Aportaré mi humilde opinión al debate.
El islam no es ninguna amenaza en sí misma, pero los países islámicos sí pueden llegar a serlo para EE.UU. Se sabía de sobra que Irak no poseía armas de destrucción masiva, porque cualquier servicio de inteligencia puede acceder a esa información, y un gobierno no tiene por qué ocultarlo. Lo que se buscó en guerras como la de Irak o la del Golfo es, en primer lugar, apropiarse de las reservas de petróleo, y en segundo, sofocar la multiporalidad. Explicaré lo que quiero decir a continuación.
En lo que respecta al petróleo, poco que aclarar. Todos sabemos que quien controla el crudo tiene el control de decenas de economías a nivel mundial, y quien hoy controla el petróleo, son los países árabes. Estados Unidos necesita tener como amigos a Arabia Saudí y los Emiratos Árabes, principalmente, porque si son sus enemigos, mañana mismo el sistema entero se derrumbaría. Al no poder entrar en los principales países productores de petróleo como hicieron en Irak o el Golfo (o Venezuela, no olvidemos), prefieren tener una relación de “bussines friends” (excepto con Venezuela, no olvidemos) y aplicar la máxima de: “son unos hijos de puta, pero son nuestros hijos de puta”, es decir, tienen un sistema horrible, es una dictadura… -dicen- pero el petróleo nos lo dejan baratísimo. Ideología neoliberal en su más pura esencia.
Por otro lado, y aquí es donde quiero hacer énfasis, es en el tema de la multipolaridad abierta (e inesperada) en este recién estrenado siglo XXI. Fukuyama se empecinó en decirnos que una única potencia hegemónica iba y debía controlar el mundo, que todo el orden económico, cultural, religioso e ideológico iba y debía ir al son de los Estados Unidos de América. La visión de Fukuyama, era la visión de Bush; fue la visión de Condolezza Rice; y es la visión Obama. Incluso es la visión (permítanme ser visionario) del próximo presidente de los Estados Unidos. No puede ni debe haber un frente lo suficientemente consolidado en el mundo que pueda hacer frente a los Estados Unidos y a su hegemonía cultural (entendida como la globalización). No puede haber una nueva URSS, ni una nueva Cuba, ni una, por supuesto, nueva Corea del Norte. Cuando el Islam se radicaliza como producto del conflicto en Oriente Medio entre USA y la URSS, Estados Unidos es incapaz de aceptar un tablero de juego en el que la hegemonía norteamericana no es la única protagonista. Digamos que Estados Unidos tiene que hacer la Guerra Santa contra la multiporalidad (haciendo gala de su impotencia sistémica para gobernar el mundo). Quizás aquí estamos siendo testigos de la dictadura del capital. Una dictadura que permite ideologías, siempre y cuando éstas no supongan un peligro para quien gobierna.
Además, y aquí acabo, vivimos en un momento de excepcionalidad política. La gente necesita encontrar un culpable, para así fijar un horizonte, un argumento global, de lo que está ocurriendo. Cuando experimentamos una situación de crisis, en la que la realidad es tangible y experimentable, (vemos el fracaso del sistema, vemos gente desahuciada, durmiendo en la calle, comiendo de la basura, etc.) necesitamos, instintivamente encontrar un culpable para todas esas víctimas. Podría llegar alguien (piensan Ellos) que comenzase a decir que los culpables son banqueros, constructores, grandes ejecutivos, etc., como ocurre en Grecia o España. Como no quieren afrontar la realidad, es decir, que ellos son los responsables de dicha catástrofe, echan la culpa a otro –y aquí es donde entra el islamismo-. La gente entiende que no vivimos en un momento de excepcionalidad por culpa de una crisis del sistema, sino porque hay gente peligrosa atentando contra la libertad de expresión, intentando imponer una relgión, etc. Se crea una ilusión alrededor del problema, que no lo ataja, pero da una especie de analgésico contra el dolor a las masas. Un espejismo que tapa una realidad absolutamente evidente, pero que crea un enemigo que en realidad, no es el real.
Creo que hay el mismo número de probabilidades de que el ataque a Charlie Hebdo sea tan verdadero como falso. El islam se ha radicalizado (por culpa de Occidente, sin ningún tipo de duda), pero, y volviendo a mis argumentos anteriores, el que exista una crisis del sistema y de la cultura, fuerza a la clase dominante a crear nuevas dimensiones de realidad entre la gente. Salud y Lucha.