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Debemos, como buenos revolucionarios que somos, de vivir y sentir como propios cada momento histórico bajo un análisis práctico y materialista. Y este acontecimiento, que marca un antes y un después en toda la temprana historia colombiana, genera gigantescos cambios, diferentes interrogantes, y millones de incertidumbres.
Por un lado podemos ver a la acción revolucionaria como algo que ya totalmente se ha rezagado. Pero, como ya lo he expresado anteriormente(en el post de ¿acción comunista colombiana?) esa acción verdaderamente revolucionaria ya se encontraba muerta hace al rededor de 30 años. Por otro lado, debemos de saber discernir entre dos temas magnos, el de la permisividad o impunidad dada en los acuerdos de paz y el criterio terrorista dado en las acciones revolucionarias de Colombia. Esto debe ser un motivador de amplia acción para tener en cuenta aspectos importantes que lleven a la población colombiana a un acto revolucionario.Más bien, debemos de ver al postconflicto como un cambio de mira para la acción social y reclamar la revolución como algo autóctono bajo los estándares que ahora recobran importancia, tales como los conflictos urbanos, el narcotráfico, las Bacrim, los grupos paramilitares y sus relaciones con "servidores públicos", las intervenciones imperialistas en el territorio, nuestras economías neoliberales, nuestras disidencias políticas, etc. Es decir, es momento de reestructurar nuestra revolución y movimiento partiendo desde este estado de disimulada equidad, paz y educación.
Son realmente estos tópicos anteriormente mencionados, los que ahora al tener mayor importancia y quizá notoriedad, los que empiezan a generar interrogantes contra la verdadera negligencia siempre inherente a todos los sistemas capitalistas. La situación particular de subyugación frente a los países primer mundistas y sus técnicas de llevar al país a adoptar sus mecanismos economico-políticos llevan a la nación a un inmenso conflicto de principios y valores, además, de llevar la tensión a focos puramente marxistas y , quizá siendo un poco más progresistas, humanistas.
Como buenos revolucionarios debemos de tener presente nuestro objetivo, y bajo cualquier circunstancia atracar el sistema de la burguesía, apropiarnos de lo nuestro, y ser absolutamente emancipados por manos propias. Debemos de, en primera instancia, guiar a la población que se siente y ha sido ajena a estos temas de sublevación social, y luego, preparar el golpe que nos devuelva lo puramente nuestro, lo que pinte de reojo y estrellas a la nación y haga vibrar nuestro grito revolucionario al rededor del mundo.
Por un lado podemos ver a la acción revolucionaria como algo que ya totalmente se ha rezagado. Pero, como ya lo he expresado anteriormente(en el post de ¿acción comunista colombiana?) esa acción verdaderamente revolucionaria ya se encontraba muerta hace al rededor de 30 años. Por otro lado, debemos de saber discernir entre dos temas magnos, el de la permisividad o impunidad dada en los acuerdos de paz y el criterio terrorista dado en las acciones revolucionarias de Colombia. Esto debe ser un motivador de amplia acción para tener en cuenta aspectos importantes que lleven a la población colombiana a un acto revolucionario.Más bien, debemos de ver al postconflicto como un cambio de mira para la acción social y reclamar la revolución como algo autóctono bajo los estándares que ahora recobran importancia, tales como los conflictos urbanos, el narcotráfico, las Bacrim, los grupos paramilitares y sus relaciones con "servidores públicos", las intervenciones imperialistas en el territorio, nuestras economías neoliberales, nuestras disidencias políticas, etc. Es decir, es momento de reestructurar nuestra revolución y movimiento partiendo desde este estado de disimulada equidad, paz y educación.
Son realmente estos tópicos anteriormente mencionados, los que ahora al tener mayor importancia y quizá notoriedad, los que empiezan a generar interrogantes contra la verdadera negligencia siempre inherente a todos los sistemas capitalistas. La situación particular de subyugación frente a los países primer mundistas y sus técnicas de llevar al país a adoptar sus mecanismos economico-políticos llevan a la nación a un inmenso conflicto de principios y valores, además, de llevar la tensión a focos puramente marxistas y , quizá siendo un poco más progresistas, humanistas.
Como buenos revolucionarios debemos de tener presente nuestro objetivo, y bajo cualquier circunstancia atracar el sistema de la burguesía, apropiarnos de lo nuestro, y ser absolutamente emancipados por manos propias. Debemos de, en primera instancia, guiar a la población que se siente y ha sido ajena a estos temas de sublevación social, y luego, preparar el golpe que nos devuelva lo puramente nuestro, lo que pinte de reojo y estrellas a la nación y haga vibrar nuestro grito revolucionario al rededor del mundo.
