Cientificos detectan vida extraterrestre en el Antartida
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El detector del laboratorio IceCube, ubicado bajo el hielo antártico, consiguió por primera vez registrar neutrinos de alta energía de origen extraterrestre, un tipo de partícula subatómica de naturaleza extremadamente esquiva.
La dificultad de su detección estriba en que prácticamente no tienen masa y apenas interaccionan con la materia, por lo que los miles de millones de neutrinos que cada segundo bombardean cada centímetro cuadrado de la Tierra no dejan ningún rastro de su paso.
Sin embargo, la mayoría de los neutrinos que llegan a nuestro planeta proceden del Sol o de la atmósfera, y solo unos pocos, los de mayor energía, se originan en rincones remotos de nuestra galaxia o aún más lejos. Estos sólo han sido detectados en una ocasión, en 1987, gracias a la explosión de la supernova cercana 1987A.
“Ahora disponemos de la sensibilidad para observar estos eventos. Después de ver cientos de miles de neutrinos atmosféricos, por fin hemos encontrado algo diferente”, señala Francis Halzen, profesor de física de la UW-Madison e investigador principal del IceCube.
“Esta es la primera indicación de neutrinos de muy alta energía procedentes del exterior de nuestro Sistema Solar, con energías más de un millón de veces superiores a los detectados en 1987 en conexión con una supernova observada en la Gran Nube de Magallanes”, resume el científico. “Es gratificante ver por fin lo que hemos estado buscando. Este es el amanecer de una nueva era para la astronomía”.
Los resultados preliminares se presentaron el pasado 15 de mayo en el Simposio de Astrofísica de Partículas del IceCube en la UW-Madison, y se publican hoy en Science mediante un resumen que se amplía en un artículo más extenso disponible en la web de la revista.
Los neutrinos de altas energías se originan en objetos espaciales galácticos o extragalácticos que emiten potentes rayos cósmicos. Cuando en estas fuentes los protones y núcleos acelerados interaccionan con el gas y la luz, se producen otras partículas cuya desintegración emite neutrinos.
Los neutrinos, puesto que carecen de carga, pueden moverse libremente y en línea recta sin que nada los desvíe. Tal es su inmunidad que los neutrinos de 1987A alcanzaron la Tierra tres horas antes de que lo hiciera la luz de la supernova.
La dificultad de su detección estriba en que prácticamente no tienen masa y apenas interaccionan con la materia, por lo que los miles de millones de neutrinos que cada segundo bombardean cada centímetro cuadrado de la Tierra no dejan ningún rastro de su paso.
Sin embargo, la mayoría de los neutrinos que llegan a nuestro planeta proceden del Sol o de la atmósfera, y solo unos pocos, los de mayor energía, se originan en rincones remotos de nuestra galaxia o aún más lejos. Estos sólo han sido detectados en una ocasión, en 1987, gracias a la explosión de la supernova cercana 1987A.
“Ahora disponemos de la sensibilidad para observar estos eventos. Después de ver cientos de miles de neutrinos atmosféricos, por fin hemos encontrado algo diferente”, señala Francis Halzen, profesor de física de la UW-Madison e investigador principal del IceCube.
“Esta es la primera indicación de neutrinos de muy alta energía procedentes del exterior de nuestro Sistema Solar, con energías más de un millón de veces superiores a los detectados en 1987 en conexión con una supernova observada en la Gran Nube de Magallanes”, resume el científico. “Es gratificante ver por fin lo que hemos estado buscando. Este es el amanecer de una nueva era para la astronomía”.
Los resultados preliminares se presentaron el pasado 15 de mayo en el Simposio de Astrofísica de Partículas del IceCube en la UW-Madison, y se publican hoy en Science mediante un resumen que se amplía en un artículo más extenso disponible en la web de la revista.
Los neutrinos de altas energías se originan en objetos espaciales galácticos o extragalácticos que emiten potentes rayos cósmicos. Cuando en estas fuentes los protones y núcleos acelerados interaccionan con el gas y la luz, se producen otras partículas cuya desintegración emite neutrinos.
Los neutrinos, puesto que carecen de carga, pueden moverse libremente y en línea recta sin que nada los desvíe. Tal es su inmunidad que los neutrinos de 1987A alcanzaron la Tierra tres horas antes de que lo hiciera la luz de la supernova.