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    [Bulgaria] Notas sobre las movilizaciones obreras del verano de 2013

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    Mensaje por NSV Liit Dom Oct 13, 2013 3:03 am



    Bulgaria
    Notas obre las movilizaciones de este verano

    Mariya Ivancheva

    Sábado 5 de octubre de 2013

    Pocos meses después de haber hecho caer al gobierno conservador de Boyko Borissov en febrero de 2013, decenas de miles de búlgaros estaban de nuevo en la calle en junio demandando la dimisión del nuevo gobierno. Estas manifestaciones solo pueden considerarse como continuidad de las de la primavera búlgara en una pequeña medida. Si los cortejos de febrero estaban llenos de gente echada a la miseria por la crisis económica, las manifestaciones de estas ultimas semanas (junio 2013, ndlr) han sido fruto de una profunda crisis, a la vez moral y política. Si los dos movimientos denunciaban el control del Estado por redes oligárquicas, solo las movilizaciones de febrero articulaban reivindicaciones anticapitalistas por la igualdad y la seguridad, mientras que las de junio se contentaban con defender libertades democráticas.

    Tras la dimisión de Borissov y su partido de centro derecha (GERB) el 20 de febrero, en mayo se celebraron elecciones anticipadas. Unas elecciones (deprimentes para todo tipo de comentaristas) que llevaron al parlamento a los cuatro mayores partidos del status quo: el GERB, todavía a la cabeza de todos, seguido de cerca por el Partido Socialista Búlgaro (BSP). El partido turco del Movimiento por los Derechos y Libertades (DPS), que se las ha arreglado para formar parte de la mayor parte de las coaliciones gubernamentales desde 1989, así como su enemigo natural de extrema derecha ATAKA, partido antiturco y antiromaní, completan el cuarteto. Esos dos últimos partidos tienen suficiente peso como para ser tendios en cuenta en cada una de las coaliciones posibles, sin que por ello puedan maniobrar independientemente. Algunos partidos importantes de la transición búlgara hacia la democracia liberal, como los restos de la antigua Unión de las Fuerzas Democráticas (SDS) o el partido el Zar Simeon (NDSV), han quedado fuera del parlamento. Dos nuevos partido, el Frente de Liberación Nacional, de extrema derecha, y el partido de centro derecha, Bulgaria de los Ciudadanos, del excomisario europeo Medlena Kuneva , tampoco han superaron la barrera del 4% necesaria para estar representados en el parlamento. Después de que el GERB hubiera renunciado a formar gobierno, se ha puesto en pie una coalición minoritaria, dirigida por el antiguo ministro de finanzas (2005-2009), Plamen Oresharski del BSP, con el apoyo del DPS y un voto de ATAKA. Lo que ha llevado a que los miembros del GERB así como Borissov hayan boicoteado varias sesiones de la Asamblea Nacional. Mientras que el nuevo gobierno de Plamen Oresharski se estructuraba alrededor del círculo restringido y oligárquico del presidente del BSP, Sergey Stanishev, el DPS obtenía la concesión de algunas comisiones importantes en el parlamento.

    A partir de ahí y desde el tercer día de su mandado, el nuevo gobierno se puso a trabajar bajo una fuerte presión popular con manifestaciones en la calle. Esas movilizaciones fueron impulsadas por un grupo organizado alrededor del Partido Verde y una red más amplia de ecoactivistas que pedían la dimisión de Kalin Tiholov, ministro del plan de inversiones. Tiholov, un arquitecto que ha cimentado escandalosamente las reservas naturales del país, fue reemplazado rápidamente por su colega y socio de oficina, Ivan Danov. Si los manifestantes se calmaron, la opinión pública permanece vigilante en torno a los nombramientos y no es extraño que la llegada a la cabeza de la Agencia para la Seguridad Nacional (DANS) de Deylan Peevski, magnate de la prensa y parlamentario del DPS, prendiera de nuevo la chispa. La madre de Peevski, Irena Krasteva, antigua propietaria de la Lotería búlgara y actual propietaria de Rodina, la mayor imprenta del país, posee también una gran parte de los medios de comunicación privados, así como un gran imperio de pequeñas y medias empresas. Es lo que en 2001 permitió a su hijo Deylan convertirse, con solo 20 años, en el director de Varna, el mayor puerto de Bulgaria, que posteriormente fue privatizado por el Estado. Más recientemente, Peevski, jurista de oficio, también ha sido señalado como uno de los propietarios de Bulgartabac, una industria de tabaco nacional privatizada, tras haberse hecho con la parte del león de la empresa con la ayuda del banco Central Cooperativa. Por dos veces, Peevski ha sido objeto de una investigación de la DANS, sin que se haya planteado ningún cargo contra él. El nuevo primer ministro ha anunciado que Peevski estaría encargado de la lucha contra la herencia de corrupción legada por el GERB, lo que el grupo parlamentario del BSP se ha apresurado a ratificar mediante un voto casi unánime, presuntamente bajo la presión de Stanishev. Las movilizaciones forzaron la dimisión de Peevski al día siguiente de su nombramiento. El jefe del BSP Stanishev, el primer ministro Oresharski así como Ljutfi Mestan, el jefe del DPS, tuvieron que arrepentirse públicamente por su actitud. Pero las manifestaciones continuaron, reclamando también la dimisión de Oresharski.

    Mientras el nombramiento de Peevski a ese puesto de responsabilidad mostraba las relaciones entre el gran capital y el Estado búlgaro, la mayor parte de quienes se manifestaron lo hicieron sobre todo preocupados con la moralización de la vida política. Los manifestantes se han opuesto a la ruptura del contrato social que permitió a un individuo como Peevski convertirse en parlamentario, en un primer momento, y luego ser nombrado director de la Seguridad Nacional. Tras sus excusas públicas, el BSP y Oresharski han exigido paciencia para poder llevar a cabo su política de salvación de la nación de las angustias de la crisis económica... al mismo tiempo que votaban leyes pro-lobby (como por ejemplo una controvertida ley sobre las apuestas) y realizaban otros nombramientos dudosos, algunos de los cuales eran revocados el mismo día. Todo esto ha tenido por efecto incrementar el resentimiento popular hacia el gobierno y cada vez son más las personas que han salido a las calles de Sofia para demandar la dimisión de Oresharski. Se ha podido ver resurgir viejas consignas de la crisis de la hiperinflación de 1997 cuando se produjo la caída del gobierno BSP de Jean Videnov, como la de “¡fuera los sucios rojos!”! o también “¡quien no salte es un rojo!”, que se han convertido en los principales cánticos de los manifestantes, unidos para derrocar un gobierno que había intentado ocultar sus intereses oligárquicos detrás de consignas populistas vacías.

    Las y los manifestantes que se oponían al gobierno fueron presentados por la prensa liberal como “ciudadanos de clase media bien educados y bien vestidos, que pueden pagar sus impuestos y sus facturas de electricidad, pero demandan la moralización de la vida pública”. Esta distinción ha trazado una línea clara en términos de clase entre las movilizaciones de junio y de febrero, pero esta distinción tiene que ver más con la forma de ver las cosas de los medios liberales que con la realidad concreta. Ya han sido publicado número creciente de artículos con el fin de intentar recordar la importancia y la dignidad de las reivindicaciones expresadas. Algunos muestran incluso cómo la tragedia de las movilizaciones del invierno se transforma en una farsa en verano.

    En febrero, la gente estaba en la calle para protestar contra el aumento rápido de los precios de la electricidad. Este aumento está ligado a la privatización de las empresas de distribución de corriente, parcialmente realizada bajo el gobierno neoliberal “de izquierdas” de Stanishev. Hubo centenares de suicidios, entre ellos siete por inmolación, durante y después de la crisis de las facturas de electricidad, debido a la pobreza y la ausencia de salida para las familias pobres endeudadas. He escrito en otra parte que las demandas de la gente que se manifestaba en todo el país en el frío invierno búlgaro eran bastante confusas y contradictorias. Sin embargo, muchas giraban alrededor de la necesidad de renacionalizar las industrias clave y de emprender un gran proceso de redistribución y de reforzar la igualdad de acceso de todos los ciudadanos y ciudadanas a los bienes y servicios de utilidad pública.

    Realizadas en medio de una crisis más amplia de la representación política, las movilizaciones del invierno no desembocaron en la creación de una alternativa política. Lo que es interesante, pero también alarmante, es que han venido a engordar las filas del electorado de partidos de extrema derecha como ATAKA: partido que sacó un manifiesto de 96 páginas con una retórica estrictamente antineoliberal y crítica de la globalización. En ese programa electoral, llamado el “Plan Siderov”, por el nombre de su presidente Volen Siderov, ATAKA da a veces el aire de ser un partido de izquierda radical. Ya antes de las elecciones Siderov había dicho que Bulgaria tenía necesidad de un Hugo Chávez para superar la crisis. En el Plan, su partido llama a concluir acuerdos de comercio antiamericanos y altermundialistas con los países BRICS como Rusia, China y Brasil. Se han declarado abiertamente contra el neoliberalismo y el fundamentalismo de mercado, en favor de la salida de la UE y de la OTAN, y a favor de denunciar los acuerdos concluidos por el gobierno búlgaro con el FMI y el Banco Mundial. En términos de políticas sociales y económicas, ATAKA ha llamado a crear un Estado de Bienestar con una fuerte regulación estatal, nacionalizaciones, una redistribución de los impuestos suplementarios llevada a cabo por el Estado hacia los sistemas de salud y de guardería para niños. ATAKA ha dicho querer nacionalizar las industrias clave, los bienes y servicios de utilidad pública, crear una compañía aérea nacional y dar la prioridad a las empresas búlgaras en la competencia por la realización de grandes proyectos de infraestructura. Además de su atracción por los países de capitalismo de Estado como Rusia y China, tanto en el plano nacional como internacional, el “Plan Siderov” parece proponer políticas razonablemente progresistas, que ningún partido búlgaro de izquierdas defiende públicamente. Como otros partidos de extrema derecha en la región, tienen el aire de extrema izquierda cuando se posicionan contra el gran capital, pero su voluntad de controlar los recursos naturales del país y el racismo contra las minorías están presentes al menos de forma latente cuando no abiertamente en todos sus programas. En el programa de ATAKA por ejemplo, se prometen subsidios familiares elevados a los padres que hayan hecho estudios cuando el estatuto de estudiante es generalmente privilegio de la mayoría étnica del país. Han propuesto también la creación de una red nacional de sherifs y de grupos locales de vigilancia y autoprotección: se tendría necesidad de ellos en los pueblos étnicamente mixtos, según ellos, no en el centro de Sofía.

    Si la extrema derecha no se ha beneficiado de la última ola de movilizaciones, la derecha liberal ha vuelto al primer plano de la escena. Desde las elecciones, Volen Siderov ha contribuido a destruir, de forma significativa, su imagen y la de ATAKA en los medios. Ha perdido el apoyo de sus electores de la derecha radical, que le han tratado de “turco” y de “comunista” pues es el único diputado que apoya el gobierno PSP-DPS de Oresharski. Siderov y su partido han perdido también sus electores de la derecha centrista, intentando sabotear las movilizaciones de junio por medio de provocaciones y actos violentos. Pero si la posición de la derecha extrema se ha vuelto inestable, la derecha liberal parece reemerger. Las movilizaciones de junio se han concentrado sobre todo en Sofía y en Plovdiv, y han encontrado lo esencial de sus apoyos entre los antiguos electores de la Unión de las Fuerzas Democráticas (SDS). Como las movilizaciones tenían lugar contra el partido “socialista” neoliberal BSP, las reivindicaciones han sido presentadas como “anticomunistas”. Han sido también parcialmente antiturcas a causa de la presencia del DPS:

    No se han oído consignas anticapitalistas ni reivindicaciones en materia de economía. Las movilizaciones eran contra los oligarcas y la mafia, pero favorables a un mercado libre y a un capitalismo “menos oriental”, lo que constituye una posición acrítica sobre la necesidad de Bulgaria de adoptar, como valor supremo, un modelo avanzado de capitalismo, como los países que constituyen el corazón de ese capitalismo, y sin analizar por qué esos mismos países han conocido una ola de movilizaciones antiausteridad desde el invierno griego de 2008. Cuando emergen nuevos rostros en la protesta, como Radan Kanev -el nuevo presidente de los Demócratas por una Bulgaria Fuerte (DSB), partido fundado y mucho tiempo presidido por el antiguo diputado Ivan Kostov, que puso en marcha la mayor parte de las reformas de privatización entre 1997 y 2001-, éstos reclaman la vuelta a una “mayoría de reforma”. Según Kanev, esto permitiría dar un nuevo impulso a los valores de la transición al capitalismo neoliberal, a la democracia liberal, a la ley y el orden. En fin, un grupo de intelectuales liberales acaba de publicar un documento que resume, según ellos, las reivindicaciones de la gente que protesta. Titulado “Carta 2013”, el documento demanda la libertad de información, la reforma del sistema judicial y la puesta en pie de la lucha contra la corrupción. Sin embargo, los autores de la carta, denominada Carta 2013 para hacer eco a la Carta 77 que combatía el socialismo de estado en Checoslovaquia, han repetido el error cometido por los disidentes liberales. Si bien reclaman una mayor papel para la democracia y la sociedad civil, han olvidado formular reivindicaciones y propuestas para poner fin a la crisis económica y la pobreza. En lugar de avanzar en sintonía con los disturbios de febrero, la ola de movilizaciones actuales nos hace remontar hasta los años 1980. Por el momento, la izquierda radical es demasiado reducida y demasiado débil en el país como para ofrecer un proyecto de futuro.

    3/10/2013



    http://www.contretemps.eu/interventions/cercle-vicieux-quelques-remarques-sur-mobilisations-bulgares-%C3%A9t%C3%A9-2013

    Traducción: Faustino Eguberri para VIENTO SUR
    http://vientosur.info/spip.php?article8363


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