En este texto abordaremos de forma resumida el proceso de reconstitución del Partido Comunista del Perú y la posterior Guerra Popular dirigida por este Partido. Dicha guerra revolucionaria estaba encaminada a la conquista del poder político por parte de las masas populares y al establecimiento de una dictadura de carácter democrático-popular –debido a las condiciones del Perú, esto es, semicolonialidad y semifeudalidad- como paso previo al socialismo y, posteriormente, a la sociedad sin clases sociales, al comunismo.El proceso de reconstitución del PCP es un ejemplo de aplicación de la tesis leninista del Partido de nuevo tipo como fusión de vanguardia y masas. Frente a la concepción en boga dentro del campo revisionista que equipara el Partido Comunista a una organización de vanguardia, la cual, posteriormente, se dirige al movimiento de masas para intentar dirigirlo (siempre con un resultado nulo, ya que, aunque en algunos casos –los menos- consigan ejercer cierta influencia sobre las masas, no son capaces de conformar un movimiento revolucionario y se quedan dentro de los límites de la legalidad burguesa, es decir, dentro de la participación electoral-parlamentaria y la lucha sindical), los comunistas peruanos reconstituyeron el Partido Comunista conquistando a los sectores más avanzados de las masas mediante la creación de organismos generados y de escuelas populares. Estos sectores avanzados son los que actúan de intermediarios entre la vanguardia ideológica y las amplias masas de obreros y campesinos pobres para así conformar un movimiento político revolucionario que fusione el socialismo científico con el movimiento de masas. De este modo fue la vanguardia maoísta quien, de forma consciente, construyó el movimiento revolucionario a través de su línea de masas y no se plegó ante el espontaneísmo, al contrario de lo que hace el revisionismo, que espera a que surjan movimientos de masas para, posteriormente, acudir a ellos e intentar dirigirlos sin ningún éxito en dicha tarea.Del mismo modo, el proceso revolucionario de toma del poder político, la Guerra Popular, fue iniciado y dirigido por el PCP de forma consciente mediante la movilización de masas y la creación de los órganos del Nuevo Poder -en el caso de Perú, dichos órganos fueron denominados Comités Populares, los cuales conformaban el Estado de nuevo tipo, el Estado de democracia popular- defendidos por los destacamentos armados. En estos órganos de Nuevo Poder las masas peruanas se educaban en la gestión de su propio poder político y adquirían conciencia revolucionaria. Esto rompe con la premisa defendida de forma mayoritaria en el Movimiento Comunista Internacional, que confía la revolución al estallido de una crisis revolucionaria y, hasta que eso ocurra, la tarea de las organizaciones comunistas es acumular fuerzas de forma pacífica (sin distinguir entre vanguardia y masas) mediante las luchas económico-sindicales y la participación en las elecciones. Partiendo de esta premisa es imposible la construcción de ningún movimiento revolucionario, ya que las amplias masas populares no adquieren conciencia de clase para sí por la simple propaganda y agitación, sino que lo hacen mediante su propia experiencia revolucionaria. En cambio, el PCP rompe con estas concepciones de acumulación de fuerzas a través de las luchas de resistencia y del estallido espontáneo de la revolución. Primero, en el periodo de reconstitución del Partido, los maoístas peruanos realizan una acumulación de fuerzas de la vanguardia a través de la propaganda y agitación, y posteriormente -una vez construido el movimiento revolucionario-, en el periodo de conquista del poder, realizan una acumulación de fuerzas de las masas populares a través de la creación de órganos del Nuevo Poder y de otras formas de lucha revolucionaria, como los paros armados, en confrontación armada contra el Estado burgués peruano.Por todo ello, y porque es una de las experiencias revolucionarias más recientes en el tiempo, creemos que el proceso revolucionario peruano debe ser conocido entre la vanguardia comunista y con este motivo elaboramos el presente texto.Reconstitución del PCPLa Fracción Roja del PCP surge en el año 1963, en base al Comité Regional José Carlos Mariátegui de Ayacucho, en medio de la lucha ideológica que sacudía por aquellas fechas al Movimiento Comunista Internacional y al propio Partido Comunista Peruano. Tras la toma del poder en la URSS por la burguesía burocrática, en el XX Congreso del PCUS, este llevó a cabo una revisión de los principios del marxismo-leninismo que fue combatida por el Partido Comunista de China y el Partido del Trabajo de Albania, de forma principal, dando lugar a una de las mayores luchas ideológicas que han existido en el campo revolucionario. El Partido Comunista Peruano no fue ajeno a esta lucha ideológica entre revisionismo y marxismo que daría lugar a su ruptura en la IV Conferencia Nacional del Partido, en 1964, entre los que se alineaban con el PCUS y los que, por otra parte, lo hacían con el PCCh, donde se incluía la Fracción Roja. Ambas organizaciones comenzaron a ser conocidas por el nombre de sus órganos de expresión: Unidad en el caso de los «prosoviéticos» y Bandera Roja en el de los «prochinos». El combate ideológico en el seno del PCP, aparte de las cuestiones relativas a la línea general del MCI que provocaron la escisión de este, giraba en torno a la forma de establecer el socialismo (es decir, si se producía mediante una revolución violenta o si se alcanzaba por la vía pacífica), el carácter del gobierno de Belaúnde y la posición a adoptar respecto de él, la caracterización de la sociedad peruana, etc. Tras la ruptura, las fuerzas numéricas quedaron parejas entre ambas organizaciones, situación nada habitual tras la escisión del MCI, donde los partidos alineados con el PCUS por regla general conservaban a la inmensa mayoría de la militancia siendo una pequeña parte la que rompía con el revisionismo.En base a esta lucha de dos líneas, en la V Conferencia, en 1965, se definió la línea general de la revolución en el Perú. Se estableció que la sociedad peruana tenía carácter semifeudal y semicolonial debido a la existencia del gamonalismo (1), a la concentración de la tierra en pocas manos, a las relaciones semifeudales de explotación y a la dependencia del Estado peruano respecto de las potencias imperialistas. Se rechaza el tránsito pacífico al socialismo y se reafirma que la revolución será violenta y que la conquista del poder político se producirá mediante una Guerra Popular Prolongada del campo a la ciudad con creación de bases de apoyo. Se consideraba que el campesinado era la fuerza motriz y el proletariado la fuerza dirigente de la revolución democrático-popular en el Perú. También se acordó la construcción de los tres instrumentos de la revolución (Partido, ejército y frente único), y que la actividad de la organización debería ser clandestina. En esta conferencia se abogó por recuperar y estudiar la línea del fundador del PCP, José Carlos Mariátegui.Por estos años, la Fracción tenía su fuerza principal en la Universidad Nacional San Cristóbal de Huamanga, en la capital de Ayacucho. Por ello, su militancia estaba compuesta de forma mayoritaria por alumnos y profesores de la UNSHC (entre ellos Abimael Guzmán, que era uno de los responsables de la formación de la Fracción Roja y su principal dirigente). Durante esta época el Comité Regional tuvo un papel importante en la formación de la Federación de Barrios (FBA) y del Frente de Defensa del Pueblo de Ayacucho (FDPA). La primera de estas organizaciones surgió como consecuencia de la migración de campesinos a la ciudad y sus actividades principales consistían en la ocupación tierras con el objetivo de construir viviendas en ellas y en demandar la prestación de servicios básicos a estos nuevos barrios. La existencia de la FBA junto a la necesidad de defender la Universidad, puesto que esta estaba en el punto de mira del Estado burgués por la influencia que en ella tenían las organizaciones de izquierda, propiciaron la creación del FDPA en 1966. Desde esta fecha a 1969 el Frente de Defensa del Pueblo realizaría movilizaciones que conseguían convocar a 10.000 personas en una ciudad que tenía 50.000 habitantes. Ello es muestra de la gran conflictividad social existente en Ayacucho, en la segunda mitad de los años 60, que culminaría en el movimiento por la gratuidad de la enseñanza de junio de 1969.
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