Dimitrov: gran revolucionario proletario
Escrito por José Sotomayor Pérez
tomado de la web del PCPr
Jorge Dimitrov, gran revolucionario proletario, nació el 18 de junio de 1882 en Kovachevtzi, pequeño pueblo de la comarca de Radomir, Bulgaria. Hijo de una familia modesta, conoció desde su infancia muchas penurias y dificultades. A los 12 años interrumpió sus estudios para trabajar como aprendiz de cajista en una imprenta. Ingreso a las filas de la clase obrera búlgara cuando el movimiento sindical daba sus primeros pasos. En las elecciones parlamentarias de 1913, el partido de los socialistas obtuvo 18 mandatos en la Asamblea Nacional y a Dimitrov le correspondió uno de ellos. Desde entonces sería reelegido, sólo con excepción de los años de exilio que tuvo que sufrir. Como parlamentario utilizó en forma brillante y magistral la tribuna para desenmascarar la dominación clasista de la burguesía y hacer la defensa de los intereses de la clase obrera y el pueblo.
EI incendio del Reichstag y la acusación contra Dimitrov
El 9 de marzo de 1933 fue detenido en Berlin, junto con otros dos revolucionarios búlgaros. Días antes, el 3 del mismo mes, había sido detenido Ernest Thaelmann posteriormente asesinado por los nazis junto U. Liebknecht. Se les acusaba de ser autores del incendio del Reichtag en complicidad con el Partido Comunista de Alemania. Tan monstruosa provocación la necesitaban los nazis para ganar las elecciones convocadas para el 5 de marzo de 1933, poniendo fuera de la ley a todas las fuerzas antifascistas, pero en forma especial al Partido de los comunistas. EI proceso se realizó en la ciudad de Leipzing y, finalmente resultó una humillante derrota para los nazis, su primera derrota. Dimitrov se convirtió de acusado en acusador; desenmascaró a los verdaderos autores del incendio del Reichstag y los objetivos que perseguían con esta criminal provocación; hizo la defensa firme de la Internacional Comunista y expuso la verdadera táctica y estrategia que utilizaba en su lucha contra la dominación y opresión de la burguesía y sus aliados en todo el mundo. Son inolvidables sus palabras ante Tribunal que lo juzgaba:
«La Internacional Comunista, ante la cual son directamente responsables todas las Secciones , no es una organización de conspiradores, sino un Partido mundial Semejante Partido mundial no juega con la insurrección ni con la revolución. Semejante Partido mundial no puede decir oficialmente a sus millones de partidarios una cosa y al mismo tiempo hacer secretamente lo contrario. Semejante Partido no conoce la contabilidad por partida doble».
Dimitrov y el Nuevo Curso de la Internacional Comunista
La crisis de los años 1929-1933 fue la más profunda y larga de todas las que, hasta entonces, afectaron al sistema capitalista mundial, asestando golpes realmente demoledores, tanto a su economía como a su superestructura político-jurídica. Todas las ramas de su economía se derrumbaron a causa de la ausencia de un mercado solvente. La crisis profundizó las contradicciones del sistema capitalista mundial, y cayeron al suelo todas las teorías burguesas sobre «el capitalismo organizado» y «la prosperidad perpetua». La profundidad de la crisis también echó a tierra todas las tesis oportunistas de los socialdemócratas (socialistas de derecha) acerca de la conquista del poder por medios pacíficos y parlamentarios. EI mundo capitalista se hundió en una aguda lucha de clases, y el descontento se extendió a las capas medias las que se incorporaron a la lucha junto con los obreros.
Contrariamente a esta profundización sin precedentes de la crisis general del sistema capitalista, la economía de la URSS siguió progresando a un ritmo impetuoso. El Partido de los comunistas bolcheviques, bajo la sabia dirección de Stalin, cumplía con gran éxito las tareas del histórico Primer Plan Quinquenal, dejando asombrado a todo el mundo. En el año de 1932 la industria de la URSS ya producía el doble de 1929. La sociedad soviética avanzó rápida y planificadamente en la industria, la agricultura y liquidó el paro forzoso, a la vez realizaba una auténtica revolución cultural. Con sus rápidos y grandes progresos los comunistas soviéticos demostraban al mundo entero que no sólo eran capaces de poner fin a un viejo sistema de explotación del hombre por el hombre, en abierto contraste con lo que ocurría en el mundo capitalista donde arreció considerablemente la lucha de clases, como consecuencia de la crisis general del sistema.
La burguesía internacional y todos los reaccionarios opusieron una fiera resistencia al movimiento revolucionario en ascenso y, haciendo abandono de la democracia burguesa comenzaron a propugnar regímenes fascistas, para sofocar el ascenso de las luchas populares. El fascismo se convirtió en la corriente política preferida del imperialismo y la burguesía reaccionaria. A principios de la década de los años 30 del siglo pasado la ofensiva del fascismo se convirtió en un verdadero peligro, sobre todo en Alemania. Fue en estas complejas y difíciles circunstancias que la KOMINTERN (I. C. ) convocó a su histórico VII Congreso que se inició el 25 de julio de 1935 en la Casa de los Sindicatos de Moscú, y al que asistieron 513 delegados representando a 65 partidos comunistas y algunas organizaciones amigas. Dimitrov abordó en su Informe «La ofensiva del fascismo y las tareas de la Internacional Comunista en la lucha por la unidad de la clase obrera contra el fascismo». Este fue «el acontecimiento cumbre del Congreso», es cierto que como resultado de un trabajo colectivo. Dimitrov subrayó el peligro que representaba el fascismo alemán, como punta de lanza de la contrarrevolución mundial y fuerza principal de las fuerzas reaccionarias de todo el mundo. Advirtió que el fascismo germano sería el primer incendiario de una nueva guerra, como enemigo jurado de la Unión Soviética. El fascismo en el poder, dijo Dimitrov «es la dictadura terrorista abierta de los elementos más reaccionarios, chovinistas e imperialistas del capital financiero». Señaló también que la subida del fascismo al poder «no es un simple cambio de un gobierno burgués por otro, sino la sustitución de una forma estatal de la dominación de clase de la burguesía - la democracia burguesa - por otra: la dictadura terrorista abierta».
El VII Congreso de la Internacional Comunista señaló que la socialdemocracia o socialismo de derecha tenía la grave responsabilidad de que la clase obrera no se hubiera unido para luchar contra los bandidos fascistas que asaltaron el poder en países como Italia y Alemania. En su célebre Informe, Dimitrov dijo: «La unidad de acción del proletariado sobre un plano nacional e internacional: he ahí el arma poderosa que capacita a la clase obrera no solo para la defensa eficaz, sino también para la contraofensiva eficaz contra el fascismo, contra el enemigo de clase». Sin embargo, también quedó claro que la aplicación de la política del Frente Unico obrero no significaba que los comunistas abandonaban sus principios de clase y la necesidad de luchar, tanto en el campo ideológico como en el político, contra la colaboración de clases con la burguesía.
La política del Frente Unico proletario fue planteada en el Informe de Dimitrov, ligada a la tarea histórica de unificar a todas las fuerzas democráticas y antifascistas. De aquí nació una nueva orientación que se concretó en la política de Frente Popular, basada en la tesis leninista sobre la relación que existe entre la lucha por la democracia con la lucha por el socialismo. «Constituiría un profundo error - dice Lenin-, pensar que la lucha por la democracia puede apartar al proletariado de la revolución socialista, o atenuar ésta, velarla». Apoyándose en esta tesis, el VII Congreso de la l.C. recomendó que cada Partido Comunista debía formular un programa de Frente Popular, que recogiera las aspiraciones políticas generales de las grandes mayorías de la población, incluyendo al campesinado, las capas medias urbanas, la intelectualidad y todas las fuerzas progresistas y democráticas. Este viraje de la línea general de la Internacional Comunista fue denominado el NUEVO CURSO.
Dimitrov, fiel discípulo y camarada de Stalin
Dimitrov fue una típica personificación del revolucionario proletario profesional, marxista leninista, formado en la etapa estaliniana de construcción del socialismo en la URSS bajo el cerco capitalista. Son conocidas sus palabras sobre el criterio que debía primar para saber si alguien era amigo o enemigo del proletariado y el socialismo. Como buen comunista revolucionario dijo que ese criterio no podía ser otro que la actitud que se tomara ante la Unión Soviética y el Partido Comunista(b) de la URSS.
El revisionismo jruschoviano, que usurpó el poder del Partido y del Estado en la URSS desde su XX Congreso el año de 1956, prohibió la publicación del Informe completo de Dimitrov ante el VII Congreso de la Comintern por sus reiteradas citas de las obras de Stalin Según los degenerados jruschovistas este fue un pecado imperdonable llamado «culto a la personalidad de Stalin». Aunque les duela a los revisionistas de toda laya, la verdad es que, el gran revolucionario búlgaro siempre buscó el consejo y apoyo de Stalin, de quien se consideraba leal alumno y camarada. Es un hecho histórico que antes de presentar su Informe ante el VII Congreso de la I.C., envió un esquema y una carta a Stalin, pidiéndole su parecer y ayuda.
Dimitrov nos ha legado un ejemplo de firmeza revolucionaria y de entrega sin condiciones a la causa del comunismo. Su herencia política y literaria es un verdadero tesoro para todo revolucionario proletario auténtico.
Sobre el Frente Popular Antifascista
«En la movilización de las masas trabajadoras para la lucha contra el fascismo, tenemos como tarea especialmente importante, la creación de un extenso frente popular anti fascista sobre la base del frente único proletario. El éxito de toda la lucha del proletariado va íntimamente unida a la creación de la alianza de la lucha del proletariado con el campesinado trabajador y con las masas más importantes de la pequeña burguesía urbana, que forman la mayoría de la población incluso en los países industrialmente desarrollados».
«El fascismo en sus campañas de agitación, encaminadas a conquistarse esas masas, intenta contraponer las masas trabajadoras de la ciudad y del campo al proletariado revolucionario y asustar a los pequeños burgueses con el fantasma del “peligro rojo”. Nosotros tenemos que volver las lanzas y señalar a los campesinos trabajadores, a los artesanos y a los trabajadores intelectuales, de dónde les amenaza el verdadero peligro; tenemos que hacerles ver concretamente quién echa sobre los campesinos la carga de las contribuciones e impuestos, quién les estruja mediante intereses usurarios, quién a pesar de poseer las mejores tierras y todas las riquezas, expulsa de su terruño al campesino y a su familia y le condena al paro y a la mendicidad. Tenemos que poner en claro concretamente, explicar paciente y tenazmente, quién arruina a los artesanos a fuerza de impuestos y gabelas de todo género, rentas gravosas y de una competencia insoportable para ellos, quién lanza a la calle y priva de trabajo a las amplias masas de los trabajadores intelectuales».
Pero esto no basta.
«Lo fundamental, decisivo para establecer el frente popular antifascista es la acción decisiva del proletariado revolucionario en defensa de las reivindicaciones de estos sectores y, en particular, del campesinado trabajador, de reivindicaciones que estén en la línea de los intereses cardinales del proletariado, combinando en el transcurso de la lucha las aspiraciones de la clase obrera con estas reivindicaciones».
«Para la creación del Frente Popular Antifascista, tiene una gran importancia el saber abordar de una manera acertada a todos aquellos partidos y organizaciones que enrolan a una parte considerable del campesinado trabajador y a las masas principales de la pequeña burguesía urbana»
(Este es un pasaje del Informe de Dimitrov al VII Congreso de la I.C.)
La derrota de la Alemania hitieriana y el Día de la Victoria
La derrota de la Alemania hitleriana por la Unión Soviética en la Segunda Guerra Mundial fue preparada políticamente por la política del Nuevo Curso que aprobó el VII Congreso de la l.C. El «eje» nazí-nipo-fascista fue aislado y las potencias capitalistas occidentales se vieron obligadas abandonar su política dirigida a aislar a la URSS y entrar en componendas con el «eje», EE. UU. y la Gran Bretaña se vieron impulsados a formar un solo bloque con la Unión Soviética, primer y único país socialista en ese entonces. Es bueno recordar que después de la invasión de la URSS por la poderosa maquinaria de guerra nazi, que tenía el control de todo el continente europeo, los vaticinios de todos los «estrategas» occidentales, no le daban más de tres meses de resistencia al Ejército Rojo, el que seria inevitablemente derrotado. Cálculos tan aventureros tenían por base, no solo una total desinformación de lo que era el poderío soviético, sino principalmente los deseos de todos los reaccionarios por ver aplastado al Ejército Rojo y destruida la Unión Soviética. Pronto se derrumbaron estos cálculos. Toda la Unión Soviética se puso en pié de guerra, y el «mejor ejército del mundo», el que supuestamente tenía más preparación y mejor armamento, fue lastimosamente derrotado en las puertas de Moscú, cuando apenas habían transcurrido 5 meses desde el inicio de la sorpresiva invasión nazi a la URSS. Después vendría la epopeya de Stalingrado, la gran victoria de Kursk, la liberación de los países de la Europa oriental y finalmente el asalto y la toma de Berlín.
Esta victoria histórica no fue ningún «milagro». Demostró, en la práctica la superioridad del sistema socialista, la solidez del Estado de dictadura del proletariado (no confundir con forma de gobierno dictatorial), y el respaldo y apoyo de todo el pueblo soviético al Partido Comunista (b) de la URSS encabezado por J.V. Stalin. De la dura prueba de la guerra contra todas las fuerzas de la Europa controlada por Hitler, la Unión Soviética salió triunfante. Es sabido que en tiempos del renegado y traidor Nikita Jruschov y quienes le sucedieron, se propalaba la mar de falsedades sobre la falta de preparación de la Unión Soviética para la guerra. A estas gentes contestó el Gral. S. Shtemenko con las siguientes palabras: «Esta afirmación es tan audaz como ignorante» y añade: «¿Disponía nuestro país de la posibilidad potencial de combatir contra un enemigo fuerte? Si, la tenía. ¿Quien, excepto nuestros enemigos, puede negar que al comienzo de la década del 40 la Unión Soviética, de un país económicamente atrasado, se había transformado en una verdadera y poderosa potencia socialista?».
El 8 de mayo de 1945, en un arrabal de Berlín fue firmada el acta de capitulación incondicional del Ejército alemán. Y se derrumbó el Tercer Reich. Había terminado la Gran Guerra Patria de la Unión Soviética y el mundo estaba a salvo del «milenio hitleriano». Desde entonces han pasado 57 años y el imperialismo yanqui se perfila como el nuevo incendiario de guerra. Alerta pueblos del mundo.
Escrito por José Sotomayor Pérez
tomado de la web del PCPr
Jorge Dimitrov, gran revolucionario proletario, nació el 18 de junio de 1882 en Kovachevtzi, pequeño pueblo de la comarca de Radomir, Bulgaria. Hijo de una familia modesta, conoció desde su infancia muchas penurias y dificultades. A los 12 años interrumpió sus estudios para trabajar como aprendiz de cajista en una imprenta. Ingreso a las filas de la clase obrera búlgara cuando el movimiento sindical daba sus primeros pasos. En las elecciones parlamentarias de 1913, el partido de los socialistas obtuvo 18 mandatos en la Asamblea Nacional y a Dimitrov le correspondió uno de ellos. Desde entonces sería reelegido, sólo con excepción de los años de exilio que tuvo que sufrir. Como parlamentario utilizó en forma brillante y magistral la tribuna para desenmascarar la dominación clasista de la burguesía y hacer la defensa de los intereses de la clase obrera y el pueblo.
EI incendio del Reichstag y la acusación contra Dimitrov
El 9 de marzo de 1933 fue detenido en Berlin, junto con otros dos revolucionarios búlgaros. Días antes, el 3 del mismo mes, había sido detenido Ernest Thaelmann posteriormente asesinado por los nazis junto U. Liebknecht. Se les acusaba de ser autores del incendio del Reichtag en complicidad con el Partido Comunista de Alemania. Tan monstruosa provocación la necesitaban los nazis para ganar las elecciones convocadas para el 5 de marzo de 1933, poniendo fuera de la ley a todas las fuerzas antifascistas, pero en forma especial al Partido de los comunistas. EI proceso se realizó en la ciudad de Leipzing y, finalmente resultó una humillante derrota para los nazis, su primera derrota. Dimitrov se convirtió de acusado en acusador; desenmascaró a los verdaderos autores del incendio del Reichstag y los objetivos que perseguían con esta criminal provocación; hizo la defensa firme de la Internacional Comunista y expuso la verdadera táctica y estrategia que utilizaba en su lucha contra la dominación y opresión de la burguesía y sus aliados en todo el mundo. Son inolvidables sus palabras ante Tribunal que lo juzgaba:
«La Internacional Comunista, ante la cual son directamente responsables todas las Secciones , no es una organización de conspiradores, sino un Partido mundial Semejante Partido mundial no juega con la insurrección ni con la revolución. Semejante Partido mundial no puede decir oficialmente a sus millones de partidarios una cosa y al mismo tiempo hacer secretamente lo contrario. Semejante Partido no conoce la contabilidad por partida doble».
Dimitrov y el Nuevo Curso de la Internacional Comunista
La crisis de los años 1929-1933 fue la más profunda y larga de todas las que, hasta entonces, afectaron al sistema capitalista mundial, asestando golpes realmente demoledores, tanto a su economía como a su superestructura político-jurídica. Todas las ramas de su economía se derrumbaron a causa de la ausencia de un mercado solvente. La crisis profundizó las contradicciones del sistema capitalista mundial, y cayeron al suelo todas las teorías burguesas sobre «el capitalismo organizado» y «la prosperidad perpetua». La profundidad de la crisis también echó a tierra todas las tesis oportunistas de los socialdemócratas (socialistas de derecha) acerca de la conquista del poder por medios pacíficos y parlamentarios. EI mundo capitalista se hundió en una aguda lucha de clases, y el descontento se extendió a las capas medias las que se incorporaron a la lucha junto con los obreros.
Contrariamente a esta profundización sin precedentes de la crisis general del sistema capitalista, la economía de la URSS siguió progresando a un ritmo impetuoso. El Partido de los comunistas bolcheviques, bajo la sabia dirección de Stalin, cumplía con gran éxito las tareas del histórico Primer Plan Quinquenal, dejando asombrado a todo el mundo. En el año de 1932 la industria de la URSS ya producía el doble de 1929. La sociedad soviética avanzó rápida y planificadamente en la industria, la agricultura y liquidó el paro forzoso, a la vez realizaba una auténtica revolución cultural. Con sus rápidos y grandes progresos los comunistas soviéticos demostraban al mundo entero que no sólo eran capaces de poner fin a un viejo sistema de explotación del hombre por el hombre, en abierto contraste con lo que ocurría en el mundo capitalista donde arreció considerablemente la lucha de clases, como consecuencia de la crisis general del sistema.
La burguesía internacional y todos los reaccionarios opusieron una fiera resistencia al movimiento revolucionario en ascenso y, haciendo abandono de la democracia burguesa comenzaron a propugnar regímenes fascistas, para sofocar el ascenso de las luchas populares. El fascismo se convirtió en la corriente política preferida del imperialismo y la burguesía reaccionaria. A principios de la década de los años 30 del siglo pasado la ofensiva del fascismo se convirtió en un verdadero peligro, sobre todo en Alemania. Fue en estas complejas y difíciles circunstancias que la KOMINTERN (I. C. ) convocó a su histórico VII Congreso que se inició el 25 de julio de 1935 en la Casa de los Sindicatos de Moscú, y al que asistieron 513 delegados representando a 65 partidos comunistas y algunas organizaciones amigas. Dimitrov abordó en su Informe «La ofensiva del fascismo y las tareas de la Internacional Comunista en la lucha por la unidad de la clase obrera contra el fascismo». Este fue «el acontecimiento cumbre del Congreso», es cierto que como resultado de un trabajo colectivo. Dimitrov subrayó el peligro que representaba el fascismo alemán, como punta de lanza de la contrarrevolución mundial y fuerza principal de las fuerzas reaccionarias de todo el mundo. Advirtió que el fascismo germano sería el primer incendiario de una nueva guerra, como enemigo jurado de la Unión Soviética. El fascismo en el poder, dijo Dimitrov «es la dictadura terrorista abierta de los elementos más reaccionarios, chovinistas e imperialistas del capital financiero». Señaló también que la subida del fascismo al poder «no es un simple cambio de un gobierno burgués por otro, sino la sustitución de una forma estatal de la dominación de clase de la burguesía - la democracia burguesa - por otra: la dictadura terrorista abierta».
El VII Congreso de la Internacional Comunista señaló que la socialdemocracia o socialismo de derecha tenía la grave responsabilidad de que la clase obrera no se hubiera unido para luchar contra los bandidos fascistas que asaltaron el poder en países como Italia y Alemania. En su célebre Informe, Dimitrov dijo: «La unidad de acción del proletariado sobre un plano nacional e internacional: he ahí el arma poderosa que capacita a la clase obrera no solo para la defensa eficaz, sino también para la contraofensiva eficaz contra el fascismo, contra el enemigo de clase». Sin embargo, también quedó claro que la aplicación de la política del Frente Unico obrero no significaba que los comunistas abandonaban sus principios de clase y la necesidad de luchar, tanto en el campo ideológico como en el político, contra la colaboración de clases con la burguesía.
La política del Frente Unico proletario fue planteada en el Informe de Dimitrov, ligada a la tarea histórica de unificar a todas las fuerzas democráticas y antifascistas. De aquí nació una nueva orientación que se concretó en la política de Frente Popular, basada en la tesis leninista sobre la relación que existe entre la lucha por la democracia con la lucha por el socialismo. «Constituiría un profundo error - dice Lenin-, pensar que la lucha por la democracia puede apartar al proletariado de la revolución socialista, o atenuar ésta, velarla». Apoyándose en esta tesis, el VII Congreso de la l.C. recomendó que cada Partido Comunista debía formular un programa de Frente Popular, que recogiera las aspiraciones políticas generales de las grandes mayorías de la población, incluyendo al campesinado, las capas medias urbanas, la intelectualidad y todas las fuerzas progresistas y democráticas. Este viraje de la línea general de la Internacional Comunista fue denominado el NUEVO CURSO.
Dimitrov, fiel discípulo y camarada de Stalin
Dimitrov fue una típica personificación del revolucionario proletario profesional, marxista leninista, formado en la etapa estaliniana de construcción del socialismo en la URSS bajo el cerco capitalista. Son conocidas sus palabras sobre el criterio que debía primar para saber si alguien era amigo o enemigo del proletariado y el socialismo. Como buen comunista revolucionario dijo que ese criterio no podía ser otro que la actitud que se tomara ante la Unión Soviética y el Partido Comunista(b) de la URSS.
El revisionismo jruschoviano, que usurpó el poder del Partido y del Estado en la URSS desde su XX Congreso el año de 1956, prohibió la publicación del Informe completo de Dimitrov ante el VII Congreso de la Comintern por sus reiteradas citas de las obras de Stalin Según los degenerados jruschovistas este fue un pecado imperdonable llamado «culto a la personalidad de Stalin». Aunque les duela a los revisionistas de toda laya, la verdad es que, el gran revolucionario búlgaro siempre buscó el consejo y apoyo de Stalin, de quien se consideraba leal alumno y camarada. Es un hecho histórico que antes de presentar su Informe ante el VII Congreso de la I.C., envió un esquema y una carta a Stalin, pidiéndole su parecer y ayuda.
Dimitrov nos ha legado un ejemplo de firmeza revolucionaria y de entrega sin condiciones a la causa del comunismo. Su herencia política y literaria es un verdadero tesoro para todo revolucionario proletario auténtico.
Sobre el Frente Popular Antifascista
«En la movilización de las masas trabajadoras para la lucha contra el fascismo, tenemos como tarea especialmente importante, la creación de un extenso frente popular anti fascista sobre la base del frente único proletario. El éxito de toda la lucha del proletariado va íntimamente unida a la creación de la alianza de la lucha del proletariado con el campesinado trabajador y con las masas más importantes de la pequeña burguesía urbana, que forman la mayoría de la población incluso en los países industrialmente desarrollados».
«El fascismo en sus campañas de agitación, encaminadas a conquistarse esas masas, intenta contraponer las masas trabajadoras de la ciudad y del campo al proletariado revolucionario y asustar a los pequeños burgueses con el fantasma del “peligro rojo”. Nosotros tenemos que volver las lanzas y señalar a los campesinos trabajadores, a los artesanos y a los trabajadores intelectuales, de dónde les amenaza el verdadero peligro; tenemos que hacerles ver concretamente quién echa sobre los campesinos la carga de las contribuciones e impuestos, quién les estruja mediante intereses usurarios, quién a pesar de poseer las mejores tierras y todas las riquezas, expulsa de su terruño al campesino y a su familia y le condena al paro y a la mendicidad. Tenemos que poner en claro concretamente, explicar paciente y tenazmente, quién arruina a los artesanos a fuerza de impuestos y gabelas de todo género, rentas gravosas y de una competencia insoportable para ellos, quién lanza a la calle y priva de trabajo a las amplias masas de los trabajadores intelectuales».
Pero esto no basta.
«Lo fundamental, decisivo para establecer el frente popular antifascista es la acción decisiva del proletariado revolucionario en defensa de las reivindicaciones de estos sectores y, en particular, del campesinado trabajador, de reivindicaciones que estén en la línea de los intereses cardinales del proletariado, combinando en el transcurso de la lucha las aspiraciones de la clase obrera con estas reivindicaciones».
«Para la creación del Frente Popular Antifascista, tiene una gran importancia el saber abordar de una manera acertada a todos aquellos partidos y organizaciones que enrolan a una parte considerable del campesinado trabajador y a las masas principales de la pequeña burguesía urbana»
(Este es un pasaje del Informe de Dimitrov al VII Congreso de la I.C.)
La derrota de la Alemania hitieriana y el Día de la Victoria
La derrota de la Alemania hitleriana por la Unión Soviética en la Segunda Guerra Mundial fue preparada políticamente por la política del Nuevo Curso que aprobó el VII Congreso de la l.C. El «eje» nazí-nipo-fascista fue aislado y las potencias capitalistas occidentales se vieron obligadas abandonar su política dirigida a aislar a la URSS y entrar en componendas con el «eje», EE. UU. y la Gran Bretaña se vieron impulsados a formar un solo bloque con la Unión Soviética, primer y único país socialista en ese entonces. Es bueno recordar que después de la invasión de la URSS por la poderosa maquinaria de guerra nazi, que tenía el control de todo el continente europeo, los vaticinios de todos los «estrategas» occidentales, no le daban más de tres meses de resistencia al Ejército Rojo, el que seria inevitablemente derrotado. Cálculos tan aventureros tenían por base, no solo una total desinformación de lo que era el poderío soviético, sino principalmente los deseos de todos los reaccionarios por ver aplastado al Ejército Rojo y destruida la Unión Soviética. Pronto se derrumbaron estos cálculos. Toda la Unión Soviética se puso en pié de guerra, y el «mejor ejército del mundo», el que supuestamente tenía más preparación y mejor armamento, fue lastimosamente derrotado en las puertas de Moscú, cuando apenas habían transcurrido 5 meses desde el inicio de la sorpresiva invasión nazi a la URSS. Después vendría la epopeya de Stalingrado, la gran victoria de Kursk, la liberación de los países de la Europa oriental y finalmente el asalto y la toma de Berlín.
Esta victoria histórica no fue ningún «milagro». Demostró, en la práctica la superioridad del sistema socialista, la solidez del Estado de dictadura del proletariado (no confundir con forma de gobierno dictatorial), y el respaldo y apoyo de todo el pueblo soviético al Partido Comunista (b) de la URSS encabezado por J.V. Stalin. De la dura prueba de la guerra contra todas las fuerzas de la Europa controlada por Hitler, la Unión Soviética salió triunfante. Es sabido que en tiempos del renegado y traidor Nikita Jruschov y quienes le sucedieron, se propalaba la mar de falsedades sobre la falta de preparación de la Unión Soviética para la guerra. A estas gentes contestó el Gral. S. Shtemenko con las siguientes palabras: «Esta afirmación es tan audaz como ignorante» y añade: «¿Disponía nuestro país de la posibilidad potencial de combatir contra un enemigo fuerte? Si, la tenía. ¿Quien, excepto nuestros enemigos, puede negar que al comienzo de la década del 40 la Unión Soviética, de un país económicamente atrasado, se había transformado en una verdadera y poderosa potencia socialista?».
El 8 de mayo de 1945, en un arrabal de Berlín fue firmada el acta de capitulación incondicional del Ejército alemán. Y se derrumbó el Tercer Reich. Había terminado la Gran Guerra Patria de la Unión Soviética y el mundo estaba a salvo del «milenio hitleriano». Desde entonces han pasado 57 años y el imperialismo yanqui se perfila como el nuevo incendiario de guerra. Alerta pueblos del mundo.
Última edición por pedrocasca el Vie Oct 05, 2012 10:16 pm, editado 1 vez