Posible atentado desde Aragua

Un grupo de empresarios sostuvo una reunión conspirativa con el objetivo de “plantear escenarios políticos y posibles acciones”.

En el encuentro, que se realizó el pasado 20 de enero en una hacienda ubicada en el sector Mata Caballos, del municipio Santiago Mariño, en Turmero, vía la Paya, estado Aragua, se planteó la necesidad de generar un suceso, preferiblemente en la Asamblea Nacional, donde haya un muerto, para acusar al vicepresidente Nicolás Maduro y deslegitimar su hipotética candidatura presidencial dentro de las filas revolucionarias, aseguró un informante.

Los conspiradores también plantearon “sembrar colombianos” (eufemismo para referirse a paramilitares), que entrarían por Aragua y se instalarían en sectores donde existan haciendas. En la reunión se explicó que esta estrategia debe implementarse en todo el país y aseguraron que en “los estados fronterizos ya tienen este esquema, ahora es minar el centro del país”.

El grupo de empresarios, comprometidos de nuevo en un plan conspirativo, estiman que la Fuerza Armada, de la cual no mencionan su carácter bolivariano, no está compacta, y aseguran que a lo interno existen grupos que han trabajado en “silencio”.

La invasión paramilitar

No es la primera vez que en Venezuela se genera un escenario de desestabilización a partir de la acción de mercenarios. En el año 2004 un grupo de paramilitares fueron detenidos en la finca Daktari, en el estado Miranda, propiedad del empresario Rober Alonso. Las investigaciones determinaron que su presencia respondía a un plan para asesinar al presidente Hugo Chávez.

En el libro “La invasión paramilitar. Operación Daktari”, de los autores Luis Britto García y Miguel Ángel Pérez Pirela, se evidencia que “la gran parte de la oposición venezolana no tiene reparos jurídicos ni éticos ni patrióticos en recurrir a la más atroz violencia antidemocrática, ni en convocar y apoyar fuerzas extranjeras de la condición más indigna para que le entregue el poder que ella es incapaz de obtener por la vía legítima. Tal conducta es consistente y persistente”.

El texto también asevera que “la infiltración de irregulares y de profesionales de la violencia mercenaria por nuestras amplísimas fronteras no ha concluido. El apoyo a estas fuerzas siniestras por sectores de la oposición y de la oligarquía nacional y transnacional no quedó en el pasado”, planteamiento ratificado por quienes participaron de la reunión conspirativa.

Por cierto, el libro hace una advertencia a quienes, por sus ambiciones e intereses personales o de un pequeño grupo, recurren a grupos irregulares para conseguir sus objetivos, al asegurar que “quien abre la puerta al paramilitarismo como sirviente termina sirviéndolo. Quien niega la realidad termina siendo negado por ella”.