por pedrocasca Jue Mar 17, 2011 1:38 pm
En el siglo IXX nace el turismo moderno como manera de que los burgueses (y las castas situadas en su entorno) viajen para conocer otros lugares desde un punto de vista que comprendía fundamentalmente ocio, salud y descanso. La revolución industrial y los avances en materia de transportes consiguen que un mayor número de personas (no sólo de la aristocracia y alta burguesía, sino profesionales liberales, funcionarios y cuadros de empresa) disponga de dinero y tiempo para viajar, de manera que finalizada la Primera Guerra mundial se pone de moda visitar Europa por parte de los estadounidenses y visitar los restos del Imperio por parte de los británicos, además de los viajeros europeos que con ánimo aventurero (y comercial, por supuesto) visitaban África y Asia.
El crack de 1929 y la Segunda Guerra mundial paralizan lo que hoy conocemos como turismo y es a partir de 1950 cuando comienza el boom internacional con el acceso de las clases medias a viajes no excesivamente largos ni lejanos (fundamentalmente conocimiento del propio país) ni caros. La venta masiva de automóviles combinada con la construcción de carreteras y los primeros beneficios del llamado Estado del bienestar (pagas extraordinarias, vacaciones pagadas, solicitud de créditos no demasiado gravosos) hacen que la salida de vacaciones fuera de las grandes y estresantes ciudades se convierta en algo habitual para personas de economía no especialmente bollante.
Ya en los comienzos de 1970 se habla en muchas zonas de "colonialismo turístico", englobando tanto la dependencia de capital extranjero, como la falta de personal autóctono cualificado o la desaparición de valores sociales tradicionales y las primeras agresiones al medio ambiente con construcciones casi salvajes en todo el Mediterráneo. Ni siquiera la crisis del petróleo de 1973 y la subida de precios de los combustibles logran detener el avance del turismo.
¿Que ocurre en el Estado español?: sin una verdadera revolución industrial, con una burguesía dependiente de los grandes latifundios, con guerras de liberación en los restos del Imperio, con el secular atraso cultural padecido y la Guerra tras la insurreción fascista de 1936 y el posterior establecimiento del Régimen franquista (con el determinante añadido del nacionalcatolicismo), no ayudan precisamente al desarrollo económico, ni general ni individual, por lo que el turismo que se da no es más que una mala copia de lo realizado por algunos burgueses a comienzos de siglo (tomar las aguas, visitar a la familia en los lugares solariegos e ir a las playas aristocráticas del Cantábrico los más pudientes), hasta que la llegada del Opus Dei a los Ministerios y la sustitución de antiguos falangistas, militares y prohombres del Régimen (significados durante la Guerra y la represión posterior) por técnicos formados en la Universidad hace que para conseguir un desarrollo económico rápido (y una oportunidad económica para una burguesía poco ilustrada, muy poco activa, incapaz y desinteresada en forzar al Régimen a cambios similares a los del entorno geográfico) centren en el turismo casi todas las esperanzas (hasta que se logra llegar a un 10% - 12% del PIB) de negocio.
Y se consigue a base de un crecimiento desaforado, descontrolado, no planificado y, por supuesto, sin tener en cuenta ni el medio ambiente ni a los habitantes de las zonas consideradas como turísticas (sólo turismo de sol y playa durante décadas acompañado del typical spanish), que bastante tienen con darse con un canto en los dientes por tener trabajo y no tener que emigrar a las ciudades. El crecimiento europeo, japonés y usamericano de los años ochenta y la continua mejora de los medios de transporte (el avión en especial) hacen avanzar el turismo a niveles impresionantes en número de viajeros y beneficios económicos, al mismo tiempo que el desgaste del medio físico va en paralelo en las zonas turísticas de todo el mundo. Las luchas internas de la burguesía por obtener la mayor parte del pastel inmobiliario (ligado al turismo en muchas zonas de España) hace que se desate una agresión feroz y constante al medio ambiente, sin importar nada más que el máximo beneficio económico rápido y los consiguientes réditos electorales para los caciques de pueblo transmutados en concejales y funcionarios de la Comunidades autónomas.
El panorama no es bueno en ningún sentido a pesar de las constantes declaraciones de los responsables políticos acerca de la bonanza del sector. Se intenta rizar el rizo y se toman decisiones en el mismo sentido de siempre (beneficio rápido que permita titulares de prensa que ayuden a recoger votos), siendo el entorno natural el más perjudicado (más AVE y desaparición de los servicios regionales de ferrocarril; más autovías y menos atención a carreteras comarcales; más presas, embalses, campos de golf y niveles de desertificación galopantes; mayor número de licencias para construir a la búsqueda de un nuevo boom inmobiliario; mayor número de parques naturales pero menor número de Kilómetros cuadrados protegidos ... y así todo).
Como bien se ha dicho en alguno de los mensajes anteriores, el turismo de masas se ha convertido en una plaga de langostas que asola con todo por donde pasa. También en esto se llega a la conclusión que muchos conocemos: socialismo o barbarie, comunismo o fin del ser humano.
Por cierto, hoy aparece en la red un libro sobre turismo que es posible descargar:
"Turismo Placebo. Nueva colonización turística: del Mediterráneo a Mesoamérica y El Caribe. Lógicas espaciales del capital turístico", de Macià Blàzquez & Ernest Cañada, Editorial Enlace, Managua, 2011
El link de descarga es: (más de 400 páginas - pdf de muy buena calidad)
[Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] Última edición por pedrocasca el Sáb Sep 22, 2012 1:39 pm, editado 1 vez