Reflexión de Leonor Massanet.
No me gusta ni comprendo a qué viene que, en pocos años, nos hayan cambiado nuestras costumbres y cultura en las fiestas como el día de todos los santos. Toda la vida había sido un día en el que recordamos a las personas queridas y nos regalaban rosarios de dulces deliciosos... Son preciosos y buenísimos. Hay de muchos tipos según la pastelería donde se compren y cada familia tiene sus preferencias. Al día siguiente las personas creyentes llevan flores al cementerio.
¿Por qué ahora hay que olvidar nuestras costumbres y sin comerlo ni beberlo hemos de ver en colegios, TV y medios, esto que llaman el Halloween con la que no me siento en absoluta unida como si quieren que celebre una fiesta india o china o rusa?. Serán preciosas y es agradable conocer pero NO obligar en este proceso de aculturización al que estamos siendo sometidos por la sociedad de consumo USA. El Halloween es una fiesta yanki y no comprendo cómo queremos defender nuestra lengua o nuestros particularismos frente a Madrid, y luego nos dejamos arrasar por EEUU.
PS: El origen de Haloween se ubica en Irlanda, si bien en la actualidad es un patrimonio subcultural estadounidense, subcultural porque está enfocado al negocio y al bárbaro consumismo enajenador de mentes. Nosotros añadimos que los carnavales se celebran en febrero, no en noviembre.