La explotación económica
breve texto de Marvin Harris
breve texto de Marvin Harris
tomado de Antropología cultural, libro de Marvin Harris (Alianza Editorial, año 2003, páginas 313-314)
El control de grandes cantidades de poder por parte de una clase en su relación con otra permite a los miembros de la clase más poderosa explotar a los de la más débil. No hay ningún significado generalmente aceptado del término explotación, pero podemos identificar las condiciones básicas responsables de la explotación económica por referencia a [los conceptos] de la reciprocidad y la redistribución. Cuando prevalece la reciprocidad equilibrada o cuando los redistribuidores se quedan con los "pasteles rancios y los huesos"(*) no existe explotación económica. En cambio, cuando los redistribuidores empiezan a quedarse con "la carne y la manteca" (*), ésta puede estar a punto de desarrollarse.
Según las teorías de Karl Marx, todos los trabajadores asalariados son explotados porque el valor de lo que producen es siempre mayor que el de su paga. Análogamente, algunos antropólogos adoptan el punto de vista de que la explotación comienza en el momento en que existe un permanente desequilibrio estructural en el flujo de bienes y servicios entre dos grupos. Frente a esta visión cabe aducir que las actividades de patrones y redistribuidores estratificados pueden producir una mejora en el bienestar de la clase subordinada, y que, sin el liderazgo de los empresarios o la clase dirigente, todos saldrían peor parados. Por tanto, no puede afirmarse que toda desigualdad en el poder y en el nivel de consumo implique, necesariamente, una situación de explotación. Si gracias a las recompensas que se otorgan a la clase dirigente o que ésta se apropia, el bienestar económico de todas las clases mejora constantemente, no parece muy adecuado referirse a las personas responsables de esta mejora como explotadores.
Sugiero que existe explotación cuando se dan estas cuatro condiciones: 1) la clase subordinada experimenta privaciones respecto a necesidades básicas tales como comida, agua, aire, luz, ocio, asistencia médica, alojamiento y transporte; 2) la clase dirigente goza de una abundancia de lujos; 3) los lujos de que disfruta la clase dirigente dependen del trabajo de la clase subordinada; y 4) las privaciones que experimenta la clase subordinada se deben a la negativa de la clase dirigente a aplicar su poder a la producción de artículos de primera necesidad, en vez de artículos de lujo, y a redistribuirlos entre la clase subordinada.
(*) El autor se refiere a las prácticas de reciprocidad y redistribución entre tribus cazadoras y recolectoras.
El control de grandes cantidades de poder por parte de una clase en su relación con otra permite a los miembros de la clase más poderosa explotar a los de la más débil. No hay ningún significado generalmente aceptado del término explotación, pero podemos identificar las condiciones básicas responsables de la explotación económica por referencia a [los conceptos] de la reciprocidad y la redistribución. Cuando prevalece la reciprocidad equilibrada o cuando los redistribuidores se quedan con los "pasteles rancios y los huesos"(*) no existe explotación económica. En cambio, cuando los redistribuidores empiezan a quedarse con "la carne y la manteca" (*), ésta puede estar a punto de desarrollarse.
Según las teorías de Karl Marx, todos los trabajadores asalariados son explotados porque el valor de lo que producen es siempre mayor que el de su paga. Análogamente, algunos antropólogos adoptan el punto de vista de que la explotación comienza en el momento en que existe un permanente desequilibrio estructural en el flujo de bienes y servicios entre dos grupos. Frente a esta visión cabe aducir que las actividades de patrones y redistribuidores estratificados pueden producir una mejora en el bienestar de la clase subordinada, y que, sin el liderazgo de los empresarios o la clase dirigente, todos saldrían peor parados. Por tanto, no puede afirmarse que toda desigualdad en el poder y en el nivel de consumo implique, necesariamente, una situación de explotación. Si gracias a las recompensas que se otorgan a la clase dirigente o que ésta se apropia, el bienestar económico de todas las clases mejora constantemente, no parece muy adecuado referirse a las personas responsables de esta mejora como explotadores.
Sugiero que existe explotación cuando se dan estas cuatro condiciones: 1) la clase subordinada experimenta privaciones respecto a necesidades básicas tales como comida, agua, aire, luz, ocio, asistencia médica, alojamiento y transporte; 2) la clase dirigente goza de una abundancia de lujos; 3) los lujos de que disfruta la clase dirigente dependen del trabajo de la clase subordinada; y 4) las privaciones que experimenta la clase subordinada se deben a la negativa de la clase dirigente a aplicar su poder a la producción de artículos de primera necesidad, en vez de artículos de lujo, y a redistribuirlos entre la clase subordinada.
(*) El autor se refiere a las prácticas de reciprocidad y redistribución entre tribus cazadoras y recolectoras.