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    23-F La Verdadera Historia

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    Mensaje por Camarada Libre Pensador Mar Ago 02, 2011 12:29 pm

    Me podrian explicar los sucesos, los sé,pero son fuentes burguesas
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    Mensaje por nunca Mar Ago 02, 2011 1:21 pm

    Camarada Libre Pensador escribió:Me podrian explicar los sucesos, los sé,pero son fuentes burguesas

    Aquí tienes una versión del 23-f muy interesante.

    Las huellas de la Alianza Atlántica en el 23-F.
    A finales de la década de los 70 y comienzos de la de los 80, Estados Unidos veía con preocupación las intenciones del presidente español, Adolfo Suárez de mantenerse al margen de la guerra fría y no tomar partido por ninguno de los dos bloques en conflicto.

    Las aspiraciones soberanistas de Suárez chocaban de lleno con los deseos de Washington de ver a España plenamente integrada en la OTAN y contar de este modo, con una posición geoestratégica clave, en el tablero de ajedrez de la guerra fría.

    Además, en esos momentos, la oposición popular a la anticomunista Alianza Atlántica era enorme en toda España, igual que en la mayor parte de los países de Europa occidental.

    Por todo esto, la CIA llegó a considerar el golpe de Estado como la mejor opción para forzar la entrada de España en la OTAN. Una entrada deseada también por la cúpula militar, pues con ella, los presupuestos públicos destinados al ejército aumentarían de forma vertiginosa, del mismo modo que las ayudas económicas internacionales para la “modernización” del mismo.

    Con tal propósito en mente, Estados Unidos nombró como embajador, al ultraderechista Terence Todman que ya había jugado un papel activo en los golpes de Estado de Pinochet, en Chile, y de Videla, en Argentina.

    Pero sin duda, la prueba más evidente del interés yanqui, en el golpe de Estado, la encontramos en una publicación de la época, llamada Transnational Security, elaborada y distribuida por la Agencia Central de Inteligencia (CIA, por sus siglas en inglés) y que, según palabras de la propia publicación “No se envía necesariamente a petición, ni se buscan suscripciones. Se envía a dirigentes políticos y cuidadosamente seleccionados, altos ejecutivos… que son conscientes de la necesidad de resistir la permanente ofensiva soviética…” (pag. 207, Calderón).

    Según una investigación del propio CESID (servicios de inteligencia español), el objetivo de Transnational Security era “crear la imagen, en esos momentos delicados por los que atravesaba España, de que el Centro estaba dominado por un grupo progresista, (…) que pretendía facilitar la conquista de España por el comunismo internacional” (pag. 207, Calderón). Una versión muy alejado de la realidad (recordemos que Adolfo Suárez desempeñó una activo papel durante el franquismo), pero muy útil para demonizar (en unos tiempos de auténtica paranoia antisoviética) a un gobierno que no quería plegarse a los intereses de una potencia extranjera.

    Fue concretamente en el número de febrero de Transnational Security (anterior, por lo tanto, al golpe de estado), donde, tras hacer un análisis totalmente negativo de la situación política y económica de España, haciendo (¡cómo no!) especial hincapié en la amenaza que constituía el "terrorismo", propone, entre otras cosas, la solución “a la turca”, en referencia al golpe de Estado de Turquía, en el que, las investigaciones de Daniel Ganser han demostrado que la OTAN desempeñó un papel crucial.

    Brian Crozier, responsable de la publicación (según las explicaciones dadas por Washington al CESID) y destacado colaborador de la CIA, que tenía estrechas relaciones con otros servicios secretos occidentales como el alemán, el suizo, el francés o el inglés (como indicaba la prestigiosa publicación alemana “Der Spiegel”, en su número del 18 de septiembre de 1982), mantuvo conversaciones en Madrid, con destacados militares y civiles de mentalidad abiertamente reaccionaria, con anterioridad al 23-F, en las que probablemente les expodría las “preocupaciones” que ya había expresado por escrito en Transnational Security.

    Tras el 23-F, la publicación de la CIA haría una valoración muy positiva de lo sucedido aquel día y daba un aviso para “navegantes”: “La demostración de fuerza efectuada por la Guardia Civil en Madrid y por las fuerzas locales en Valencia, el 23 de febrero, no puede ser ninguna sorpresa para los lectores de nuestro último artículo. Debe ser, sin embargo, considerada más como una dramática protesta contra la incapacidad del gobierno que como un golpe de Estado fallido. Aunque el rey Juan Carlos actuando rectamente se disoció del mismo, puede aún considerarlo necesario para usar la fuerza por sí mismo” (pag. 209, Calderón).

    Fuera como fuese y tras el 23-F, con Adolfo Suárez fuera de combate (un mes antes había presentado su dimisión), todas las grandes opciones políticas, excepto el PCE, utilizando como altavoces los principales medios de comunicación, emprendieron una demagógica campaña propagandística, en la que se presentaba la entrada de España en la OTAN, como la única solución posible para poner punto y final a la triste tradición golpista de la historia española. Una campaña que pasaba por alto, intencionadamente, la solución que pocos años antes habían intentado Suárez y Gutiérrez Meyado, y que, al contrario que la entrada de España en la OTAN, no suponía la supeditación a los intereses de potencias extranjeras abiertamente imperialistas y anticomunistas. Una solución que era tan simple como la Reforma Militar.

    Si analizamos el 23-F, tan sólo, como el intento de una cúpula militar reaccionaria por hacerse con el poder, podríamos concluir que el golpe de Estado fue todo un fracaso, pero si lo analizamos como un método de intimidación a la clase política y a la ciudadanía española, planificado por esa misma cúpula militar (al frente de la cual se encontraría Juan Carlos de Borbón), en concierto con la Alianza Atlántica, el 23-F fue todo un éxito.

    Fuentes bibliográficas: “Algo más que el 23-F”, Javier Calderón y Florentino Ruiz, La Esfera de los Libros S.L., Madrid (2004).

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    Mensaje por caos-emergente.blogspot Mar Ago 02, 2011 1:57 pm

    http://www.larepublica.es/spip.php?article23309

    Carta Abierta de Antonio Romero a la Ciudadanía
    El 23 de febrero de 1981 el Congreso de los Diputados celebraba sesión de investidura de Leopoldo Calvo Sotelo en segunda votación. Tejero irrumpió en el Congreso al frente de 200 guardias civiles que habían llegado en autobuses a la Carrera de San Jerónimo.

    España en aquellos días vivía una intensa campaña terrorista de secuestros y asesinatos a manos de ETA.

    Andalucía estaba rompiendo el modelo de Estado diseñado por la UCD que garantizaba las autonomías políticas solo para la llamadas comunidades históricas.

    La dimisión de Adolfo Suarez provocada por los sectores más reaccionarios de la derecha española y de la administración norteamericana que querían a toda costa el ingreso de España en la OTAN, a lo que Suarez se venía negando.

    Las movilizaciones frente a la reconversión y al paro eran muy generalizadas. Existía una gran ebullición social y política. El modelo de transición se estaba cuestionando en la práctica. La monarquía estaba sujeta con alfileres. Carecía de legitimidad, dado que era una herencia del franquismo.

    Las elecciones municipales tres años antes se habían saldado con una amplia derrota de la derecha en todas las grandes ciudades.

    En el ejército, en las fuerzas y cuerpos de seguridad del estado y en los Servicios Secretos, en conexión con las tramas civiles (que aún no han salido a la luz 30 años después), se preparaban tres escenarios de Golpe:

    -Cruento y duro

    -Militar con participación de la derecha.

    -Blando, con gobierno de concentración nacional.

    El rey estaba informado porque el objetivo del Golpe blando, apoyado en el secuestro del Congreso por Tejero, lugar donde el elefante blanco (autoridad militar, por supuesto), acudiría para anunciar el nuevo gobierno de concentración, suspender las garantías constitucionales y declarar el Estado de Sitio. Se trataba de consolidar la Monarquía y de reconducir el rumbo de España hacia posiciones conservadores.

    Ingresando inmediatamente en la OTAN

    Recortando las autonomías (LOAPA)

    Reprimiendo las movilizaciones obreras y sindicales.

    Haciendo frente a ETA con el Ejército y con efectivos para iniciar la guerra sucia.

    En los tres escenarios golpistas que se crearon, sólo al cruento sostenía que al rey se le habían ido las cosas de las manos aunque mantenía la monarquía como modelo de Estado.

    La primera pregunta ante el mapa de ocupaciones de los golpistas en Madrid sigue siendo la siguiente: ¿Por qué no ocuparon la Zarzuela para neutralizar al rey? ¿Lo consideraban uno de los suyos? ¿Por qué tardó tantas horas en comparecer en televisión? Concretamente desde las 18:30 hasta la 1:20 de la madrugada.

    Además, no utilizó la radio ni otros medios durante todo ese tiempo.

    El General Armada estaba preparado para comparecer en el Congreso en nombre del rey, e imponer un Gobierno de concentración. Milan del Bosch sacó los tanques a la calle. En Sevilla calentaron motores los blindados en los cuarteles y en la Brunete se producían movimientos. Aquí es donde el rey y Sabino Fernández Campo emplearon estas horas para ver como evolucionaba la situación.

    Se evitó que saliera el ejército a la calle porque de haber sido así se fortalecería la posición de Tejero, que se estaba negando a que el Elefante Blanco propusiera un Gobierno de concentración con presencia de ministros de la izquierda. Con el ejército en la calle nos habríamos acercado al Golpe Duro.

    Estuvieron en contacto con EEUU. Hay cintas de cassete que grabaron las conversaciones entre Zarzuela y la Embajada que aún no están desclasificadas. El Secretario de Estado (Heighs) planteó que el golpe era un asunto interno de los españoles.

    También valoraron el apoyo del hermano de la reina Sofia Constantino de Grecia al Golpe de Estado en aquel país que acabaría por llevarse por delante a la Monarquía.

    En esas horas se jugó a todo. Se barajaron todas las posibilidades dado que ningún sector del golpismo cuestionaba la monarquía. Todos actuaban en nombre del rey.

    Finalmente, ante la negativa de Tejero a la solución Armada el Golpe se quedó sin Elefante Blanco. El rey aparecería como salvador del Congreso de los Diputados y de la Constitución de 1978. Saldría reforzado, legitimado. Llamaría a los partidos para reconducir la situación al tiempo que ofrecía a su amigo Armada como cabeza del Golpe.

    España entraría en la OTAN, el PSOE se derechizó, las autonomías se frenaron, el chantaje había funcionado. Los poderes tácticos habían reconducido la transición cuya hegemonía estaban perdiendo y la monarquía se legitimó ante la ciudadanía en gran medida, luego el Golpe había sido todo un éxito en lo político y un fracaso en su ejecución militar.

    Antonio Romero Ruiz

    Presidente de Honor del PCA. Ex parlamentario andaluz de IU LV-CA Coordinador de la Red de Municipios por la III República.

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    Mensaje por nunca Jue Feb 19, 2015 8:26 pm

    La entrada de España en la OTAN o el triunfo del 23-F

    23-F La Verdadera Historia Suarezcastro

    Hacia finales de los años 70 y principios de los 80 del pasado siglo, Estados Unidos observaba con cierta preocupación la tibia actitud del gobierno español, presidido por Adolfo Suárez, respecto a la incorporación de España en la Alianza Atlántica (OTAN) como un miembro más. El propio Suárez había manifestado en varias ocasiones, públicamente, sus intenciones de no tomar partido por ninguno de los dos bloques en conflicto y de incorporarse, llegado el caso, en el eje de los países no alineados (entre los que se encontraban Cuba, Yugoslavia, Vietnam o Corea del Norte). Para los Estados Unidos esta posición de neutralidad política era casi como una declaración de guerra, no sólo por su acercamiento a países de ideología socialista, sino, principalmente, porque les impedía utilizar con total libertad, en plena Guerra Fría contra los soviéticos, un territorio geoestratégico clave como era España, a la que ya consideraban casi como una colonia.

    El acercamiento del presidente italiano Aldo Moro (democratacristiano) a los comunistas del PCI (Partido Comunista Italiano) con el fin de formar gobierno, fue una situación que llegó a poner en peligro la continuidad de las bases militares norteamericanas en Italia, una situación que Estados Unidos no estaba dispuesto a volver a correr en el caso de España. Necesitaban encontrar el modo de que España se dejara de tibiezas y se implicara decididamente, y de una vez por todas, en el bloque atlantista.

    La entrada de España en la OTAN y, por consiguiente, la participación activa en la Guerra Fría, era también un deseo compartido por una buena parte de la cúpula militar española, conscientes de la importante oportunidad económica que ello supondría; no sólo porque tendría como resultado un considerable aumento de los presupuestos públicos destinados al ejército, sino, especialmente, por las jugosas ayudas internacionales que empezarían a fluir (principalmente, vía Estados Unidos) para la “modernización” del ejército.

    Con tales propósitos en mente, los servicios secretos estadounidenses y parte del ejército español empezaron a barajar varias posibilidades, entre ellas, la de un golpe de Estado que forzase la entrada inmediata de España en la OTAN. En tales circunstancias no es de extrañar que Estados Unidos nombrase como embajador al ultraderechista Terence Todman, que ya había desempeñado un importante papel en los golpes de Estado de Pinochet en Chile y de Videla en Argentina.

    La CIA nunca ocultó sus intenciones golpistas, una buena prueba de ello la podemos encontrar en la revista Transnational Security, una publicación de la época elaborada por la propia Agencia y distribuida, según palabras de la publicación, entre “dirigentes políticos cuidadosamente seleccionados, y a altos ejecutivos (…) que son conscientes de resistir la permanente amenaza soviética” (página 207, Calderón y Ruiz). Según una investigación del CESID (organismo español dependiente del Ministerio de Defensa, ocupado en labores de información y espionaje), el objetivo de Transnational Security era el de “crear la imagen, en esos momentos delicados por los que atravesaba España, de que el Centro (opción política a la que pertenecía el presidente Adolfo Suárez) estaba dominada por un grupo progresista, (…) que pretendía facilitar la conquista de España por el comunismo internacional” (página 207, Calderón y Ruiz). Washington era consciente de lo lejos que ideológicamente estaba Adolfo Suárez del comunismo internacional, pero vincularle con éste, en plenos tiempos de paranoia antisoviética, era una estrategia muy útil para demonizar a un gobierno que no se terminaba de plegar a sus intereses. Fue concretamente en el número de febrero de 1981 de Transnational Security (justo antes del golpe de Estado), donde, tras realizar un extremadamente alarmista análisis de la situación política y económica de España, haciendo especial hincapié en la amenaza que constituía el terrorismo de corte marxista-leninista, se propone abiertamente y sin rubor alguno la solución “a la turca”, en referencia al golpe de Estado de Turquía. Precisamente, en el golpe de Estado turco, la OTAN y los servicios secretos estadounidenses desempeñaron también un papel crucial según las recientes investigaciones del catedrático de historia en la Universidad de Basilea (1), Daniele Ganser (Los ejércitos secretos de la OTAN. La operación Gladio y el terrorismo en la Europa occidental).

    Brian Crozier, responsable de la publicación Transnational Security y destacado colaborador de la CIA y de otros servicios secretos occidentales como el alemán, el suizo, el francés o el inglés (según señaló la prestigiosa publicación Der Spiegel, en su número del 18 de septiembre de 1982) mantuvo, con anterioridad al 23-F, conversaciones en Madrid con destacados militares y civiles de mentalidad profundamente reaccionaria, en las que con toda probabilidad les expresaría las “preocupaciones” ya expuestas en su publicación, así como lo mucho que Washington les agradecería poner fin a tales inquietudes lo antes posible.

    Tras el 23-F, Transnational Security realizaba una valoración muy positiva de todo lo sucedido aquel día, dejando un aviso muy claro para quien no se hubiera enterado aún de qué iba el asunto:

    “La demostración de fuerza efectuada por la Guardia Civil en Madrid y por las fuerzas locales en Valencia, el 23 de febrero, no puede ser ninguna sorpresa para los lectores de nuestro último artículo. Debe ser, sin embargo, considerada más como una dramática protesta contra la incapacidad del gobierno que como un golpe de Estado fallido. Aunque el rey Juan Carlos actuando rectamente se disoció del mismo, puede aún considerarlo para usar la fuerza por sí mismo” (página. 209, Calderón y Ruiz).

    En otras palabras, si España vuelve a tener otra vez deseos de actuar al margen de los intereses norteamericanos, ya sabe lo que le espera.

    El hecho de que Adolfo Suárez dimitiera pocos días antes del 23-F, en enero de 1981, y su actitud de absoluta tranquilidad durante la “representación”  de Tejero en el Congreso de los Diputados me lleva a pensar que es muy probable que él mismo estuviera enterado, con antelación, de todo lo que iba a suceder. Es posible, incluso, que con anterioridad al golpe se hubiera tratado de llegar a algún tipo de acuerdo con él que éste no habría aceptado, y, convencido de la imposibilidad de hacer nada por cambiar el rumbo de los acontecimientos (al observar una correlación de fuerzas totalmente desfavorable a sus intereses), decidiera retirarse de forma voluntaria dejando el problema en manos de su sucesor, el que hasta entonces había sido el vicepresidente de su gobierno, Leopoldo Calvo-Sotelo.

    La única razón por la que el golpe de Estado no fue a más (disolución del gobierno Suárez y creación de uno nuevo provisional) la encontramos al analizar lo sucedido dos días después del 23-F.

    El 25 de febrero de 1981, Leopoldo Calvo-Sotelo, en su discurso de investidura como nuevo presidente del gobierno, inicia el proceso de incorporación a la Alianza Atlántica, al incluir el ingreso de España en la OTAN en su programa de gobierno. Por fin, el hijo prodigo volvía a someterse a la tutela paterna. A partir de entonces, los medios de comunicación y la mayoría de las grandes fuerzas políticas emprendieron una demagógica campaña propagandística basada en la idea de que la entrada del ejército español en la OTAN supondría el final de la tradición golpista en nuestra historia. Una idea que pasaba por alto no sólo la activa participación de los Estados Unidos en el reciente golpe, sino también la propuesta realizada meses antes por Suárez y Gutiérrez Meyado, la Reforma Militar; una propuesta mucho más racional y lógica para frenar futuras amenazas golpistas, pero con la que probablemente Suárez terminó por granjearse la animadversión de los altos mandos militares, que veían en la OTAN un aliado mucho más fiable para la defensa de sus intereses.

    Si analizamos el 23-F simplemente como el intento de un grupo de militares reaccionarios por hacerse con el Poder, podríamos concluir que el golpe de Estado fue un fracaso; pero si lo analizamos como una estrategia planificada por la cúpula militar española y los servicios secretos de los Estados Unidos, destinada a forzar la entrada de España en la OTAN, el 23-F fue todo un éxito.

    El 30 de mayo de 1982 el sueño de Washington se hacía realidad y España se convertía en el mimbro número 16 de la Alianza Atlántica. Una integración que se vería reforzada gracias al la gestión realizada por el PSOE de Felipe González tras ganar las elecciones en octubre de 1982, quien antes de llegar al gobierno se oponía a la pertenencia de España a la OTAN, y tras la victoria electoral hizo todo lo posible por consolidar dicha integración.

    Bibliografía:
    Javier Calderón y Florentino Ruiz, “Algo más que el 23-F”, La Esfera de los Libros S.L., Madrid (2004)
    Notas:
    (1) Artículos de Daniele Ganser en Voltairenet.org sobre las operaciones encubiertas de la OTAN en Europa durante la Guerra Fría http://www.voltairenet.org/auteur124764.html?lang=es

    http://conspiracionabierta.blogspot.com.es/2015/02/la-entrada-de-espana-en-la-otan-o-el.html

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