"En el mercado libre es natural la victoria del fuerte y legítima la aniquilación del débil. Así se eleva el racismo a la categoría de doctrina económica." Eduardo Galeano
1) Los orígenes de una Europa racista
En épocas de crisis, sin duda alguna todos sabemos y hemos visto a lo largo de la historia como los diversos gobiernos tienden a agitar sin dudarlo si quiera, al fantasma de la inmigración como la de la gran amenaza contra el bienestar del pueblo.
En el caso de la Unión Europea, la tendencia racista, xenófoba y discriminatoria, sin embargo, ha devenido como una seña de identidad de esta institución de forma natural desde sus mismos inicios y cimientos a lo largo de la historia reciente. Se ha construido Europa sobre la base de la preeminencia de lo nativo y del rechazo, y escepticismo de todo lo que venga de fuera, de todo lo que se intuya o huela a inmigración.
A pesar de ello, las elites burguesas del estado español, conjuntamente con la burguesía europea, no se cansan en recalcar los beneficios positivos para todos que tiene no solo la integración en la llama comunidad europea, sino también las ventajas de tratar constantemente de liderar este proceso que, lejos de positivo, progresivo o democrático, ha tenido históricamente un gran poso y un oscuro pasado ( y presente) marcado por los valores ultra consumistas, capitalistas, religiosos, racistas y profundamente anticomunistas. Ya vemos, pues, que entienden las elites con la "Europa de todas y todos", obviamente, de todas y todos los más ricos y pudientes.
Para ello, nos bastan simplemente los grandes hitos de la UE, que han sido aprobados de forma oficial o extraoficial, para darnos cuenta de la línea política profundamente reaccionaria de esta construcción europea, como la constitución europea, o las leyes de inmigración, fomentadas desde la UE y los sectores más afines a ella.
En este sentido, vemos claramente que la constitución europea, que ya en su día tiraron abajo franceses y holandeses (aunque de poco les valió), ha resultado ser el mayor fracaso de la construcción europea desde la época de Winston Churchill y sus “Estados Unidos de Europa” que ahora, irónicamente, se está empezando a resucitar especialmente desde el año 2003.
Aparte de fomentar la sumisión al organismo central, todo el continente advirtió las alarmantes orientaciones neoliberales, copiando un modelo similar a los EE.UU. pero precisamente para combatirlo y hacerle competencia, aparte de fomentar la inestabilidad y precariedad laboral, o el militarismo estatal, que además tanto en el caso del Tratado Europeo de 2004 como en Lisboa 2007-2008, para seguir con las buenas tradiciones europeas, ha sido impuesto autoritaria y dictatorialmente a los europeos, en este último caso sin consultarles (ya comprobaron las elites europeas en 2004 los peligros que tenia eso de consultarle a su propio pueblo).
Y para colofón reconociendo, textualmente, “la herencia religiosa de Europa” con el mensaje indirecto que ello ha supuesto siempre a los pueblos o personas ajenas a la herencia religiosa (es decir, cristiana) del continente, lo cual nos acerca históricamente al gran inspirador y antecedente de la construcción europea, el señor Richard Coudenhove-Kalergi, del que, según parece se inspiraron a la hora de redefinir teórica, política y económicamente los marcos de su unidad europea.
Sombrío personaje que impulso y potencio la creación de la unidad europea en los años 20, funda una asociación elitista, xenófoba y ultra cristiana a raíz de la publicación de su libro mas celebre, “Paneuropa” en 1923. Este miembro de la alta sociedad austriaca proponía ya en 1923 una unidad europea basado en las ideas de que:
” La meta indicada es la unidad de una Europa cristiana, libre de nihilismo, ateísmo y el inmoral consumismo”, con cuatro pilares básicos, fundamentales e incuestionables; liberalismo, cristianismo, responsabilidad común y europeísmo, cuyo actual dirigente es el heredero de la casa de Habsburgo.
Aun hoy en día, esta asociación germen de la actual UE y uno de sus más importantes valedores, sigue dando, a su manera, la bienvenida a la integración europea a aquellas personas provenientes de otras culturas y religiones cuando afirma en su programa:
“A pesar de la positiva caída de la dominación del comunismo sobre la mitad del continente, la unión aun no está satisfecha con la situación actual. El cristianismo es el alma de Europa. Nuestra misión está caracterizada por la imagen cristiana del hombre. Basándose en los valores comunitarios europeos, nos oponemos a todas las tendencias que tiendan a erosionar esta fuerza moral e intelectual de Europa”.
No obstante, y por si esto fuera poco, encontramos en Winston Churchill a otro gran inspirador de la utópica e idílica unidad europea de la que bebe actualmente la UE.
Político que, entre otras grandes aportaciones a la humanidad neoliberal, fue la de acuñar y difundir mundialmente en 1946 su famoso “telón de acero” que dividía, entendámonos, a la “Europa legitima, liberal y cristiana” de la “Europa roja” influenciada por la URSS y el ateísmo que, como hemos visto, es una herencia clara de Kalergi.
Además de todo ello y por si fuera poco, en estos últimos años tras el fin de la II Guerra Mundial, hemos podido ver como esta Europa, que ya nacía castrada en cuestiones de igualdad y tolerancia, se agravaba aun mas al crear un polo claramente superior y dirigente que ha venido controlando el continente con mano de hierro, liderado por Alemania, que se ha ido colando como una potencia hegemónica a nivel económico y militar en Europa y una autentica líder de la OTAN y del FMI, el brazo político y militar de la burguesía capitalista europea y occidental, lo cual ha dado lugar ya en estas dos últimas décadas a una recuperación sin límites del imperialismo, el nacionalismo y el belicismo, surgiendo posturas favorables a una hegemonía excluyente y racista nórdica, en la llamada “Kerneuropa”, (concepto creado en 1994 por parte del líder derechista Wolfgang Schäuble), es decir, la Europa económica y militarmente más fuerte, protagonizada por el ya famoso “eje franco-alemán” que ha sido especialmente poderoso y notorio durante el gobierno Merkel-Sarkozy, es decir, la materialización de la hegemonía elitista europea.
2) La continuación y ampliación de los ideales racistas hoy en día
Estos ideales, reaccionarios, excluyentes y extremistas que acompañaron en la gestación y fundación de la actual Unión Europea y que con la evolución social creíamos abandonada, retorna en el tratado constitucional europeo de 2004, en las leyes migratorias o en las constantes negativas que la UE ofrece a la posible incorporación de Turquía (un estado de raíz musulmana) al entorno europeo.
Y es que, ya lo decía en su momento en el entonces obispo y luego pontífice católico Benedicto XVI en el periódico francés Le Figaro en el año 2004, donde se afirmaba en su rechazo a la integración de Turquía:
“...por ser Europa un continente de indudables raíces cristianas, donde no tendría cabida un estado musulmán que siempre ha rivalizado y guerreado con el continente europeo”, mofándose, además, del carácter salvaje y bélico de lo oriental, musulmán y turco.
Como vemos, desde siempre, la Europa blanca, nórdica y cristiana se ha mostrado escéptica con la presencia inmigrante en su territorio y como posteriormente veremos, ha hecho todo lo posible para, a través de la intimidación y criminalización, disuadir a los inmigrantes a venir a Europa.
Ello sin contar la oposición que siguiendo a esto ofrece los restos que quedan dispersos del grupo parlamentario de extrema derecha “Identidad, Tradición, Soberanía” formado en 2007, y el cual señalaba las maravillas de la superior civilización occidental cristiana, blanca y antisemita, y que fue disuelto ese mismo año por tendencias racistas entre sus propios miembros.
Este grupo, espejo y ejemplo de la Europa intolerante y racista, tiene hoy su continuidad en el partido “Alianza Europea de Movimientos Nacionales”, formado en 2009 con los mismos ideales ultraderechistas y racistas del anterior, y del que forman parte algunos de los más destacados partidos ultraderechistas con europarlamentarios, tales como el británico British National Party (BNP), el húngaro Jobbik, o el Front National francés.
El complemento a esta ofensiva ultraderechistas y racista a nivel europeo lo pone el euro grupo “Europa de la Libertad y la Democracia”, grupo político del Parlamento Europeo constituido tras las elecciones europeas de 2009, que está integrado por 32 diputados europeos, y que defiende postulados ultraderechistas y euroescépticos, y que está formado por otros de los más destacados partidos ultraderechistas con representación europarlamentaria, tales como el Partido Popular Danés, Verdaderos Finlandeses, Liga Norte de Italia, LAOS de Grecia, o el UKIP británico.
Entre las bases políticas de este grupo, que constituye un poderoso lobby de presión racista en la UE la hora, sobretodo, de tomar decisiones tendentes a las políticas de inmigración, están el fortalecimiento de la cultura cristiana occidental, el reconocimiento de la familia tradicional cristiana y sus valores, o el apoyo a la OTAN, así como, obviamente una restricción de la inmigración en el continente europeo.
Nuevamente, curioso que los dos grandes voceros del poder europeo, el papado y el parlamento cuenten con lobbies de presión ultraderechistas, para así seguir preservando los valores raciales y discriminatorios, lo cual queda perfectamente combinado con las políticas ultra liberales y conservadores del parlamento europeo que, obviamente, ni se plantea un modelo alternativo .
Pero aquí no para la cosa, obviamente. Una vez señalado que la herencia socio-cultural exclusivamente cristiana y blanca parece imponerse desde sus más tiernos orígenes en la UE, también debemos señalar otros aspectos de rabiosa (e indignante) actualidad en la UE. Tal y como muchos esperábamos desde hacia tiempo, la UE ha ido aumentando en esta última década cada vez mas y claramente influenciado por los partidos anteriormente mencionados, peligrosos pasos hacia el racismo y la xenofobia contra los inmigrantes.
3) Una legislación represiva
A lo largo de esta última década, el parlamento europeo ha aprobado una serie de medidas, leyes y políticas más que cuestionables en lo relacionado a calificarlas de democráticas y que cruzan más que de sobra la línea de demarcación del racismo y la xenofobia. Unas leyes que en mucho se acercan a las leyes y políticas raciales que, en pleno III Reich aprobara la Alemania nazi de Adolf Hitler contra la población judía.
La veda de estas políticas la abrió en el año 2003 el proyecto EURODAC, cuyas raíces vienen ya desde 1999 y que constituye un sistema de control de refugiados, a los cuales se les controla las huellas dactilares y se les aplica un control de localización en todo el continente.
Según esta medida, a los inmigrantes extra-comunitarios solicitantes de asilo e irregulares que cruzan la frontera de más de 14 años de edad, se les toman sus huellas. Las huellas son enviadas en forma digital a una unidad central en la Comisión Europea, y automáticamente se comprueba con otras impresiones sobre la base de datos.
Aunque esta política se justifica por parte de las autoridades europeas como una medida policial en lucha contra los delitos, en realidad supone un claro ataque contra los inmigrantes, presuponiéndoles una actitud delictiva de facto, tal y como hacían los viejos políticos del colonialismo e imperialismo europeo como Rudyard Kipling, Disraeli o Chamberlain.
La segunda medida de criminalización de los inmigrantes la constituye el llamado sistema FRONTEX, agencia de la UE fundada en 2004, encargada de controlar los flujos migratorios y rechazar las llegadas de inmigrantes clandestinos, y sirve como autentica arma de combate de la inmigración indocumentada hacia Europa. Esta agencia, sin embargo, esconde detrás un claro interés de justificar políticas represivas y de control cada día más avanzadas.
FRONTEX funciona a través de una doble vía, como afirma el periodista Matteo Dean:
Primero la fronteriza, a través del uso de 116 barcos, 27 helicópteros, 21 aviones, un cuerpo especial de agentes fronterizos europeos constituido en patrullas de rápida intervención llamados “Rabbit”, y 400 radares móviles en las costas europeas, con el fin de detectar la llega de inmigrantes, y que supone una política escandalosamente llamativa, más propia de la defensa contra un ataque bélico que del control de seres humanos medio muertos y casi famélicos, y que evidencia cuanto ha calado en los gobiernos europeos el mensaje de los partidos ultraderechistas que califican a la inmigración de “invasión masiva”.
Segundo, las atribuciones comunitarias más allá, en los llamados países de tránsito, los del norte y la costa occidental de África, y los de la orilla oriental del Mediterráneo. Estas son propuestas ideadas por el político ingles Tony Blair, con unos procedimientos de regulación fronteriza en países de origen de 3 días, de forma que se establecen controles fronterizos europeos en países africanos, para que quien quiere inmigrar a Europa, se le puede retener en una prisión durante tres días hasta que demuestre legalidad y si no, se le deporta de nuevo.
Unos antecedentes de lo que luego serán los centros CIE en los países de destino, y que suponen una política de criminalización del que, al parecer, es el grave delito de emigrar a otro país.
Otra tercera medida fue aprobada por el parlamento europeo con el nombre de Directiva sobre Definición, aprobada en el 2006, que establece los criterios mínimos para ser reconocido como refugiado o para que se otorguen otras formas de protección internacional en la Unión Europea.
Sin embargo esta directiva, que aparentemente tiene un sentido positivo al dirigir las políticas de protección del refugiado, esconde muchas dobles varas de medir y segundas intenciones obviamente no ocultadas que hacen, al final, bastante inoperativa la medida, salvo de cara a la galería, como todas las políticas europeas: fachada democrática e interior autoritario.
Según la agencia europea de protección al refugiado ACNUR, la Directiva no ha alcanzado estos objetivos. Los informes demuestran claramente que la posibilidad de encontrar protección varía enormemente de un Estado miembro a otro.
En la actualidad, la puesta en práctica de la Directiva presenta grandes divergencias entre los Estados miembros, lo que socava no sólo el objetivo de armonización de la UE, sino también los derechos de las personas necesitadas de protección.
Con esta política, se cataloga a los inmigrantes según el punto de vista parcial de cada país y de cada agencia, y son tratados como auténticos objetos en manos de los directivos europeos que deciden sobre su futuro.
Según ACNUR, además los procedimientos parecen estar basados en una cultura de la incredulidad (que en realidad es una cultura de la criminalización, fomentada por la ultraderecha) según la cual los refugiados abusan del sistema. Ello es una prolongación de las políticas, en general, de que la inmigración abusa del sistema, y que pone en peligro no ya solo al refugiado extra-comunitario, si no a los inmigrantes en general, a los cuales se les contabiliza y clasifica como animales, en vez de tratarse sus casos concretos como personas.
Y todo ello por una cada vez mayor temor de los ciudadanos europeos a la inmigración, que, debido a estas directivas y leyes se tiende cada vez más a tratar como un problema y una amenaza a resolver.
La guinda del pastel la constituye la llamada Directiva del retorno, directiva de la Unión Europea sobre inmigración ilegal aprobada en el 2008. La aprobación se realizó, según el periodista Juan Carlos Rincón, durante un contexto europeo de deriva a la derecha (posturas conservadoras reacias a la inmigración) de los gobiernos nacionales europeos así como de ralentización económica (con crisis hipotecarias, bursátiles, inmobiliarias, escalada del petróleo) que generaban un aumento del paro en la población europea.
La polémica directiva, contempla varias medidas:
Primero, retorno (pretende promover el concepto "retorno voluntario" de los inmigrantes ilegales. Esto consiste en que la persona indocumentada recibe la orden de retorno y deberá abandonar "voluntariamente" el territorio de la unión. Los países pueden elegir el plazo máximo para el "retorno voluntario" en un intervalo de entre 7 y 30 días).
Segundo, retención (transcurrido el plazo llamado de "retorno voluntario", las autoridades podrán dictar "orden de internamiento ", traslado a centros de retención, que luego se materializan en los actuales CIES, donde pueden estar internados un máximo 6 meses que se pueden ampliar a 12 más , 18 meses en total, previo a la repatriación).
Tercero, prohibición (si el inmigrante es expulsado no podrá volver a ningún país de la Unión Europea durante un plazo máximo de 5 años. Las órdenes de retorno voluntario que no se respeten implicarán la prohibición de volver a la UE).
Cuarto, menores (los menores, solos o acompañados, también pueden ser repatriados).
Como vemos, medidas durísimas y de un carácter verdaderamente autoritario y dudosamente compatible con los derechos humanos fundamentales, que no fue, no obstante, motivo para su aplacamiento.
De esta política de retorno son celebres los anuncios y bochornosas campañas promovidos por el entonces gobierno del PSOE de Zapatero en España donde se “animaba” a la población inmigrante latinoamericana a volver a sus países de origen.
La deriva claramente fascista y racista de estas medidas, genero todo un aluvión de críticas internacionales, entre ellas, las más potentes las pronunciadas por los miembros de Mercosur -Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay, con Venezuela en proceso de adhesión- y los asociados -Bolivia, Chile, Ecuador, Perú, Colombia- que escribieron una declaración conjunta en la que manifestaban su rechazo formalmente y reivindicaban los positivos aportes de los emigrantes latinoamericanos a los países europeos.
Del mismo año de esta directiva, destaca el Sistema europeo de vigilancia de fronteras”, llamado EUROSUR, que resulta una mera profundización del sistema FRONTEX, según el cual se privilegia los vehículos de combate no tripulados (drones) para luchar contra la inmigración, en detrimento de las patrullas marinas para salvar vidas. Es decir, una vez más, las medidas de tratamiento de la inmigración se inclinan más al combate bélico, que a la ayuda humanitaria. El problema, pues, se sigue, a medida que pasan los años, tratando desde un punto de vista negativo y problemático, más que desde un punto de vista positivo de integración.
Llama la atención, leyendo todas estas medidas y leyes, que el principal objetivo, en todas ellas, de la UE siempre está el “reducir la inmigración” del territorio europeo, en lugar de luchar por la integración o, en última instancia, de tratar de salvar vidas humanas (que ya hemos visto recientemente en Lampedusa, o en Melilla, como no son verdadera prioridades), que siempre queda como un objetivo secundario.
Máxime cuando Europa pone en peligro con estas directivas militaristas, la vida de los inmigrantes, o mira al final hacia otro lado.
4) Las consecuencias nacionales
Cuáles son las consecuencias de toda esta campaña de leyes y medidas de corte racista, aprobadas en los últimos 10 años por el parlamento europeo?
Indudablemente, la aplicación de una serie de medidas de corte similar en muchos países europeos y que generan que en numerosos países de la UE, ser inmigrante resulta una empresa un tanto peligrosa.
Ejemplos los tenemos por todos lados: En Italia una falta administrativa como la carencia de papeles se convierte en delito; en Francia el partido de Marine Le Pen triunfa en las encuestas gracias a su postura xenófoba y el gobierno trata de no quedarse atrás multiplicando las expulsiones; en Hungría se encarcela y maltrata a los demandantes de asilo político…
Pero es en dos países concretamente, que estas políticas tienen especial calado. En el caso del Reino Unido, el paso que se está dando hacia una política racista de criminalización y persecución del inmigrante viene siendo muy obvio, especialmente desde la subida al poder del gobierno conservador de David Cameron.
En Reino Unido, un país siempre abierto y multirracial, se ha aprobado a mediados del año 2013 una Ley de Inmigración. El programa incluye, entre otras medidas, facilitar la deportación de delincuentes extranjeros, sancionar a los caseros que alquilen viviendas a inmigrantes en situación irregular, así como obligarles a verificar la situación migratoria de sus inquilinos.
Para ello, el médico, antes de atender a un paciente, deberá cerciorarse de que sus papeles están en regla, el casero deberá exigir la documentación antes de alquilar un piso, el sacerdote deberá chequear identidades antes de casar a un extranjero y los bancos ni siquiera podrán abrir una cuenta corriente a quien no disponga de los permisos pertinentes.
La modificación normativa también incluye una obligación para los inmigrantes temporales, como es el caso de los estudiantes foráneos, que ahora tendrán que aportar fondos al Sistema Nacional de Salud, una iniciativa adoptada para prevenir el denominado “turismo sanitario”.
Son algunas de las ideas lanzadas por el Gobierno de Cameron para evitar que los inmigrantes accedan a todo lo que puedan necesitar, en unas medidas que, claramente y según coinciden todos los analistas nacionales e internacionales, es una clara respuesta ante el auge y el empuje del partido xenófobo UKIP, cuyos resultados aumentan cada vez mas y presionan al líder tory.
En este auge del UKIP y de las medidas racistas del gobierno, sin duda alguna, ha influido la prensa británica que, desde hace muchos meses, llevan haciendo una autentica campaña de criminalización de la inmigración en todo el país. En octubre de 2013, el polémico diario ultraconservador The Daily Express (que ya fue acusado en su día de propaganda antisemita), lanzo una polémica portada en la que afirmaba:
“Reino Unido está lleno. Únete a nuestra cruzada para frenar el nuevo flujo de inmigrantes rumanos y búlgaros. Di no a los nuevos inmigrantes europeos”.
Sin embargo, esta actitud del Daily, para muchos marginal, deja de serlo cuando analistas británicos alertan abiertamente de una autentica campaña mediática a gran escala para favorecer a los políticos más racistas del país. En este sentido destaca el artículo del periodista Matthew Goodwin, el cual alertaba en noviembre de 2013 del desproporcionado apoyo mediático al líder racista de UKIP, Nigel Farage. En este articulo, Goodwin afirma:
“Algunos sugieren que una parte importante de los medios de masas tienen un claro interés en dar un balón de oxigeno del líder de UKIP como parte de la campaña de presión contra David Cameron en asuntos tales como la UE, la inmigración o el matrimonio homosexual”.
A todo esto deberíamos añadir que, en un país que siempre ha presumido de ser el paraíso de la tolerancia y de la integración, es el único país de toda la UE que cuenta con dos partidos ultraderechistas con representación europarlamentaria (UKIP, y BNP), este racismo político ha llegado al punto de recibir apoyo institucional cuando en verano de 2013, hasta 6 ayuntamientos de Londres distribuyeron durante semanas propaganda (con anuncios, panfletos, posters e incluso autobuses) en los cuales se intimidaba a la población inmigrante y se la instaba a volver a sus países de origen, con amenazas graficas de detención policial.
Todo ello no ha generado más que un caldo de cultivo perfecto que se evidencia no ya solo en el aumento del apoyo popular británico a partidos racistas, si no en un cada vez más creciente clima de intolerancia y de xenofobia entre el pueblo británico.
Otro país con fuertes tradiciones racistas es, sin duda alguna, España. De todas las leyes y decretos europeos comentados anteriormente, nuestro país ha suscritos todos ellos son dudarlo, especialmente aquellos que, por ser frontera con el continente africano, le afectan directamente, tales como el FRONTEX.
En España ya contamos como antecedente de esta política, una Ley de Extranjería que inicio esta política xenófoba. Aprobada por el gobierno del PP en el año 2000. Una ley que ya inicia la política de criminalización de la inmigración ilegal, a la cual se la niega derechos como el de asociación, sindicación y huelga.
Además, la Ley establece en determinados supuestos, como sanción sustitutiva de la multa, y la expulsión y prohibición de entrada en el territorio español por un plazo de tres a diez años. La expulsión también se prevé como medida sustitutiva de la pena de prisión mínima de seis años.
Como vemos, medidas durísimas aprobadas por un gobierno conservador a tono con la ideología de la Europa del momento.
La ley se vino a completar en nuestro país con la promulgación de la Directiva del retorno del año 2008, en la cual se introduce el caso concreto en el cual:
“ ..transcurrido el plazo llamado de "retorno voluntario", las autoridades podrán dictar "orden de internamiento ", traslado a centros de retención, que luego se materializan en los actuales CIES, donde pueden estar internados un máximo 6 meses que se pueden ampliar a 12 más , 18 meses en total, previo a la repatriación”
Con esta medida se terminaban de apuntalar (pues existían ya desde 1999) los llamados Centro de Internamiento para Extranjeros-CIE, espacios de tránsito entre la detención y la deportación, por el “grave” delito de ser inmigrante ilegal y venir a intentar ganarse la vida. En nuestro país, son tristemente conocidos los de Aluche-Madrid, Algeciras, Barcelona, Málaga, Murcia, Fuerteventura, Las Palmas, Tenerife y Valencia.
Estos centros, funcionan de forma parecida a una prisión, pero sus condiciones son peores que en la mayoría de las cárceles españolas. Son establecimientos de carácter no penitenciario, dependientes del Ministerio del Interior y gestionados por la Dirección General de la Policía, cuyos miembros no solo vigilan la seguridad de los mismos, también hacen las veces de funcionarios de prisiones. Como en una cárcel pero sin serlo, con todo el trato que conlleva.
Según la periodista Maite Garrido:
“La historia de los CIE está plagada de denuncias de vulneraciones de derechos de los migrantes, con una estructura claramente penitenciaria, falta de higiene, el hacinamiento, el trato vejatorio y racista, la falta de asistencia sanitaria o la completa incomunicación con el exterior”.
Como vemos, medidas y leyes acordes a un país que se dice así mismo democrático.
Estas medidas auténticamente racistas, que vienen a completar toda una batería de leyes provenientes de Europa ya de por si carentes de respeto a los derechos humanos más básicos, ha encontrado en los diferentes gobiernos españoles un caldo de cultivo perfecto. Aznar ya introdujo una Ley de Extranjería muy restrictiva en el 2000. Zapatero la complemente en 2008 con la Directiva de Retorno y el afianzamiento de los CIE.
Con el actual gobierno de Rajoy, las medidas no han sido menos duras y han estado, como indica el periodista Antonio Maestre, influenciadas (al igual que en el caso británico) por la presión ejercida en determinadas zonas de nuestro estado, de partidos racistas y ultraderechistas, como España 2000 en Valencia o Plataforma x Catalunya en Cataluña.
Así, el anuncio en octubre de 2013 por parte de delegación del gobierno en Melilla, de volver a instalar las concertinas o cuchillas en las vallas para intentar evitar el acceso a inmigrantes subsaharianos es la última de las medidas tomadas por el gobierno que se encontraban en las exigencias programáticas de los partidos xenófobos.
Estas vallas fueron ya retiradas hace nada menos que 6 años debido a las lesiones físicas irreparables e incluso muertes que ocasionaban estos elementos que evidencian, una vez más, que la política FRONTEX tiende no a salvaguardar la vida humana, sino combatir la inmigración como primer objetivo político.
También vimos como hace meses, otra de las medidas más llamativas en materia de inmigración fue la decisión de la actual Ministra de Sanidad, Ana Mato, de retirar la tarjeta sanitaria a los inmigrantes irregulares para proporcionarles tan solo asistencia de urgencia. La medida incluida en el Real Decreto de abril de 2012 de medidas urgentes para garantizar la sostenibilidad del Sistema Nacional de Salud despojaba a los inmigrantes irregulares de tarjeta sanitaria.
La última de las polémicas medidas que suponen una ofensiva contra la inmigración fue la preparación, en marzo de 2013, del llamado “Anteproyecto de ley de los registros” propuesto por el gobierno de Mariano Rajoy, que expone la necesidad de superar un examen oficial que permita acreditar un grado suficiente del conocimiento del idioma español y de integración en la sociedad española para obtener la nacionalidad española a los inmigrantes, y que supone una autentica traba de intimidación y freno para que los inmigrantes puedan regularizar su estancia permanente en el estado español.
Como vemos, no es ya solo la excusa de la lucha “contra la inmigración ilegal” es también, como hizo Zapatero en 2008 con el “retorno voluntario” o ahora Rajoy con el examen de registros, una política xenófoba de expulsión encubierta de todo tipo de inmigración en nuestro país.
Una política de herencia clara de los partidos xenófobos cuya política ya recomendaba la fundación FAES que fuera copiada por el PP para copar el espacio electoral ultraderechista en nuestro país y evitar así un nuevo partido específicamente fascista en el parlamento español o europeo.
Como conclusión, toda esta ofensiva xenófoba en estos últimos 10 años en la UE no es, para nada, casual.
El cierre de este artículo lo pondré en boca del filósofo Augusto Klappenbach ya que, pienso, resume muy bien lo hablado aquí:
“Es una constante histórica que en situaciones de crisis la gente busca culpables de sus males acudiendo siempre a los distintos. Y aunque nadie en su sano juicio puede echar la culpa de esta crisis a los inmigrantes, resulta rentable acusarlos de dificultar su solución. Derivar la culpa del paro y la saturación de los servicios sociales a los extranjeros constituye un buen recurso para los gobernantes que por una parte evitan que los ciudadanos los miren solo a ellos y por otra recogen votos del sentimiento xenófobo que siempre aumenta en una crisis. Mientras tanto, los mercados financieros y los bancos que los representan quedan en un discreto segundo plano disfrutando de su prerrogativa de haber sido los primeros rescatados de la crisis.
En definitiva, los inmigrantes siempre han sido útiles. En tiempos de bonanza, para ocuparse de trabajos mayoritariamente rechazados por los europeos con sueldos bajos y poca conflictividad laboral. En tiempos de crisis, para asumir la culpa de quitar el trabajo a los nativos y evitar que se mire a los verdaderos responsables. Casi nadie aboga por un ingreso irrestricto de inmigrantes en Europa. Eso implicaría trabajar para que la inmigración no fuera necesaria y nuestros gobernantes no están interesados en dedicar sus energías a plantearse el problema de la miseria en el mundo. Quizás sea inevitable actualmente el control de fronteras, aun cuando haya que señalar la paradoja de esta globalización que admite el libre tránsito de capitales y mercancías y prohíbe el de las personas, utilizando vallas que provocarían la envidia del muro de Berlín. Pero es evidente que las leyes que regulan su estancia en Europa y su aplicación concreta muestran una gran flexibilidad para adaptarse a las conveniencias electorales de los partidos gobernantes antes que responder a las posibilidades reales de integrar a quienes ya viven entre nosotros, tengan papeles o no”.
Dicho queda.
http://nnbes.blogspot.co.uk/2013/11/la-europa-xenofoba.html
1) Los orígenes de una Europa racista
En épocas de crisis, sin duda alguna todos sabemos y hemos visto a lo largo de la historia como los diversos gobiernos tienden a agitar sin dudarlo si quiera, al fantasma de la inmigración como la de la gran amenaza contra el bienestar del pueblo.
En el caso de la Unión Europea, la tendencia racista, xenófoba y discriminatoria, sin embargo, ha devenido como una seña de identidad de esta institución de forma natural desde sus mismos inicios y cimientos a lo largo de la historia reciente. Se ha construido Europa sobre la base de la preeminencia de lo nativo y del rechazo, y escepticismo de todo lo que venga de fuera, de todo lo que se intuya o huela a inmigración.
A pesar de ello, las elites burguesas del estado español, conjuntamente con la burguesía europea, no se cansan en recalcar los beneficios positivos para todos que tiene no solo la integración en la llama comunidad europea, sino también las ventajas de tratar constantemente de liderar este proceso que, lejos de positivo, progresivo o democrático, ha tenido históricamente un gran poso y un oscuro pasado ( y presente) marcado por los valores ultra consumistas, capitalistas, religiosos, racistas y profundamente anticomunistas. Ya vemos, pues, que entienden las elites con la "Europa de todas y todos", obviamente, de todas y todos los más ricos y pudientes.
Para ello, nos bastan simplemente los grandes hitos de la UE, que han sido aprobados de forma oficial o extraoficial, para darnos cuenta de la línea política profundamente reaccionaria de esta construcción europea, como la constitución europea, o las leyes de inmigración, fomentadas desde la UE y los sectores más afines a ella.
En este sentido, vemos claramente que la constitución europea, que ya en su día tiraron abajo franceses y holandeses (aunque de poco les valió), ha resultado ser el mayor fracaso de la construcción europea desde la época de Winston Churchill y sus “Estados Unidos de Europa” que ahora, irónicamente, se está empezando a resucitar especialmente desde el año 2003.
Aparte de fomentar la sumisión al organismo central, todo el continente advirtió las alarmantes orientaciones neoliberales, copiando un modelo similar a los EE.UU. pero precisamente para combatirlo y hacerle competencia, aparte de fomentar la inestabilidad y precariedad laboral, o el militarismo estatal, que además tanto en el caso del Tratado Europeo de 2004 como en Lisboa 2007-2008, para seguir con las buenas tradiciones europeas, ha sido impuesto autoritaria y dictatorialmente a los europeos, en este último caso sin consultarles (ya comprobaron las elites europeas en 2004 los peligros que tenia eso de consultarle a su propio pueblo).
Y para colofón reconociendo, textualmente, “la herencia religiosa de Europa” con el mensaje indirecto que ello ha supuesto siempre a los pueblos o personas ajenas a la herencia religiosa (es decir, cristiana) del continente, lo cual nos acerca históricamente al gran inspirador y antecedente de la construcción europea, el señor Richard Coudenhove-Kalergi, del que, según parece se inspiraron a la hora de redefinir teórica, política y económicamente los marcos de su unidad europea.
Sombrío personaje que impulso y potencio la creación de la unidad europea en los años 20, funda una asociación elitista, xenófoba y ultra cristiana a raíz de la publicación de su libro mas celebre, “Paneuropa” en 1923. Este miembro de la alta sociedad austriaca proponía ya en 1923 una unidad europea basado en las ideas de que:
” La meta indicada es la unidad de una Europa cristiana, libre de nihilismo, ateísmo y el inmoral consumismo”, con cuatro pilares básicos, fundamentales e incuestionables; liberalismo, cristianismo, responsabilidad común y europeísmo, cuyo actual dirigente es el heredero de la casa de Habsburgo.
Aun hoy en día, esta asociación germen de la actual UE y uno de sus más importantes valedores, sigue dando, a su manera, la bienvenida a la integración europea a aquellas personas provenientes de otras culturas y religiones cuando afirma en su programa:
“A pesar de la positiva caída de la dominación del comunismo sobre la mitad del continente, la unión aun no está satisfecha con la situación actual. El cristianismo es el alma de Europa. Nuestra misión está caracterizada por la imagen cristiana del hombre. Basándose en los valores comunitarios europeos, nos oponemos a todas las tendencias que tiendan a erosionar esta fuerza moral e intelectual de Europa”.
No obstante, y por si esto fuera poco, encontramos en Winston Churchill a otro gran inspirador de la utópica e idílica unidad europea de la que bebe actualmente la UE.
Político que, entre otras grandes aportaciones a la humanidad neoliberal, fue la de acuñar y difundir mundialmente en 1946 su famoso “telón de acero” que dividía, entendámonos, a la “Europa legitima, liberal y cristiana” de la “Europa roja” influenciada por la URSS y el ateísmo que, como hemos visto, es una herencia clara de Kalergi.
Además de todo ello y por si fuera poco, en estos últimos años tras el fin de la II Guerra Mundial, hemos podido ver como esta Europa, que ya nacía castrada en cuestiones de igualdad y tolerancia, se agravaba aun mas al crear un polo claramente superior y dirigente que ha venido controlando el continente con mano de hierro, liderado por Alemania, que se ha ido colando como una potencia hegemónica a nivel económico y militar en Europa y una autentica líder de la OTAN y del FMI, el brazo político y militar de la burguesía capitalista europea y occidental, lo cual ha dado lugar ya en estas dos últimas décadas a una recuperación sin límites del imperialismo, el nacionalismo y el belicismo, surgiendo posturas favorables a una hegemonía excluyente y racista nórdica, en la llamada “Kerneuropa”, (concepto creado en 1994 por parte del líder derechista Wolfgang Schäuble), es decir, la Europa económica y militarmente más fuerte, protagonizada por el ya famoso “eje franco-alemán” que ha sido especialmente poderoso y notorio durante el gobierno Merkel-Sarkozy, es decir, la materialización de la hegemonía elitista europea.
2) La continuación y ampliación de los ideales racistas hoy en día
Estos ideales, reaccionarios, excluyentes y extremistas que acompañaron en la gestación y fundación de la actual Unión Europea y que con la evolución social creíamos abandonada, retorna en el tratado constitucional europeo de 2004, en las leyes migratorias o en las constantes negativas que la UE ofrece a la posible incorporación de Turquía (un estado de raíz musulmana) al entorno europeo.
Y es que, ya lo decía en su momento en el entonces obispo y luego pontífice católico Benedicto XVI en el periódico francés Le Figaro en el año 2004, donde se afirmaba en su rechazo a la integración de Turquía:
“...por ser Europa un continente de indudables raíces cristianas, donde no tendría cabida un estado musulmán que siempre ha rivalizado y guerreado con el continente europeo”, mofándose, además, del carácter salvaje y bélico de lo oriental, musulmán y turco.
Como vemos, desde siempre, la Europa blanca, nórdica y cristiana se ha mostrado escéptica con la presencia inmigrante en su territorio y como posteriormente veremos, ha hecho todo lo posible para, a través de la intimidación y criminalización, disuadir a los inmigrantes a venir a Europa.
Ello sin contar la oposición que siguiendo a esto ofrece los restos que quedan dispersos del grupo parlamentario de extrema derecha “Identidad, Tradición, Soberanía” formado en 2007, y el cual señalaba las maravillas de la superior civilización occidental cristiana, blanca y antisemita, y que fue disuelto ese mismo año por tendencias racistas entre sus propios miembros.
Este grupo, espejo y ejemplo de la Europa intolerante y racista, tiene hoy su continuidad en el partido “Alianza Europea de Movimientos Nacionales”, formado en 2009 con los mismos ideales ultraderechistas y racistas del anterior, y del que forman parte algunos de los más destacados partidos ultraderechistas con europarlamentarios, tales como el británico British National Party (BNP), el húngaro Jobbik, o el Front National francés.
El complemento a esta ofensiva ultraderechistas y racista a nivel europeo lo pone el euro grupo “Europa de la Libertad y la Democracia”, grupo político del Parlamento Europeo constituido tras las elecciones europeas de 2009, que está integrado por 32 diputados europeos, y que defiende postulados ultraderechistas y euroescépticos, y que está formado por otros de los más destacados partidos ultraderechistas con representación europarlamentaria, tales como el Partido Popular Danés, Verdaderos Finlandeses, Liga Norte de Italia, LAOS de Grecia, o el UKIP británico.
Entre las bases políticas de este grupo, que constituye un poderoso lobby de presión racista en la UE la hora, sobretodo, de tomar decisiones tendentes a las políticas de inmigración, están el fortalecimiento de la cultura cristiana occidental, el reconocimiento de la familia tradicional cristiana y sus valores, o el apoyo a la OTAN, así como, obviamente una restricción de la inmigración en el continente europeo.
Nuevamente, curioso que los dos grandes voceros del poder europeo, el papado y el parlamento cuenten con lobbies de presión ultraderechistas, para así seguir preservando los valores raciales y discriminatorios, lo cual queda perfectamente combinado con las políticas ultra liberales y conservadores del parlamento europeo que, obviamente, ni se plantea un modelo alternativo .
Pero aquí no para la cosa, obviamente. Una vez señalado que la herencia socio-cultural exclusivamente cristiana y blanca parece imponerse desde sus más tiernos orígenes en la UE, también debemos señalar otros aspectos de rabiosa (e indignante) actualidad en la UE. Tal y como muchos esperábamos desde hacia tiempo, la UE ha ido aumentando en esta última década cada vez mas y claramente influenciado por los partidos anteriormente mencionados, peligrosos pasos hacia el racismo y la xenofobia contra los inmigrantes.
3) Una legislación represiva
A lo largo de esta última década, el parlamento europeo ha aprobado una serie de medidas, leyes y políticas más que cuestionables en lo relacionado a calificarlas de democráticas y que cruzan más que de sobra la línea de demarcación del racismo y la xenofobia. Unas leyes que en mucho se acercan a las leyes y políticas raciales que, en pleno III Reich aprobara la Alemania nazi de Adolf Hitler contra la población judía.
La veda de estas políticas la abrió en el año 2003 el proyecto EURODAC, cuyas raíces vienen ya desde 1999 y que constituye un sistema de control de refugiados, a los cuales se les controla las huellas dactilares y se les aplica un control de localización en todo el continente.
Según esta medida, a los inmigrantes extra-comunitarios solicitantes de asilo e irregulares que cruzan la frontera de más de 14 años de edad, se les toman sus huellas. Las huellas son enviadas en forma digital a una unidad central en la Comisión Europea, y automáticamente se comprueba con otras impresiones sobre la base de datos.
Aunque esta política se justifica por parte de las autoridades europeas como una medida policial en lucha contra los delitos, en realidad supone un claro ataque contra los inmigrantes, presuponiéndoles una actitud delictiva de facto, tal y como hacían los viejos políticos del colonialismo e imperialismo europeo como Rudyard Kipling, Disraeli o Chamberlain.
La segunda medida de criminalización de los inmigrantes la constituye el llamado sistema FRONTEX, agencia de la UE fundada en 2004, encargada de controlar los flujos migratorios y rechazar las llegadas de inmigrantes clandestinos, y sirve como autentica arma de combate de la inmigración indocumentada hacia Europa. Esta agencia, sin embargo, esconde detrás un claro interés de justificar políticas represivas y de control cada día más avanzadas.
FRONTEX funciona a través de una doble vía, como afirma el periodista Matteo Dean:
Primero la fronteriza, a través del uso de 116 barcos, 27 helicópteros, 21 aviones, un cuerpo especial de agentes fronterizos europeos constituido en patrullas de rápida intervención llamados “Rabbit”, y 400 radares móviles en las costas europeas, con el fin de detectar la llega de inmigrantes, y que supone una política escandalosamente llamativa, más propia de la defensa contra un ataque bélico que del control de seres humanos medio muertos y casi famélicos, y que evidencia cuanto ha calado en los gobiernos europeos el mensaje de los partidos ultraderechistas que califican a la inmigración de “invasión masiva”.
Segundo, las atribuciones comunitarias más allá, en los llamados países de tránsito, los del norte y la costa occidental de África, y los de la orilla oriental del Mediterráneo. Estas son propuestas ideadas por el político ingles Tony Blair, con unos procedimientos de regulación fronteriza en países de origen de 3 días, de forma que se establecen controles fronterizos europeos en países africanos, para que quien quiere inmigrar a Europa, se le puede retener en una prisión durante tres días hasta que demuestre legalidad y si no, se le deporta de nuevo.
Unos antecedentes de lo que luego serán los centros CIE en los países de destino, y que suponen una política de criminalización del que, al parecer, es el grave delito de emigrar a otro país.
Otra tercera medida fue aprobada por el parlamento europeo con el nombre de Directiva sobre Definición, aprobada en el 2006, que establece los criterios mínimos para ser reconocido como refugiado o para que se otorguen otras formas de protección internacional en la Unión Europea.
Sin embargo esta directiva, que aparentemente tiene un sentido positivo al dirigir las políticas de protección del refugiado, esconde muchas dobles varas de medir y segundas intenciones obviamente no ocultadas que hacen, al final, bastante inoperativa la medida, salvo de cara a la galería, como todas las políticas europeas: fachada democrática e interior autoritario.
Según la agencia europea de protección al refugiado ACNUR, la Directiva no ha alcanzado estos objetivos. Los informes demuestran claramente que la posibilidad de encontrar protección varía enormemente de un Estado miembro a otro.
En la actualidad, la puesta en práctica de la Directiva presenta grandes divergencias entre los Estados miembros, lo que socava no sólo el objetivo de armonización de la UE, sino también los derechos de las personas necesitadas de protección.
Con esta política, se cataloga a los inmigrantes según el punto de vista parcial de cada país y de cada agencia, y son tratados como auténticos objetos en manos de los directivos europeos que deciden sobre su futuro.
Según ACNUR, además los procedimientos parecen estar basados en una cultura de la incredulidad (que en realidad es una cultura de la criminalización, fomentada por la ultraderecha) según la cual los refugiados abusan del sistema. Ello es una prolongación de las políticas, en general, de que la inmigración abusa del sistema, y que pone en peligro no ya solo al refugiado extra-comunitario, si no a los inmigrantes en general, a los cuales se les contabiliza y clasifica como animales, en vez de tratarse sus casos concretos como personas.
Y todo ello por una cada vez mayor temor de los ciudadanos europeos a la inmigración, que, debido a estas directivas y leyes se tiende cada vez más a tratar como un problema y una amenaza a resolver.
La guinda del pastel la constituye la llamada Directiva del retorno, directiva de la Unión Europea sobre inmigración ilegal aprobada en el 2008. La aprobación se realizó, según el periodista Juan Carlos Rincón, durante un contexto europeo de deriva a la derecha (posturas conservadoras reacias a la inmigración) de los gobiernos nacionales europeos así como de ralentización económica (con crisis hipotecarias, bursátiles, inmobiliarias, escalada del petróleo) que generaban un aumento del paro en la población europea.
La polémica directiva, contempla varias medidas:
Primero, retorno (pretende promover el concepto "retorno voluntario" de los inmigrantes ilegales. Esto consiste en que la persona indocumentada recibe la orden de retorno y deberá abandonar "voluntariamente" el territorio de la unión. Los países pueden elegir el plazo máximo para el "retorno voluntario" en un intervalo de entre 7 y 30 días).
Segundo, retención (transcurrido el plazo llamado de "retorno voluntario", las autoridades podrán dictar "orden de internamiento ", traslado a centros de retención, que luego se materializan en los actuales CIES, donde pueden estar internados un máximo 6 meses que se pueden ampliar a 12 más , 18 meses en total, previo a la repatriación).
Tercero, prohibición (si el inmigrante es expulsado no podrá volver a ningún país de la Unión Europea durante un plazo máximo de 5 años. Las órdenes de retorno voluntario que no se respeten implicarán la prohibición de volver a la UE).
Cuarto, menores (los menores, solos o acompañados, también pueden ser repatriados).
Como vemos, medidas durísimas y de un carácter verdaderamente autoritario y dudosamente compatible con los derechos humanos fundamentales, que no fue, no obstante, motivo para su aplacamiento.
De esta política de retorno son celebres los anuncios y bochornosas campañas promovidos por el entonces gobierno del PSOE de Zapatero en España donde se “animaba” a la población inmigrante latinoamericana a volver a sus países de origen.
La deriva claramente fascista y racista de estas medidas, genero todo un aluvión de críticas internacionales, entre ellas, las más potentes las pronunciadas por los miembros de Mercosur -Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay, con Venezuela en proceso de adhesión- y los asociados -Bolivia, Chile, Ecuador, Perú, Colombia- que escribieron una declaración conjunta en la que manifestaban su rechazo formalmente y reivindicaban los positivos aportes de los emigrantes latinoamericanos a los países europeos.
Del mismo año de esta directiva, destaca el Sistema europeo de vigilancia de fronteras”, llamado EUROSUR, que resulta una mera profundización del sistema FRONTEX, según el cual se privilegia los vehículos de combate no tripulados (drones) para luchar contra la inmigración, en detrimento de las patrullas marinas para salvar vidas. Es decir, una vez más, las medidas de tratamiento de la inmigración se inclinan más al combate bélico, que a la ayuda humanitaria. El problema, pues, se sigue, a medida que pasan los años, tratando desde un punto de vista negativo y problemático, más que desde un punto de vista positivo de integración.
Llama la atención, leyendo todas estas medidas y leyes, que el principal objetivo, en todas ellas, de la UE siempre está el “reducir la inmigración” del territorio europeo, en lugar de luchar por la integración o, en última instancia, de tratar de salvar vidas humanas (que ya hemos visto recientemente en Lampedusa, o en Melilla, como no son verdadera prioridades), que siempre queda como un objetivo secundario.
Máxime cuando Europa pone en peligro con estas directivas militaristas, la vida de los inmigrantes, o mira al final hacia otro lado.
4) Las consecuencias nacionales
Cuáles son las consecuencias de toda esta campaña de leyes y medidas de corte racista, aprobadas en los últimos 10 años por el parlamento europeo?
Indudablemente, la aplicación de una serie de medidas de corte similar en muchos países europeos y que generan que en numerosos países de la UE, ser inmigrante resulta una empresa un tanto peligrosa.
Ejemplos los tenemos por todos lados: En Italia una falta administrativa como la carencia de papeles se convierte en delito; en Francia el partido de Marine Le Pen triunfa en las encuestas gracias a su postura xenófoba y el gobierno trata de no quedarse atrás multiplicando las expulsiones; en Hungría se encarcela y maltrata a los demandantes de asilo político…
Pero es en dos países concretamente, que estas políticas tienen especial calado. En el caso del Reino Unido, el paso que se está dando hacia una política racista de criminalización y persecución del inmigrante viene siendo muy obvio, especialmente desde la subida al poder del gobierno conservador de David Cameron.
En Reino Unido, un país siempre abierto y multirracial, se ha aprobado a mediados del año 2013 una Ley de Inmigración. El programa incluye, entre otras medidas, facilitar la deportación de delincuentes extranjeros, sancionar a los caseros que alquilen viviendas a inmigrantes en situación irregular, así como obligarles a verificar la situación migratoria de sus inquilinos.
Para ello, el médico, antes de atender a un paciente, deberá cerciorarse de que sus papeles están en regla, el casero deberá exigir la documentación antes de alquilar un piso, el sacerdote deberá chequear identidades antes de casar a un extranjero y los bancos ni siquiera podrán abrir una cuenta corriente a quien no disponga de los permisos pertinentes.
La modificación normativa también incluye una obligación para los inmigrantes temporales, como es el caso de los estudiantes foráneos, que ahora tendrán que aportar fondos al Sistema Nacional de Salud, una iniciativa adoptada para prevenir el denominado “turismo sanitario”.
Son algunas de las ideas lanzadas por el Gobierno de Cameron para evitar que los inmigrantes accedan a todo lo que puedan necesitar, en unas medidas que, claramente y según coinciden todos los analistas nacionales e internacionales, es una clara respuesta ante el auge y el empuje del partido xenófobo UKIP, cuyos resultados aumentan cada vez mas y presionan al líder tory.
En este auge del UKIP y de las medidas racistas del gobierno, sin duda alguna, ha influido la prensa británica que, desde hace muchos meses, llevan haciendo una autentica campaña de criminalización de la inmigración en todo el país. En octubre de 2013, el polémico diario ultraconservador The Daily Express (que ya fue acusado en su día de propaganda antisemita), lanzo una polémica portada en la que afirmaba:
“Reino Unido está lleno. Únete a nuestra cruzada para frenar el nuevo flujo de inmigrantes rumanos y búlgaros. Di no a los nuevos inmigrantes europeos”.
Sin embargo, esta actitud del Daily, para muchos marginal, deja de serlo cuando analistas británicos alertan abiertamente de una autentica campaña mediática a gran escala para favorecer a los políticos más racistas del país. En este sentido destaca el artículo del periodista Matthew Goodwin, el cual alertaba en noviembre de 2013 del desproporcionado apoyo mediático al líder racista de UKIP, Nigel Farage. En este articulo, Goodwin afirma:
“Algunos sugieren que una parte importante de los medios de masas tienen un claro interés en dar un balón de oxigeno del líder de UKIP como parte de la campaña de presión contra David Cameron en asuntos tales como la UE, la inmigración o el matrimonio homosexual”.
A todo esto deberíamos añadir que, en un país que siempre ha presumido de ser el paraíso de la tolerancia y de la integración, es el único país de toda la UE que cuenta con dos partidos ultraderechistas con representación europarlamentaria (UKIP, y BNP), este racismo político ha llegado al punto de recibir apoyo institucional cuando en verano de 2013, hasta 6 ayuntamientos de Londres distribuyeron durante semanas propaganda (con anuncios, panfletos, posters e incluso autobuses) en los cuales se intimidaba a la población inmigrante y se la instaba a volver a sus países de origen, con amenazas graficas de detención policial.
Todo ello no ha generado más que un caldo de cultivo perfecto que se evidencia no ya solo en el aumento del apoyo popular británico a partidos racistas, si no en un cada vez más creciente clima de intolerancia y de xenofobia entre el pueblo británico.
Otro país con fuertes tradiciones racistas es, sin duda alguna, España. De todas las leyes y decretos europeos comentados anteriormente, nuestro país ha suscritos todos ellos son dudarlo, especialmente aquellos que, por ser frontera con el continente africano, le afectan directamente, tales como el FRONTEX.
En España ya contamos como antecedente de esta política, una Ley de Extranjería que inicio esta política xenófoba. Aprobada por el gobierno del PP en el año 2000. Una ley que ya inicia la política de criminalización de la inmigración ilegal, a la cual se la niega derechos como el de asociación, sindicación y huelga.
Además, la Ley establece en determinados supuestos, como sanción sustitutiva de la multa, y la expulsión y prohibición de entrada en el territorio español por un plazo de tres a diez años. La expulsión también se prevé como medida sustitutiva de la pena de prisión mínima de seis años.
Como vemos, medidas durísimas aprobadas por un gobierno conservador a tono con la ideología de la Europa del momento.
La ley se vino a completar en nuestro país con la promulgación de la Directiva del retorno del año 2008, en la cual se introduce el caso concreto en el cual:
“ ..transcurrido el plazo llamado de "retorno voluntario", las autoridades podrán dictar "orden de internamiento ", traslado a centros de retención, que luego se materializan en los actuales CIES, donde pueden estar internados un máximo 6 meses que se pueden ampliar a 12 más , 18 meses en total, previo a la repatriación”
Con esta medida se terminaban de apuntalar (pues existían ya desde 1999) los llamados Centro de Internamiento para Extranjeros-CIE, espacios de tránsito entre la detención y la deportación, por el “grave” delito de ser inmigrante ilegal y venir a intentar ganarse la vida. En nuestro país, son tristemente conocidos los de Aluche-Madrid, Algeciras, Barcelona, Málaga, Murcia, Fuerteventura, Las Palmas, Tenerife y Valencia.
Estos centros, funcionan de forma parecida a una prisión, pero sus condiciones son peores que en la mayoría de las cárceles españolas. Son establecimientos de carácter no penitenciario, dependientes del Ministerio del Interior y gestionados por la Dirección General de la Policía, cuyos miembros no solo vigilan la seguridad de los mismos, también hacen las veces de funcionarios de prisiones. Como en una cárcel pero sin serlo, con todo el trato que conlleva.
Según la periodista Maite Garrido:
“La historia de los CIE está plagada de denuncias de vulneraciones de derechos de los migrantes, con una estructura claramente penitenciaria, falta de higiene, el hacinamiento, el trato vejatorio y racista, la falta de asistencia sanitaria o la completa incomunicación con el exterior”.
Como vemos, medidas y leyes acordes a un país que se dice así mismo democrático.
Estas medidas auténticamente racistas, que vienen a completar toda una batería de leyes provenientes de Europa ya de por si carentes de respeto a los derechos humanos más básicos, ha encontrado en los diferentes gobiernos españoles un caldo de cultivo perfecto. Aznar ya introdujo una Ley de Extranjería muy restrictiva en el 2000. Zapatero la complemente en 2008 con la Directiva de Retorno y el afianzamiento de los CIE.
Con el actual gobierno de Rajoy, las medidas no han sido menos duras y han estado, como indica el periodista Antonio Maestre, influenciadas (al igual que en el caso británico) por la presión ejercida en determinadas zonas de nuestro estado, de partidos racistas y ultraderechistas, como España 2000 en Valencia o Plataforma x Catalunya en Cataluña.
Así, el anuncio en octubre de 2013 por parte de delegación del gobierno en Melilla, de volver a instalar las concertinas o cuchillas en las vallas para intentar evitar el acceso a inmigrantes subsaharianos es la última de las medidas tomadas por el gobierno que se encontraban en las exigencias programáticas de los partidos xenófobos.
Estas vallas fueron ya retiradas hace nada menos que 6 años debido a las lesiones físicas irreparables e incluso muertes que ocasionaban estos elementos que evidencian, una vez más, que la política FRONTEX tiende no a salvaguardar la vida humana, sino combatir la inmigración como primer objetivo político.
También vimos como hace meses, otra de las medidas más llamativas en materia de inmigración fue la decisión de la actual Ministra de Sanidad, Ana Mato, de retirar la tarjeta sanitaria a los inmigrantes irregulares para proporcionarles tan solo asistencia de urgencia. La medida incluida en el Real Decreto de abril de 2012 de medidas urgentes para garantizar la sostenibilidad del Sistema Nacional de Salud despojaba a los inmigrantes irregulares de tarjeta sanitaria.
La última de las polémicas medidas que suponen una ofensiva contra la inmigración fue la preparación, en marzo de 2013, del llamado “Anteproyecto de ley de los registros” propuesto por el gobierno de Mariano Rajoy, que expone la necesidad de superar un examen oficial que permita acreditar un grado suficiente del conocimiento del idioma español y de integración en la sociedad española para obtener la nacionalidad española a los inmigrantes, y que supone una autentica traba de intimidación y freno para que los inmigrantes puedan regularizar su estancia permanente en el estado español.
Como vemos, no es ya solo la excusa de la lucha “contra la inmigración ilegal” es también, como hizo Zapatero en 2008 con el “retorno voluntario” o ahora Rajoy con el examen de registros, una política xenófoba de expulsión encubierta de todo tipo de inmigración en nuestro país.
Una política de herencia clara de los partidos xenófobos cuya política ya recomendaba la fundación FAES que fuera copiada por el PP para copar el espacio electoral ultraderechista en nuestro país y evitar así un nuevo partido específicamente fascista en el parlamento español o europeo.
Como conclusión, toda esta ofensiva xenófoba en estos últimos 10 años en la UE no es, para nada, casual.
El cierre de este artículo lo pondré en boca del filósofo Augusto Klappenbach ya que, pienso, resume muy bien lo hablado aquí:
“Es una constante histórica que en situaciones de crisis la gente busca culpables de sus males acudiendo siempre a los distintos. Y aunque nadie en su sano juicio puede echar la culpa de esta crisis a los inmigrantes, resulta rentable acusarlos de dificultar su solución. Derivar la culpa del paro y la saturación de los servicios sociales a los extranjeros constituye un buen recurso para los gobernantes que por una parte evitan que los ciudadanos los miren solo a ellos y por otra recogen votos del sentimiento xenófobo que siempre aumenta en una crisis. Mientras tanto, los mercados financieros y los bancos que los representan quedan en un discreto segundo plano disfrutando de su prerrogativa de haber sido los primeros rescatados de la crisis.
En definitiva, los inmigrantes siempre han sido útiles. En tiempos de bonanza, para ocuparse de trabajos mayoritariamente rechazados por los europeos con sueldos bajos y poca conflictividad laboral. En tiempos de crisis, para asumir la culpa de quitar el trabajo a los nativos y evitar que se mire a los verdaderos responsables. Casi nadie aboga por un ingreso irrestricto de inmigrantes en Europa. Eso implicaría trabajar para que la inmigración no fuera necesaria y nuestros gobernantes no están interesados en dedicar sus energías a plantearse el problema de la miseria en el mundo. Quizás sea inevitable actualmente el control de fronteras, aun cuando haya que señalar la paradoja de esta globalización que admite el libre tránsito de capitales y mercancías y prohíbe el de las personas, utilizando vallas que provocarían la envidia del muro de Berlín. Pero es evidente que las leyes que regulan su estancia en Europa y su aplicación concreta muestran una gran flexibilidad para adaptarse a las conveniencias electorales de los partidos gobernantes antes que responder a las posibilidades reales de integrar a quienes ya viven entre nosotros, tengan papeles o no”.
Dicho queda.
http://nnbes.blogspot.co.uk/2013/11/la-europa-xenofoba.html