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El pasado 20 de noviembre se desarrolló a nivel estatal una jornada de huelga estudiantil con motivo de la aprobación de la Ley Orgánica de Mejora de la Calidad Educativa en el Senado. Una ley que, lejos de ser la “Ley Wert” o la “Ley del PP” es, como caracterizamos desde el PCPE y los CJC, la reforma educativa de la burguesía, de los empresarios y de los banqueros, la ley de un capitalismo en crisis estructural que, en la búsqueda de nuevos mercados para recomponer su tasa de ganancia, ha puesto sus garras en la educación pública.
Secundando la jornada de huelga, la tarde del 19 de noviembre los y las estudiantes de la Universidad Miguel Hernández de Elche organizados en el Sindicato de Estudiantes Miguel Hernández (SEMH) y en el Colectivo Libertario, con el apoyo de los compañeros y compañeras del Sindicato de Estudiantes Independiente (SEI) y del colectivo Vinalopó Antifeixista, decidieron realizar una asamblea en el edificio Altabix del campus de Elche donde se trató un único punto: trasladar la asamblea y el encierro al edificio Rectorado y Consejo Social.
Más de una treintena de estudiantes y demás compañeros y compañeras, se trasladaron al Rectorado para llevar a cabo la asamblea y posterior encierro. En ella debatieron en torno a la libertad de asociación, al derecho a huelga de los y las estudiantes (no reconocidos en la normativa interna de la UMH) y sobre el “no posicionamiento” del rector respecto a la agresión fascista perpetrada por ocho neonazis en el piquete informativo que los y las estudiantes organizaron la pasada huelga educativa del 24 de octubre. Entre sus reivindicaciones también incluían el mantenimiento de las becas Erasmus, su oposición a la subida brutal de las tasas y el fraccionamiento del pago de matrícula en cinco plazos.
La noche transcurrió con normalidad y en las primeras horas de la mañana los trabajadores y trabajadoras de la universidad, a los que se dejó fichar pero no acceder al edificio, se acercaron al piquete para informase sobre los motivos del encierro. Funcionariado, personal de administración y servicio de limpieza, la gran mayoría mostró su solidaridad con los y las estudiantes, leían las reivindicaciones en un documento colocado en la entrada y los animaban a continuar con el encierro, a defender sus derechos y a luchar por la educación pública.
A las 8:30h aparecía el vicerrector de estudiantes y deportes con una misión clara, desalojar el edificio y acabar con el encierro. Amenazó con avisar a la policía y abrir expedientes disciplinarios sino se cedía a sus peticiones. Poco le importaban las reivindicaciones que los y las estudiantes le trasladaron, ni libertad de asociación, ni derecho a huelga; o se disolvía el piquete y se ponía fin al encierro, o la policía tomaba el edificio para echar a la juventud combativa. En una muestra práctica de conciencia, unión y organización, los y las estudiantes en lucha decidieron continuar con el encierro, las posibles represalias tanto policiales como académicas no les amedrentaron.
A las 9:00h, por orden expresa del rector, diez agentes de la policía nacional se acercaron a la cabecera del piquete informativo. En plan “conciliador”, uno de los agentes dio dos alternativas: o desalojaban el edificio “por las buenas, voluntariamente” o lo hacían “por las malas”. El policía “mediador” les amenazó con detenciones y multas por alterar el orden público, desacato a la autoridad y coacción, llegando a decir literalmente: “Yo no estoy aquí para defender vuestros derechos, estoy aquí para desalojaros”. Mientras, cuarenta agentes más del Cuerpo Nacional de Policía, la mayoría ataviados con armas de fuego, porras y cizallas, aguardaban fuera para tomar el Rectorado en cualquier momento. Haciendo un balance rápido de la situación y viendo la desventaja con que contaba el piquete se decidió finalizar con el encierro en Rectorado.
Los primeros en acceder al edificio fueron los policías, del orden de cuarenta a cincuenta agentes del CNP se aseguraron de tener controlados a los y las estudiantes, empujándolos hacia la pared con la excusa de “facilitar el tránsito de las personas”. El último en entrar fue el rector, Jesús Tadeo Pastor Ciurana, escoltado por una decena de agentes al grito estudiantil de: “¡Libertad de expresión, libertad de asociación!”. Tras esto, de nuevo, por orden expresa del rector, el edificio fue definitivamente tomado por la policía que empezó a identificar uno a uno a los y las estudiantes que participaron en el encierro. Mientras, en el parking, continuaban agolpados un gran número de agentes y furgones policiales. Las identificaciones se saldaron sin detenciones, a la espera de posibles represalias tanto a nivel académico (en forma de expedientes disciplinarios), como administrativo (en forma de multas).
Una cosa está clara, contra los elementos más conscientes entre los y las estudiantes, contra quien día a día lucha para defender los intereses del estudiantado, contra quien se moviliza en pos de conseguir una educación al servicio del pueblo trabajador y de la clase obrera, la receta del rector de la UMH es hacer uso de la violencia institucional vía intimidación policial. Además, se asegura la obtención de una lista “negra” con los nombres y apellidos de los y las estudiantes que luchan, y continuarán luchando, por el reconocimiento de la libertad de asociación y del derecho a huelga estudiantil en la universidad.
Nos preguntamos de qué lado de la barricada se hubiese puesto Miguel Hernández, poeta al que la universidad que lleva su nombre abstrae de su condición de comunista, republicano y antifascista: ¿Del de los y las estudiantes que defienden sus derechos y su universidad pública; o del de los que conciben esta como una empresa, y no dudan en blindarla policialmente para proteger sus privilegios? Nosotros y nosotras lo tenemos claro y por eso le decimos al rector: Jesús, nosotros y nosotras y no tú seguimos el ejemplo de Miguel; nosotros y nosotras somos los hijos y las hijas de Miguel y vamos a luchar por lo que es nuestro, de nuestra clase, la clase obrera.
Como dijo Lenin: “solo transformando radicalmente la enseñanza y la educación de la juventud se conseguirá que el fruto de los esfuerzos de la joven generación sea la creación de una sociedad que no se parezca a la antigua”. Luchemos por esa educación, luchemos por esa sociedad.
Por el socialismo-comunismo.
Por un movimiento estudiantil de clase y combativo.
¡Libertad de expresión, libertad de asociación!
PCPE-Elx y CJC-Elx
21 de noviembre de 2013
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El pasado 20 de noviembre se desarrolló a nivel estatal una jornada de huelga estudiantil con motivo de la aprobación de la Ley Orgánica de Mejora de la Calidad Educativa en el Senado. Una ley que, lejos de ser la “Ley Wert” o la “Ley del PP” es, como caracterizamos desde el PCPE y los CJC, la reforma educativa de la burguesía, de los empresarios y de los banqueros, la ley de un capitalismo en crisis estructural que, en la búsqueda de nuevos mercados para recomponer su tasa de ganancia, ha puesto sus garras en la educación pública.
Secundando la jornada de huelga, la tarde del 19 de noviembre los y las estudiantes de la Universidad Miguel Hernández de Elche organizados en el Sindicato de Estudiantes Miguel Hernández (SEMH) y en el Colectivo Libertario, con el apoyo de los compañeros y compañeras del Sindicato de Estudiantes Independiente (SEI) y del colectivo Vinalopó Antifeixista, decidieron realizar una asamblea en el edificio Altabix del campus de Elche donde se trató un único punto: trasladar la asamblea y el encierro al edificio Rectorado y Consejo Social.
Más de una treintena de estudiantes y demás compañeros y compañeras, se trasladaron al Rectorado para llevar a cabo la asamblea y posterior encierro. En ella debatieron en torno a la libertad de asociación, al derecho a huelga de los y las estudiantes (no reconocidos en la normativa interna de la UMH) y sobre el “no posicionamiento” del rector respecto a la agresión fascista perpetrada por ocho neonazis en el piquete informativo que los y las estudiantes organizaron la pasada huelga educativa del 24 de octubre. Entre sus reivindicaciones también incluían el mantenimiento de las becas Erasmus, su oposición a la subida brutal de las tasas y el fraccionamiento del pago de matrícula en cinco plazos.
La noche transcurrió con normalidad y en las primeras horas de la mañana los trabajadores y trabajadoras de la universidad, a los que se dejó fichar pero no acceder al edificio, se acercaron al piquete para informase sobre los motivos del encierro. Funcionariado, personal de administración y servicio de limpieza, la gran mayoría mostró su solidaridad con los y las estudiantes, leían las reivindicaciones en un documento colocado en la entrada y los animaban a continuar con el encierro, a defender sus derechos y a luchar por la educación pública.
A las 8:30h aparecía el vicerrector de estudiantes y deportes con una misión clara, desalojar el edificio y acabar con el encierro. Amenazó con avisar a la policía y abrir expedientes disciplinarios sino se cedía a sus peticiones. Poco le importaban las reivindicaciones que los y las estudiantes le trasladaron, ni libertad de asociación, ni derecho a huelga; o se disolvía el piquete y se ponía fin al encierro, o la policía tomaba el edificio para echar a la juventud combativa. En una muestra práctica de conciencia, unión y organización, los y las estudiantes en lucha decidieron continuar con el encierro, las posibles represalias tanto policiales como académicas no les amedrentaron.
A las 9:00h, por orden expresa del rector, diez agentes de la policía nacional se acercaron a la cabecera del piquete informativo. En plan “conciliador”, uno de los agentes dio dos alternativas: o desalojaban el edificio “por las buenas, voluntariamente” o lo hacían “por las malas”. El policía “mediador” les amenazó con detenciones y multas por alterar el orden público, desacato a la autoridad y coacción, llegando a decir literalmente: “Yo no estoy aquí para defender vuestros derechos, estoy aquí para desalojaros”. Mientras, cuarenta agentes más del Cuerpo Nacional de Policía, la mayoría ataviados con armas de fuego, porras y cizallas, aguardaban fuera para tomar el Rectorado en cualquier momento. Haciendo un balance rápido de la situación y viendo la desventaja con que contaba el piquete se decidió finalizar con el encierro en Rectorado.
Los primeros en acceder al edificio fueron los policías, del orden de cuarenta a cincuenta agentes del CNP se aseguraron de tener controlados a los y las estudiantes, empujándolos hacia la pared con la excusa de “facilitar el tránsito de las personas”. El último en entrar fue el rector, Jesús Tadeo Pastor Ciurana, escoltado por una decena de agentes al grito estudiantil de: “¡Libertad de expresión, libertad de asociación!”. Tras esto, de nuevo, por orden expresa del rector, el edificio fue definitivamente tomado por la policía que empezó a identificar uno a uno a los y las estudiantes que participaron en el encierro. Mientras, en el parking, continuaban agolpados un gran número de agentes y furgones policiales. Las identificaciones se saldaron sin detenciones, a la espera de posibles represalias tanto a nivel académico (en forma de expedientes disciplinarios), como administrativo (en forma de multas).
Una cosa está clara, contra los elementos más conscientes entre los y las estudiantes, contra quien día a día lucha para defender los intereses del estudiantado, contra quien se moviliza en pos de conseguir una educación al servicio del pueblo trabajador y de la clase obrera, la receta del rector de la UMH es hacer uso de la violencia institucional vía intimidación policial. Además, se asegura la obtención de una lista “negra” con los nombres y apellidos de los y las estudiantes que luchan, y continuarán luchando, por el reconocimiento de la libertad de asociación y del derecho a huelga estudiantil en la universidad.
Nos preguntamos de qué lado de la barricada se hubiese puesto Miguel Hernández, poeta al que la universidad que lleva su nombre abstrae de su condición de comunista, republicano y antifascista: ¿Del de los y las estudiantes que defienden sus derechos y su universidad pública; o del de los que conciben esta como una empresa, y no dudan en blindarla policialmente para proteger sus privilegios? Nosotros y nosotras lo tenemos claro y por eso le decimos al rector: Jesús, nosotros y nosotras y no tú seguimos el ejemplo de Miguel; nosotros y nosotras somos los hijos y las hijas de Miguel y vamos a luchar por lo que es nuestro, de nuestra clase, la clase obrera.
Como dijo Lenin: “solo transformando radicalmente la enseñanza y la educación de la juventud se conseguirá que el fruto de los esfuerzos de la joven generación sea la creación de una sociedad que no se parezca a la antigua”. Luchemos por esa educación, luchemos por esa sociedad.
Por el socialismo-comunismo.
Por un movimiento estudiantil de clase y combativo.
¡Libertad de expresión, libertad de asociación!
PCPE-Elx y CJC-Elx
21 de noviembre de 2013
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