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    "¿Nuevos grupos?, ¿nuevas guerrillas?" - artículo de Jorge Lofredo - publicado en La Hora de Oaxaca en julio de 2013

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    pedrocasca
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    Mensaje por pedrocasca Sáb Ago 03, 2013 1:51 pm

    "¿Nuevos grupos?, ¿nuevas guerrillas?"

    artículo de Jorge Lofredo - publicado en La Hora de Oaxaca

    publicado en dos partes en La haine en julio de 2013

    en el Foro se publica en dos mensajes

    La aparición de una guerrilla fantasma a menudo ocurre cuando se produce el crecimiento del movimiento de protesta y sirve para desviar

    Alcanza con una simple mirada hacia los últimos meses para notar el incremento de siglas que se anuncian como revolucionarias, clandestinas y/o armadas. Parecen disímiles e inconexas pero la mayoría de ellas refieren, en algún momento de su comunicación, en forma directa o indirectamente, al Ejército Popular Revolucionario (EPR), respecto a su historia reciente y también su actual circunstancia. Cierto es que para cualquier genuino grupo revolucionario resulta imposible omitir referencia a la masacre de Aguas Blancas y la posterior irrupción del eperrismo en Guerrero, sin embargo ello no alcanza para convalidar el resto del relato con el cual se presentan públicamente.

    —1—

    Un comunicado no basta para descifrar su irrupción. Si bien en la mayoría de los casos la primera dimensión es el texto escrito, también puede contabilizarse a otros grupos que actuaron luego de repartir sus textos pero más aún cuando éste fue el medio para reivindicar una acción precedente. Ambos factores tampoco acreditan legitimidad a cada uno de éstos pues, de inmediato o al poco tiempo, desaparecen y nada vuelve a saberse. Sobre ellos tampoco es posible saber si constituyen experiencias novedosas, ya que no se les conoce públicamente, como tampoco es posible establecer si actuaron previamente bajo otra sigla o con la estrategia explícita de no dar a conocer su identidad ni sus objetivos.

    Condicionada a circunstancias distintas unas de las otras, tras el levantamiento zapatista la aparición de siglas de las cuales no ha vuelto a saberse en alguna nueva ocasión y sin que fuese posible establecer los objetivos reales tras cada anuncio, resultó una constante. Algunos son particularmente llamativos en tanto que otros presentan argumentos insostenibles. A veces contradictorios e incontrastables con alguna otra información, en su mayoría son textos que obligan a creer o no creer sin que exista otra posibilidad de contrastar los dichos, a lo que sólo resta encuadrar sus argumentos en la coyuntura. Por tomar sólo ejemplos más destacados, y excluyendo ex profeso a las células anarquistas, puede enumerarse una lista mínima: entre 2007-2008 se conoció la reivindicación del asesinato del periodista guerrerense Amado Ramírez, ejecutado “por error” por las Brigadas de Insurgencia Revolucionaria; en pleno conflicto oaxaqueño del 2006, una Organización Revolucionaria Armada del Pueblo de Oaxaca (ORAPO) hizo estallar diversos explosivos de baja intensidad en pleno centro de la ciudad; en marzo del 2009, el Movimiento Armado del Norte aseguró haber saboteado y logrado derribar un helicóptero en el cual viajaba un funcionario de Conagua; también en Oaxaca, un Frente Armado del Sur aseguró, semejante al ejemplo anterior mencionado, su responsabilidad por el derribo de otro helicóptero en el que viajaba el ex gobernador de la entidad, Ulises Ruiz. La lista es extensa y los ejemplos abundan y son variados —entre amenazas puntuales, declaraciones de guerra, poniéndole precio a la cabeza de políticos, con listado de próximas víctimas o instituciones consideradas “blancos de próximos atentados”, etcétera— lo que lleva a una primera consideración: este es un espacio amplio, confuso y por tanto posible de ser manipulado, pero además que no puede agotarse en considerar un simple texto como válido aunque haya sido elaborado con sintaxis “revolucionaria”. La conclusión al respecto es que aunque pudiesen éstos ser posibles, oportunos y/o efectistas no alcanza para considerarlos como genuinos. A tal efecto, no debe olvidarse que a lo largo de todo el conflicto oaxaqueño de 2006 se registró la comunicación de siete organizaciones que se declararon guerrilleras, revolucionarias y dispuestas a combatir con las armas en la entidad, mediante comunicados, videos en la sierra y hasta en comentarios de notas publicadas en la red. Aunque todos estos llamados no pueden agruparse con el rótulo de impostura, sobre la mayoría de ellas no ha vuelto a saberse hasta el día de hoy.

    —2—

    Las versiones que circulan acerca de estos grupos son muy disímiles y no todas representan lo mismo como así tampoco pueden contextualizarse bajo el mismo prisma. Vale como ejemplo una denuncia que realizó en agosto del 2003 el Centro Tlachinollan, quien presentó una queja por la detención arbitraria de indígenas acusados del secuestro de un empresario local en Huamuxtitlán y a los que se vinculó con un presunto Ejército Libertador Nacional (ELN) al cual se le consideró desarticulado. Cinco años después, la misma sigla fue involucrada en otros secuestros, pero ahora de alto impacto, a nivel nacional y había logrado extender su zona de operaciones hasta Puebla y Morelos. Finalmente, en el 2010, la misma sigla aunque con una mínima diferencia en su significado (ahora Ejército de Liberación Nacional, aunque igualmente “ELN”) habría sido la responsable del secuestro de Diego Fernández de Cevallos. Las referencias son las mismas: pequeña célula desprendida del EPR y/o del Ejército Revolucionario del Pueblo Insurgente (ERPI), que opera desde el 2002-2003 y que se dedica fundamentalmente al secuestro. No se conoce del ELN ningún texto político o de alguna otra especie.

    Sin embargo, el registro y acopio de los comunicados sirve para contrastar con algunos otros que a futuro puedan presentarse y también para evaluar en un contexto más amplio y general el momento en el cuál éstos deciden comunicar, por lo cual es fundamental considerar todos los aspectos que hacen posible esa actividad. Pero no puede desentenderse que su presentación sirva para enmascarar otras actividades que nada tienen que ver con políticas revolucionarias, que además resulten para efectos de distracción de otras circunstancias o, decididamente, como estrategia contrainsurgente contra grupos revolucionarios genuinos. No obstante, la mayoría de las organizaciones conocidas han confirmado en distintos momentos la posibilidad que existan sectores que aún no dieron a conocer su existencia por motivos internos que refieren a estrategia y táctica. Al respecto, fue el propio EPR quien terminó por confirmar esta posibilidad: en su comunicado del 21 de febrero de 2008 hizo saber que “en el seno de los diferentes sectores sociales […] no han faltado quienes nos han manifestado su disposición a inmolarse heroica y radicalmente contra los instrumentos de la oligarquía, y otros que ya organizados se ponen a disposición esperando órdenes. A los primeros les decimos que es necesario prepararse en la lectura de las experiencias de nuestro lineamiento político para organizar y construir la conciencia anticapitalista y socialista para que esa disposición de combate se reproduzca orgánicamente; a los segundos que mientras se concreta el contacto orgánico a seguir preparando las nuevas fuerzas de la revolución previendo siempre la infiltración, porque hoy a algunos que se dicen revolucionarios ya han sido cooptados por inteligencia militar mexicana y están haciendo un llamado a la unidad a toda costa…”.

    Con referencia a los últimos textos conocidos de nuevas guerrillas, son particularmente notables algunos elementos de los cuales emergen estas denominaciones, o bien lo que a partir de ellos ha sucedido. Al igual que la ORAPO cuando irrumpió en Oaxaca en el momento más álgido de la lucha social que tuvo lugar en la entidad y que luego, vale la reiteración, no ha vuelto a saberse de ella, la misma situación puede entenderse con el Ejército Popular Magonista de Liberación Nacional (EPM-LN), del cual su único texto se ha hecho público para la ocasión previa del primero de diciembre pasado, para la asunción de la nueva administración nacional y enmarcado en un contexto de protesta social extendida en gran parte del territorio nacional. Por supuesto que toda organización clandestina aprovechará estas situaciones para encontrar mayor resonancia de su ideario y razón de ser, pero se vuelve virtualmente imposible enmarcar llamados de esta especie cuando provienen de sitios desconocidos, de los que nadie reconoce actividad previa y, más aún, sin la posibilidad de conocer de antemano sus objetivos. Un ejemplo semejante a este fue el del Comando de Resistencia Urbana Saltillo que, para la misma fecha, aseguró haber llevado a cabo un atentado contra un local del Partido Revolucionario Institucional. Como consecuencia de ello, no resulta posible desentender que su actividad estará teñida de dudas y suspicacias, hasta tanto no demuestren lo contrario. Mientras tanto, argumentos excluyentes tales como “grupos revolucionarios” o “grupos paramilitares” tendrán el mismo valor y servirán para definir una situación sin salida, que sólo podrá ser abordada desde la especulación, el sospechosismo pero sin datos duros ni concretos que sirvan para aclarar la coyuntura.

    —3—

    Continuando con la misma línea de argumento, el caso reciente del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) aparece como ejemplo semejante. Para darse a conocer, eligió una fecha cara para el actual conjunto de organizaciones clandestinas (el aniversario de la masacre de Aguas Blancas) pero destina la mayor parte de su texto a esgrimir una crítica al EPR —que ya no autocrítica pues, según sostienen, ya no forman parte de esa organización— y a terciar en la disputa que pudiese aún existir entre ésta y el ERPI. Lo llamativo es que tras las agrias denuncias, aunque ninguna de ellas resulta desconocida pues utilizan las mismas que ya fueron utilizadas hace más de quince años, el corolario de su primer y único texto hasta el momento es un llamado a la unificación revolucionaria, cuestión que entra en contradicción con todo lo que hubieron de manifestar en el cuerpo del texto.

    A ello cabe agregarle otra situación. El comandante de la novena región militar, Fausto Lozano Espinoza, estableció una comparación entre las autodefensas: las de la Costa Grande de Guerrero están ligadas a grupos criminales, en tanto que las de Costa Chica con la guerrilla, puntualmente el EPR, el ERPI y el recién surgido ERP. Esta puntualización resulta por lo menos extraña ya que, vale recordarlo, todavía hay sectores en las distintas corporaciones de seguridad que no reconocen otros grupos armados más que el EPR y el ERPI y sugieren que el resto son inventos del eperrismo. Más allá aún, este caso se puede asemejar en forma directa con el del EPM-LN por cuanto ambos fueron acreditados como genuinos en forma inmediata a que fueron conocidos sus textos, sin otra argumentación que su anuncio y sin que conste, en forma directa o indirecta, cualquier otro antecedente sobre estas organizaciones.

    Este ejemplo del ERP trae consigo, nuevamente, la idea de que no representa novedad la aparición de un nuevo grupo armado y menos aún en el estado de Guerrero. No obstante, también se revitaliza otra vieja cuestión: no sólo es necesario tener armas sino la decisión de usarlas y por otra parte, y más evidente aún, no todo grupo armado sustenta su accionar en una justificación ideológica. A la guerrilla se la presenta no sólo como descalificación sino también como una divisoria al movimiento social, tanto político para no permitir la unificación de todos los sectores como moral por aquellos involucrados en la lucha social pero que se deslindan de los armados. Pero además es estratégico pues impone en el seno de los inconformes una discusión que no estaba previamente establecida que es la necesidad de diferenciación entre el movimiento social y cualquier forma de actuación a través de las armas. La aparición de una guerrilla fantasma a menudo ocurre cuando se produce el crecimiento del movimiento de protesta y sirve para desviar, precisamente, esa cuestión: la equiparación de fuerzas entre uno y otro contendiente.

    Por lo tanto, cabe agregar que no son organizaciones de largo aliento, lo que significa que no conservan su denominación inicial tras largos períodos ni es posible observar su evolución hacia nuevos nombres y denominaciones, cuestión que bien podría estar enmarcada en una estrategia de seguridad adoptada por el grupo. Finalmente, resta considerar que organizaciones con estas características sólo pueden alcanzar legitimidad por sí mismas, a través de su futura actuación (tanto si las realizan o no y si éstas son funcionales —o no— a los sectores que definieron previamente como “enemigos”) y si son capaces de generar las condiciones objetivas para el pueblo que aducen representar y no exclusivamente para su prisma ideológico. Por lo tanto, palabras y definiciones quedan reducidas exclusivamente a ello y no legitima ninguna otra situación.
     
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    Mensaje por pedrocasca Sáb Ago 03, 2013 1:54 pm

    "¿Nuevos grupos?, ¿nuevas guerrillas?"

    artículo de Jorge Lofredo - publicado en La Hora de Oaxaca

    publicado en dos partes en La haine en julio de 2013

    en el Foro se publica en dos mensajes

    Los distintos anuncios que refieren al surgimiento de nuevos grupos armados generan duda, desconfianza y sospecha
     
    Una mirada retrospectiva a la historia reciente indica que los distintos anuncios que refieren al surgimiento de nuevos grupos armados generan duda, desconfianza y sospecha antes que la posibilidad concreta de enfrentar una nueva vertiente de oposición, disidencia o estrategia revolucionaria. Sin ánimo de reiterar un trabajo anterior (v. “¿Nuevos grupos?, ¿nuevas guerrillas?”, en la página del Centro de Documentación de los Movimientos Armados, http://www.cedema.org/ver.php?id=5747 y http://www.lahaine.org/index.php?p=70623 ), la premisa fundamental que rige al presente es que el peor escenario, en cualquiera de las circunstancias posibles, es el del enemigo invisible, aquel que no se le conoce ni del cual tampoco es posible saber ni admitir su existencia; y ello debido a que la funcionalidad de los textos que presentan, o representan, no aclara el objetivo que procuran alcanzar; ya que para este tipo de organizaciones siempre será necesario e imprescindible que coincidan palabras y hechos.

    Tanto como genuina expresión de inconformidad política-social o como argumento implantado para desviar el eje fundamental de un conflicto en desarrollo y revertirlo en expresión subversiva, esta situación que hoy se presenta puede asumirse desde múltiples lecturas. Una entre otras implica la disparidad de fuerzas entre un poder local y cualquier comunidad, pero esta última apela a una representación armada inexistente para esgrimir un poder que no tiene o que aún no alcanzó a adquirir; otra es que cuente ahora en forma efectiva con ese poder y su anuncio formará parte de la intención en revertir la actual asimetría de poder. Una tercera es que el recurso armado no es tal, pero se reafirma su existencia para dividir a la comunidad o bien para aislarla y así alcanzar a sojuzgarla. Una más refiere a la táctica/estrategia de un grupo armado real que se presenta con diversos nombres bajo obvias cuestiones de seguridad, por un lado, o bien para representar una lógica más extendida de inconformidad social y política, por otro. Para cualquier caso, la referencia es tanto a una comunidad como al movimiento popular, mientras que por grupo armado no debe asimilarse en forma automática a guerrilla sino a todas las demás expresiones que dirimen sus términos exclusivamente a partir del uso de armas. La diferencia entre grupo armado, que apela al terrorismo indiscriminado, y guerrilla es que sólo esta última requiere de argumentos políticos indispensables para justificar su actuación que, y si así no fuese, perderá su condición de tal.

    —1—

    Es posible tomar como primer ejemplo de estos grupos efímeros —aquellos que aparecen y desaparecen en un mismo momento y circunstancia o bien que no pueden sostener a lo largo de tiempo los argumentos con los cuales cobraron vida— a quien, finalmente, no puede ser considerado con estas mismas características. Cuando todavía se desconocía que el Comando Popular Revolucionario La Patria es Primero formaba parte de Tendencia Democrática Revolucionaria (TDR), desprendimiento del Ejército Popular Revolucionario (EPR), se adjudicó el ajusticiamiento —por recurrir a la terminología revolucionaria— de José Rubén Robles Catalán en Acapulco, era poco probable considerar este hecho como parte de una circunstancia que tuviese referencia en un atentado político y, menos aún, con la posibilidad real de que un grupo signado por lo ideológico fuese su autor. Sin embargo, poco tiempo después se darán a conocer los pormenores de su ejecución como así también la lógica impulsada hacia el interior y hacia fuera del movimiento armado mexicano, pues a la víctima se le comprobó (y no sólo por grupos armados) una participación directa en la matanza en Aguas Blancas. Este mismo grupo será, tiempo después, el que se adjudicó otro hecho semejante pero ahora contra Miguel Ángel Mesino, líder de la Organización Campesina de la Sierra Sur y por lo que le valió el mote de paramilitar por parte de esta organización social que, bien vale recordarlo, fue la castigada en aquella masacre.

    Todo esto sirve para estimar a cada anuncio respecto a su genuinidad o no y cuánto tiene que ver la valoración tanto objetiva como subjetiva que se esgrime de sus acciones a futuro; y, además, si éstas tienen lugar o en cambio sólo se continúan a través del silencio o desaparición. No es lo mismo, para el caso, considerar este ejemplo junto a otros que se han ido reproduciendo y tras lo cual no volvieron a ofrecer respuesta ni respaldo a sus primeras y a menudo únicas comunicaciones. No obstante, y volviendo al punto nodal de la cuestión, no significa tampoco que la continuidad de los textos vuelva genuina a una organización: hace falta que sus dichos y hechos establezcan una referencia coherente entre sí y con lo que aducen representar a través de sus párrafos. Por ello, ni uno ni lo otro sirve para desmenuzar la realidad que embarga en sus iniciativas, como así tampoco pueden considerarse idénticas a cada una de ellas aunque las contenga una situación similar. Una simple enumeración —aunque enfrentando el riesgo de no poder alcanzar un listado exhaustivo y menos aún definitivo— ayuda a correr el velo de invisibilidad que las embarga y además para conocer sentar un precedente sobre esta forma de intervención en el escenario político mexicano. Se hace necesario remarcar que corresponde excluir del mismo a los grupos anarquistas, que por lo menos desde 2009 a la fecha han cobrado notoriedad diversa ya que es posible establecer un patrón delimitado acerca de ellos, pues la diversidad de siglas, su inconexión, su actuación en número ilimitado, sus motivaciones y la existencia fugaz determinada de antemano de las células está orientada hacia otros objetivos, los cuales no alcanzan a ser especificados en el presente.

    —2—

    Un breve repaso, a modo de recuento de siglas, alcanza para apuntar el siguiente nomenclador bajo algunos ejes primarios.

    — Repetición de siglas que en apariencia no tienen que ver una con otras: Sumado al caso del ya mencionado ELN, también puede mencionarse al ERS oaxaqueño, que emitió su primer comunicado en 2001, con el guerrerense, cuyo texto se fecha en diciembre de 2009. El primero se denomina Ejército Revolucionario del Sureste a diferencia del último que se llamó del Sur. También, para el caso, vale la mención de la Triple Alianza Guerrillera Indígena Nacional (TAGIN) utilizada en distintas ocasiones y que, más aún, ésta estuvo conformada por distintas organizaciones, en diferentes ocasiones y con fines específicos determinados, pero también disímiles unos de otros. En Oaxaca, se hicieron conocer varios comunicados de FAS, con distinto tenor y en un lapso más prolongado en comparación al resto (entre 2007 y 2012). En una ocasión se denominó Frente Armado del Sur y en otro Fuerzas Armadas del Sur. Lo destacado aquí es que en un mismo comunicado se llamaron a sí mismos en forma indistinta.

    — Siglas contemporáneas semejantes: El caso más notorio fue el de la Organización Revolucionaria Armada del Pueblo de Oaxaca (ORAPO) que en pleno conflicto social detonó unos petardos en el centro de la ciudad, asemejando fonéticamente sus siglas a las de la APPO. Pero también se supo del Comando Jaramillista de la Región Oriente, que apareció en 2004 después que de las acciones político-militares del Comado Jaramillista Morelense, integrante de TDR. En este mismo sentido, se suman los ejemplos del Ejército Revolucionario Insurgente Popular (ERIP), el Ejército de los Pueblos Indios (ERPIS) y el Ejército Justiciero del Pueblo Indefenso (EJPI), todos de notable semejanza con el ERPI, Ejército Revolucionario del Pueblo Insurgente. Junto a ello cabe mencionar el del caso más reciente, ERP (Ejército Revolucionario del Pueblo), que se dice desprendimiento del EPR. Capítulo aparte merece el Ejército Villista de Liberación Nacional (EVLN), que fue utilizado en dos ocasiones distintas (primero en Aguascalientes), pero que después sirvió para provocar la caída de la primera cúpula del ERPI y, además, con el que se prestó a confusión por su parecido con el Ejército Villista Revolucionario del Pueblo, EVRP, ruptura del EPR.

    — Utilización de las mismas figuras históricas: Varios son los grupos que recurren a una misma figura histórica para asumir un posicionamiento público. El caso más destacado es el de Flores Magón. Aparecen así el Ejército Popular Magonista de Liberación Nacional, el Movimiento Armado Revolucionario Ricardo Flores Magón, ambos en el mismo 2012, aunque uno en enero y el otro en diciembre, y donde cada uno señala que se trata del primer comunicado de la respectiva organización. En el caso de la denominación Movimiento Armado Revolucionario vale aclarar que ya hubo de ser utilizada en 2006 en Oaxaca, aunque sin la referencia histórica. Además de ellas, no debe olvidarse a otras organizaciones que no son efímeras, como las Milicias Insurgentes Ricardo Flores Magón, la Unidad Popular Revolucionaria Magonista o el Comando Magonista de Liberación, las cuales estas últimas pertenecen a las estructuras de TDR y, ahora, de la Coordinación Revolucionaria.

    — Recurrencia militarizada: El término Ejército se impone en la mayoría de los casos en lo que refiere a la adopción de un nombre organizativo, al cual refieren en 21 ocasiones sobre un total de 57. En seis veces apelaron a Movimiento, en otras tantas a Comando, cinco veces a Frente y es al menos llamativo que entre las que concitaron apenas dos menciones son Célula y Red, en tanto que una sola refiere a Organización. Por su parte, Revolucionario, Armado, Popular/Pueblo, Liberación, Nacional e Insurgente/Insurgencia son los denominadores comunes en la mayoría de los casos, aun por sobre México/Mexicano o Socialista/Socialismo.

    — Año y lugar de aparición: De cincuenta y siete ejemplos que dan a conocer su primer texto o mencionan su primera acción, puede discriminarse la tabla siguiente: Una en 2013, cuatro en 2012, cuatro en 2011, cuatro en 2010, siete en 2009, cinco en 2008, cinco en 2007, cinco en 2006, tres en 2005, dos en 2004, dos en 2003, ninguno en 2002, dos en 2001, dos en el 2000 y nueve entre 1996 y 1999. No obstante, respecto al lugar de mención, la tabulación establece que el orden es Guerrero, Oaxaca, República Mexicana, Chiapas, estados del norte de la República y no determinados (desde algún lugar, estamos en todos lados, en todo el país y en toda la república son las menciones habituales).

    —3—

    Se corre el riesgo de involucrar en un mismo lugar fenómenos emergentes procedentes de situaciones disímiles; sin embargo, el denominador común es que la totalidad de ellas se presentan como organizaciones armadas revolucionarias. Ahora bien, que no haya vuelto a saberse de ellas, ¿significa que decidieron sumergirse en una clandestinidad estricta o, por el contrario, son inexistentes?; y con estos elementos reunidos, de cualquiera de las dos maneras, ¿es posible considerarlas tales como se presentan a sí mismas? Usadas por el narco, por conflictos pre/poselectorales, en el contexto de conflictos sociales, en la dinámica político-militar, como táctica para marcar bases de organizaciones insurgentes, o por cualquier otra razón, lo cierto es que su aparición siempre generará desconcierto antes que la afirmación por alguna nueva forma de expresión armada.

    Finalmente, y volviendo a lo mencionado más arriba, sólo cuando el reclamo escrito y las acciones que se emprenden en pos de ese objetivo se correspondan íntimamente entre sí y con el contexto en el cual surgen, se disipará toda duda respecto a cada uno de los anuncios que refieren a organizaciones armadas. Mientras tanto, sólo restará un acercamiento a este fenómeno, comparándolo, evaluándolo, conociéndolo y tomando la distancia necesaria para disipar toda duda.
     
    ---fin del mensaje nº 2---Final del texto---

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