Análisis socioeconómico de Aragón recogido en las tesis de la I Conferencia Regional de los CJC[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]En la I Conferencia Regional de los Colectivos de Jóvenes Comunistas (CJC) en Aragón, celebrada el pasado 24 de agosto en Zaragoza, aprobamos unos documentos conferenciales que contenían articulados en torno a un análisis socioeconómico de Aragón desde una perspectiva clasista. Debido al interés que pensamos que este análisis puede tener para el movimiento obrero y popular, reproducimos un extracto para conocimiento general.
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[Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]La economía aragonesa está basada un 20,9% en la industria, un 12,3% en la construcción, un 59% en el sector servicios, un 2,9% en la energía y un 4,3% en la agricultura y la ganadería.
Del valor total de los productos industriales fabricados en Aragón, el 24,17% (4.483.389 miles de euros) corresponde a vehículos de motor o componentes para vehículos de motor, seguido desde lejos por el valor de los servicios de producción de energía eléctrica, con un 6,34% (1.175.790) [1].
Esta cifra denota la importancia fundamental que tiene la fabricación de automóviles en Aragón (especialmente en la provincia de Zaragoza); cuyo núcleo es la planta de General Motors en Figueruelas (con 7.500 trabajadores) y para la cual trabajan más de 65 empresas auxiliares con actividades de producción y servicios externalizados (Johnson Controls, Bosal, Ti Group, Lear, Engelmann, Teleflex, Kendrion, Fagor, Automódulos, Celulosa Fabril, etc.), que emplean a unos 5.500 trabajadoresen Aragón y 14.000 en toda España. [2]
En cifras totales, la industria ocupa a 86.960 trabajadores [3]. Dentro de esta los sectores más importantes son la industria de material de transporte, con 15.739 trabajadores en 2011 [4]; la industria metalúrgica y de fabricación de productos metálicos, con 11.467 trabajadores en 2011 [5]; y la industria de la alimentación, bebidas y tabaco, con 10.503 trabajadores en 2011 [6]. Estas superficies industriales se encuentran ubicadas fundamentalmente en las proximidades de Zaragoza, en el Valle del Ebro, pero también en las cercanías de otras grandes poblaciones de la región.
En el sector de la construcción hay 30.030 trabajadores ocupados [7]. Desde 2009 los trabajadores de construcción han descendido a la mitad, un 47%, siendo entonces 56.634 los trabajadores ocupados en ese sector. La mayoría de estas construcciones estaban agrupadas en Zaragoza, realizadas por constructoras y/o inmobiliarias propiedad de los principales exponentes de la burguesía aragonesa, ligados a la propiedad de la tierra y a los grandes bancos aragoneses (Ibercaja, CAI y Cajalón).
El proyecto de la Expo Zaragoza 2008, las macrourbanizaciones residenciales al sur de Zaragoza (Valdespartera y Arcosur), la plataforma logística PlaZa de 13.117.977 m2 [8], centros comerciales como Puerto Venecia, la construcción de complejos de ocio invernal en el Pirineo (Aramón), el circuito de Motorland en Alcañiz y la intención de albergar en el desierto de Los Monegros el complejo de EuroVegas son muestras de los intereses capitalistas en la construcción.
El sector servicios ocupa a 222.792 trabajadores en Aragón [9]. En 2010, había 92.424 ocupados en el comercio, 34.503 en la hostelería, 29.275 en transporte y almacenamiento, 26.321 en actividades administrativas y 23.430 dentro del grupo de actividades profesionales, científicas y técnicas [10]. Además de Zaragoza, estas actividades se desarrollan en las capitales de comarca y, en concreto con respecto la hostelería, también en zonas turísticas como el Pirineo.
En el sector de la energía, cabe destacar la cifra de producción de energía térmica, proveniente del carbón: un 36,28% del total de la energía producida en 2011, con 1.000 trabajadores empleados [11], reflejo de la latente importancia del sector minero en nuestra región. Tras la energía térmica, se encontraba la energía eólica, con un 21%; la cogeneración (gas natural), con un 17,24%; y la energía hidráulica, con un 10,26%. Este sector ha tenido un amplio desarrollo en los últimos años, sobre todo las denominadas energías verdes.
En el sector agrícola y ganadero hay ocupadas 27.360 personas [12] y emplea la mayoría del territorio aragonés (por extensión, aunque una minoría de la población). En agricultura, según los cultivos en 2012, de un total de 1.252.887 hectáreas cultivadas, un 63% correspondía a cereales, un 14% plantas forrajeras destinadas a la alimentación del ganado, un 8% frutales, un 6% leguminosas, un 4% olivos y un 3% viñedos [13]. La inmensa mayoría de los cultivos son de secano, aunque se observa una tendencia a medio plazo a la igualación con el regadío [14]. La generalidad son pequeñas producciones, normalmente agrupadas en cooperativas, pero también destacan las grandes empresas agrícolas, sobre todo en los sectores más rentables como la producción de vino. En el sector ganadero, en los últimos años destacaban las explotaciones de ganado porcino, seguidas de las granjas de gallinas ponedoras y el ganado ovino [15].
Según estos datos estadísticos, observamos una articulación territorial de Aragón muy desigual. Mientras que la ciudad de Zaragoza y sus alrededores concentran la mayoría de la actividad industrial, de construcción y de servicios, el resto del territorio aragonés concentra la producción agrícola y ganadera. Solo hay excepciones en las capitales de provincia (Huesca y Teruel), además de localidades como Calatayud, Barbastro, Monzón, Ejea de los Caballeros, Alcañiz, Fraga, Jaca, Tarazona y Sabiñáningo, que no por casualidad son las localidades más habitadas del territorio [16]. Además podríamos añadir las comarcas de Andorra–Sierra de Arcos y el Bajo Cinca, donde se mantiene la actividad minera con la producción de 1.900.000 de toneladas de carbón al año, un 27,5% del carbón nacional.
El peso de los sectores económicos en cada localidad o comarca nos ofrece una idea cercana de la composición de clase en cada una de ellas.
La única salida de la burguesía a la crisis es mediante la elevación de la explotación obrera
Las medidas tomadas por la burguesía para la recuperación de la tasa de ganancia y la salida de la crisis estructural del capitalismo, se están aplicando en Aragón de igual manera que en el resto de territorios del Estado, existiendo una leve autonomía en aquellas cuestiones que competen al Gobierno de Aragón, como la sanidad y la educación.
Desde octubre de 2008, 131.567 trabajadores aragoneses se han visto afectados por Expedientes de Regulación de Empleo (ERE) [17], facilitados por las sucesivas contrarreformas laborales aprobadas desde el gobierno central. En el segundo trimestre de 2013, había 412.410 trabajadores asalariados con ocupación y 139.930 en paro [18]. De 2012 a 2013 la clase obrera industrial sufrió una reducción del 15,1% y los trabajadores del sector servicios una reducción del 3% anual (la primera reducción desde 2011). [19]
Estos datos evidencian la destrucción de fuerzas productivas como vía de salida de la burguesía a una crisis generada por la sobreproducción de mercancías debido al funcionamiento anárquico, no planificado, de la economía capitalista. El aumento del número de parados también influye a la baja en el precio de la fuerza de trabajo, en los salarios, al elevar la competencia en la contratación.
Así es que el coste salarial total por trabajador y mes se haya reducido un 2% en el primer trimestre de 2013 con respecto al año anterior [20], una tendencia generalizada que se observa a partir del segundo trimestre de 2010. Desde el último trimestre de 2008, cuando el coste salarial por mes era de 1.918,22 euros [21], la clase obrera ha perdido 262,24 euros al mes por la realización de su trabajo, hasta situarse en los 1.655,98 euros actuales [22] (reducción del 13,68%).
En contraposición, el Índice de Precios al Consumo (IPC) desde el último trimestre de 2008 se ha reducido solamente un 3,07% [23], lo que supone una diferencia de 10,6 puntos porcentuales entre el descenso del precio de la fuerza de trabajo y el coste de reproducción de la misma. Esta es una evidencia empírica de que el precio de la fuerza de trabajo se está reduciendo hasta el límite de no alcanzar si quiera su reproducción, es decir, los ingresos salariales de la clase trabajadora no alcanzan ni para su mantenimiento. Esto –si se prolonga– conduce inevitablemente al hambre, a la mendicidad e incluso a la muerte.
Si el caso de la clase trabajadora en su conjunto es grave, aún más gravedad tiene el caso concreto de la juventud trabajadora.
El paro forzoso mantiene desocupados a 5.930 jóvenes de entre 16 y 19 años, situando la tasa de paro en este rango de edad en un 86,80% (solo 900 trabajan) [24]. El número de jóvenes en paro de entre 20 a 24 años es de 16.890, con una tasa del 46,45% (trabajan 19.480) [25]. Entre 25 y 29 años el número de jóvenes en paro es de 24.810, suponiendo una tasa del 37,55% (trabajan 41.270) [26]. En cómputo general hay 61.650 jóvenes ocupados y 47.630 jóvenes parados [27], sin contar con 70.980 estudiantes [28], en su mayoría jóvenes, considerados por las estadísticas como población inactiva y que engrosarían estos datos. La tasa de paro oficial es del 43,58% . [29]
De entre el total de jóvenes ocupados, la inmensa mayoría, 55.190 sobre 61.650 (el 89,52%), son jóvenes trabajadores asalariados [30]. Apenas 6.460 jóvenes en Aragón son empleadores [31], la gran parte autónomos o pequeños burgueses condenados a la proletarización. Esto nos permite formar la estructura de clases de la juventud aragonesa, con un peso fundamental de la juventud trabajadora.
Además, un 61% de estos jóvenes trabajadores asalariados lo hace en empleos temporales [32], con una duración escasa que no les permite desarrollar una economía propia para una elevación progresiva del nivel de vida. El salario mensual medio en Aragón en 2009 era de 863 para los jóvenes trabajadores de 16 a 19 años, de 1039 para aquellos entre 20 y 24 años y de 1281 para los mayores de 25 hasta los 30 años. [33] En los últimos años habrá descendido aún más, siempre con una diferencia entre hombre y mujer de un 20%.
Cabe destacar también la cantidad de jóvenes que se encuentran en contratos de prácticas. Las prácticas laborales se remuneran con menos del 60% del total establecido en convenio colectivo, sin alcanzar el Salario Medio Interprofesional (654,30€/mes). En 2012, de los 5.525 contratos de prácticas laborales que se firmaron en Aragón, solo 286 se convirtieron en contratos indefinidos (menos del 5%) [34]. Por otro lado están los contratos de prácticas no laborales, sin remuneración alguna ni cotización a la Seguridad Social, de los cuales no se disponen datos.
De esta manera la emancipación de los jóvenes se pospone a más allá de los 30 años. En 2010 solo el 28,25% de los jóvenes aragoneses se habían emancipado [35] , lo cual también desplaza la edad del primer matrimonio a los 32,66 años en hombres y 30,24 años en mujeres (2008) [36]; así como la edad media de la madre al tener el primer hijo a los 30,37 años [37]. La mayoría de los jóvenes emancipados viven mediante pago de alquiler o hipoteca, viéndose desplazados a barrios de la periferia, de nueva construcción, como Valdespartera, Parque Venecia o Arcosur.
La desigual estructuración territorial de Aragón también se refleja en la proporción de jóvenes en cada comarca. En el Distrito Comarcal de Zaragoza se encuentra el 57,2% de la juventud aragonesa, es decir, más de la mitad de los jóvenes de todo Aragón. A continuación le siguen las comarcas de Hoya de Huesca (5%), Comunidad de Teruel (3,7%), Comunidad de Calatayud (3%), Valdejalón (2,4%), Cinco Villas (2,4%), Bajo Aragón (2,3%) y Ribera Alta del Ebro (2,1%). Por debajo del 2% encontramos el resto de comarcas, llegando a extremos como la comarca de Campo de Belchite (0,2%) o Maestrazgo, Albarracín y Daroca (0,3%) [38].
El número de jóvenes inmigrantes también es significativo en algunas comarcas, destacando Valdejalón (34%), Bajo Aragón-Caspe (31%), Comunidad de Calatayud (32,34%), Campo de Cariñena (39,14%), Jiloca (30,12%) y Gúdar-Javalambre (34,26%) [39]. Entre las nacionalidades de inmigrantes más abundantes en nuestro territorio, destacan rumanos (39,20% del total), marroquíes (10,85%), ecuatorianos (4,24%), búlgaros (3,64%), colombianos (3,63%), argelinos (3,38%) y chinos (2,54%) [40]. Por lo general, mientras que rumanos, ecuatorianos, búlgaros y colombianos integran la clase obrera, marroquíes, argelinos y chinos pasan a integrar la pequeña burguesía.
La mayoría de los jóvenes trabajadores aragoneses están empleados en el sector servicios, fundamentalmente en la hostelería y el comercio, aunque también destaca el sector del telemarketing, con amplia implantación en Aragón.
Con respecto al estudiantado aragonés, en el curso 2012/2013 se matricularon 210.699 dentro del régimen general de enseñanza no universitaria: 51.495 en educación infantil, 75.9468 en primaria, 47.578 en secundaria, 16.114 en bachiller, 8.907 en grado medio, 8.398 en grado superior, 2.313 en Programas de Cualificación Profesional Inicial (PCPI) y 929 en educación especial. De los 896 centros de enseñanza reglamentarios, 626 eran públicos y 270 privados [41]. Desde el 2008/2009 se ha experimentado un crecimiento de 2.810 alumnos en Formación Profesional (un 15,09%).
En la enseñanza universitaria presencial se matricularon 32.397 estudiantes en el curso 2011/2012, de los cuales 1.505 pertenecían a la Universidad privada de San Jorge (situada en Villanueva de Gállego y con un campus en Huesca) y 30.892 alumnos a la Universidad Pública de Zaragoza [42], con campus en las tres capitales de provincia: Huesca (2.990 alumnos), Teruel (1.659 alumnos) y Zaragoza (25.482 alumnos) en el curso 2009/2010, además de La Almunia de Doña Godina (2.537 alumnos en 2006). [43]
Un 48% de los alumnos matriculados en Aragón en el curso 2011/2012 lo hicieron en la rama de Ciencias Sociales y Jurídicas (ADE, Derecho, Economía, Geografía, Educación, Relaciones Laborales, Trabajo Social, Turismo, Periodismo, Psicología…), un 28,8% en Enseñanzas Técnicas (Arquitectura e Ingenierías), un 7,9% en Humanidades (Historia, Filosofía, Bellas Artes, Filología Hispánica, Lenguas Modernas…), un 9,1% en Ciencias de la Salud (Enfermería, Medicina, Fisioterapia, Nutrición, Veterinaria…) y un 6,1% en Ciencias Experimentales (Física, Química, Geología, Matemáticas, Óptica…) . [44]
El estudiantado de extracción obrera y popular podemos encontrarlo más frecuentemente en la Enseñanza Secundaria de carácter público y en los diversos programas de Formación Profesional (PCPI, Grado Medio y Grado Superior), especialmente en aquellos destinados a la realización de actividades industriales. Previsiblemente, muchos de estos alumnos terminarán trabajando en la fabricación de componentes para el automóvil para alguna de la General Motors o alguna de las empresas auxiliares del automóvil.
Además, por primera vez, los alumnos de FP en Grado Superior tendrán que pagar tasas para acceder a la formación: 35 euros por módulo formativo, aproximadamente 245 por curso completo.
Una medida de la burguesía para destinar fondos públicos a la tasa de ganancia del capital y restringir el acceso de la juventud de extracción obrera y popular a la educación.
En la universidad pública encontraremos estudiantes de extracción obrera y popular en la universidad pública. La composición mayoritaria de la Universidad de Zaragoza es de hijos de trabajadores empleados en actividades intelectuales, tales como la administración (pública o privada) o la propia enseñanza, además de aristocracia obrera (cuadros técnicos y administrativos) y pequeña burguesía. El porcentaje de estudiantes con familia de extracción obrera es más reducido.
Para el curso 2013/2014, la matrícula ordinaria en la Universidad de Zaragoza oscila entre 13,50€ y 25,32€ por crédito [45], habiéndose elevado un 3,6% desde el pasado curso. [46]
En otro orden de cuestiones, podemos observar cómo el Gobierno de Aragón ha iniciado el proceso de privatización de los servicios sanitarios: cierre de consultorios en el Casco Histórico, clausura de servicios en centros como el Grande Covián [47], en el hospital de Barbastro o en el hospital de Huesca, la construcción de un hospital de capital público-privado en Alcañiz, reducción general de plazas y reducción de oferta, colapso en las urgencias del hospital Miguel Servet de Zaragoza, cierre de servicios durante el verano en centros de especialidades, etc. Estas medidas capitalistas empeoran sustancialmente la calidad de vida de la clase trabajadora y el Pueblo aragonés, especialmente los sectores más vulnerables sanitariamente como los niños, los mayores o personas con patologías crónicas.
Asimismo, la empeoramiento del servicio de transporte urbano e interurbano (reducción de vehículos, líneas y elevación del precio del billete de 1,05 en 2011 a 1,35 en 2013), la subida de la factura eléctrica y el gas, el repago de los medicamentos, la depauperación de las infraestructuras en los barrios obreros, la reducción de la limpieza y la elevación general del coste de los alimentos, la ropa y otros enseres, empeora aún más la situación de una juventud de extracción obrera y popular que obtiene salarios ínfimos o está en paro forzoso.
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