Contra su represión, nuestra unidad
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En los últimos días hemos sido testigos de una importante escalada represiva por parte del Estado burgués español. La violencia desatada durante las Marchas de la Dignidad, con decenas de heridos, detenciones, torturas y un compañero en prisión, la represión desatada contra los estudiantes de la UCM en huelga, con más de 50 jóvenes detenidos/as, las cargas en Barcelona durante la manifestación de apoyo a los encausados por las protestas en el Parlament, son solo algunos episodios de una guerra de clases que se agudiza aceleradamente ante la crisis estructural del sistema capitalista.
Sabemos que las clases dominantes no van a ceder un palmo en sus posiciones de poder. Van a utilizar todos los medios a su alcance para frenar las aspiraciones de justicia que el pueblo reclama diariamente en las calles. Sin embargo, esta política de represión no debe sorprendernos en absoluto. El sistema capitalista, en su fracaso y su agonía, quiere morir matando.
El pueblo trabajador ha aprendido valiosas lecciones en el fragor de las luchas acontecidas durante los últimos años. No podemos aceptar los valores que el enemigo trata de inculcarnos a través de sus medios de propaganda. Durante siglos, la historia ha demostrado lo certero del axioma "si vis pacem, para bellum". La violencia de los oprimidos es legítima, justa y necesaria. El pueblo conoce bien la violencia del opresor, la violencia cotidiana de la miseria a la que nos empuja el sistema capitalista, pero también la violencia ejercida por sus aparatos represivos, los golpes, la prepotencia, las humillaciones, la brutalidad, la tortura, son conductas que forman parte de una realidad que no pueden seguir encubriendo con sus mentiras.
Cada uno/a de los represaliados/as, en cualquier contexto de la lucha de clases, sea cual sea la forma de lucha adoptada en cada momento, es un compañero/a al que hay que apoyar y defender. Los comunistas queremos la paz, pero sobre la base de la justicia social y la dignidad. No queremos la paz de los cementerios, y por ello llamamos al pueblo a organizarse para dar la batalla, a preparar la guerra que conquiste la paz y la dignidad que necesitamos, la justicia social que solamente puede lograrse con la unidad y la lucha decidida de todo el pueblo, contra la tiranía y la violencia de los opresores.
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En los últimos días hemos sido testigos de una importante escalada represiva por parte del Estado burgués español. La violencia desatada durante las Marchas de la Dignidad, con decenas de heridos, detenciones, torturas y un compañero en prisión, la represión desatada contra los estudiantes de la UCM en huelga, con más de 50 jóvenes detenidos/as, las cargas en Barcelona durante la manifestación de apoyo a los encausados por las protestas en el Parlament, son solo algunos episodios de una guerra de clases que se agudiza aceleradamente ante la crisis estructural del sistema capitalista.
Sabemos que las clases dominantes no van a ceder un palmo en sus posiciones de poder. Van a utilizar todos los medios a su alcance para frenar las aspiraciones de justicia que el pueblo reclama diariamente en las calles. Sin embargo, esta política de represión no debe sorprendernos en absoluto. El sistema capitalista, en su fracaso y su agonía, quiere morir matando.
El pueblo trabajador ha aprendido valiosas lecciones en el fragor de las luchas acontecidas durante los últimos años. No podemos aceptar los valores que el enemigo trata de inculcarnos a través de sus medios de propaganda. Durante siglos, la historia ha demostrado lo certero del axioma "si vis pacem, para bellum". La violencia de los oprimidos es legítima, justa y necesaria. El pueblo conoce bien la violencia del opresor, la violencia cotidiana de la miseria a la que nos empuja el sistema capitalista, pero también la violencia ejercida por sus aparatos represivos, los golpes, la prepotencia, las humillaciones, la brutalidad, la tortura, son conductas que forman parte de una realidad que no pueden seguir encubriendo con sus mentiras.
Cada uno/a de los represaliados/as, en cualquier contexto de la lucha de clases, sea cual sea la forma de lucha adoptada en cada momento, es un compañero/a al que hay que apoyar y defender. Los comunistas queremos la paz, pero sobre la base de la justicia social y la dignidad. No queremos la paz de los cementerios, y por ello llamamos al pueblo a organizarse para dar la batalla, a preparar la guerra que conquiste la paz y la dignidad que necesitamos, la justicia social que solamente puede lograrse con la unidad y la lucha decidida de todo el pueblo, contra la tiranía y la violencia de los opresores.
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