¿Qué impresión le hubiera causado, amigo lector, escuchar a un funcionario alemán, declarar que: "Los estudios médicos realizados por el
Dr. Mengele sobre prisioneros de los campos de concentración eran claramente poco éticos"?... Pues bien, ante hechos que guardan un terrible paralelismo, la Secretaria de Estado de los Estados Unidos,
Hillary Clinton declaró:
"El estudio de la inoculación de esta enfermedad de transmisión sexual llevado a cabo desde 1946 hasta 1948 en Guatemala era claramente poco ético".
Kathleen Sebelius, Secretaria de Salud, con un cinismo a toda prueba agregó
"Aunque estos eventos se han producido allí hace más de sesenta y cuatro años, estamos indignados que la mala conducta de investigación también se haya llevado a cabo en nombre de la salud pública. Lamentamos profundamente lo ocurrido y se presenta una disculpa a todos aquellos que han sido afectados por esas prácticas odiosas".
A conductas criminales, iguales a las que inspiraron a los juristas del mundo para tipificar el concepto de
“crímenes de lesa humanidad”, las funcionarias norteamericanas las denominan
“estudios médicos” [Hillary Clinton] o
“mala conducta de investigación” [Kathleen Sebelius], aunque es de caballeros reconocer que en un notable esfuerzo de humanidad una de ellas se animó a calificarlas como
“prácticas odiosas” [Kathleen Sebelius].
Para profundizar en el nefasto paralelismo, ¿Qué pensaría Usted, amigo lector, si un funcionario alemán declarara que: “Aunque los eventos ocurridos en los laboratorios del Dr. Menguele se han producido allí hace más de 70 años [todavía hace más tiempo] estamos indignados que esta mala conducta de investigación se haya llevado en nombre de la ciencia”?
Por último, amigo lector ¿Cree que a las víctimas con las que Mengele experimentó en los campos de concentración nazis, les hubiera bastado que el hipotético funcionario alemán les presentara una disculpa?
Vamos a los acontecimientos que motivan estas reflexiones:
Susan Reverby, investigadora del Wellesley College, estaba realizando una investigación sobre los hechos de Tuskegee [un experimento realizado por el servicio de salud de Estados Unidos entre 1932 1972], sobre sífilis no tratada en varones negros, analfabetos y que ignoraban los hechos].
Al revisar los archivos de la Universidad de Pittsburg, por casualidad encontró la documentación que consignaba la existencia de experimentos sobre seres humanos, realizados por un médico estadounidense, perteneciente al Servicio Público de Salud, llamado
John Cutler en Guatemala.
Susan Reverby, [que ha escrito sobre Tuskegee], impresionada con los hechos comenzó a redactar un informe sobre este nuevo caso. Por un error en el sitio de Internet de la investigadora, la historia fue conocida, aunque el informe completo, según la autora, lo será el año 2011.
En julio de 2010, “se enteró” de los hechos el gobierno de Barack Obama y decidió hacer su propia investigación [sin la participación de Susan Reverby] y de sus resultados surgió la decisión de comunicarse con el Gobierno de Guatemala y el 1 de octubre ocurrieron las extrañas disculpas y declaraciones de sus funcionarias Hillary Clinton y Kathleen Sebelius. Todo “políticamente correcto” y dentro de los rangos de tolerancia humanitaria de la actual administración norteamericana.
¿Qué hizo John Cutler y su equipo?
Utilizó en Guatemala, como conejillos de indias a: enfermos mentales, prisioneros, soldados y prostitutas.
En una primera fase se inoculó con sífilis, chancroide y gonorrea a prostitutas [sin su consentimiento] para utilizarlas como vía de contagio de otras personas. De esta forma promovieron que presos, soldados y enfermos mentales tengan relaciones sexuales en cárceles, cuarteles y manicomios. Como la cantidad de enfermos obtenida no era suficiente para el “experimento” [los síntomas no siempre aparecen en igual período en distintas personas], se decidió en una segunda fase infectar en forma directa [inoculando los microorganismos en la sangre] a la muestra humana elegida.
Entre 700 y 1000 personas fueron incluidas sin su consentimiento en este experimento en el que se probó la eficacia de la penicilina para combatir la enfermedad y según los propios registros encontrados con distintos niveles de eficacia.
No todos los infectados se curaron. ¿Se pondrán a la luz pública los archivos encontrados? ¿Podrá Susan Reverby publicar en forma íntegra su informe en 2011?
El Presidente guatemalteco Alvaro Colom declaró a la prensa: "Lo que pasó en ese momento es un crimen contra la humanidad y el gobierno se reserva el derecho a quejarse", luego que la Secretaria de Estado norteamericana Hillary Clinton, le informara del caso.
El hecho criminal, que involucra
la participación del Servicio de Salud Federal de los Estados Unidos, la Oficina de la Organización Panamericana de Salud y el propio Gobierno de Guatemala de aquel entonces [satélite de Washington], es una triste demostración de la unilateralidad, parcialidad y selectividad con que se evalúan conductas similares, pero igual de perversas y delictivas.
El Dr. John Charles Cutler [el Mengele norteamericano] que había nacido en el 29 de junio de 1915, falleció luego de una larga vida, protegida por el silencio cómplice de las distintas administraciones el 8 de febrero de 2003. Luego de su aventura guatemalteca, estuvo involucrado en experimentos en 1954 en la prisión se Sing Sing y en los aberrantes hechos de Tuskegee, aunque en este caso hubo varios “investigadores” involucrados.
En Tuskeegee, cuando ya la penicilina era el tratamiento para la sífilis, se infectaron a personas [negros, analfabetos y que no conocían lo que les estaban haciendo], pero no las trataron con penicilina. Los científicos del experimento, ocultaron la información sobre la penicilina para continuar estudiando cómo la enfermedad se diseminaba y acababa provocando la muerte. El experimento terminó recién en 1972 y se ocultó por varios años. En 1997 fue otro Clinton [Bill] y esposo de la actual Secretaria de Estado quien pidió a las víctimas y sus familiares, elegantes disculpas. Se estima que de los 299 casos encontrados, 28 murieron de sífilis y otros 100 de complicaciones médicas relacionadas.
En 1967, John Cutler fue nombrado profesor de salud internacional en la Universidad de Pittsburgh, donde también se desempeñó como presidente del departamento de administración de la salud y decano interino de la Escuela Graduada de Salud Pública en 1968-1969. Murió el 8 de febrero de 2003 en Western Pennsylvania Hospital de Pittsburgh.
De acuerdo con estos hechos, si el tristemente célebre Joseph Mengele hubiera emigrado en 1940 a los Estados Unidos: ¿Habría encontrado la “comprensión” necesaria para el desarrollo de sus experimentos y un reconocimiento académico análogo al que la Universidad de Pittsburgh le dispensó a John Cutler?
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