiento del campo socialista y de la construcción del socialismo, época abierta por la Gran Revolución de Octubre. Tal como previo Lenin, es la época de la descomposición final del capitalismo. Cambia, en beneficio de las posiciones progresistas, la correlación de fuerzas en el mundo.

    En tales condiciones, el leninismo continúa siendo una guía insustituible para interpretar la realidad de nuestra época y transformarla.
    Notas:

    (1)V. I. Lenin: «El Estado y la Revolución».
    (2)V. I. Lenin: «El izquierdismo, enfermedad infantil del comunismo».

    Bibliografía:

    V. I. Lenin: «¿Qué hacer?»
    V. I. Lenin: «Dos tácticas de la socialdemocracia en la revolución democrática.
    V. I. Lenin: «El Estado y la Revolución».
    J. Stalin: «Fundamentos del leninismo».
    J. Stalin: «Cuestiones del leninismo».

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    Última edición por pedrocasca el Sáb Dic 01, 2012 5:48 pm, editado 1 vez
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    Mensaje por pedrocasca Sáb Dic 01, 2012 5:45 pm

    El libro completo es el titulado Manual de Formación marxista-leninista o también Temas de formación marxista-leninista.

    Publicado por la Editorial Contracanto - Madrid, año 1989, ISBN: 84-86229 09X

    Se puede descargar completo en formato pdf desde el enlace: (127 páginas en excelente formato pdf)

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