Texto extraído de elpais.com
Revelación de Wikileaks
Revelación de Wikileaks
En cualquier caso, el cerradísimo conflicto sirio sí tenía ramificaciones externas. El Washington Post ha dado la razón al presidente sirio Bachar el Asad, que lleva un mes insistiendo en que las protestas en su país están orquestadas por enemigos occidentales como EE UU. El rotativo estadounidense ha revelado que cables difundidos por Wikileaks desvelan que Washington ha financiado en secreto a grupos de la oposición siria y a la cadena Barada TV, que emitía desde Londres informaciones críticas con el Asad.
Los telegramas diplomáticos indican que Barada TV, que funciona desde 2009 aunque se ha reforzado desde que comenzaron las protestas el 15 de marzo, está muy cercana a la red de opositores en el exilio Movimiento para la justicia y el desarrollo. El Departamento de Estado habría financiado a este grupo con seis millones de dólares desde 2006, según el rotativo.
La Administración estadounidense comenzó a financiar a personalidades de la oposición con George Bush hijo en el poder, pero siguió haciéndolo con Barack Obama. El diario no aclara, sin embargo, si ha seguido haciéndolo las últimas semanas. El portavoz del Departamento de Estado norteamericano, Mark Toner, negó este lunes las acusaciones y ha señalado que Washington "no está trabajando para minar (la autoridad) del gobierno sirio", aunque aprovechó la rueda de prensa para pedir al presidente el país que responda a las "aspiraciones legítimas" de sus ciudadanos. Un diplomático citado en los cables propone cambiar "los programas actuales de financiación de facciones, tanto en el interior como en el exterior de Siria".
De la ecuación exterior también formaba parte el exvicepresidente Abdul Halim Khaddam, que dimitió en 2005 y se exilió para luchar contra el régimen de Asad. Khaddam es de religión suní, a diferencia de los Asad y buena parte de los dirigentes del régimen, pertenecientes a la minoría alauí. El exvicepresidente, enemigo personal de El Asad desde que este le marginó en un proceso de rejuvenecimiento del régimen, está emparentado con la familia Hariri, el clan que lidera a los suníes de Líbano y encabeza la lucha contra la influencia siria, y dispone de una gran fortuna personal.
Hezbolá, el partido-milicia de los chiíes libaneses que constituye la principal "fuerza de choque" de Irán y Siria, acusó ayer en Beirut a los Hariri de estar financiando "la desestabilización de Siria", y pidió una investigación judicial sobre el asunto. Hezbolá, que enarbola la bandera de la resistencia a ultranza contra Israel, se ha convertido en la mayor fuerza político-militar de Líbano gracias al dinero que recibe desde Irán y las armas que recibe desde Siria. Una hipotética caída del régimen de Damasco tendría enormes consecuencias en Líbano y cambiaría por completo los equilibrios geoestratégicos en Oriente Próximo.
Los telegramas diplomáticos indican que Barada TV, que funciona desde 2009 aunque se ha reforzado desde que comenzaron las protestas el 15 de marzo, está muy cercana a la red de opositores en el exilio Movimiento para la justicia y el desarrollo. El Departamento de Estado habría financiado a este grupo con seis millones de dólares desde 2006, según el rotativo.
La Administración estadounidense comenzó a financiar a personalidades de la oposición con George Bush hijo en el poder, pero siguió haciéndolo con Barack Obama. El diario no aclara, sin embargo, si ha seguido haciéndolo las últimas semanas. El portavoz del Departamento de Estado norteamericano, Mark Toner, negó este lunes las acusaciones y ha señalado que Washington "no está trabajando para minar (la autoridad) del gobierno sirio", aunque aprovechó la rueda de prensa para pedir al presidente el país que responda a las "aspiraciones legítimas" de sus ciudadanos. Un diplomático citado en los cables propone cambiar "los programas actuales de financiación de facciones, tanto en el interior como en el exterior de Siria".
De la ecuación exterior también formaba parte el exvicepresidente Abdul Halim Khaddam, que dimitió en 2005 y se exilió para luchar contra el régimen de Asad. Khaddam es de religión suní, a diferencia de los Asad y buena parte de los dirigentes del régimen, pertenecientes a la minoría alauí. El exvicepresidente, enemigo personal de El Asad desde que este le marginó en un proceso de rejuvenecimiento del régimen, está emparentado con la familia Hariri, el clan que lidera a los suníes de Líbano y encabeza la lucha contra la influencia siria, y dispone de una gran fortuna personal.
Hezbolá, el partido-milicia de los chiíes libaneses que constituye la principal "fuerza de choque" de Irán y Siria, acusó ayer en Beirut a los Hariri de estar financiando "la desestabilización de Siria", y pidió una investigación judicial sobre el asunto. Hezbolá, que enarbola la bandera de la resistencia a ultranza contra Israel, se ha convertido en la mayor fuerza político-militar de Líbano gracias al dinero que recibe desde Irán y las armas que recibe desde Siria. Una hipotética caída del régimen de Damasco tendría enormes consecuencias en Líbano y cambiaría por completo los equilibrios geoestratégicos en Oriente Próximo.