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    Stalinismo - una carta de Bill Bland remitida a la Academia Sarat en Londres - 30 de abril de 1999 - publicado por el blog Cultura Proletaria

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    RioLena
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    Mensaje por RioLena Mar Ene 24, 2017 8:06 pm

    Stalinismo

    Bill Bland


    Traducido por el blog “Cultura Proletaria” de iglusubversivo.wordpress.com/


    Una carta remitida a la Academia Sarat en Londres - 30 de abril de 1999


    Estoy agradecido a la Academia Sarat por haberme invitado a dar una conferencia sobre el “Stalinismo”.

    Sin embargo, su elección del tema se me presentó con cierta dificultad, ya que soy un gran admirador de Stalin y la palabra “stalinismo” fue introducida por los hipócritas opositores de Stalin -en particular, por Nikita Jruschov- en preparación para futuros ataques políticos a este.

    Hoy, de hecho, el “stalinismo” se ha convertido en un término de abuso sin sentido, usado para denotar posiciones políticas con las que alguien no está de acuerdo. ¡La prensa conservadora a veces hasta describe a Tony Blair como “stalinista”, dando a Stalin, si estuviese vivo, suficientes motivos para una denuncia por difamación!

    Stalin siempre se referió a sí mismo como “un discípulo de Lenin” y yo tengo que seguir su ejemplo e interpretar el tema “stalinismo”, como marxismo-leninismo.

    Tal vez la figura más próxima a Stalin en la historia británica sea Ricardo III, del cual todo el mundo “sabe” -y pongo la palabra “sabe” entre comillas- de sus libros de historia de la escuela secundaria y de Shakespeare, que había sido cruel, un monstruo deforme que mató al pequeño príncipe en la torre.

    Sólo recientemente los historiadores serios comenzaron a darse cuenta de que la imagen comúnmente aceptada de Ricardo fue diseñada por sus sucesores Tudor, que tomaron el trono y mataron a Ricardo.

    Naturalmente, ellos procedieron entonces a reescribir las crónicas para justificar su usurpación del trono. Incluso alterando la imagen de Ricardo para presentarlo físicamente deforme, como un monstruo tanto física como moralmente. En otras palabras, la imagen de Ricardo que es generalmente aceptada hoy en día, no es el resultado de verdades históricas, sino de la propaganda de sus opositores políticos.

    Por tanto, es legítimo preguntarse: ¿La figura de Stalin que nos presentan los autoproclamados “Kremlinólogos” es un hecho histórico o mera propaganda?

    La Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), la cual fue construida bajo la dirección de Lenin y Stalin, ya no existe. ¿Es correcto decir entonces -como muchas personas dicen- que eso significa que el socialismo en la Unión Soviética fracasó?

    Tengo la intención de citar aquí sólo un conjunto de estadísticas. En el informe para el XVII Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética en enero de 1939, Stalin citó cifras de fuentes occidentales sobre el crecimiento industrial en varios países en comparación con 1913. Estas cifras fueron:

    Alemania: -24,6%

    Reino Unido: -14,8%

    EE.UU.: + 10,2%

    URSS: + 291,9%

    Realmente, es un hecho indiscutible que bajo la economía planificada y centralizada instituída por Stalin, Rusia pasó en pocas décadas de un país atrasado y agrario a un país industrial avanzado, que en 1941-1945 era suficientemente poderoso como para derrotar una agresión alemana capaz de estancar los recursos de toda Europa occidental.

    Es común escuchar que Stalin es un “dictador”.

    El escritor estadounidense y ferviente antisoviético Eugene Lyons, una vez le preguntó a Stalin directamente: “¿Es usted un dictador?” Lyons continúa:

    “Stalin sonrió, dando a entender que la cuestión era ridícula“.

    “No“, dijo lentamente, “Yo no soy un dictador. Aquellos que usan esta palabra no entienden el sistema soviético de gobierno y los métodos del Partido Comunista. Ningún hombre o grupo de hombres puede dictar. Las decisiones son tomadas por el Partido“.

    Los economistas británicos Fabian, Sidney y Beatrice Webb, en su exhaustivo libro “Comunismo soviético: ¿una nueva civilización?” rechazan categóricamente la noción de Stalin como dictador. Dicen:

    “Stalin… no tenía ni el amplio poder… que la Constitución de Estados Unidos confía cada cuatro años a cada sucesivo presidente.

    El Partido Comunista de la URSS adoptó su propio modelo organizativo.

    Es este modelo no hay lugar para la dictadura individual. Las decisiones personales son sospechosas y elaboradamente vigiladas“.

    Ciertamente, en la época de Lenin y Stalin, el régimen soviético era oficialmente descrito como una “dictadura del proletariado”. Pero esto no implica una dictadura individual. Significa simplemente que el poder político está en manos de los trabajadores y que las acciones políticas con el fin de tomar el poder en contra de los trabajadores se consideran ilegales.

    Por supuesto, esta actividad es considerada en los círculos oficiales de Londres y Washington como “antidemocrática” y “una grave violación de los derechos humanos”.

    Pero la palabra “democracia” significa “gobierno de la gente común” y en ese sentido la Unión Soviética en la época de Stalin era infinitamente más democrática que cualquier otro país occidental.

    Sobre “Derechos Humanos,” la Convención de Derechos Humanos de la ONU de1966 describe que el Estado debe garantizar a sus ciudadanos el “derecho al trabajo”.

    Pero solamente en una sociedad socialista puede llevarse a cabo este derecho, puede ser abolido el desempleo (como lo fue en la Unión Soviética durante la época de Stalin). Una sociedad capitalista requiere lo que Marx llamaba “un ejército industrial de reserva” para que ésta pueda hacer el trabajo disponible a corto plazo en tiempos de crisis.

    Por lo tanto, que un país socialista prohiba actividades políticas destinadas a restaurar el capitalismo es totalmente compatible con la Convención de Derechos Humanos de las Naciones Unidas.

    De hecho, hablar de derechos humanos es, en la mayoría de los casos, simplemente un arma de propaganda dirigida contra el socialismo. A los ojos de Lombard Street y Wall Street , una corrupta “república bananera” de América Central que envía escuadrones de la muerte cada noche para matar a los niños sin hogar, a fin de mantener las calles ordenadas por el turismo, actúa como un “país libre”, ya que permite la libertad de inversión.

    Los traidores soviéticos del socialismo iniciaron su ataque en el XX Congreso del Partido Comunista, en febrero de 1956, al acusar a Stalin de generar un “culto a la personalidad” a su alrededor.

    De hecho, en la época de Stalin, existía tal culto a la personalidad de Stalin, pero este fue ridiculizado y rechazado por el propio Stalin.

    Por ejemplo, cuando en febrero de 1938 alguien quiso publicar un libro titulado “Historias de la niñez de Stalin“, este escribió:

    “Estoy absolutamente en contra de la publicación de  “Historias de la niñez de Stalin“.

    El libro abunda en una masa de inexactitudes de hecho, de alteraciones, de exageraciones y de alabanzas inmerecidas.

    Pero… lo importante reside en el hecho de que el libro muestra una tendencia a grabar en las mentes de los niños soviéticos (y de la gente en general) el culto a la personalidad de los lideres, de los héroes infalibles. Esto es peligroso y perjudicial…  sugiero que quememos este libro“.

    Había, de hecho, un culto a la personalidad en torno a Stalin. Un dirigente comunista gritó en el XVIII Congreso del Partido Comunista de marzo 1939:

    “El pueblo ucraniano proclama con todo su corazón y su alma: “¡Larga vida a nuestro querido Stalin!“.

    “¡Larga vida al mayor genio de toda la humanidad… nuestro amado camarada Stalin!“.

    ¡El que gritaba era Nikita Khrushchev!

    Fue también Khrushchev el que acuñó el término “stalinismo” y comenzó a llamar a Stalin “vozhd”, el equivalente en ruso al alemán “Führer”, líder.

    En otras palabras, el “culto a la personalidad” en torno a Stalin no fue creado por Stalin y por aquellos que realmente lo apoyaban, sino por sus opositores políticos para tacharlo después de dictador megalómano.

    Incluso Stalin no tenía el poder de detener estas supuestas manifestaciones de “lealtad” y “patriotismo”. Pero Stalin no era tonto y sabía que sus motivos eran, como dijo el escritor alemán Lion Feauchtwanger en 1937, “para desprestigiarlo” en el futuro.

    Por lo tanto, el culto a la personalidad que rodea a Stalin era contrario a sus propios deseos y el hecho de que esto se haya demostrado en los últimos años de la vida de Stalin -lejos de tener cualquier poder dictatorial- procede de una minoría dentro de la dirección soviética.

    Esto explica muchos hechos extraños:

    Por ejemplo,

    Que después de 1927, Stalin dejara de estar activo en la Internacional Comunista.

    Que las obras de Stalin, a pesar de estar incompletas, dejaran de ser publicadas en la Unión Soviética en 1949, tres años antes de su muerte.

    Que, en términos de práctica a largo plazo, Stalin -a pesar de ser Secretario General del Partido Comunista y estar en buen estado de salud- no se haya presentado al informe del XIX Congreso del Partido Comunista en 1952.

    Permítanme volver a la pregunta sobre el supuesto “fracaso del socialismo”.

    En un intento por evitar la construcción del Socialismo, en 1918, el nuevo Estado fue atacado por las fuerzas armadas de Gran Bretaña, Francia, Polonia y Japón. Pero, aunque el nuevo Estado soviético no tenía en ese momento ni ejército ni fuerzas militares experimentadas, la guerra de intervención de cinco años terminó con la victoria de los soviéticos.

    Los opositores del socialismo aprendieron una lección importante por sus derrotas, a saber, que es muy poco probable que el socialismo sea destruido por un ataque directo, sino sólo desde dentro, es decir, por agentes haciéndose pasar por socialistas, trabajando duro en el Partido Comunista para llegar a lugares de influencia y entonces, en nombre de la “modernización” del Socialismo, utilizar esta influencia para dividir el Partido en líneas políticas que minen el socialismo y destruyan gradualmente el apoyo del pueblo trabajador al Partido.

    Esto es lo que los marxistas llaman revisionismo, porque mientras se revisa el marxismo de formas perjudiciales, presume de estar simplemente “modernizándolo”.

    Jruschov se convirtió en el líder del Partido Comunista soviético poco después de la muerte de Stalin en 1953, pero fue sólo en 1956, tres años después, cuando él se sintió seguro de atacar abiertamente a Stalin, y sólo en un mitin secreto que nunca fue publicado en Unión Soviética hasta varios años más tarde.

    El ataque contra Stalin fue un preludio necesario para un ataque al programa (y al cambio) para la construcción del socialismo propuesto por Stalin.

    Una de las acusaciones comúnmente formuladas contra Stalin, es que mientras estaba en el cargo de Secretario General del Partido, muchas personas inocentes fueron falsamente encarceladas por acciones contrarrevolucionarias. Esta afirmación, a diferencia de la mayoría de las demás, es cierta. Entre 1934 y 1938, el puesto de Comisario del Pueblo para Asuntos Internos -a cargo de la seguridad- fue ocupado sucesivamente por Genrikh Yagoda y Yezhov Nikolai. En el juicio público a Yagoda en 1938, este describió a la corte cómo usó su autoridad al servicio de la conspiración, para proteger a sus compañeros conspiradores de la prisión, pero arrestando a comunistas fieles bajo falsas acusaciones.

    Fue Stalin quien, sospechando que algo estaba terriblemente mal, cambió su secretaría personal a Aleksandr Poskrebíshev, para investigar lo que estaba sucediendo en la NKVD.

    Fue por el resultado de esas investigaciones que Yagoda y Yezhov fueron despedidos y detenidos, que todos los presuntos casos de delitos políticos fueron reinvestigados y miles de errores por parte de la justicia fueron corregidos.

    Este tema fue más responsable que cualquier otra cosa de la producción de bibliotecas enteras de acusaciones contra Stalin, que lo acusaban de asesinato en masa.

    Con cada edición de libros como el de Robert Conquest titulado “El Gran Terror“, su estimación de las “víctimas” de Stalin se elevó de varios millones hasta el ridículo. Cuando, después de que la contrarrevolución estuviese completada, Boris Yeltsin publicó cifras oficiales de los prisioneros soviéticos, resultó que llegaron a ser menos numerosos que en los Estados Unidos y la prensa mundial se quedó extrañamente callada.

    Fue a Leonid Brezhnev -quien sucedió a Jrushchov como Secretario General del Partido en 1964- quien cayó en la deshonra de ser el verdadero desmantelador del Socialismo. Acerca de las “reformas económicas” de Brezhnev, traídas bajo el disfraz de “descentralización”, se realizaron acciones para sustituir la planificación centralizada, que es uno de las bases del socialismo, mediante la regulación de la producción por el afán de lucro, que es una de las bases del capitalismo.

    A partir de ahí, todo fue hacia abajo.

    Lo que fue abolido, junto con la Unión Soviética en 1991, prácticamente sin oposición, no fue el socialismo, sino una forma particularmente corrupta y no democrática de capitalismo similar al fascismo.

    Hoy, gracias a los falsos comunistas como Jruschov, Brezhnev y Gorbachov, la antes unida Unión Soviética está dividida en una serie de principados rivales, a menudo en guerra entre sí, ya que están en bancarrota.

    Pero se nos dice que los pueblos de la antigua Unión Soviética son ahora “libres”.

    Libres para estar desempleados, y si tienen suerte suficiente como para conseguir un empleo, libres para pasar unos meses sin salarios porque los bancos de sus jefes cerraron.

    Libres para comprar coches Rolls-Royce si son millonarios de la Mafia.

    Libres para beber agua contaminada.

    Libres para mendigar en cualquier lado de la calle por el equivalente de unas monedas.

    ¡No debería ser ninguna sorpresa que en los noticiarios rusos de hoy veamos a personas que protestan llevando el retrato de Stalin! Para los que protestan, el retrato de Stalin simboliza el socialismo del cual ello fueron temporalmente privados.

    Si, entonces, la gente me llama “stalinista” -como a veces lo hacen- lo tomo como un cumplido, aun siendo inmerecido.

    Honro a Stalin como una gran figura progresista que luchó toda su vida para acabar con el sistema capitalista e imperialista que es la causa de cada año de miseria y muerte de innumerables hombres, mujeres y niños, especialmente en el mundo neo-colonial.

    Honro a Stalin como una persona que luchó toda su vida por la causa más grande en el mundo: La Liberación de la Humanidad.
       

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