Sobre el revisionismo de Dimitrov y los últimos años de la Comintern
Extracto del texto de N. Steinmayr "Stalin y la Internacional Comunista"
Extracto del texto de N. Steinmayr "Stalin y la Internacional Comunista"
Para cumplir con las nuevas exigencias del imperialismo, los revisionistas que dominaban la Internacional Comunista revisaron cortésmente sus políticas, criticando y rechazando el sectarismo "izquierdista" de comienzos de los años 30 y preparando el terreno para una desviación oportunista de derecha. Esta nueva plataforma, que apoyaba el establecimiento de frentes del pueblo, o frentes populares, en la lucha contra el fascismo, fue adoptada en el Séptimo Congreso de la Comintern en 1935 bajo el nuevo liderazgo de Jorge Dimitrov.
Como subrayó la Liga Comunista en Gran Bretaña durante algún tiempo, la elección de Dimitrov al puesto dirigente de la Internacional Comunista había sido caracterizada por algunos sucesos muy extraños. Cuando más de dos mil comunistas eran asesinados durante la llamada revolución nacional en Alemania y miles más fueron encarcelados en campos nazis de concentración, Dimitrov fue puesto en un juicio público por una corte nazi, donde se le permitió cuestionar a los líderes nazis y ponerlos en ridículo. Después de una campaña de inspiración predominantemente occidental, fue absuelto y se le permitió volar a Moscú, donde fue recibido como un héroe antes de ser destacado a la cabeza de la Comintern. Después de la guerra, sus credenciales revisionistas se hicieron evidentes cuando apoyó a Browder, abrazó abiertamente la tesis de la transición pacífica al socialismo sin revolución y se unió a Tito proponiendo, en una clara jugada antisoviética, una "Federación Balcánica".
Por supuesto, debe señalarse que la reorientación de la Comintern, el salto de "izquierda" a derecha, fue posible cuando los elementos marxistas-leninistas alrededor de Stalin seguían siendo una minoría dentro de su dirección. El nuevo Secretariado Político elegido por el Congreso en 1935, por ejemplo, incluía una fuerte mayoría de revisionistas escondidos (31). El revisionismo siguió desarrollándose clandestinamente, en el sentido de que elementos antisocialistas no podían aún llamar a la restauración de la sociedad capitalista. Al contrario, debían esconder el caracter reaccionario de sus políticas detrás de la defensa teórica del marxismo-leninismo o estipulando que aún era necesaria una revolución socialista, como hizo Dimitrov. Lo más importante: el hecho de que las nuevas políticas de frente popular nunca fueron apoyadas por Stalin da fuertes evidencias circunstanciales de su oposición personal a éstas. Su oposición se hizo casi evidente en el 18º Congreso del PCUS (B) en 1939, cuando Stalin, en su largo informe, no hizo ninguna refencia a las políticas de la Comintern. Además, el oficial Curso Corto: Historia del PCUS (B), publicado en 1939, no presta ninguna atención a los frentes populares.
Al tiempo, "el culto de la personalidad" alrededor de Stalin también se construyó dentro de la Internacional Comunista. Este culto era promovido por "demoledores", como los llamaba Stalin, para desacreditarlo posteriormente. Contra su propia oposición, por lo tanto, el Comité Ejecutivo se dirigía a Stalin como "líder infinitamente amado, ...amado por los corazones de millones de trabajadores... cerebro y artífice de la victoria" (32), "maestro sagaz, amigo supremamente amado... revolucionario intrépido, gran teórico, líder de la revolución socialista, espléndido ejemplo para los revolucionarios proletarios de todos los países..." (33).
No es una coincidencia que en 1935, tan pronto como el Séptimo Congreso de la Comintern terminó, se dieron pasos para descentralizar la organización dándole a partidos individuales un grado significativo de autonomía en el manejo de sus asuntos. Desde entonces, no habría más congresos ni más sesiones plenarias del Comité Ejecutivo, que habían sido muy frecuentes en el pasado. En 1941, el manejo de su trabajo fue puesto en manos de un triunvirato de importantes revisionistas: Dimitrov, Manuilsky y Togliatti. Esta descentralización fue de hecho contraria a la insistencia de Lenin y Stalin en que el internacionalismo proletario sólo podía ser efectivo si la Comintern mantenía un aparato altamente centralizado. "La Comintern es una organización militante del proletariado, había indicado Stalin en 1925, y no puede abstenerse de intervenir en los asuntos de los partidos individuales, apoyando a los elementos revolucionarios... Deducir... que se le debe negar a la Comintern el derecho de dirección, y por lo tanto de intervención, significa trabajar a favor de los enemigos del comunismo" (34).
La nueva reorientación política fue formulada oficialmente por Dimitrov en 1935. Primero que todo, sostenía la tesis correcta de que, para derrotar la creciente amenaza del fascismo (35), los partidos comunistas debían propender por construir amplios frentes del pueblo, o frentes populares, que incluyeran partidos socialdemócratas y otros demócratas burgueses sobre la base de acuerdos de corto o largo plazo. Este frente unido, establecido, desde arriba, entre el partido comunista y los partidos socialdemócratas (representantes de la burguesía), debía representar el primer paso hacia la unificación política de esos partidos. Es decir, una fusión en un partido político único de la clase trabajadora para evitar cualquier dicotomía en su liderazgo, y bajo la condición de que el derrocamiento revolucionario del capitalismo y el establecimiento de la dictadura del proletariado fueran reconocidos (36). Dimitrov exigía "la creación de un extenso frente popular antifascista sobre la base del frente único proletario". Tal gobierno de frente popular, que incluiría a representantes de la burguesía, debía llevar "a cabo determinadas reivindicaciones cardinales revolucionarias... Por ejemplo, el control de la producción, el control sobre los bancos, la disolución de la policía, su sustitución por una milicia obrera armada, etc." (37). ¿Pero cómo diablos sectores de la clase capitalista, no importa qué tan democráticos y antifascistas puedan ser, aceptarían voluntariamente su propia abdicación?
Al sostener que un gobierno de frente popular elegido podía hacer incursiones revolucionarias en el poder político y económico de la clase capitalista, Dimitrov pedía lo imposible. De esta forma, se abría el camino hacia la transición pacífica y parlamentaria al socialismo, en la cual la meta de la revolución socialista sólo permanecería en la teoría. En consecuencia, un gobierno de frente popular podría existir en un país donde la clase capitalista tuviera el poder político, con la sola condición de que el partido comunista participante se rindiera al oportunismo, sirviendo los intereses de la clase capitalista y no los de los trabajadores. Esto se ejemplificó en la experiencia de los frentes populares francés y español en los años 30.
El gobierno del frente popular en Francia (1936-38) realmente llevó a cabo mejoras iniciales en las condiciones del pueblo trabajador. Pero también llevó a Francia a la política del apaciguamiento del imperialismo británico cuando Daladier, en representación del gobierno popular francés, firmó con Chamberlain, Hitler y Mussolini el acuerdo de Munich de 1938 que en los hechos cedió Checoslovaquia a los nazis. También fue el gobierno popular francés el que, aparte de no estar preparado para liberalizar sus políticas coloniales en el Norte de África e Indochina, inició la política de "no intervención" en España, una política respaldada por los revisionistas soviéticos, que permitió a las potencias fascistas proveer armas y soldados a España en apoyo de los rebeldes fascistas dirigidos por Franco. Fue Stalin personalmente quien, en oposición a la política revisionista de "no intervención", ordenó el envío de armas soviéticas al gobierno republicano español. Pero durante la guerra civil española (1936-39), el Partido Comunista de España rechazó el camino revolucionario para preservar la "democracia parlamentaria". Esta línea derrotista fue implementada bajo instrucciones de la Comintern, que envió una delegación a España, encabezada por Togliatti y Tito, para dirigir el partido durante la guerra.
Tras el fracaso de los frentes populares en Francia y España, Dimitrov repudió la misma línea que previamente había planteado. En 1939 hizo un llamamiento a "un frente unido desde abajo" a través de "una lucha más resuelta contra los lacayos socialdemócratas, 'democráticos' y 'radicales' del imperialismo" (38). Una resurrección "revolucionaria" tan repentina de parte de Dimitrov, sin embargo, no pudo evitar la disolución de la Internacional Comunista en 1943. Esto se llevó a cabo sin convocar un congreso y, supuestamente, como resultado del "crecimiento y madurez política" alcanzados por sus partidos comunistas (39). Pero claramente, este no era el caso, ya que al poco tiempo de su disolución la mayoría de los partidos comunistas abrazaron el revisionismo de una u otra forma y se encontraron en un estado de conflicto ideológico mutuo. Al declarar que su disolución había sido "conveniente y oportuna" (40), Stalin debe haber llegado a la conclusión de que, bajo ese liderazgo revisionista, la Comintern había perdido cualquier utilidad como órgano de la revolución socialista. El hecho de que Stalin y los marxistas-leninistas estuvieran de acuerdo en que una verdadera internacional era necesaria está demostrado por el hecho de que en 1947, por iniciativa personal de Stalin, una nueva internacional marxista-leninista, sobre una base restringida, fue organizada bajo la forma de Oficina de Información Comunista, o Cominform, bajo una nueva dirección que excluía a Dimitrov y Manuilsky. Significativamente, las primeras acciones de la Cominform fueron expresando fuertes críticas a las líneas revisionistas de partidos comunistas como los de Francia, Italia, Japón y, después, Yugoslavia.
Notas:
31. Miembros del Secretariado Político elegidos por el Séptimo Congreso de la Comintern: Dimitrov (Secretario General), Togliatti, Manuilsky, Pieck, Kuusinen, Marty, Gottwald; candidatos: Mosvkin, Florin, Wang Ming.
32. ECCI a Stalin (1937), en Jane Degras, Ed., The Communist International: 1919-1943: Documents, vol. 3, London, 1971, p. 460.
33. Extractos de un Mensaje de Saludo del ECCI a Stalin en su 60º Cumpleaños (1939), en Jane Degras, Ed., The Communist International: 1919-1943: Documents, vol. 3, 1971, p. 460-1.
34. "Sobre los derechos de la Comintern y su intervención en los asuntos de los partidos nacionales, estoy en completo desacuerdo con aquellos camaradas que hablan a favor de reducir esos derechos. Ellos quieren que la Comintern se transforme en una organización situada más allá de las estrellas, mirando sin apasionamiento lo que pasa en los partidos individuales y registrando con paciencia los eventos. No, camaradas, la Comintern no puede convertirse en una organización más allá de las estrellas. La Comintern es una organización militante del proletariado, está vinculada con el movimiento de la clase obrera por todas las raíces de su existencia y no puede abstenerse de intervenir en los asuntos de los partidos individuales, apoyando a los elementos revolucionarios y combatiendo a sus oponentes. Por supuesto, los partidos tienen autonomía interna, los congresos de partido deben ser libres, y los comités centrales deben ser elegidos por los congresos. Pero deducir de esto que a la Comintern se le debe negar el derecho de dirección, y por lo tanto de intervención, significa trabajar a favor de los enemigos del comunismo". [José V. Stalin, El Partido Comunista de Checoslovaquia (27-3-25), en Obras, vol. 7, Moscú, 1947, p. 67]
35. Dimitrov retuvo la siguiente definición del fascismo, formulada en el 13º Pleno del ECCI en 1933:
"El fascismo es la dictadura terrorista abierta de los elementos más reaccionarios, más chovinistas y más imperialistas del capital financiero. El fascismo trata de asegurar una base de masas para el capital monopolista entre la pequeña burguesía, apelando al campesinado, los artesanos, los empleados de oficina y el servicio civil que habían sido sacados del rumbo normal de su vida, y particularmente a los elementos desclasados de las grandes ciudades, tratando también de penetrar en la clase obrera...
La posibilidad de prevenir [la dictadura fascista, Ed.] depende de las fuerzas del proletariado combativo, que están paralizadas por la influencia corruptora [desintegradora] de la socialdemocracia más que por cualquier otra cosa". [Extractos de las Tesis del 13º Pleno del ECCI sobre el Fascismo, el Peligro de la Guerra, y las Tareas de los Partidos Comunistas (diciembre 1933), en Jane Degras, Ed., The Communist International: 1919-1943: Documents, vol. 3, London, 1971, pp. 296-7]
36. "Considerando que los intereses de la lucha de clase del proletariado y el éxito de la revolución proletaria imponen la necesidad de que exista en cada país un partido único de masas de la clase obrera, el Congreso pone la tarea a los partidos comunistas de tomar la iniciativa en la búsqueda de esta unidad, apoyándose en el creciente deseo de los trabajadores de unir a los partidos socialdemócratas u organizaciones individuales con los partidos comunistas. Al mismo tiempo debe explicársele a los trabajadores sin falta que tal unidad sólo es posible bajo ciertas condiciones: a condición de independizarse completamente de la burguesía y romper completamente el bloque de la socialdemocracia con la burguesía; a condición de que se realice previamente la unidad de acción; de que se reconozca la necesidad del derrocamiento revolucionario de la dominación de la burguesía y de la instauración de la dictadura del proletariado en forma de soviets; de que se renuncie a apoyar a la propia burguesía en una guerra imperialista". [Extractos de la resolución del Séptimo Congreso del Comintern sobre el Fascismo, la Unidad de la Clase Obrera y las Tareas de la Comintern (20-8-35), en Jane Degras, Ed., The Communist International: 1919-1943: Documents, vol. 3, London, 1971, p. 368-9. Énfasis mío].
(Respecto a la fusión entre el partido comunista y los partidos socialdemócratas, la tesis de Dimitrov fue puesta en práctica en 1948, cuando los partidos comunistas de varias democracias populares, en Rumania, Checoslovaquia, Hungría, Polonia y Bulgaria, se unieron y fusionaron con los respectivos partidos socialdemócratas de sus países).
Respecto a la unidad sindical, se planteó la siguiente línea:
"Los comunistas abogamos decididamente por el restablecimiento de la unidad sindical dentro de cada país y en el plano internacional...
En los países donde existen pequeños sindicatos rojos, les recomendamos que procuren ingresar en los grandes sindicatos reformistas, exigiendo la libertad para sostener sus opiniones propias, el ingreso de los miembros expulsados; y en los países donde existen paralelamente grandes sindicatos rojos y reformistas, se deben hacer esfuerzos para asegurar su fusión sobre bases de igualdad". [Extractos de la resolución del Séptimo Congreso de la Comintern sobre el Fascismo, la Unidad de la Clase Obrera y las Tareas de la Comintern (20-8-35), en Jane Degras, Ed., The Communist International: 1919-1943: Documents, vol. 3, London, 1971, p. 365-6].
37. J. Dimitrov, Sobre el Frente Único Obrero y Popular, Bogotá, 1972, pp. 111, 153.
38. "La táctica del frente unido del pueblo presuponía la acción conjunta de los partidos comunistas y los partidos socialdemócratas y 'democráticos' y 'radicales' pequeño-burgueses contra la reacción y la guerra...
En el periodo precedente los comunistas se esforzaron por asegurar el establecimiento de un frente unido popular haciendo acuerdos con los partidos socialdemócratas y otros partidos 'democráticos' y 'radicales' pequeño-burgueses en la persona de sus cuerpos dirigentes sobre la base de una plataforma común de lucha contra el fascismo y la guerra. Pero en la medida en que los principales líderes de esos partidos se habían pasado completamente al campo de los imperialistas, mientras que algunos de ellos, como los radicales franceses, están directamente a cargo de la dirección de la guerra, no se pueden plantear tales acuerdos.
Ahora la reunión de la clase obrera, del campesinado, del pueblo trabajador urbano y de la intelectualidad progresista puede y debe hacerse aparte y en contra de la dirección de esos partidos, sobre la base de la lucha contra la guerra imperialista y la reacción en un frente unido desde abajo.
Tal frente unido de lucha de las masas no puede lograrse sin una lucha muy resuelta contra los lacayos socialdemócratas, 'democráticos' y 'radicales' del imperialismo, por la eliminación de la influencia de esos agentes de la burguesía en el movimiento de la clase obrera y por su aislamiento de las masas del pueblo trabajador". [Extractos de un artículo de Dimitrov sobre las Tareas de la Clase Obrera en la Guerra (noviembre 1939), en Jane Degras, Ed., The Communist International: 1919-1943: Documents, vol. 3, London, 1971, pp. 455-457]
39. Resolución del Presidium del ECCI Recomendando la Disolución de la Internacional Comunista (15-5-43), en Jane Degras, Ed., The Communist International: 1919-1943: Documents, vol. 3, London, 1971, pp. 476-9.
40. Entrevista de Stalin en Jane Degras, Ed., The Communist International: 1919-1943: Documents, vol. 3, London, 1971, p. 476.
Como subrayó la Liga Comunista en Gran Bretaña durante algún tiempo, la elección de Dimitrov al puesto dirigente de la Internacional Comunista había sido caracterizada por algunos sucesos muy extraños. Cuando más de dos mil comunistas eran asesinados durante la llamada revolución nacional en Alemania y miles más fueron encarcelados en campos nazis de concentración, Dimitrov fue puesto en un juicio público por una corte nazi, donde se le permitió cuestionar a los líderes nazis y ponerlos en ridículo. Después de una campaña de inspiración predominantemente occidental, fue absuelto y se le permitió volar a Moscú, donde fue recibido como un héroe antes de ser destacado a la cabeza de la Comintern. Después de la guerra, sus credenciales revisionistas se hicieron evidentes cuando apoyó a Browder, abrazó abiertamente la tesis de la transición pacífica al socialismo sin revolución y se unió a Tito proponiendo, en una clara jugada antisoviética, una "Federación Balcánica".
Por supuesto, debe señalarse que la reorientación de la Comintern, el salto de "izquierda" a derecha, fue posible cuando los elementos marxistas-leninistas alrededor de Stalin seguían siendo una minoría dentro de su dirección. El nuevo Secretariado Político elegido por el Congreso en 1935, por ejemplo, incluía una fuerte mayoría de revisionistas escondidos (31). El revisionismo siguió desarrollándose clandestinamente, en el sentido de que elementos antisocialistas no podían aún llamar a la restauración de la sociedad capitalista. Al contrario, debían esconder el caracter reaccionario de sus políticas detrás de la defensa teórica del marxismo-leninismo o estipulando que aún era necesaria una revolución socialista, como hizo Dimitrov. Lo más importante: el hecho de que las nuevas políticas de frente popular nunca fueron apoyadas por Stalin da fuertes evidencias circunstanciales de su oposición personal a éstas. Su oposición se hizo casi evidente en el 18º Congreso del PCUS (B) en 1939, cuando Stalin, en su largo informe, no hizo ninguna refencia a las políticas de la Comintern. Además, el oficial Curso Corto: Historia del PCUS (B), publicado en 1939, no presta ninguna atención a los frentes populares.
Al tiempo, "el culto de la personalidad" alrededor de Stalin también se construyó dentro de la Internacional Comunista. Este culto era promovido por "demoledores", como los llamaba Stalin, para desacreditarlo posteriormente. Contra su propia oposición, por lo tanto, el Comité Ejecutivo se dirigía a Stalin como "líder infinitamente amado, ...amado por los corazones de millones de trabajadores... cerebro y artífice de la victoria" (32), "maestro sagaz, amigo supremamente amado... revolucionario intrépido, gran teórico, líder de la revolución socialista, espléndido ejemplo para los revolucionarios proletarios de todos los países..." (33).
No es una coincidencia que en 1935, tan pronto como el Séptimo Congreso de la Comintern terminó, se dieron pasos para descentralizar la organización dándole a partidos individuales un grado significativo de autonomía en el manejo de sus asuntos. Desde entonces, no habría más congresos ni más sesiones plenarias del Comité Ejecutivo, que habían sido muy frecuentes en el pasado. En 1941, el manejo de su trabajo fue puesto en manos de un triunvirato de importantes revisionistas: Dimitrov, Manuilsky y Togliatti. Esta descentralización fue de hecho contraria a la insistencia de Lenin y Stalin en que el internacionalismo proletario sólo podía ser efectivo si la Comintern mantenía un aparato altamente centralizado. "La Comintern es una organización militante del proletariado, había indicado Stalin en 1925, y no puede abstenerse de intervenir en los asuntos de los partidos individuales, apoyando a los elementos revolucionarios... Deducir... que se le debe negar a la Comintern el derecho de dirección, y por lo tanto de intervención, significa trabajar a favor de los enemigos del comunismo" (34).
La nueva reorientación política fue formulada oficialmente por Dimitrov en 1935. Primero que todo, sostenía la tesis correcta de que, para derrotar la creciente amenaza del fascismo (35), los partidos comunistas debían propender por construir amplios frentes del pueblo, o frentes populares, que incluyeran partidos socialdemócratas y otros demócratas burgueses sobre la base de acuerdos de corto o largo plazo. Este frente unido, establecido, desde arriba, entre el partido comunista y los partidos socialdemócratas (representantes de la burguesía), debía representar el primer paso hacia la unificación política de esos partidos. Es decir, una fusión en un partido político único de la clase trabajadora para evitar cualquier dicotomía en su liderazgo, y bajo la condición de que el derrocamiento revolucionario del capitalismo y el establecimiento de la dictadura del proletariado fueran reconocidos (36). Dimitrov exigía "la creación de un extenso frente popular antifascista sobre la base del frente único proletario". Tal gobierno de frente popular, que incluiría a representantes de la burguesía, debía llevar "a cabo determinadas reivindicaciones cardinales revolucionarias... Por ejemplo, el control de la producción, el control sobre los bancos, la disolución de la policía, su sustitución por una milicia obrera armada, etc." (37). ¿Pero cómo diablos sectores de la clase capitalista, no importa qué tan democráticos y antifascistas puedan ser, aceptarían voluntariamente su propia abdicación?
Al sostener que un gobierno de frente popular elegido podía hacer incursiones revolucionarias en el poder político y económico de la clase capitalista, Dimitrov pedía lo imposible. De esta forma, se abría el camino hacia la transición pacífica y parlamentaria al socialismo, en la cual la meta de la revolución socialista sólo permanecería en la teoría. En consecuencia, un gobierno de frente popular podría existir en un país donde la clase capitalista tuviera el poder político, con la sola condición de que el partido comunista participante se rindiera al oportunismo, sirviendo los intereses de la clase capitalista y no los de los trabajadores. Esto se ejemplificó en la experiencia de los frentes populares francés y español en los años 30.
El gobierno del frente popular en Francia (1936-38) realmente llevó a cabo mejoras iniciales en las condiciones del pueblo trabajador. Pero también llevó a Francia a la política del apaciguamiento del imperialismo británico cuando Daladier, en representación del gobierno popular francés, firmó con Chamberlain, Hitler y Mussolini el acuerdo de Munich de 1938 que en los hechos cedió Checoslovaquia a los nazis. También fue el gobierno popular francés el que, aparte de no estar preparado para liberalizar sus políticas coloniales en el Norte de África e Indochina, inició la política de "no intervención" en España, una política respaldada por los revisionistas soviéticos, que permitió a las potencias fascistas proveer armas y soldados a España en apoyo de los rebeldes fascistas dirigidos por Franco. Fue Stalin personalmente quien, en oposición a la política revisionista de "no intervención", ordenó el envío de armas soviéticas al gobierno republicano español. Pero durante la guerra civil española (1936-39), el Partido Comunista de España rechazó el camino revolucionario para preservar la "democracia parlamentaria". Esta línea derrotista fue implementada bajo instrucciones de la Comintern, que envió una delegación a España, encabezada por Togliatti y Tito, para dirigir el partido durante la guerra.
Tras el fracaso de los frentes populares en Francia y España, Dimitrov repudió la misma línea que previamente había planteado. En 1939 hizo un llamamiento a "un frente unido desde abajo" a través de "una lucha más resuelta contra los lacayos socialdemócratas, 'democráticos' y 'radicales' del imperialismo" (38). Una resurrección "revolucionaria" tan repentina de parte de Dimitrov, sin embargo, no pudo evitar la disolución de la Internacional Comunista en 1943. Esto se llevó a cabo sin convocar un congreso y, supuestamente, como resultado del "crecimiento y madurez política" alcanzados por sus partidos comunistas (39). Pero claramente, este no era el caso, ya que al poco tiempo de su disolución la mayoría de los partidos comunistas abrazaron el revisionismo de una u otra forma y se encontraron en un estado de conflicto ideológico mutuo. Al declarar que su disolución había sido "conveniente y oportuna" (40), Stalin debe haber llegado a la conclusión de que, bajo ese liderazgo revisionista, la Comintern había perdido cualquier utilidad como órgano de la revolución socialista. El hecho de que Stalin y los marxistas-leninistas estuvieran de acuerdo en que una verdadera internacional era necesaria está demostrado por el hecho de que en 1947, por iniciativa personal de Stalin, una nueva internacional marxista-leninista, sobre una base restringida, fue organizada bajo la forma de Oficina de Información Comunista, o Cominform, bajo una nueva dirección que excluía a Dimitrov y Manuilsky. Significativamente, las primeras acciones de la Cominform fueron expresando fuertes críticas a las líneas revisionistas de partidos comunistas como los de Francia, Italia, Japón y, después, Yugoslavia.
Notas:
31. Miembros del Secretariado Político elegidos por el Séptimo Congreso de la Comintern: Dimitrov (Secretario General), Togliatti, Manuilsky, Pieck, Kuusinen, Marty, Gottwald; candidatos: Mosvkin, Florin, Wang Ming.
32. ECCI a Stalin (1937), en Jane Degras, Ed., The Communist International: 1919-1943: Documents, vol. 3, London, 1971, p. 460.
33. Extractos de un Mensaje de Saludo del ECCI a Stalin en su 60º Cumpleaños (1939), en Jane Degras, Ed., The Communist International: 1919-1943: Documents, vol. 3, 1971, p. 460-1.
34. "Sobre los derechos de la Comintern y su intervención en los asuntos de los partidos nacionales, estoy en completo desacuerdo con aquellos camaradas que hablan a favor de reducir esos derechos. Ellos quieren que la Comintern se transforme en una organización situada más allá de las estrellas, mirando sin apasionamiento lo que pasa en los partidos individuales y registrando con paciencia los eventos. No, camaradas, la Comintern no puede convertirse en una organización más allá de las estrellas. La Comintern es una organización militante del proletariado, está vinculada con el movimiento de la clase obrera por todas las raíces de su existencia y no puede abstenerse de intervenir en los asuntos de los partidos individuales, apoyando a los elementos revolucionarios y combatiendo a sus oponentes. Por supuesto, los partidos tienen autonomía interna, los congresos de partido deben ser libres, y los comités centrales deben ser elegidos por los congresos. Pero deducir de esto que a la Comintern se le debe negar el derecho de dirección, y por lo tanto de intervención, significa trabajar a favor de los enemigos del comunismo". [José V. Stalin, El Partido Comunista de Checoslovaquia (27-3-25), en Obras, vol. 7, Moscú, 1947, p. 67]
35. Dimitrov retuvo la siguiente definición del fascismo, formulada en el 13º Pleno del ECCI en 1933:
"El fascismo es la dictadura terrorista abierta de los elementos más reaccionarios, más chovinistas y más imperialistas del capital financiero. El fascismo trata de asegurar una base de masas para el capital monopolista entre la pequeña burguesía, apelando al campesinado, los artesanos, los empleados de oficina y el servicio civil que habían sido sacados del rumbo normal de su vida, y particularmente a los elementos desclasados de las grandes ciudades, tratando también de penetrar en la clase obrera...
La posibilidad de prevenir [la dictadura fascista, Ed.] depende de las fuerzas del proletariado combativo, que están paralizadas por la influencia corruptora [desintegradora] de la socialdemocracia más que por cualquier otra cosa". [Extractos de las Tesis del 13º Pleno del ECCI sobre el Fascismo, el Peligro de la Guerra, y las Tareas de los Partidos Comunistas (diciembre 1933), en Jane Degras, Ed., The Communist International: 1919-1943: Documents, vol. 3, London, 1971, pp. 296-7]
36. "Considerando que los intereses de la lucha de clase del proletariado y el éxito de la revolución proletaria imponen la necesidad de que exista en cada país un partido único de masas de la clase obrera, el Congreso pone la tarea a los partidos comunistas de tomar la iniciativa en la búsqueda de esta unidad, apoyándose en el creciente deseo de los trabajadores de unir a los partidos socialdemócratas u organizaciones individuales con los partidos comunistas. Al mismo tiempo debe explicársele a los trabajadores sin falta que tal unidad sólo es posible bajo ciertas condiciones: a condición de independizarse completamente de la burguesía y romper completamente el bloque de la socialdemocracia con la burguesía; a condición de que se realice previamente la unidad de acción; de que se reconozca la necesidad del derrocamiento revolucionario de la dominación de la burguesía y de la instauración de la dictadura del proletariado en forma de soviets; de que se renuncie a apoyar a la propia burguesía en una guerra imperialista". [Extractos de la resolución del Séptimo Congreso del Comintern sobre el Fascismo, la Unidad de la Clase Obrera y las Tareas de la Comintern (20-8-35), en Jane Degras, Ed., The Communist International: 1919-1943: Documents, vol. 3, London, 1971, p. 368-9. Énfasis mío].
(Respecto a la fusión entre el partido comunista y los partidos socialdemócratas, la tesis de Dimitrov fue puesta en práctica en 1948, cuando los partidos comunistas de varias democracias populares, en Rumania, Checoslovaquia, Hungría, Polonia y Bulgaria, se unieron y fusionaron con los respectivos partidos socialdemócratas de sus países).
Respecto a la unidad sindical, se planteó la siguiente línea:
"Los comunistas abogamos decididamente por el restablecimiento de la unidad sindical dentro de cada país y en el plano internacional...
En los países donde existen pequeños sindicatos rojos, les recomendamos que procuren ingresar en los grandes sindicatos reformistas, exigiendo la libertad para sostener sus opiniones propias, el ingreso de los miembros expulsados; y en los países donde existen paralelamente grandes sindicatos rojos y reformistas, se deben hacer esfuerzos para asegurar su fusión sobre bases de igualdad". [Extractos de la resolución del Séptimo Congreso de la Comintern sobre el Fascismo, la Unidad de la Clase Obrera y las Tareas de la Comintern (20-8-35), en Jane Degras, Ed., The Communist International: 1919-1943: Documents, vol. 3, London, 1971, p. 365-6].
37. J. Dimitrov, Sobre el Frente Único Obrero y Popular, Bogotá, 1972, pp. 111, 153.
38. "La táctica del frente unido del pueblo presuponía la acción conjunta de los partidos comunistas y los partidos socialdemócratas y 'democráticos' y 'radicales' pequeño-burgueses contra la reacción y la guerra...
En el periodo precedente los comunistas se esforzaron por asegurar el establecimiento de un frente unido popular haciendo acuerdos con los partidos socialdemócratas y otros partidos 'democráticos' y 'radicales' pequeño-burgueses en la persona de sus cuerpos dirigentes sobre la base de una plataforma común de lucha contra el fascismo y la guerra. Pero en la medida en que los principales líderes de esos partidos se habían pasado completamente al campo de los imperialistas, mientras que algunos de ellos, como los radicales franceses, están directamente a cargo de la dirección de la guerra, no se pueden plantear tales acuerdos.
Ahora la reunión de la clase obrera, del campesinado, del pueblo trabajador urbano y de la intelectualidad progresista puede y debe hacerse aparte y en contra de la dirección de esos partidos, sobre la base de la lucha contra la guerra imperialista y la reacción en un frente unido desde abajo.
Tal frente unido de lucha de las masas no puede lograrse sin una lucha muy resuelta contra los lacayos socialdemócratas, 'democráticos' y 'radicales' del imperialismo, por la eliminación de la influencia de esos agentes de la burguesía en el movimiento de la clase obrera y por su aislamiento de las masas del pueblo trabajador". [Extractos de un artículo de Dimitrov sobre las Tareas de la Clase Obrera en la Guerra (noviembre 1939), en Jane Degras, Ed., The Communist International: 1919-1943: Documents, vol. 3, London, 1971, pp. 455-457]
39. Resolución del Presidium del ECCI Recomendando la Disolución de la Internacional Comunista (15-5-43), en Jane Degras, Ed., The Communist International: 1919-1943: Documents, vol. 3, London, 1971, pp. 476-9.
40. Entrevista de Stalin en Jane Degras, Ed., The Communist International: 1919-1943: Documents, vol. 3, London, 1971, p. 476.