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    [PTD] "Construyamos Democracia para la mayoría": Desamparo

    Red_Saymoc
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    Mensaje por Red_Saymoc Dom Nov 03, 2013 10:22 pm

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    Hasta hace unos años, todo ciudadano de nuestro estado tenía claro que en caso de tener alguna necesidad estaría protegido: si estaba enfermo podía ir al médico gratis, no necesitaba pagar las medicinas más básicas; los hijos podían recibir una educación gratuita que le permitiría llegar a una formación profesional sin costes o a una universidad que podrían llegar a pagar ahorrando un poco, o si no era así, al menos conseguiría una beca para facilitarle el camino; todo el mundo tenía posibilidad de un techo bajo el que refugiarse, si no era con una hipoteca que pagaría en cómodos plazos para tener la casa de sus sueños era como mínimo una vivienda de protección oficial; tras muchos años de dedicación si alguien no tenía posibilidad de seguir trabajando como mínimo tendría pensiones que le permitieran subsistir ya fuera con la prestaciones por desempleo o la misma jubilación; y por supuesto, todos, aunque fuera en el trabajo que más detestasen, tenían una posibilidad de ganarse el pan.

    Pero poco a poco esta seguridad se ha ido desvaneciendo como una ilusión ante nuestros ojos. La realidad, una vez más, ha golpeado de frente y nos ha demostrado que todo aquello que dábamos por sentado ya no existe. En este Estado, cada vez estamos menos protegido, cada vez estamos más desamparados, solo existe una clase de persona que en la actualidad puede estar seguro de que no le faltará nada, aquel que todavía posee mucho dinero.

    Todos estos derechos sociales básicos, cuyo objetivo es que todo el mundo tenga igualdad de oportunidades, los han ido recortando. Están consumiéndolos para destinarlo a otros presupuestos que para ellos son más prioritarios. Vemos como recortan cada vez más en sanidad, educación, transporte, pensiones, vivienda, cultura, etc., pero en cambio se gastan millones de euros en rescatar bancos, financiar el consumo, pagar a más policía, sostener guerras o difundir las multinacionales españolas en otros países.

    El dinero público surge de los bolsillos de todos los ciudadanos, pero la realidad es que el peso de esos ingresos cae sobre la mayoría, sobre los que, con el sudor de nuestra frente, pagamos los impuestos tanto a la hora de comprar como a la hora de cobrar. El estado se queda con parte de nuestro dinero, supuestamente, para luego retribuirnos con la protección del conjunto de la sociedad.

    La realidad es que  los españoles generamos suficiente riqueza para que todas y todos tengamos nuestras necesidades básicas cubiertas, no somos un país pobre, poseemos el decimotercer PIB más grande del mundo, es decir, somos el número trece en la economía global. Pero la mayoría de esa fortuna que generamos se queda en los beneficios de los grandes banqueros y empresarios, la que no, se la lleva el Estado. El problema es que  los presupuestos estatales los elaboran aquellos políticos que trabajan para los hombres y mujeres de negocios, por lo tanto, ese dinero siempre va a mirar por sus intereses, es decir, los intereses de una minoría privilegiada que únicamente buscan el máximo beneficio para ellos.

    Muchos pensarán que, si esto es así, es un problema de gestión de presupuestos, pero no hay nada más lejos de la realidad. El problema viene de la estructura social que se ha creado, donde ellos lo controlan todo y nosotros nada, donde ellos están dispuestos a expoliarnos y dejarnos morir con tal de ganar cada vez más dinero porque si no lo hacen se convertirán en uno de nosotros y se verían igual de desprotegido. Las consecuencias de sus acciones han sido claras, y su intencionalidad es cada vez más patente.

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    Podemos empezar hablando de la educación, el ámbito más agredido en los últimos veinte años. No solo nos hemos enfrentado a un ataque constante  de distintas leyes que, progresivamente, han ido devaluando la calidad educativa, desde la LOGSE hasta la actualidad; sino que  la nueva ley (LOMCE), además, profundiza en diferentes aspectos esenciales para la elitización de la educación siguiendo el rastro dejado por el Plan Bolonia. Esta ley segregadora  pretende crear capas en la educación, primero, en base a su riqueza, y segundo, a sus capacidades intelectuales. Los que tienen dinero indiferentemente de sus facilidades para el estudio tendrán una educación decente en colegios privados y concertados que se puedan pagar, los que no, pues o tienen unas capacidades y condiciones muy buenas o la nueva ley les fuerza a alejarse todo lo posible de una carrera universitaria. Si a esto le sumamos la subida impagable de tasas universitarias, la reducción de becas y la dedicación plena que impide combinar estudio y trabajo, cada vez menos personas del pueblo podrán acceder a una educación superior,  quedándose únicamente para unos privilegiados, es decir, únicamente aquellos que ya tienen dinero, podrán acceder a trabajos muy cualificados, mientras que los demás, aquellos que hemos nacido pobres, tendremos que conformarnos con lo que nos toque, con suerte ahorrar para poder estudiar una FP que nos permita hacer un trabajo más cualificado, o en su defecto irnos a la cola del paro con catorce o dieciséis años sin ningún tipo de garantía.

    Realmente existen medios para que todos los estudiantes que así lo deseen vayan a la universidad, hay aulas, hay profesores, hay residencias, hay bibliotecas, hay laboratorios y hay dinero. Es obvio que una sociedad donde haya un nivel más alto de educación, es una sociedad donde todos viviremos mejor. Pero en estos tiempos, es mucho mejor para esa minoría que los conocimientos y la riqueza queden para ellos, para que  aquellos que menos tenemos podamos seguir siendo su mano de obra barata y dominada . Si reducir el presupuesto de la educación pública dejando colegios e institutos sin medios, si alejar a la población de la educación lastra la sociedad llevando a miles de personas a la pobreza y la marginación, les da igual, ellos siguen teniendo beneficios.

    Con la sanidad sucede algo muy parecido, desde hace unos diez años ha empezado un proceso de privatización. A nivel práctico esto se traduce en dejar la gestión de los centros públicos en manos privadas y reducir el personal de clínicas y hospitales. El problema surge de que una gestión privada busca el lucro y no la asistencia, un hospital privado va a mirar más por lo que puede ahorrar para rentabilizar el dinero que le da el Estado que en atender a los pacientes con los mejores medios. Si puede ahorrarse en personal, recursos y tiempo de tratamiento, lo hará, al fin y al cabo no está ahí para cubrir una necesidad de todos, está ahí para ganar dinero. Obviamente una vez más, esto a ellos no les afecta, ellos van a sus médicos privados que les tratan de lujo, pero aquellos que no tenemos para ostentaciones, debemos conformarnos con los esfuerzos de esos trabajadores sanitarios de la gestión privada que con sus pocos recursos y con mucho suerte nos harán estar lejos del hospital un tiempo.

    Pero sin lugar a dudas quienes peor lo pasan son los ancianos, aquellos que más lo necesitan, ellos han cotizado durante años para tener una jubilación lo más cómoda posible, pero en lugar de eso, no solo no pueden disfrutar de una atención decente, sino que ahora les obligan a pagar parte de los medicamentos. Por si fuera poco le congelan las pensiones mientras el coste de vida continua subiendo. ¿Qué sucede con todo ese dinero que han dado al Estado? ¿Cómo se les retribuye? Siendo  los peor tratados, a pesar de ser sin lugar a dudas los que más deberíamos cuidar.

    Pero el peor drama que estamos viviendo son los desahucios. Miles de personas engañadas para hipotecarse se encuentran ahora sin poder pagar la deuda a causa de la crisis. Esto tiene como consecuencia, que el banco le quite la casa y además le mantenga gran parte de la deuda. Es decir le deja sin hogar y continua apretando el cuello para extraerle todo el jugo. Pero hay una ironía en todo esto, hay miles de casa vacías en España, espacios que nadie aprovecha, pero en cambio estas personas se quedan en la calle. El Estado no solo les obliga a pagar la deuda al banco sino que además no le asegura ningún tipo de vivienda cuando al igual que otros derechos sociales, el derecho a una vivienda digna está incluso reconocido en la constitución. Esas casas vacías, fruto de la especulación que ha sido el último desencadenante de esta crisis, podrían dejárselas de forma gratuita, pero los bancos quieren recuperar parte del dinero que perdieron cuando consiguieron reventar la burbuja inmobiliario, y las empresas que tiene esas casas terminadas y vacías, prefieren tenerlas en stock de cara a venderlas en un futuro. Vamos, prefieren dejar a familias sin hogar, que perder su margen de beneficio, al fin y al cabo, la ley está de su parte.

    Si a todo esto le sumamos la situación laboral con millones de parados; las pequeñas empresas y autónomos que se arruinan o malviven al rebajar los precios; los trabajadores precarios sin ningún tipo de seguridad; o  los despidos masivos justificados únicamente en que las grandes empresas creen que no ganar más que antes es ganar poco; nos damos cuenta que ya no hay seguridad, que la mayoría ni siquiera tenemos un mínimo de dinero que nos dé una forma de vida digna y muchos menos podamos pagarnos aquellas cuestiones que para los que mandan son caprichos de la plebe pero para cualquier sociedad son esenciales para desarrollarse: la cultura y el ocio. Cada vez se reduce más el ámbito de la vida pública que nos permite desarrollarnos intelectual y socialmente, sus precios se ven desbordado, y los impuestos los suben cada vez más. Una vez más, en lugar de financiar aquello que nos hace avanzar como sociedad, nos impiden acceder a ello.

    ¿Hacia dónde nos encaminan?

    Desde que empezó la crisis han tenido la excusa necesaria para seguir avanzando en este modelo de sociedad mucho más rentable para el mundo empresarial. Atrás queda el lastre del estado de Bienestar que, con el objetivo de mantenerse estables en la Guerra Fría, reducía su margen de beneficio.

    Las leyes de educación han ido demostrando ir cada vez a peor y las próximas serán cada vez más caras, si queremos tener una educación decente, nos obligarán a pagar más: material escolar, actividades extraescolares e incluso asignaturas esenciales, las tasas para estudios avanzados seguirán creciendo y la calidad de la educación, destinada objetivamente a la rentabilidad económica, irá reduciéndose cada vez más aumentando la cantidad de técnicos y reduciendo el número de intelectuales.

    Lo más probable es que el modelo mixto de concertada, igual que se ha fomentado en la educación, crezca en la sanidad, al fin y al cabo es lo que más rentable le sale a las empresas, reducen gastos y se llevan enormes beneficios proveniente del Estado. De cara a unos años la mayoría de los hospitales serán de gestión privada y nos veremos obligados a sufrir los mismos defectos que tenía hasta ahora la seguridad social pero además con un peor servicio. Seguirá enfermando y muriendo gente por la negligencia de estos gestores.

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    Dentro de poco tendremos una fuerte reforma de las pensiones, la tendencia que ha marcado la Unión Europea está cada vez más clara, ir acabando con la jubilación pagada por el Estado y empezar a trabajar en los planes de pensiones privados, de bancos y aseguradoras. El objetivo es que vayamos pagando nuestra jubilación e incluso nuestro paro en base a una cantidad de dinero que nos extraigan mensualmente para entidades privadas que luego podrán usar ese dinero para jugar en inversiones, que como en el caso de Bankia puede suponer un dinero que finalmente no se invierta en nosotros o que si la entidad cierra, nos deje sin nada. El resto de pensiones irán enfocadas en esa misma dirección de tal manera que poco a poco la seguridad social vaya desapareciendo.

    En cuanto a la vivienda su intención es la misma, no solo quitándole su casa a la gente, sino obligándoles a pagar, aunque esto no termina de salir rentable a los banqueros, pues en realidad es dinero que puede ser que no consigan. El objetivo es que la persona devuelva la deuda completa sin tener en cuenta que se estimó en un momento de especulación y burbuja,  es muy posible que, debido a la fuerte movilización liderada por la Plataforma de Afectados por la Hipoteca, haya concesiones como aplazamientos del pago con una subida de intereses o el rescate de viviendas por el Estado que les de dinero público en lugar de privado, pero la clave de sus acciones no variará.

    Finalmente es obvio que esta situación de inseguridad laboral se mantendrá después de la crisis; los actuales modelos de contrato, la presión del gran comercio sobre el pequeño, irán llevándonos a las filas del paro y a tener cada vez menos dinero. La Unión Europea presiona para aumentar la flexibilidad laboral y en dar prioridad a las “competitivas” grandes multinacionales a costa del pequeño propietario y el autónomo. Por lo que cada vez tendremos que esforzarnos más para conseguir tener una mínima calidad de vida. Por descontado, podemos dar por supuesto que si no tenemos para comer mucho menos tendremos para cultura, deporte y ocio.

    ¿Qué proponemos ante esta situación?

    No se puede tolerar la situación a la que nos encaminan. Nuestra sociedad no puede aguantar la depauperización del conjunto de la población que, a largo plazo, incluso irá en contra de sus intereses, ya que no podremos consumir ni pagaremos impuestos, teniendo como consecuencia un crecimiento de la marginación y una agudización de próximas crisis. ¿Qué pasará cuando no podamos pagar los medicamentos? ¿O cuando los niños tengan que dejar los estudios a los catorce años? ¿Y si no tenemos un lugar donde vivir? El coste social será enorme.

    Por lo tanto, establecemos unas condiciones sin las cuales ninguna sociedad puede seguir avanzando. Reducción de los presupuestos destinados a la represión de los ciudadanos y a las guerras imperialistas, eliminación del dinero gastado en la promoción de multinacionales en el extranjero. Desaparición inmediata del IVA, aumento de los impuestos a las grandes fortunas, a las transacciones financieras y a los artículo de lujo. De tal manera que pueda haber una inversión mucho mayor en los derechos del conjunto de la sociedad.

    Para el desarrollo de nuestra sociedad es imprescindible una educación completamente gratuita en todas las etapas de aprendizaje desde preescolar hasta la universidad. Es necesario que el conjunto de la sociedad se asegure de que todo el mundo tenga derecho a estudiar hasta alcanzar un título superior, para ello es necesario un control democrático de todos los centros de estudios, debiéndose aprobar toda reforma educativa a través del debate colectivo y aprobación democrática de toda la sociedad mientras que los planes de estudios deberán se adaptados por la comunidad educativa incluyendo a profesores, madres, padres y alumnos. Los planes de estudios deben ser escogidos mirando por el beneficio de la mayoría de la sociedad, no para el beneficio económico de nadie.

    Todo tratamiento sanitario y todo medicamento debe ser gratuito. La sanidad es cara, pero la riqueza de todo el país es capaz de mantener sano a la mayoría de la sociedad. Deberá ser una sanidad enfocada a la prevención más que a la curación, una sanidad donde las inversiones de tiempo y dinero aseguren la mayor salud y longevidad a las personas. Como mínimo habrá un médico por cada ciento cincuenta personas con el respectivo personal sanitario y el suficiente equipamiento. Para asegurar el desarrollo de la medicina, todos los hospitales, la industria farmacéutica y de tecnología médica se gestionará desde el Estado al ser considera un sector estratégico para la sociedad. El control de todos los centros relacionados con la sanidad serán gestionado por los trabajadores como mayores expertos en el tema, tomando las decisiones democráticamente y apoyándose en un consejo consultor de ciudadanos.

    Inmediatamente se condonará todo la deuda hipotecaria a todos aquellos que hayan pagado el coste que tuvo construir la casa y no el coste por la que se vendió. En el caso de que todavía le quede por pagar, si no es capaz de mantenerla, la casa debe ser adquirida por el estado pagando la diferencia que quede hasta este punto y encargándose de mantener un alquiler social a los propietarios para que puedan seguir conservando su hogar. Todas las propiedades en manos de los bancos también deben ser adquirida a razón del mismo precio y convertidas en viviendas públicas con un alquiler social, entendiendo este como un pago mensual que rentabilice el coste de la casa para el Estado,  teniendo en cuenta las condiciones individuales de cada personas y siendo flexible en los pagos según las necesidades.

    El estado será encargado de desarrollar empleo público a través de la nacionalización de toda empresa y banco que se declare en quiebra y el desarrollo estatal de la industria. Las nuevas empresas pasarán a tener una gestión democrática de los trabajadores quienes tomaran todas las decisiones respecto a su desarrollo. Los beneficios de este tejido empresarial pasarán a servir a la necesidad de la sanidad, la educación, la vivienda. Con ellos se desarrollará un sistema de transporte público eficaz y gratuito, de tal manera que podamos acceder a cualquier lugar sin problema. Así mismo se promocionará la cultura, el deporte y el ocio sano fundamentado en el desarrollo físico, intelectual y social de las personas.

    Obviamente todas estas medidas chocarán directamente con la forma que tiene el capitalismo y los capitalistas de actuar, pero de ahí la necesidad de un control verdaderamente democrático, desde la base, de la economía y de la política, que asegure que ninguno de los que se están aprovechando de nosotros pueda volver a hacerlo. Este cambio en la sociedad es la única manera de sentirnos protegido, que el conjunto de la sociedad controle la economía y la política, sin ello, siempre estaremos desamparados.

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