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Los contratos de prácticas solo son garantía de futuro para la patronal.
ARTURO MONTESINOS
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Las prácticas son utilizadas por los patronos para ocupar puestos de trabajo con nula o muy baja remuneración, así obteniendo descomunales ganancias. El Plan de Garantía Juvenil que se va a poner en marcha promociona aún más las prácticas y ofrece toda una serie de ventajas a los patronos para reducir sus obligaciones con la Seguridad Social que tendrán que pagar los obreros.
La juventud trabajadora es un sector de la clase obrera al que la crisis capitalista afecta de una manera particular. Del total de la población joven, un 57% está desempleada (sin contar estudiantes). Y de los que trabajan, el 65% lo hace en algún tipo de contrato temporal.
Pero si estos contratos ya son penosos, el extremo está en los contratos de prácticas con sus diferentes formas: las prácticas de empresa, los contratos de becarios y los contratos de formación y aprendizaje.
Las prácticas de empresa son comunes en Formación Profesional y Universidad. Los alumnos acuden a una empresa para realizar unas prácticas y aprender el puesto para el que se ha estudiado. Todo lo anterior dista mucho de la realidad: estos jóvenes son utilizados para desempeñar un puesto de trabajo de manera totalmente gratuita y muchas veces ni siquiera les sirve para completar la formación adquirida. Una vez finalizado este periodo de prácticas, la mayoría va a la calle.
Los contratos de becarios se dan en jóvenes que estudian una carrera universitaria y están determinados por un convenio entre empresa y centro de estudios, que marcará el horario y salario a percibir. El caso es semejante al contrato de prácticas: terminas desempeñando el mismo trabajo que un trabajador de allí, pero en unas condiciones de precariedad y salarios miserables en comparación con un trabajador que realiza el mismo puesto de trabajo.
Los contratos de formación y aprendizaje consisten en la contratación de un trabajador por una empresa supuestamente para enseñar un puesto u oficio que se ha estudiado. Es de forma temporal y está sujeto a una escala salarial; el trabajador cobrará menos que otro trabajador que desempeña el mismo puesto. Una vez agotada la duración del contrato, lo más probable es que se renueve la mano de obra.
Este tipo de contratos no sirven de nada a la juventud trabajadora. Solo sirven para que la patronal mantenga su tasa de beneficios con la gran rentabilidad que supone obtener fuerza de trabajo en estas condiciones. Utilizan así a los jóvenes que se incorporan o se van a incorporar al mercado de trabajo, sujetos a falsas esperanzas de conseguir un empleo, para seguir empeorando salarios y condiciones de trabajo.
Este empeoramiento no afecta solo a la juventud, sino al conjunto de la clase obrera, ya que realizan el mismo trabajo que otro trabajador de la empresa por menos sueldo o nada, lo cual termina expulsando a los trabajadores más veteranos, que resultan más "caros".
La burguesía pone en marcha un plan de Garantía Juvenil
Los contratos de prácticas aún se van a extender más con el plan de "Garantía Juvenil" del gobierno, aprobado por la Unión Europea y financiado por el conjunto de la clase obrera europea a través del Fondo Social Europeo.
Esta "Garantía Juvenil" está dirigida a jóvenes menores de 25 años que ni estudian ni trabajan. La premisa es incorporar a los jóvenes a un empleo antes de que pasen 4 meses desde que finalice su formación. Como novedad aparte, las Empresas de Trabajo Temporal (ETT) tendrán las mismas competencias que el INEM a la hora de colocarlos.
Veamos que en realidad quien disfrutará de estas garantías será el patrono:
A través de un contrato que combina formación y empleo, podrá tener trabajando durante toda la jornada laboral a jóvenes que simultáneamente estén realizando algún grado de Formación Profesional, cobrando menos del salario mínimo.La duración mínima de este contrato será de 6 meses a 3 años. Y le supondrá una reducción del 100% o del 75% de la cotización a la Seguridad Social.
Además, si los contratos pasaran a ser indefinidos, tendrá derecho a una reducción de la cuota de la Seguridad Social de 1.500€ al año durante 3 años (1.800€/año en caso de mujeres).
Si contrata a tiempo parcial a jóvenes que mientras se estén formando en alguno de los programas del plan, tendrá derecho a la reducción del 100% de la cotización por contingencias comunes durante 1 año. También se aplicará a PYMEs o autónomos que contraten a desempleados menores de 30 años.
Se crea la figura del "Primer Empleo", un contrato eventual dirigido a jóvenes sin experiencia laboral. En caso de convertirse en indefinido tendrá una bonificación en la cuota de la Seguridad Social de 500€ al año durante 3 años (700 en mujeres).
Para más inri, las Comunidades Autónomas podrán llegar a pagar el 50% del salario mínimo durante un año con el requisito de contraten a jóvenes menores de 25 por lo menos 6 meses. Y, por supuesto, el Estado financiará el 100% de la formación, entregando el dinero a propietarios de centros de formación.
La cantinela es la de siempre: "vamos a crear empleo". ¿Pero a qué precio? Pues a precio de utilizar los impuestos generados por los trabajadores para entregarlos en manos de quienes explotarán a sus hijos mediante salarios de miseria y sin ninguna garantía de futuro. Es más que evidente el carácter parasitario de la propiedad privada de los medios de producción: para salvar las ganancias de las empresas se utiliza dinero público...
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ARTURO MONTESINOS
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Las prácticas son utilizadas por los patronos para ocupar puestos de trabajo con nula o muy baja remuneración, así obteniendo descomunales ganancias. El Plan de Garantía Juvenil que se va a poner en marcha promociona aún más las prácticas y ofrece toda una serie de ventajas a los patronos para reducir sus obligaciones con la Seguridad Social que tendrán que pagar los obreros.
La juventud trabajadora es un sector de la clase obrera al que la crisis capitalista afecta de una manera particular. Del total de la población joven, un 57% está desempleada (sin contar estudiantes). Y de los que trabajan, el 65% lo hace en algún tipo de contrato temporal.
Pero si estos contratos ya son penosos, el extremo está en los contratos de prácticas con sus diferentes formas: las prácticas de empresa, los contratos de becarios y los contratos de formación y aprendizaje.
Las prácticas de empresa son comunes en Formación Profesional y Universidad. Los alumnos acuden a una empresa para realizar unas prácticas y aprender el puesto para el que se ha estudiado. Todo lo anterior dista mucho de la realidad: estos jóvenes son utilizados para desempeñar un puesto de trabajo de manera totalmente gratuita y muchas veces ni siquiera les sirve para completar la formación adquirida. Una vez finalizado este periodo de prácticas, la mayoría va a la calle.
Los contratos de becarios se dan en jóvenes que estudian una carrera universitaria y están determinados por un convenio entre empresa y centro de estudios, que marcará el horario y salario a percibir. El caso es semejante al contrato de prácticas: terminas desempeñando el mismo trabajo que un trabajador de allí, pero en unas condiciones de precariedad y salarios miserables en comparación con un trabajador que realiza el mismo puesto de trabajo.
Los contratos de formación y aprendizaje consisten en la contratación de un trabajador por una empresa supuestamente para enseñar un puesto u oficio que se ha estudiado. Es de forma temporal y está sujeto a una escala salarial; el trabajador cobrará menos que otro trabajador que desempeña el mismo puesto. Una vez agotada la duración del contrato, lo más probable es que se renueve la mano de obra.
Este tipo de contratos no sirven de nada a la juventud trabajadora. Solo sirven para que la patronal mantenga su tasa de beneficios con la gran rentabilidad que supone obtener fuerza de trabajo en estas condiciones. Utilizan así a los jóvenes que se incorporan o se van a incorporar al mercado de trabajo, sujetos a falsas esperanzas de conseguir un empleo, para seguir empeorando salarios y condiciones de trabajo.
Este empeoramiento no afecta solo a la juventud, sino al conjunto de la clase obrera, ya que realizan el mismo trabajo que otro trabajador de la empresa por menos sueldo o nada, lo cual termina expulsando a los trabajadores más veteranos, que resultan más "caros".
La burguesía pone en marcha un plan de Garantía Juvenil
Los contratos de prácticas aún se van a extender más con el plan de "Garantía Juvenil" del gobierno, aprobado por la Unión Europea y financiado por el conjunto de la clase obrera europea a través del Fondo Social Europeo.
Esta "Garantía Juvenil" está dirigida a jóvenes menores de 25 años que ni estudian ni trabajan. La premisa es incorporar a los jóvenes a un empleo antes de que pasen 4 meses desde que finalice su formación. Como novedad aparte, las Empresas de Trabajo Temporal (ETT) tendrán las mismas competencias que el INEM a la hora de colocarlos.
Veamos que en realidad quien disfrutará de estas garantías será el patrono:
A través de un contrato que combina formación y empleo, podrá tener trabajando durante toda la jornada laboral a jóvenes que simultáneamente estén realizando algún grado de Formación Profesional, cobrando menos del salario mínimo.La duración mínima de este contrato será de 6 meses a 3 años. Y le supondrá una reducción del 100% o del 75% de la cotización a la Seguridad Social.
Además, si los contratos pasaran a ser indefinidos, tendrá derecho a una reducción de la cuota de la Seguridad Social de 1.500€ al año durante 3 años (1.800€/año en caso de mujeres).
Si contrata a tiempo parcial a jóvenes que mientras se estén formando en alguno de los programas del plan, tendrá derecho a la reducción del 100% de la cotización por contingencias comunes durante 1 año. También se aplicará a PYMEs o autónomos que contraten a desempleados menores de 30 años.
Se crea la figura del "Primer Empleo", un contrato eventual dirigido a jóvenes sin experiencia laboral. En caso de convertirse en indefinido tendrá una bonificación en la cuota de la Seguridad Social de 500€ al año durante 3 años (700 en mujeres).
Para más inri, las Comunidades Autónomas podrán llegar a pagar el 50% del salario mínimo durante un año con el requisito de contraten a jóvenes menores de 25 por lo menos 6 meses. Y, por supuesto, el Estado financiará el 100% de la formación, entregando el dinero a propietarios de centros de formación.
La cantinela es la de siempre: "vamos a crear empleo". ¿Pero a qué precio? Pues a precio de utilizar los impuestos generados por los trabajadores para entregarlos en manos de quienes explotarán a sus hijos mediante salarios de miseria y sin ninguna garantía de futuro. Es más que evidente el carácter parasitario de la propiedad privada de los medios de producción: para salvar las ganancias de las empresas se utiliza dinero público...
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