[PCOE Madrid] Poder popular, única salida a este sistema criminal

Día a día vemos cómo las instituciones del Estado dinamitan el supuesto “bienestar social” de las amplias mayorías de la sociedad, esto es, de los trabajadores. Es un hecho palpable, esclarecedor ante nuestros ojos, el que todo trabajador ve cómo un familiar, vecino o amigo es desahuciado por no poder pagar su hipoteca o alquiler, además de tener a seres queridos en el paro – si es que no está él mismo parado -, al igual que todo jóven estudiante de la clase obrera ve cómo se le hace cada vez más difícil el acceso a la educación o la salida futura a un puesto de trabajo digno, despojando a la juventud y a la clase obrera de todo presente y futuro. Se preguntan por qué esto es así. Nosotros respondemos categóricamente: porque el Estado burgués es un instrumento de opresión de la clase dominante, la burguesía, es decir, es un aparato dictatorial para con nuestra clase, la clase trabajadora.

Todos los esfuerzos mediáticos van dirigidos a situar la causa de los continuos atropellos y ataques que sufre la clase trabajadora en los políticos y su mala gestión, encauzando a numerosos movimientos sociales hacia meras concepciones reformistas. Baluarte de ellos son el 15M y sus derivados – Rodea el Congreso, las distintas Mareas -, consecuencia directa de esta campaña en la que no se habla ni de clases sociales ni de capitalismo. Así, observamos la depauperación del movimiento obrero como tal, es decir, la situación desclasada del mismo.

Es visible que ninguna de estas formas de lucha ha resultado remotamente beneficiosa en ningún aspecto para la clase trabajadora, sino que, por el contrario, la situación se ha agravado. La razón se encuentra en lo que ya anunciábamos anteriormente, la clase trabajadora no se siente ni se organiza como tal. Podemos comprobar que todos los movimientos socio-políticos que han triunfado a lo largo de la historia lo han hecho porque su organización se estructuraba desde una visión de clase, esto es, asumiendo que la sociedad está dividida en dos clases antagónicas, por una lado la burguesía, poseedores de los medios de producción, y por otro los trabajadores, obligados a vender su fuerza de trabajo al burgués a cambio de un salario con el que poder vivir.

Por ello, tratar de organizar el movimiento obrero en torno a concepciones reformistas, cuyos objetivos sean meras conquistas parciales que no supongan ningún cambio cualitativo que incline la balanza a nuestro favor, sólo responde a análisis acientíficos de la situación.

La solución debe pasar, por tanto, por imprimir en el movimiento obrero esta conciencia de clase que, no sin esfuerzo, han logrado eliminar, y que resulta a todas luces indispensable para una lucha de clase y consecuente. Únicamente de esta manera, y es sumamente capital comprenderlo, seremos capaces de estructurar un movimiento obrero que sobrepase en sus objetivos estas meras concepciones reformistas. Íntimamente ligado a lo anterior, es fundamental comprender que la única solución para nuestra clase es el derrocamiento del sistema capitalista, en el que la burguesía es la clase dominante que explota diariamente al obrero, y la imposición de un sistema socialista, en el que sea el trabajador el que gestione y dirija el sistema productivo. Otro punto cardinal de este nuevo movimiento obrero es que no debe reducirse a luchas economicistas, pues lo llevarían directamente al plano reformista, tal como se extrae de lo anterior, sino que debe plantear una lucha tenaz en lo ideológico, lo político y lo económico.

Sin embargo, esto no puede realizarse de cualquier manera, y debe seguir un proceso para plantear una alternativa real al régimen burgués. Esta alternativa pasa inevitablemente por la construcción de órganos de poder popular que permita al obrero adquirir la experiencia propia de la lucha consecuente por un sistema justo. Estos órganos de poder popular deben estar estructurados en tres frentes, el frente en los centros de trabajo, en el frente en los centros de estudio, y en el frente en los barrios. Dada la importancia de comprender esta nueva organización del trabajador, debemos analizar cada frente.

El primero de esos frentes, que es, a su vez, el más importante, es el que atañe al mundo laboral. Las Asambleas de Comités, Delegados y Trabajadores (ACDT) tienen como objetivo esencial organizar a la clase obrera como un solo cuerpo, entroncando la lucha en cada centro de trabajo en la lucha obrera por el Socialismo. El segundo de esos frentes es el del ámbito estudiantil, y para organizar la lucha de la juventud contamos con las Asambleas Estudiantiles, que enmarcarán del mismo modo las luchas juveniles en la lucha de la clase obrera por el Socialismo. Por último, apostamos por las Asamblas de Barrio para la lucha por las cuestiones concretas de cada zona, sin dejar nunca de lado ese objetivo esencial: el Socialismo.

Por todo ello, desde el PARTIDO COMUNISTA OBRERO ESPAÑOL en Madrid, llamamos al conjunto de la clase obrera, estudiante y restos de capas populares, a la lucha por un sistema justo y libre de toda tiranía burguesa, que no es otro que el Socialismo. Para ello, impulsamos a nuestros hermanos proletarios a sembrar, levantar y construir el Poder Popular en cada centro de trabajo, de estudio, y barrios; lo que constituirán los órganos de nuestro poder, el de nuestra clase trabajadora, conformando el futuro Estado Obrero que derrocará a la máquina estatal burguesa, en el alumbramiento de la Revolución Socialista, y del fin de toda opresión.





Comité Regional del Partido Comunista Obrero Español en Madrid.


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