La Audiencia Provincial de Madrid ha condenado a 26 años de prisión al ex militar Josué Estébanez, de 25 años, por el asesinato de Carlos Palomino, de 16, que tuvo lugar en la estación de metro de Legazpi, en Madrid, el 11 de noviembre de 2007. El tribunal considera que Estébanez es culpable de asesinato con la agravante de discriminación ideológica, por el que reclama 19 años, más otros siete por un intento de homicidio.
La sentencia considera probado que Estébanez se dirigía la mañana del asesinato a una manifestación del partido de extrema derecha Democracia Nacional, autorizada por la Delegación del Gobierno, bajo el lema Contra el racismo antiespañol. Sacó la navaja al identificar a los jóvenes en el andén como de ideología contraria y los esperó "para agredir a cualquiera de ellos con el menor pretexto por su enfrentada divergencia de pensamiento". La muerte de Palomino fue "consecuencia directa de la agresión del acusado" realizada con la consciencia "absoluta", según el tribunal, de acabar con su vida.
Las acusaciones particular y popular reclamaban el agravante de discriminación ideológica, al que después se sumó la fiscalía, al entender que Estébanez actuó porque identificó a la gente del andén como de ideología contraria. "Estamos muy satisfechos por este reconocimiento, que consideramos muy pedagógico para futuros casos judiciales y también a nivel social", según Esteban Ibarra, presidente de Movimiento contra la Intolerancia, personado como acusación popular. Es la primera vez, según Ibarra, que se reconoce este agravante en un juicio por asesinato en Madrid.
La madre de Palomino, María Victoria Muñoz, está "decepcionada" con la pena impuesta por el tribunal, según ha indicado a las puertas de la Audiencia su abogado, ErlantzIbarrondo. La acusación particular solicitó una pena de 37 años para el acusado.
La ideología de ultraderecha de Estébanez, según la sentencia, está "plenamente acreditada". Vestía una sudadera ThreeStroke (marca fetiche de los ultras), gritó la consigna SiegHeil! -saludo nazi que significa viva la victoria- y utilizó la palabra "guarros" para referirse a los que le perseguían tras el apuñalamiento, un término "que emplean los fascistas para referirse a sus oponentes ideológicos" como señaló durante el juicio el jefe policial del Grupo XXI, especialista en bandas urbanas.
La secuencia de la muerte de Palomino y el posterior enfrentamiento de su homicida confeso con otros viajeros quedó grabado desde distintos ángulos por las cámaras de seguridad del metro. Precisamente, la fiscal resaltó durante el juicio -celebrado entre los días 14 y 22 de septiembre- que tener una grabación de los hechos dotaba al juicio de una objetividad no común. La madre de Carlos Palomino, Mavi Muñoz, asistió a todas las sesiones del juicio con la abuela del fallecido. La custodiaban amigos y conocidos del joven asesinado, que comparecían ante las cámaras con el rostro cubierto y que se concentraron durante los días que duró el juicio frente a la Audiencia Provincial.
La sentencia considera probado que Estébanez se dirigía la mañana del asesinato a una manifestación del partido de extrema derecha Democracia Nacional, autorizada por la Delegación del Gobierno, bajo el lema Contra el racismo antiespañol. Sacó la navaja al identificar a los jóvenes en el andén como de ideología contraria y los esperó "para agredir a cualquiera de ellos con el menor pretexto por su enfrentada divergencia de pensamiento". La muerte de Palomino fue "consecuencia directa de la agresión del acusado" realizada con la consciencia "absoluta", según el tribunal, de acabar con su vida.
Las acusaciones particular y popular reclamaban el agravante de discriminación ideológica, al que después se sumó la fiscalía, al entender que Estébanez actuó porque identificó a la gente del andén como de ideología contraria. "Estamos muy satisfechos por este reconocimiento, que consideramos muy pedagógico para futuros casos judiciales y también a nivel social", según Esteban Ibarra, presidente de Movimiento contra la Intolerancia, personado como acusación popular. Es la primera vez, según Ibarra, que se reconoce este agravante en un juicio por asesinato en Madrid.
La madre de Palomino, María Victoria Muñoz, está "decepcionada" con la pena impuesta por el tribunal, según ha indicado a las puertas de la Audiencia su abogado, ErlantzIbarrondo. La acusación particular solicitó una pena de 37 años para el acusado.
La ideología de ultraderecha de Estébanez, según la sentencia, está "plenamente acreditada". Vestía una sudadera ThreeStroke (marca fetiche de los ultras), gritó la consigna SiegHeil! -saludo nazi que significa viva la victoria- y utilizó la palabra "guarros" para referirse a los que le perseguían tras el apuñalamiento, un término "que emplean los fascistas para referirse a sus oponentes ideológicos" como señaló durante el juicio el jefe policial del Grupo XXI, especialista en bandas urbanas.
La secuencia de la muerte de Palomino y el posterior enfrentamiento de su homicida confeso con otros viajeros quedó grabado desde distintos ángulos por las cámaras de seguridad del metro. Precisamente, la fiscal resaltó durante el juicio -celebrado entre los días 14 y 22 de septiembre- que tener una grabación de los hechos dotaba al juicio de una objetividad no común. La madre de Carlos Palomino, Mavi Muñoz, asistió a todas las sesiones del juicio con la abuela del fallecido. La custodiaban amigos y conocidos del joven asesinado, que comparecían ante las cámaras con el rostro cubierto y que se concentraron durante los días que duró el juicio frente a la Audiencia Provincial.