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    [Red Roja - Estado español] En primera línea para abortar este sistema

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    Gran camarada
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    Mensaje por 1521 Vie Mar 07, 2014 3:53 pm

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    Red Roja escribió:
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    El 8 de Marzo es un día de lucha, no de flores. De rabia, no de regalos. De combate, no de celebración. Precisamente este año se cumple un siglo de la primera conmemoración oficial (en Rusia, Alemania y Suecia) del 8 de marzo como Día Internacional de la Mujer Trabajadora aceptando así la propuesta realizada por la comunista alemana Clara Zetkin en la II Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas.

    El presente aniversario se sigue realizando en el contexto de una crisis profunda y persistente desde hace años. Los “recortes” ordenados por la UE y ejecutados por el gobierno mercenario de turno nos afectan de manera especial y con más fiereza a las mujeres. No es solamente para “ahorrar dinero” (argumento que esconde la verdadera finalidad de las medidas que adoptan los gobiernos); es que, ahora más que nunca, el sistema capitalista necesita para su explotación del proletariado ahondar y prolongar la opresión patriarcal que viene de antes del propio capitalismo. En estos tiempos de crisis estructural de este sistema, se materializa como nunca la tendencia del capital de asignarnos los trabajos remunerados más precarizados o devolvernos a casa, a la explotación invisible que (re)produce mano de obra barata y a cuidar “gratis” de quienes “estorban” al sistema productivo capitalista.

    La agresión contra las mujeres se produce en todos los campos y desde todos los frentes: desde el judicial y laboral hasta el doméstico, personal y afectivo. Se concreta igualmente en la eliminación de las prestaciones sociales, particularmente las que servían para contrarrestar esa tendencia opresora a arrinconar a la mujer de la peor manera en el seno de la “familia tradicional”. En este sentido, esa agresión global contra la mujer afecta también, en este plano ya más ideológico, a la propia desaparición de la educación sexual, imponiéndose una moral machista (misógina, homófoba y financiada desde los Estados a través de la misma Iglesia) y la sacralización del más clásico y reaccionario modelo de familia heteropatriarcal. El capitalismo necesita de la doble explotación de las mujeres para su supervivencia; por eso, la lucha anticapitalista para ser eficaz, debe ser además antipatriarcal.

    NATIVA O EXTRANJERA, TÚ DECIDES, COMPAÑERA

    La anunciada reforma de la Ley del Aborto, que obligará a muchas de nosotras a recurrir a la interrupción voluntaria del embarazo en condiciones de riesgo (sobre todo a las compañeras inmigrantes), no es solamente una deriva ideológica reaccionaria. Este candado, que cancela la soberanía de las mujeres sobre su cuerpo y que complementa la ya importante precarización del derecho a la maternidad de las mujeres trabajadoras, busca profundizar el control sobre la libre decisión de estas sobre su propia maternidad. En última instancia, es coherente con la tendencia del capital y su Estado a que sean ellos quienes impongan el “volumen” y el tipo de clase proletaria que necesitan. Nos referimos a la tendencia a asegurarse de la existencia de “máquinas de reproducción” de mano de obra semiesclava de procedencia estatal, y así no hacer depender el aumento del proletariado exclusivamente de la inmigración, reduciendo los imprevisibles problemas colaterales que pueda acarrear la “acogida” de inmigrantes.

    Por supuesto que el anteproyecto de ley del aborto se corresponde con las restricciones en la seguridad social y las privatizaciones sanitarias, lo cual originará un considerable aumento de la mortalidad de las mujeres trabajadoras. Y también va en línea con el incremento de la opresión ideológica contra las mujeres, haciendo retroceder el histórico combate por su emancipación. Por eso, la lucha por un aborto libre, gratuito, y en la sanidad pública (no en clínicas privadas que se lucran bajo la bandera de un supuesto feminismo), así como por una educación sexual que no centre la planificación familiar en los cuerpos de las mujeres, se constituyen en puntos imprescindibles de una lucha revolucionaria que debe ser, necesariamente, feminista.

    *

    Red Roja, que apuesta por una salida socialista a la crisis, proclama que en la lucha revolucionaria para derribar el capitalismo -y teniendo en cuenta que el patriarcado, aunque preexistente, es un pilar básico del mismo- las mujeres debemos incorporarnos a la primera línea de combate y llamar a esta incorporación a todas nuestras compañeras. No sólo porque somos la parte más explotada (precarizada e invisibilizada) del pueblo trabajador, sino porque además tenemos el derecho y la obligación de poner sobre la mesa nuestras reivindicaciones específicas como mujeres trabajadoras: hacia fuera, para cambiar de sistema, y hacia dentro, en nuestra clase y en nuestras propias organizaciones revolucionarias.

    La imprescindible lucha cotidiana por la igualdad en todos los campos, por los derechos reproductivos, por la libertad afectivo-sexual, no es aplazable ni discutible. Tenemos claro que la lucha por nuestra emancipación nada tiene que ver con la de “feministas” burguesas que buscan beneficios particularistas que dejen intacta su posición de clase explotadora. Sabemos que la dominación de las mujeres no comenzó con el capitalismo ni lograremos liberarnos sólo con su superación. Pero sin destruir este sistema sólo podremos optar por logros parciales y puntuales. Nuestro combate es imparable y, aunque continuará después de la caída del capitalismo, destruirlo es una condición imprescindible para poder combatir de forma efectiva la división sexual en todos los ámbitos donde esta se ha impuesto de forma forzada y opresora.

    En definitiva, para conseguir nuestra liberación, nada como tener presente el ejemplo de la mujer guerrillera, que toma en sus manos el fusil y las riendas de su propia emancipación.

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