Medios de produccion..

El problema tanto del establecimiento de una especia de «oligarquía» y de la cultura «controlada» es que se basa, en sus raíces, en el establecimiento de un Estado, de un poder estatal, soluble de la sociedad, es decir, más independiente de la sociedad de lo que debería ser. En tanto se da la división de Estado y sociedad, de poder y proletariado, aquí reside el problema. Aquí es donde la voz del proletariado no tiene la importancia en el sistema que debería tener y donde surgen los problemas. Entonces, hay dos preguntas: ¿como se origina esta divergencia?, ¿cuál es la alternativa, la solución?

Empiezo por la primera. Las condiciones morales burguesas, capitalistas, de entender el poder se arrastran, se han arrastrado y se arrastrarán, en las primeras fases del socialismo. Es inevitable. Como decía V. I. Lenin es su artículo «La economía y la política en la época de la dictadura del proletariado» publicado en noviembre de 1919 en la revista Pravda, «teóricamente, no hay ninguna duda de que entre el capitalismo y el comunismo existe cierto período de transición. Este período deja de reunir los rasgos o propiedades de ambas formaciones de la economía social, no puede dejar de ser un período de lucha entre el capitalismo agonizante y el comunismo naciente, o en otras palabras: entre el capitalismo vencido, pero no aniquilado , y el comunismo ya nacido, pero muy débil aún». Estas condiciones, estas ideas preconcebidas, de entender el poder como una entidad lejana, extraña, donde éste dirige a la sociedad, donde éste representa a la sociedad, se tienden a utilizar también una vez conquistado el poder por parte de la Revolución. Así pues, la sociedad, la forma de entender la sociedad y el poder, deben ser activamente conscientes del proceso y cambio que se da. Como decía Che Guevara en su artículo «El socialismo y el hombre en Cuba» publicado el marzo de 1965 en la revista Marcha, «la nueva sociedad en formación tiene que competir muy duramente con el pasado». No es puramente cambiar la sociedad des del poder, sino también cambiar el método de poder. La contaminación burguesa, la contaminación perniciosa del poder concentrado, será quizás el elemento más difícil de aborrecer o cambiar en la forma de comprender el mundo de la nueva sociedad.

Una vez aclarado la concentración del poder estatal como fuente de los problemas citados en tus preguntas, procedamos a ver como se pueden evitar o cambiar para mejor. El poder de la sociedad socialista, y aún más de la comunista, debe ser entendido como un poder en base de «funcionamiento por delegados», como un poder anti-poder. En otras palabras, eliminar la casta que ostenta el nombre del poder: ¡debe ser la sociedad la que ostente el poder! Así como en el Estado burgués el poder es de los grandes sujetos económicos, en el Estado proletario el poder es -debe ser- de los trabajadores. ¿Cómo se da ésto? Mediante la estimulación constante de la actitud revolucionaria del pueblo, es decir, crear un ambiente de alerta permanente y de sed de vida de las personas. De esta forma, mediante no el adormecimiento que se da en el Estado burgués -¡ay si el pueblo fuese activo y con el poder!-, sino el despertar regular del pueblo, el poder puede residir en la mejor medida en el pueblo. Ahora bien, ¿cómo se organiza el poder? Antonio Gramsci lo expresó muy claramente en su artículo «Necesidad de la preparación ideológica de la masa» publicado el 1931 en Lo Stato Operaio: «la ocupación pura y simple de las fábricas no resuelve el problema del poder», es decir, «la lucha económica no puede separarse de la lucha política, y ni la una ni la otra pueden ser separadas de la lucha ideológica». En tanto que la lucha económica es una lucha política, y como vemos en el Estado burgués la economía burguesa -el monopolio y grandes corporaciones- tiene el poder, en la etapa socialista el ente económico esencial, eso es el proletariado, debería ser la política. A diferencia del Estado burgués, en el Estado proletario el poder no sería mediante representantes del poder económico -individuos que deciden «por», «en nombre de», los monopolios, en el caso burgués- sino mediante delegados del poder económico -individuos que no deciden, sino transmiten las decisiones del poder económico, el proletariado en el caso del socialismo-. Bajo mi punta de vista, aquí reside verdaderamente el punto central de la cuestión. Así pues, la organización del poder no debería ser estamental, diferenciada entre política y agente económico, sino su mayor verticalidad funcional, su mayor fusión objetiva en una entidad funcional.

¿Qué serían los delegados? ¿De dónde salen y que hacen explícitamente? Los delegados serían esas personas elegidas por cada sector económico, en función de lugar y mediante comunas de trabajadores, que llevarían al encuentro general de los delegados de los distintos sectores económicos los conocimientos, necesidades, requerimientos, preocupaciones, del sector económico concreto, para así lograr la planificación y distribución definitiva de la economía y sociedad general, que debería ser ratificada por las comunas de trabajadores. Así pues, se daría la máxima efectividad directa en la capacidad decisiva de la sociedad y, consecuentemente, el poder en mayúsculas en los trabajadores. Remarco que es de vital importancia que los trabajadores de los distintos sectores sepan, conozcan y sean conscientes que toda decisión de y para su sector tiene su participación activa -individual y colectiva-, para así lograr el mayor grado de avance para el objetivo comunista final. En palabras generales, los delegados no tomarían decisiones sin la propuesta, consenso y aprobación de las comunas de trabajadores del sector económico y lugar del que proceden. Si se lograse exitosamente ésto o se fuera en dirección clara a una situación similar, ¡qué problema para la cultura y la oligarquía habría!, ¡el pueblo sería la voz del pueblo en su mayor natural pluralidad!, ¡se lograría la mayor aplicación real de los gustos, necesidades y aficiones de la gente en su mayor expresión!

Obviamente, para lograr este grado de socialismo hace falta una gran preparación ideológica de las masas trabajadoras, como el título del artículo de Gramsci antes citado, la «necesidad de la preparación ideológica de la masa». Este proceso se debe realizar, eso sí, mediante la acción dirigida por el Partido, mediante la acción revolucionaria, la agitación y la propaganda. (Aquí es donde el socialismo se ha quedado estancado realmente, en líneas generales. El aislamiento de los países socialistas y la falta de la revolución internacional acentúan este proceso, es decir, lo recrudecen en sus formas). A la vez que se logre un grado de consciencia de clase, de consciencia proletaria, ¡no basta aquí la satisfacción! Hace falta activarla constantemente y llevarla a su máxima expresión. Esto es, ni más ni menos, que la situación donde el poder residiría en los ojos, oídos y consciencia de los trabajadores, donde su educación «técnica» e «ideológica» es una necesidad y realidad, tal y como he descrito.

Espero que se haya entendido la esencia del comentario. No basta con poner en manos del Estado los medios de producción, se deben poner explícitamente en manos de los trabajadores, es decir, del puro Estado proletario; fase sin retroceso posible al capitalismo.