Ola camaradas me gustaría saber toda la información y lo que pensáis acerca de este partido.
Saludos
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Nace Partido X, una formación que pretende “reiniciar el sistema”
Por Asier Martiarena | Episodios nacionales – mar, 8 ene 2013
Cuando más complicado está el panorama político, más farragosas son las condiciones que se imponen desde Berlín y desde los mercados bursátiles, más 'palabros' nos hemos tenido que aprender –prima de riesgo, crisis ninja, preferentes, stock options, etc…- aparece un nuevo partido político en España que lo resume todo en un programa de un solo punto: 'La democracia y punto'.
Así de escueta es la presentación del Partido X –así se llama-, la nueva formación política que pretende "devolver el poder soberano a las personas". ¿Pero quién está detrás de él?
De momento lo mantienen en secreto. Apenas se sabe que son cerca de un centenar de personas las que están dando forma a este partido registrado oficialmente en el ministerio del Interior el pasado 17 de diciembre. Todo lo demás hay que intuirlo de sus vídeos promocionales que destacan por emplear un lenguaje activista y directo que recuerda a algunas de las intervenciones y propuestas de los movimientos del 15M y del reciente 25S 'rodea el Congreso'. Eso significa que no hay una ideología clara si hablamos de la izquierda y derecha tradicionales ya que ambos movimientos se han caracterizado por criticar a la actual clase política por igual con independencia de siglas.
De hecho, una de las propuestas que ya han adelantado vía Youtube es la necesidad de "reiniciar el sistema" y ofrecer una alternativa ante "los políticos que han decidido que la crisis la paguemos nosotros y no los que la han causado". ¿No les suena el mensaje a varias pancartas relacionadas con el movimiento 'indignado'? Entre los propósitos de la nueva formación se advierte el objetivo de acometer una "misión ciudadana definitiva" y poner fin a las políticas de austeridad y asegurar el Estado del bienestar: "Lo primero que hay que hacer para salir del pozo es dejar de cavar", reivindican.
El tirón inicial está asegurado ya que en pocas horas y con apenas 60 tuits su cuenta ya tiene 5.437 seguidores.
En la práctica, su propuesta de devolver el poder al pueblo se traduce en intentar que se voten directamente las leyes que afectan a los ciudadanos o de proponerlas mediante Iniciativas Legislativas Populares y referéndums vinculantes. Además, son partidarios de que las leyes se elaboran en internet o en espacios habilitados permanentemente en instituciones públicas (oficinas de correo, ayuntamientos, etc…) a la vista de todos. Así, todo el mundo puede aportar, sin necesidad de ser una corporación multinacional, "como se lleva haciendo en Porto Alegre desde 2003 o en Islandia con la Wikiconstitución (2011)". Una medida que desterraría a los portavoces y representantes políticos tal y como los conocemos hasta la fecha.
Para conocer más habrá que esperar a que el Partido X se presente en público.
ElPaís
Un grupo de ciudadanos activos en los movimientos de protesta social surgidos en España en los últimos dos años han presentado este martes una nueva formación política, el «Partido X, el Partido del Futuro», con el que aspiran a lograr una democracia sin intermediarios y «resetear el espacio electoral».
Entre sus principales propuestas, presentadas a través de varios vídeos colgados en Internet por medio de dos portavoces anónimos, están establecer el derecho a voto real y permanente, referéndums, un 'Wikigobierno' con «legislaciones elaboradas a la vista de todos y con las aportaciones de los que saben de cada tema» y transparencia, al estilo de lo que ocurre en Porto Alegre (Brasil) e Islandia, han asegurado.
«Recorta los intermediarios y haz operativa la democracia para decidir», afirman los portavoces apuntando que la ideología del nuevo partido surgido de ciudadanos organizados a través de Internet es «la lógica» y su programa «la democracia y punto».
Detrás del Partido X habría en torno a unas 90 personas, según apuntan medios locales, aunque en sus primeras horas de vida pública el proyecto ha conseguido cerca de 10.000 seguidores en Twitter y unos 4.000 en Facebook.
Entre sus objetivos está el de sustituir a la elite política actual por «empleados públicos electos que ni pinchan ni cortan, recopilan y ejecutan de la forma más eficaz posible las propuestas de los prioridades expresadas por la población».
La presentación
En su vídeo de presentación, la formación se desvincula del movimiento ciudadano 15-M surgido en varias ciudades españolas en la antesala de las elecciones municipales de mayo de 2011 para pedir cambios en el sistema político vigente.
«El 15-M no quiere ser un partido. Ni quiere ni puede ser un representado porque es muchas cosas diferentes es más grande y más variado que cualquier partido. (...) El Partido del Futuro es un método del futuro aplicado al presente para resetear el espacio electoral (...) una operación de desalojo del hemiciclo», han explicado los portavoces de la formación.
El movimiento 15-M - que tuvo uno de sus epicentros en la Puerta del Sol de Madrid - se reavivó en la segunda mitad de 2012 por medio de nuevas plataformas ciudadanas, que salieron a la calle para protestar contra los importantes recortes en el gasto social impuestos por el Gobierno conservador de Mariano Rajoy para cumplir con los objetivos financieros impuestos por la Unión Europea.
La crisis económica ha traído a este triste país más que penurias económicas: la ciudadanía no se siente identificada ni representada por partidos políticos que, a juicio de muchos, no materializan intereses ciudadanos. Hace unos días el Centro de Investigaciones Sociológicas daba a conocer las preocupaciones de la ciudadanía y entre los asuntos que más la preocupan figuran los políticos. El clamor del 'no nos representan' se ha convertido en más que un eslogan; es el sentir de quienes están defraudados por unos supuestos próceres que no responden con su trabajo ni actitudes a las necesidades de un país sacudido por una crisis galopante que está dando lugar al desmoronamiento del Estado del Bienestar. En esa tesitura los partidos clásicos, un PP dedicado únicamente al servicio del capitalismo más feroz y un PSOE desarmado e inconcreto, no concitan ni el entusiasmo, ni incluso, la credibilidad del pueblo. Los más ven a los políticos como seres indiferentes a su sufrimiento, unos individuos que solo están preocupados por sus intereses y, en ocasiones, corruptos.
Y aprovechando esas circunstancias aparece el Partido X, una formación que plantea serias dudas sobre sus propósitos y su ideología. Sus lemas son contradictorios, sus propuestas inconcretas, cuando no preocupantes. Porque cuando habla de 'resetear el sistema' y de 'desalojo del hemiciclo' a quienes creemos en la democracia representativa -el menos malos de los sistemas posible, según aquel viejo zorro de la política que fue Winston Churchill- hace recordar atroces pesadillas facistoides que nada tienen que ver con ese sueño de participación que parecen querer personificar. ¿Cómo quieren resetear el sistema, y qué quieren hacer con el hemiciclo y los representantes democráticos? Hasta el presente no se conocen más sistemas de gobierno que el de la democracia o la dictadura. ¿Tendrán los componentes de ese Partido X las claves de una nueva forma de Gobierno que haga más libres a los ciudadanos y proporcione la posibilidad de que los problemas del país se solucionen entre todos? Parece, mas que una opción, un sueño.
De momento, excepto sus eslóganes crípticos, el Partido X no ofrece nada concreto, pero sobre todo, resulta tremendamente sospechoso ese afán por el anonimato y el rechazo al único sistema menos malo que es la democracia. Sus propuestas utópicas y un tanto irrealizables pueden sonar a elucubraciones de gente sin demasiado fundamento político, o, y es lo que da más miedo, a una propuesta fascista que recuerda, aunque ellos no lo sepan, a los mensajes joseantonianos falangistas que rechazaban el sistema representativo y aseguraban 'no ser de izquierdas ni de derechas'. Consultar al pueblo sobre asuntos que le conciernen no es una práctica nueva en las democracias. Sea a través de las urnas, o por Internet como proponen ellos, es algo ya inventado. En USA, simultáneamente a la elección presidencial, se votan cientos de leyes sobre los asuntos más diversos. Y en Suiza las consultas sobre los más variados temas se celebran con mucha frecuencia. Pero ambas son democracias en las que el pueblo elige a sus representantes por un periodo determinado. No hay otra forma, y sean trescientos cincuenta, doscientos o mil, siempre serán necesarios esos representantes de la soberanía del pueblo.
Que 'resetear el sistema' resulta necesario no lo niega nadie en la actualidad, excepto los que defienden el actual capitalismo salvaje. Claro que hay que hacer reformas en nuestra legislación, que es imprescindible una reforma constitucional, o mejor, una nueva Constitución que garantice los derechos de los ciudadanos por encima de los derechos de los especuladores o los oligarcas. Pero esos cambios no se consiguen a través de la red, ni con un partido de gente que niega su interés en estar presente en un parlamento con el que, dicen, pretenden acabar.
Lo que necesita este país, y con urgencia, es un partido de izquierdas decidido a garantizar un efectivo Estado del Bienestar que ponga coto al liberalismo salvaje que permite toda clase de abusos por parte de los especuladores, las grandes empresas y políticos decididos a ponerlo todo en manos privadas con el fin de que una minoría se enriquezca a costa de las privaciones de la mayoría. Cierto es que en la actualidad el partido mayoritario de oposición, el PSOE, no parece estar ni en condiciones ni dispuesto a levantar esa bandera. Será necesario buscar uno capaz de llevar adelante los imprescindibles cambios. Y que la ciudadanía lo vote mayoritariamente con el fin de desalojar del poder a quienes solo buscan su enriquecimiento y el de sus allegados económicos, ideológicos y religiosos.
Obvio es que hay que resetear muchas cosas en la política actual. Mas no el sistema representativo, sino a los que en la actualidad no representan los intereses del pueblo. No sobran los políticos, como claman algunos y no precisamente con la intención de profundizar en la democracia sino todo lo contrario. Lo que sobran son políticos ineficaces y corruptos; pero políticos honestos y dedicados a trabajar por el bien del pueblo hacen falta a cientos.
No es nuevo lo que está sucediendo en el presente a consecuencia de la crisis, algo muy similar vivieron los europeos de los años treinta. Y todos conocemos las consecuencias que derivaron del desprecio a la democracia y la caída del pueblo en ideas populistas y antidemocráticas. El peligro no está en el sistema representativo, el peligro está en caer en los cantos de sirena de quienes, aprovechándose del hartazgo de la ciudadanía por unos políticos ineficaces, ofrecen alternativas que son mucho peores.
Hacerse representar por actores en un vídeo en el que se ofrecen alternativas asamblearias, sin identificarse y negándose a dar la cara, como si de una sociedad secreta se tratase -sociedades que, con acierto en ese asunto al menos, la Constitución de 1978 prohibe en el artículo 22.5- no es una alternativa seria. Cambiar el sistema ultraliberal por otro más social, poner coto a los abusos de las grandes compañías convertidas en oligopolios, frenar las aspiraciones esclavistas de un empresariado feudal, garantizar la honestidad de los representantes del pueblo a través de leyes que impidan cambios de programa adecuándolos a intereses de origen desconocido, proporcionar a la totalidad de la población prestaciones irrenunciables como la Sanidad y la Educación Públicas o garantizar prestaciones a quienes carecen de trabajo no se lleva a cabo desde una web en la que todo el mundo opine sin los conocimientos básicos para hacerlo. Todo eso se conseguirá con un partido de izquierdas bien estructurado y compuesto por individuos honestos y trabajadores.
El juego del anonimato, las pretensiones de acabar con el parlamento y los ofrecimientos virtuales no es, ni puede ser otra cosa, que un juego. En caso de que no sea una opción más peligrosa.